☀️Capítulo 25: "Toques de fuego"☀️
"Luces tan hermoso, es como si fueras un ángel."
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Hacer sorpresas improvisadas a último minuto no es algo de lo que estoy realmente acostumbrado.
Habían pasado alrededor de diez minutos desde que el sonido de la ducha se empezó a escuchar en el baño, sin embargo yo estaba aquí parado en medio de la sala sin saber por donde comenzar para salvar lo que queda de la noche. Sabía que la había cagado con Jimin hace un rato, que me había lanzado a un hueco sin fondo al hablar de sexo con él. Nuestra cercanía se cortó tan drásticamente, como una navaja en medio de nosotros, sólo porque le dije que esta vez no era una buena idea continuar con las sesiones de manoseos y besos ardientes.
Ahora me tocaba enmendar mi metedura de pata.
Casi quise golpearme la cabeza contra la pared al ver la mirada asustadiza de Jimin, y el que huyera de mí fue como un fuerte golpe en el estómago. Joder. Quería que desconectara de todo lo malo que había pasado estos últimos días, quería que se olvidara del ataque y de esa escoria, que esperaba Yoongi estuviera haciendo todo lo posible para mantenerlo entre las rejas hasta podrirse en ellas. Quería hacer sonreír a mi Jimin, quería que se sintiera seguro a mi lado. Para eso lo había traído aquí. Para que se olvidara de todo, para hacerlo feliz aunque sea en este corto tiempo hasta que regresemos a la realidad que nos espera en la ciudad. Y aquí estaba yo, cagándola hasta el fondo. Bien hecho Jeon Jungkook, buen trabajo.
Soy un imbécil, un tonto imbécil que se siente completamente perdido por ese omega hermoso y de mirada apasionada.
Pensando qué hacer para enmendar mi error y crear de nuestra velada algo digno para mi omega, me puse a inflar el colchón y recoger las cosas que traje una por una, con calma. No tenía planificada en lo absoluto esta sorpresa, pero al menos podía improvisar hasta que Jimin saliera del baño y me deslumbrara con su presencia. Sólo esperaba que estuviera más tranquilo y me dejara explicar mejor mi estupidez.
Entre esos pensamientos paso el tiempo hasta que asiento satisfecho viendo los últimos detalles de lo que preparé para Jimin; el colchón ya está listo con las colchas y sábanas bien colocadas encima, el proyector que traje también está en su sitio, lo había traído por si lo necesitaba en algún momento y ahora me daba palmadas mentales de agradecimiento por haberlo empacado. Las luces tenues de las lámparas de la salita le deban ese toque de calor al ambiente que quería brindarle a mi tesoro y el aire tibio agradaba de buena manera.
Todo estaba listo y en orden, sólo faltaba que Jimin saliera de la ducha para que se uniera a mí en nuestra cita nocturna. Tenía en mente una noche perfecta para mi chico perfecto. Pero al recordar su huida hacia el baño después de que casi pierdo el control con él, hace que mi pecho se comprima y los nervios ataquen mis entrañas, otra vez. Incluso mi alfa gruñe en desaprobación por haber cometido tal falta.
Excelente.
Negando con la cabeza me dejo caer en el sofá y cierro los ojos. El sonido de la ducha sigue en marcha, haciendo eco en el silencio de la habitación. Mi teléfono vibra dentro de mi bolsillo y a regañadientes lo saco para ver quién me está escribiendo a estas horas, seguro estoy de que es Yoongi para avisarme de cualquier avance en el caso de ese criminal, o Nam para saber cómo estábamos.
No estaba equivocado, era un mensaje de Namjoon.
"Espero hayas tomado la decisión correcta."
El aire dentro de mis pulmones se tensa y mi pulso palpita desenfrenado. Leo la oración más de tres veces antes de responder con un simple: "Lo hice". Porque sí, jodidamente hice la decisión correcta en pedirle a Jimin que fuera mi omega. Sé que tengo muchas cosas que debo resolver, problemas internos que debo de curar. Pero aún así, Jimin es mi pareja, la persona que la luna destinó para mí. Y mátenme si alguna vez me retracto de la decisión de unirme a él. Maldita sea, lo quería, siento por ese omega hermoso lo que pensé nunca sentiría jamás. Literalmente vino cuando menos lo esperé, llagando a iluminar mi vida con su bella sonrisa y ojos deslumbrantes. No lo esperaba, en lo absoluto, y creo que eso es lo más cautivante de esta historia, porque es cierto que las estrellas no se estrellan por azar, y Jimin, mi tesoro, cayó frente a mí para jamás irse, para meterse bien dentro de mi piel y dejarme completamente embelesado por él. Supe escuchar al destino, tarde, pero lo hice, y ahora quería dar todos los siguientes pasos a su lado hasta ver hacia dónde nos llevará el camino.
No pasó mucho tiempo antes de que otro mensaje llegara.
"Cuida a Jimin, y escucha a tu lobo interior. Él no es como YooRa, Jk"
Fue entonces dónde la pesadez en mi estómago disipó. Nam tiene razón, Jimin no es para nada parecido a YooRa.
Park Jimin saca lo mejor de mí, cuando con YooRa hizo todo lo contrario.
Niego con la cabeza. Ni siquiera mi noviazgo con ella se asemeja a lo que tengo con Jimin. Es ilógico compararlos, tampoco quería hacerlo, sería una completa falta de respeto hacia la relación que estamos construyendo. Creía que estaba enamorado de YooRa, creía que era la persona correcta para mí; el tiempo me demostró completamente lo contrario y ahora entendía y agradecía que todo fuera de manera diferente.
Nam siempre me decía que las cosas pasan por una razón, no podía estar más de acuerdo con él.
La ducha dejó de escucharse de repente y lentamente me puse de pie en un largo suspiro, echo una última mirada a lo que había preparado mientras camino para encontrarme de nuevo con mi novio. Cinco minutos, seis, no llevaba la cuenta de cuánto tiempo estuve parado frente a la puerta del baño donde Jimin había desaparecido, allí con el teléfono en mano y el mensaje de Namjoon todavía parpadeando en la pantalla, lo guardé y sacudí mis manos, los nervios haciéndose más sólidos.
Bueno, aquí vamos. Estaba listo para enfrentar mis consecuencias y tener una mejor conversación con Jimin al respecto, llegar a un acuerdo mutuo de lo que deseamos y lo que no, quiero complacerlo en todo, brindarle plena confianza; pero nada me preparó para la avalancha de feromonas que me golpeó una vez que Jimin abrió la puerta del baño, noqueándome con su delicioso aroma esparcido por todos lados. Casi caigo de culo contra el suelo. Tuve que aguantar la respiración, dar cinco pasos hacia atrás y controlar a duras penas al feroz alfa que habita dentro de mí.
¡Joder, joder y más joder!
Esto me estaba volviendo loco, estaba cortando el hilo fino que mantenía retenida mi poca cordura.
–Kook...
Mis fosas nasales se abren y cierran en respiraciones fuertes y entrecortadas. Mi cuerpo sintiéndose caliente al instante, llevando oleadas de electricidad a cada célula de mi cuerpo. El suelo se mueve bajo mis pies al escuchar el susurro de mi nombre en sus labios.
Jimin está ahí junto al vapor caliente que sale del baño, más hermoso y ardiente que nunca, con su flequillo húmedo cayendo sobre su frente, con ojos vibrantes junto a sus mejillas y cuello completamente sonrojados; y vistiendo nada más que uno de mis sudaderas cubriéndole sólo hasta la mitad de sus muslos desnudos. Ya lo había visto antes así, pero esta vez se sentía diferente. Él se veía diferente.
Santa Luna. Necesitaba salir de aquí antes de que me abalanzara sobre él y lo reclamara de la forma más animal posible. Necesitaba domar a mi alfa si no quería cometer una locura de la cual sabía me iba a arrepentir.
–Yo...creo que necesito estar fuera unos minutos.
A tropezones salgo de ahí, sin mirar atrás y cerrando la puerta de un tirón. El olor del salitre y el sereno disipan un poco el ardor de mi cuerpo, pero la visión de Jimin quedó grabada en mis retinas y su rico olor clavado en mi olfato, estaban haciendo añicos mi mente, enloqueciendo los latidos de mi corazón. Intento tomar lentas respiraciones, contando cada una de ellas hasta que me siento más tranquilo y puedo pensar mejor. El intenso olor a feromonas que Jimin desprendía, su mirada dilatada y su piel claramente enrojecida sólo me llevaban a una conclusión y temía que fuera cierta.
¡Maldito infierno!
Jimin no podía entrar en celo ahora, no cuando estábamos lejos de Seúl y no tenía nada para proporcionarle en sus días de calor. No estaba seguro de estar preparado para pasar su ciclo con él, no sin antes haber hablado sobre ello y haber llegado a un acuerdo consensuado donde ambos tomaríamos tal responsabilidad, sea en mis días o en los suyos. No soy un asqueroso salvaje que se aprovecha de estas situaciones, no, mi madre me enseñó valores y yo siempre había sido fiel a sus enseñanzas, me enorgullecía ser quien soy gracias a ella. Pero esto me ha tomado como una maldita sorpresa, no sabía cómo volvería a entrar y enfrentarme a él sin dar un paso en falso. Todo estaba tan jodido ahora. Incluso la sorpresa que hice quedó tirada de lado.
Mierda.
Sin demorar más tomé mi teléfono y marqué el número de la persona que podría ayudarme con esta situación. Gracias al cielo no tardó en responder.
–¿Jeon?–la ronca voz de Yoongi zumbó en mi oído–¿Pasó algo, te pudiste declarar por fin o...
–Hyung–lo corto, bajando rápidamente las escaleras–, necesito tu ayuda.
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Hablar con Yoongi aclaró un poco mi incertidumbre, también me ayudó a establecer el plan al que ahora me aferraba mientras caminaba de vuelta a la casa. Si esto no funcionaba, entonces me declaraba completamente condenado a una noche llena de desvelo y guardia. Cuidaría de mi omega de cualquier cosa, pero tampoco lo tocaría si no estaba bajo su propio juicio.
Contando hasta diez espero hasta abrir la puerta, pero grande fue mi asombro cuando encuentro algunas ventanas media abiertas, las feromonas menos intensas y a Jimin acurrucado con las mantas en medio de la cama. En cuanto me notó se incorporó y parpadeó varias veces hacia mí y a la pequeña bolsa que tenía estrangulada en mis manos. No decía nada, solamente observaba.
–Yo–me aclaro la garganta y arrasco mi nuca sin saber qué diablos decir–, te traje esto.
Camino hacia él guardando mi distancia y dejo frente a él las cosas que le compré. Jimin lo mira detalladamente, sigue callado hasta que sus ojos mieles caen en los míos dejándome sin respiración.
–¿Qué es?
–Es–mierda y más mierda–...son cosas que te pueden ayudar.
Sin decir más abre la bolsa y ve su contenido. La mirada que me regala después de eso no tiene precio.
–Son supresores y...–saca el pequeño juguete que Yoongi me afirmó iba a ser bueno para él, ahora no estaba seguro de eso. Su rostro podría explotar de lo rojo que está– ¿Esto es un vibrador?
Que me jodan.
Sólo a mí se me ocurre hacerle caso a Yoongi en estas cosas, le pedí ayuda para supresores de omegas machos, no de malditos juguetes; pero heme aquí, haciendo de estúpido pervertido frente a la persona que más quiero porque me dejé llevar por el consejo de mi jodido primo. No me malinterpreten, sabía cómo pasaban los celos los omegas, sabía de sus necesidades y antojos, pero nunca había pasado uno con un omega macho, no sabía con exactitud qué medicamentos tomaban, estaba perdiendo el juicio por no saber qué hacer. Pensé que Yoongi me era de ayuda cuando corrí a esa tienda de conveniencia para comprar las cosas y para que me dijera que hacer en caso de que las cosas subieran de nivel, ahora quería matarlo por darme semejante idea.
–¿Sí?–digo cómo un tonto, luego gruño y me despeino el pelo desesperado–Perdóname, Jimin, lo siento. No sabía que más hacer, estas entrando en celo y yo...
–¿Qué?
–Que estás entrando en celo y yo no sabía que hacer y...
Su risa me detiene abruptamente, tan melodiosa como desconcertante. Ladeo la cabeza viéndolo tomarse del estómago sin dejar de reír. Mi mente se queda en blanco.
–Oh, Kook–sonríe mordiendo su labio inferior–. Eres tan tierno, pero creo que te has llevado la idea equivocada.
Resoplo, no podía creer lo que estaba escuchando. Estoy a punto de volar mi cabeza.
–¿Qué?
Jimin vuelve a reír y palmea el lado vacío en el colchón.
–Ven, estás muy lejos–receloso me acerco y me siento a su lado, sintiendo la suavidad de la palma de su mano cuando se posa sobre la mía–. No estoy entrando en celo, Kook.
Era mi turno de parpadear, confundido. Mi ceño frunciéndose lentamente.
–Jimin, pero tus feromonas y tu...
Me calla dejando un suave beso sobre mis labios, no se aleja hasta que siente que me relajo contra él y le devuelvo el contacto con ganas. Sorprendiéndome una vez más esta noche se sube sobre mi regazo y me rodea el cuello con sus brazos, le gusta esa posición y lo dejo, pegándolo más a mi pecho. Su nariz rozando la mía cuando se separa.
–Mi celo no llega hasta dentro de dos meses–susurra contra mis labios–, pero agradezco mucho tu preocupación y por haber comprado esas cosas para mi cuidado, es muy dulce de tu parte.
Sus ojos se cierran y ronronea cuando acaricio a lo largo de su espalda, deteniéndome en su cintura donde doy un ligero apretón.
–Entonces, ¿por qué tú aroma estaba tan fuerte? Olí feromonas de excitación, estoy seguro–sus mejillas se cubren de rojo cuando abre los ojos y aparta su mirada de la mía. Oh no, no iba a permitir que la timidez no lo dejara hablar. Tomado su mentón lo hago mirarme de nuevo, pero agacha su vista hacia mi cuello–. Mírame, cariño–toma su tiempo, pero termina obedeciendo–. Sabes que puedes confiar en mí, que puedes decirme cualquier cosa.
–Bueno...sobre eso, yo...–su sonrojo aumenta viéndose más tierno si eso es posible–. Estaba pensando en lo que me dijiste hace un rato.
Frunzo el ceño, sin recordar que dije exactamente. Luego la bomba cae sobre mí como un cántaro de agua fría dejándome con el aire estancado en los pulmones.
–Lo siento si dije algo que te incomodó antes. Sé que hablar de sexo es complicado para ti, así que yo...
–No–me calló con otro beso, sus irises dulces llameando mi corazón –. Escúchame, por favor. Lo que pasó antes no es tu culpa. Entiendo que pienses que no estoy listo para eso, pero Kook, lo estoy. Quiero ir más allá contigo, hacer todas esas cosas especiales que hacen las parejas, quiero entregarme a ti...pero no supe cómo decírtelo y huí, perdóname por ser tan tonto.
–Oh, tesoro–todo mi interior se derritió por este omega. El alivio menguando los miedos–. No eres tonto, eres lo más hermoso que me ha pasado en la vida.
Sus labios se curvaron en una tierna sonrisa que despertó a los insectos raros en mi estómago. Seguí acariciando su espalda mientras Jimin jugaba con los cabellos de mi nuca, seguía rozando nuestras narices, sus labios casi chocando con los míos.
–Entonces, ¿podemos tener más?
–Podemos tener todos lo que tú quieras.–suelto sin dudar porque es la verdad.
Sus pupilas se dilatan llenándose de vivacidad cuando susurra contra mi boca:
–Que bien, porque quiero que me hagas el amor.
Dejo salir el padre de los suspiros y lo miro fijamente, buscando en su rostro alguna falsa alarma o arrepentimiento de por medio. No encontré nada, sólo su mirada decidida y piel enrojecida.
–¿Estás seguro de lo que me estás pidiendo?–pregunto como estúpido, sintiendo el calor de mi cuerpo despertar bajo el suyo.
No responde, simplemente toma mis manos y las lleva sobre su trasero levantando la sudadera. El gruñido animal que sale de mi garganta al sentir su piel desnuda contra mi palma arrasa con todo mi deseo de mantenerme a raya. Trago duro, tratando de contenerme y no mirarlo como un descarado, no pude evitar el escalofrío cálido y gutural que se deslizó por mi columna vertebral. Estaba desnudo de cintura para abajo. Santa mierda, ¿cómo jodidos no me di cuenta antes?
–¿Esto te hace pensar que no estoy seguro?–ronronea y lo pierdo.
Lo tomo de la nuca y estallo su boca contra la mía en un beso demandante, lleno de deseo. Su lengua choca con la mía y la chupo haciéndolo gemir como tanto me gusta. Aprieto sus nalgas, amasándolas y pegándolo más, exigiendo más. Sus manos no dejan de despeinarme y sus labios se sienten como las cerezas más sabrosas de la tierra. Su erección golpeaba contra mi estómago necesitada, goteante. En el aire se palpaba el olor de nuestra excitación y placer, ambos aromas mezclados creando el mejor de los perfumes.
–Kook, por favor–pide moviendo sus caderas, tan fuera de sí, tan bello, tan perfecto–. Necesito...
–¿Qué necesitas?–gime de nuevo cuando subo una mano por su pecho, la sudadera estorba a estas alturas, y acaricio sus pezones erectos–Dime qué necesitas, tesoro.
–Y-yo, quiero lo que sea contigo, te quiero a ti.
No tenía que decir más porque yo iba a complacer todo lo que esa boquita pidiera.
Lo agarré por las caderas y nos giré poniéndolo debajo de mí, su jadeo sorpresa queda estacando en mi boca cuando lo vuelvo a besar. Saco de su cuerpo esa sudadera que me impedía verlo por completo, arrodillándome frente a él para apreciarlo como tanto había deseado. La vista que me da alborota mi desesperado corazón y hace aullar a mi lobo de excitación. Un rico rubor colorea su rostro y pecho, la piel blanquecina y sin mancha se veía tan suave que moría por marcarla con mis besos y caricias. El amuleto alrededor de su cuello, brillando como él. Esos pezones marrones, tan exquisitos. Sus piernas gruesas, bien definidas, sus caderas marcadas y anchas. Su diminuta cintura, su cabello desordenado, la belleza de su rostro, todo él. Lunas, me correría con nada más verlo así.
Jimin es un ángel, el ángel que vino a poner mi mundo de cabeza y darle sentido a mi vida. Ahora estaba aquí, desnudo sobre el colchón, entregándose a mí, confiándome su cuerpo. Me sentía el puto alfa más afortunado del universo por tenerlo y se lo dejaría saber.
–Eres tan hermoso–besé su cadera–. Eres tan maravillo–besé su vientre, su pecho, a lo largo de su clavícula y el punto dulce de cuello hasta reclamar su boca–. Y eres todo mío.
–Jungkook.–lloriquea mientras paso mis dedos por el interior de sus muslos, sin ir más allá todavía.
Bajo de nuevo por su cuerpo, lento, como el lobo que soy listo para comerse a su conejito. Jimin respira entrecortado cuando envuelvo sus piernas alrededor de mis hombros y me detengo en su polla rosada, tan bonita; respiro sobre ella y tarareo cuando se estremece. Lo miré pidiendo autorización, siempre poniendo la seguridad de mi omega por encima de mi placer, quería que se sintiera bien y a gusto conmigo, que sintiera la confianza de que pararía si desea que lo haga. Su pecho bajaba y subía en respiraciones rápidas, sus labios se abren buscando aire, esa fue mi señal para llevarlo a mi boca sin dejar de mirarlo a los ojos. Él no es tan grande, es perfecto para su complexión omega y para mi boca. Lo saboreo a mi antojo, deleitándome en los soniditos que hace cada vez que chupo más fuerte, cada vez que juego con mi lengua en su rajadura llena de líquido pre-seminal, cada vez que bajaba y subía mi cabeza a lo largo ahuecando mis mejillas, masajeando sus testículos en el proceso.
–¡Ah, Kook! No puedo más.–sollozó, sus ojos rodando hacia el cielo.
–Vente para mí, bebé.–susurré sobre él y eso fue todo. Sus manos alaron de mi cabello y su espalda se arqueó cuando se corrió conmigo todavía degustando de él. Tiras y tiras de liberación llenaron mi garganta.
Mmm, delicioso.
Me relamí los labios delante de su mirada dilatada hasta que sus manos jalaron de mi camisa para que pudiera besarlo. Lo volví a complacer, dándole lo que necesitaba, probándose a sí mismo en mi lengua. Pronto comenzó a desabotonar mi camisa, luchando por sacar los botones sin dejar de besarme, sonrío alejándome de él para encontrármelo con sus cejas ceñudas y un puchero en sus hinchados labios.
–Estás muy vestido todavía–dijo bajito, su respiración hecha un desastre, sus manos temblando–, eso no es justo.
Río más fuerte y me incorporo desabrochando cada botón con lentitud, uno por uno, burlándome de su cordura. Jimin pierde la paciencia porque gruñe y rompe los botones faltantes dejándome perplejo, él también lo está por segundos, luego zafa el de mi pantalón y me mira con tanto ardor y ternura en sus pupilas que me quedo sin aliento.
–Quiero verte.
Lo dejo quitarme la camisa sin quejas ni pretextos, recorre con su mirada cada parte de piel expuesta para él y dibuja pequeñas llamas con cada toque que dejan sus dedos sobre mí. Observa cada tatuaje de mi brazo, besa cada músculo de mi pecho, abdominales, omoplatos, espalda y hombros llevándome a la locura. Esta vez es Jimin quien se toma su tiempo en explorarme, en conocerme. Estaba duro como una roca, me dolía la polla por tenerla tanto tiempo retenida dentro de los vaqueros, pero podía esperar, iría al ritmo de mi Jimin. Cierro los ojos disfrutando de su cariño, de sus manos tiernas sobre mí. Besos cortos son dejados en mis párpados, mejillas, frente, mandíbula y por último mis labios. Me siento tan querido, tan amado en sus manos, que mi alma canta en mi interior y mi alfa se llena gozo. Abro mis ojos entrecerrándolos cuando vuelve a intentar bajarme el pantalón, sonrío ladino poniéndome de pie y sacando mis pantalones junto a la ropa interior de un tirón, sacudiéndolos fuera de mí.
El jadeo que escucho a continuación hace que mi corazón se alarme. El rostro asustado de Jimin hace que mi estómago se hunda y la preocupación abunde. Su respiración se hace más fuerte no en el buen sentido y sus ojitos se ven abatidos, brillaban de terror.
–Bebé, ¿qué pasa?–corrí hacia él, acariciando sus mejillas.
–E-es que yo, lo de antes fue tan maravilloso y...t-tú, wow, pero luego te vi y tú eres demasiado grande y yo..–su divagación me parece tierna, pero vuelve a ver mi entrepierna bien despierta y esconde su rostro en mi cuello soltando un sollozo–. Perdón, es sólo que ahora estoy asustado.
No pude evitar sonreír comprensivo, besando su cabeza y envolviéndolo en mis brazos. Esta era su primera vez, primera vez que estaba siendo entregada a mí. Es normal que tenga este tipo de reacción, lo entendía y muy en el fondo la esperaba. Más cuando conozco por lo qué pasó, lo que imagino pueda pasar por su mente en estos momentos. Suspirando decidí calmarlo un poco.
–Está bien, cariño, no tenemos por qué seguir ahora mismo. Tenemos tiempo para eso y...
–¡No!–dice rotundo, sorbe su nariz volviendo a mirarme–. Quiero seguir, lo deseo tanto. Entré en pánico, pero quiero seguir...por favor.
Que me suplique así sólo hace que caiga más por él, que desee cuidarlo, quererlo con todo lo que soy. Pero Jimin estaba tenso ahora, y en sus ojos todavía se reflejaba el miedo, sus nervios habían vuelto a florecer. Si de verdad quería continuar tenía que hacer algo para que volviera a relajarse. Es entonces cuando algo hace click en mi cerebro y me alejo de él diciéndole que espere un segundo. Salgo de la cama y encuentro el proyector, al final si iba a tener la posibilidad de mostrarle mi sorpresa, sonrío por eso. Me acerco de nuevo a Jimin, quien me mira confundido y expectante, lo beso en la frente.
–Acuéstate de nuevo en la cama–Lo hace, colocándose de espaldas, su mirada en el techo mientras espera por mí, tocaba su amuleto en un acto nervioso. Tomo su mano, entrelazando nuestros dedos–. Disfruta de tu sorpresa, tesoro.
Enciendo el proyector y las estrellas artificiales se hicieron presentes en la habitación. Los ojitos de Jimin se iluminan viendo todas las constelaciones ahí presentes. Sonríe hacia mí y mi mundo se llena de vida.
–Esto es maravilloso, Kook.–dice, mirando embelesado las luces cósmicas.
–Lo es–dejo el proyector a un lado en el suelo y vuelvo a colocarme encima de Jimin sacándole un jadeo cuando me presionó contra él–. No dejes de ver las estrellas, sólo confía en mí.
Asintió y me dio luz verde para lo que deseaba hacer. No perdí tiempo, besé la punta de su nariz, sus labios y baje por su cuello, inhalando el dulce aroma de su cuerpo. Mis bolas a estas alturas no soportaban un minuto más sin tener alguna liberación, pero tenía que ser paciente, tenía que guiar a Jimin en el paso que vamos a dar. Bajando por su pecho llevo uno de sus pezones a mi boca, chupando y mordiendo, haciéndolo gemir con fuerza. Sonrío sobre su pecho. Funcionó, porque Jimin se relajó. Su cuerpo se convirtió en una masa caliente y exigente, su polla alzada, tan divinamente hermosa como lo es todo él. Bajo una mano hasta sus nalgas, apretándolas antes de ir en medio de ellas, encontrando su agujero ya latente y lubricado. Meto un dedo, tanteando, buscado en sus reacciones algún indicio de dolor. Recibí todo lo contrario, Jimin abre más las piernas.
–Estás tan listo para mí.–susurro contra su boca entreabierta, sumando un segundo dedo, moviéndolos más rápido dentro de él.
–Eso es porque...¡Ah! Me estuve tocando en el baño pensando en ti.
Oh, así que era por eso.
Mi sonrisa se extiende y mi lobo aúlla eufórico, muerdo juguetón su labio inferior.
–Bebé travieso.
A tientas busco en la cama la bolsa que compré, tomando el paquete de condones que también agregué por precaución. Ignoro el vibrador, tal vez lo usaríamos en otro momento. Abro uno con los dientes y me lo coloco a la velocidad de la luz, mi polla pedía a gritos que hiciera algo por ella sino explotaría. Jimin sigue viendo las estrellas cómo le pedí, ni siquiera me miró cuando abrí más sus piernas y me coloqué entre ellas. Sus ojos caen de nuevo en los míos al sentirme presionar contra su agujero y entrelazo nuestros dedos encima de su cabeza. A estas alturas, ya estaba muriendo por estar dentro de él.
–Dime que esto es lo que quieres, bebé.–pedí desesperado, gotas de sudor bajaban por mi frente.
–Lo quiero–asiente, arqueándose contra mí–. Hazme tuyo.
Y con esas palabras me adentro en él, despacio, traspasando ese aro de músculos que me abrazan dándome la bienvenida. Apretado, caliente y resbaladizo, simplemente perfecto. El puto cielo. Me contengo todo lo que puedo antes de arremeter duro contra él, tenía que ir lento, con calma aunque me esté matando. Las comisuras de los ojos de Jimin se llenan de lágrimas, beso sus mejillas llamando su atención.
–¿Estás bien, cariño?
–Lo estoy, Kook–sus labios tiemblan–. Estoy tan feliz.
La tensión mengua en mis hombros y río. Lo beso con tanto sentimiento que mi corazón se hincha dentro del pecho. Entonces comienzo a moverme, marcando un ritmo pausado, sacando jadeos de su boca, chocando nuestras caderas. Susurrando en su oído palabras bonitas, entrando más profundo en su interior. Jimin no deja de retorcerse, de besarme, de acariciarme, de hablar palabras sin sentido.
Es jodidamente perfecto.
Juntos creamos la más hermosa de las danzas, cuerpos perlados por el sudor chocando a un ritmo desenfrenado. Caricias codiciosas que marcaban la melodía de nuestra pasión. Amuletos rosándose en cada movimiento. Estamos haciendo el amor y no quería que este momento acabara jamás.
–Ay, Lunas–gime–Jungkook, ¡Ahí! Justo ahí.
Alzo sus muslos contra mis caderas y arremeto con ganas contra ese punto que lo está volviendo loco. Pone los ojos en blanco cuando tomo su polla y empiezo a masturbarla al ritmo de mis embestidas. Me iba a correr pronto y quería que lo hiciera junto conmigo. Ahogo su grito con un beso desenfrenado, su lengua arde en la mía cuando se corre entre nosotros, eso fue todo para que me viniera fuerte dentro de él.
El paraíso se queda corto al sentir el éxtasis atravesarme como una bola de fuego. Las estrellas se quedan sin brillo ante la maravillosa luz que me ha regalado mi omega. Fue extraordinario, la mejor experiencia de mi vida al lado de la personas más extraordinaria que he conocido.
Y ahora Jimin es todo mío.
Y no podía estar más enamorado de él.
Me tenía, le había entregado mi corazón en bandeja de plata sin aceptar devoluciones.
Ruedo cayendo sobre el colchón trayendo a Jimin contra mi pecho, seguía dentro de él y no tenía intensiones de salir pronto. Su respiración es un desastre al igual que la mía, su cuerpo es como gelatina y su cabello está húmedo de tanto sudor. Ante mis ojos era lo más hermoso. Paso una mano por su espalda, abrazándolo.
–Te quiero–susurra contra mi pecho después de unos minutos haciendo malabares con mi corazón, me encuentro con su mirada llena de amor–. Te quiero mucho, Kook.
Y que me jodan porque si pensaba que este momento no podía ser más perfecto, ahora sabía que podía ser mucho mejor. Besándolo con el mismo amor que me regalaba, le dejo saber cuan loco me tenía.
–Yo también te quiero, tesoro.
Y justo ahí, en medio de la sala de la casa donde pasé parte de mi infancia, sobre un colchón inflable y la luna y constelaciones siendo testigos de nuestra unión; nos dejamos llevar por este sentimiento que nos envolvía y nos fundimos en el más profundo de los besos, agradecidos por tenernos el uno al otro.
☀️
Bueno, aquí estoy :D
Con una vergüenza que me está matando y mi corazón lleno de ansiedad después de escribir este capítulo. Para serles sincera esta fue la primera vez que escribía algo como esto y estoy que me muero!!!
Tenía tanta presión encima porque quería hacerlo bien, transmitir lo que deseaba para esta historia en una entrega bonita y única entre esta parejita. Pasé horas arrancándome los pelos y comiéndome las uñas, pero al final salió esto y así me quedé, lo logré, estoy contenta con mi trabajo y al mismo tiempo deseo seguir mejorando. daimneris y Saky_23 este capítulo es para ustedes, por animarme a escribirlo y jalarme las orejas cuando lo necesitaba.
Las quiero :,)
Sin más que decir, me despido y nos vemos en el siguiente capítulo.
<3
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