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🌙Capítulo 24: "Más de ti"🌙

¿Puedo detener el flujo del tiempo? ¿Puedo nadar en tu divinidad? Porque no pienso jamás dejar este lugar."
🌙

Al poco tiempo después, luego de la euforia del comienzo de nuestras nueva relación, Jungkook y yo regresamos a la casita donde vivió parte de su infancia. Eran aproximadamente las nueve de la noche y la ventisca fría que entraba por las ventanas erizaba nuestra piel. Habíamos traído abrigos para cubrirnos debido a que por esta zona costera siempre se sentía más fresco el clima, no importaba si el verano estaba a la vuelta de la esquina, el húmedo sereno se cernía sobre todo y todos sin dejar escapatoria.

–¿Pasaremos la noche aquí?–le pregunto a mi novio mientras me quito el pesado abrigo y lo dejo sobre el perchero de la entrada.

Novio. La simple mención de esa palabra hace que mis mejillas se sientan calientes y mi corazón se alborote. Porque sí, Jeon Jungkook ahora es mi novio y no hay nada en esta tierra que me haga más feliz que esa afirmación. Literalmente estaba volando en mi propia nube novena, lleno de alegría y anticipación por los pasos que daremos juntos a partir de ahora.

Mi alfa, mi novio, mi Kook.

La sonrisita bobalicona que se adueña de mis labios no desaparece de mi rostro aún cuando Jungkook camina hacia donde estoy y me dedica esa mirada llena de secretos y promesas. Lunas, no podía estar más enamorado de él, me tenía literalmente a sus pies.

–Sí–responde a mi pregunta acariciando mis antebrazos–, pero antes debo encender los interruptores para el agua caliente y traer algunas cosas que necesitaremos del auto. Espera aquí un momento.

Asiento despreocupado viendo como vuelve a salir, dejándome solo en la entrada de la casita. Me quito los zapatos acomodándolos en la zapatera al lado de la puerta y me entretengo caminando por el interior, deteniéndome en cada rincón que no me había fijado antes y cerrando las ventanas más grandes de la sala; paso mis dedos en la superficie de la meseta de la cocina y noto que se encuentra limpia, mi ceño se frunce ligeramente al darme cuenta de que este lugar se mantiene impecable, muy bien cuidado. Curioso abro la nevera, me encuentro con varios productos alimenticios, tomo algunos en mis manos y veo que están bastante frescos, incluso la alacena está bien surtida. Una bombilla se enciende dentro de mi cabeza maquinando con mil dudas, formando preguntas y buscando posibles respuestas. Para cuando Jungkook regresa con varias bolsas y mi mochila cargada en su espalda, trato de ser bastante sutil y esconder la mueca de confusión en mi rostro.

–Ya tengo todo, voy a ir llenando de aire el colchón inflable que traje y...

–Kook–lo interrumpo, ganándome una mirada interrogante de su parte–¿Cómo es posible que este lugar siga manteniendo todos los servicios? Quiero decir, si tú dejaste de vivir aquí y esta casa estaba vacía, ¿cómo es que se mantiene tan arreglada y limpia?–agito una caja de leche de banana haciendo que su vista caiga en ella, luego la vuelvo a poner en su lugar–. También hay bastante comida y en buen estado. ¿Alguien la renta o...

Jungkook ríe por lo bajo quitándose sus botas y dejándolas al lado de mis zapatillas blancas.

–Yo me ocupo de todo aquí, tesoro.

La arruga entre mis cejas se intensifica y ladeo mi cabeza mirando cada espacio que nos rodea, el sofá mediano en la sala junto a dos lamparas largas, la cocinita, donde me encuentro, todo con el equipamiento necesario incluido un baño al final. No hay más habitaciones. Si Kook y su madre dejaron de vivir aquí hace mucho tiempo, no se renta, y ahora él se encarga de este lugar como si fuera el dueño, sólo puede significar una cosa.

–¿Acaso este lugar te pertenece?

–Eso es correcto–confirma, comenzando a quitarse el abrigo–. Discúlpame, se me pasó contarte que este lugar pertenecía a una pareja de alfas, mis tíos, los cuales vivían en la planta baja. Ellos me lo heredaron.

Una ventisca entra por la ventana de la cocina haciéndome tiritar, la cierro suavemente y me abrazo a mí mismo sin dejar de mirar a Jungkook.

–¿De alfas?–cuestiono y Jungkook me mira con una ceja levantada–. Perdón, no quise sonar de esa manera, no tengo nada en contra, sólo me llama bastante la atención de que sean dos alfas emparejados cuando años atrás no era bien visto en nuestra sociedad.

Jeon simplemente sonríe y tiende su mano hacia mí, la tomo acercándome a su cálido cuerpo.

–Te entiendo, y sí, en esos tiempos ellos no eran muy bien recibidos en este pequeño pueblo pesquero ni en ningún otro lado, en realidad–el brillo en sus ojos decae, pero la sonrisa no abandona sus labios–. Aún así eso no impidió que continuaran juntos y demostraran su amor aún cuando las personas no lo aceptaran.

–Un amor valiente–las comisuras de mis labios se alzan en una pequeña sonrisa, no los conocía, pero admiraba a esos alfas que decidieron darle la espalda al mundo con tal de salvar su amor–. Cuéntame más de ellos.

–Sus nombres eran Chanyeol y Baekhyun, ellos ayudaron a mi madre a salir adelante aquí en Busan, le dieron techo y trabajo. Mamá estaba embarazada cuando llegó y en el pueblo no la trataron muy bien por su estado, no tenía a dónde ir tampoco, ellos la acogieron y le dieron toda la ayuda que pudieron.

Tarareo una respuesta pensativo, mientras comienzo a acomodar las cosas que trajo Jungkook, él hace lo mismo a mi lado.

–¿Qué más hacían?–saco el colchón desinflado de la bolsa–. ¿Trabajaban en la pesquería o algo así?

Kook sonrió negando con la cabeza, en sus manos sostenía un par de colchas.

–Tenían un negocio de frutas en el piso de abajo, mamá trabajó con ellos hasta que nos fuimos a Seúl. Creo que lo que más me costó fue despedirme de ellos, era un niño que quería quedarme trabajando en su tienda y ayudarlos–su sonrisa se pierde por unos segundos–; pero me prometieron que siempre nos mantendríamos en contacto y que nos visitarían a menudo. Cumplieron su promesa e incluso nos ayudaron a montar la cafetería. Ellos sabían que era el sueño de mamá y querían estar ahí para ella.

–Se escuchan como buenas personas.

–Lo eran. Los tíos Chan y Baek eran como padres para mí, y cuidaban a mi madre como si fuera su propia hermana. Incluso después de todo lo que pasamos con la enfermedad de mamá y su muerte, seguíamos siendo como una familia...hasta que cumplí los veinte.

Detengo mi trabajo de desenrollar el colchón y dirijo la mirada hacia Jungkook, me da la espalda mientras sigue sacando colchas de uno de las maletas, pero puedo notar perfectamente en la amargura de su voz, en sus hombros caídos y en su aroma que algo no está bien. El destello de la tristeza y el dolor no pasa desapercibido.

–¿Dónde están ellos ahora, Kook?–no creo estar seguro que querer saber esa respuesta.

Se gira hacia mí y me mira con su semblante caído, duda en hablar unos segundos, pero termina rindiéndose.

–No supe más de ellos hasta entonces, yo...antes estaba en una relación con una omega, a ella no le gustaba que me visitaran por el simple hecho de que fueran alfas emparejados–cierro fuerte los ojos, mi corazón se estruja al escucharlo, no entiendo cómo pudo dejar que esa bruja mandara en su vida hasta ese punto–...y pues, dejaron de venir a visitarme luego de que escucharan una discusión que tuve con ella sobre sus conductas y gustos antinaturales. Se despidieron rápidamente, decaídos, desde ese entonces perdimos comunicación y yo tampoco hice nada para saber cómo estaban de nuevo, me sentía avergonzado, era demasiado inmaduro, no sabía cómo darles la cara después de que mi pareja los hirió con comentarios absurdos y lastimeros. Pensé que estaban molestos conmigo desde ese día...hasta que hace tres años atrás me llegó una carta bajo sus nombres–tira las mantas a un lado y se deja caer en el sofá soltando un largo suspiro, me siento a su lado y tomo sus manos vendadas dándole un reconfortante apretón, él evita mirarme a la cara mientras continúa hablando–, esa carta más bien era un testamento junto con una nota donde Chan me informaba que se iba lejos y que el tío Baek había fallecido, también que me dejaban su tienda y esta casa a mi nombre. No podían tener cachorros, tampoco llegaron a adoptar, así que decidieron dejármelo todo porque me consideraban como un hijo.

Sus ojos conectan con los míos y mi estómago se encoge al ver su mirada tan apagada, no dudo ni un segundo en envolverlo en mis brazos, tratando de confortarlo en un abrazo que me corresponde al instante.

–Lo siento mucho.–musito contra su cuello, me abraza más fuerte.

–Yo...lamenté mucho no haber hecho algo por ayudarles, no sabía que Baek estaba gravemente enfermo, no sabía por lo que estaban pasando–se lamenta, me separo un poco de él para ver sus ojos cristalinos–. No haberme preocupado por cómo estaban es una de las cosas por las que me arrepiento y me arrepentiré siempre, no me despedí, no pude estar en su funeral y tampoco apoyé en su pérdida y dolor al tío Chan, quien es una de las personas más importantes de mi vida. Lamento una y mil veces haberme dejado guiar por los caprichos de mi pareja en esa época y perder a quienes fueron mi sustento desde que nací.

Del interior de mis entrañas brota una intensa rabia que no sé cómo logro calmar, si antes odiaba a YooRa, ahora lo hago mil veces más. Muy en el fondo soy consciente de que Jungkook también tiene culpa por dejarse manipular por ella, puedo ver en sus pupilas atormentadas su arrepentimiento e intento entenderlo porque sé que estaba enamorado de esa omega y que por amor muchos se vuelven completamente ciegos. Lamentablemente fue víctima de una relación donde la balanza sólo estaba dirigida hacia una persona, y no supo cómo sobrellevar sus decisiones egoístas.

Con esos pensamientos en mente y las ganas latentes de ayudarlo, me subo a horcajadas en su regazo sorprendiéndolo y limpio con mis besos algunas lágrimas que corrían por las mejillas de mi Kook, logrando calmar un poco su inquietud. No es la primera vez en el día que tomaba esta posición con él en este mismo sofá, pero me gustaba estar así de cerca a Jungkook cada vez que hablábamos algo importante o tan significativo. Y él tampoco parecía quejarse, más bien todo lo contrario.

–Puedo ver la tristeza que sientes por perder a estas personas que fueron importantes para ti, pero sería un hipócrita si no te dijera que no actuaste bien al dejarles de hablar por algo que se podía solucionar y, estoy muy seguro, Chan y Baek no te culpaban–hace el intento de replicar, pero lo callo con un corto beso en sus labios–. Sé que estabas en una relación donde tu pareja tenía ideas erróneas y trataba de convencerte con ellas, no intento justificarte, pero puedo darme cuenta de que te encontrabas en una situación donde debías escoger entre tu relación o tu familia...y tú, sin darte cuenta tal vez, tomaste la decisión equivocada.

Parpadea varias veces y baja la cabeza rehuyendo mi mirada. No se lo permito, tomo sus mejillas en mis manos y lo hago volver a mirarme, sus ojos brillantes me observan semejantes a los de un cervatillo.

–Lo siento.–sus palabras me sorprenden.

–¿Por qué te disculpas conmigo?

–Porque tienes razón, porque fui un cobarde–su voz sale ronca, dolida–. Porque fui un completo imbécil. En esos momentos estaba pasando una mala racha en la universidad y por una crisis en mi relación, todo era un problema, no nos poníamos de acuerdo casi nunca, nada parecía agradarle a YooRa–escuchar ese nombre por primera vez salir de los labios de Jungkook, hace que me estremezca de pies a cabeza y que mi omega gruña amenazante dentro de mi pecho. Él se da cuenta porque sus hombros caen y su ceño se frunce–. Sigo siendo un imbécil, ¿verdad?–hace una mueca dejando caer su nuca en el respaldo del sofá–. Te tengo frente a mí, en mis brazos, y te hablo de mi antigua pareja como si nada, debes de pensar que soy un novio terrible.

Lunas...¿en qué momento llegamos a este punto de la conversación?

Una cosa trajo a la otra, sin embargo, no dejo que nuestra intimidad se derrumbe a causa de una persona que no vale la pena ser mencionada. No dejaría que nuestro primer día de noviazgo fuera estropeado por esa omega. Este momento es sólo nuestro y terceros no son bienvenidos en nuestra relación; aún así, es la vida del alfa con el que voy a compartir mi futuro, saber todo del uno del otro forma parte de esta trayectoria. Ahora somos un pack, donde se incluyen las cosas que nos gusten y las que no, donde estarán en guerra nuestros defectos y virtudes. Puede que no me sienta de todo preparado para comenzar este camino a su lado, puede que Jungkook tampoco se haya soltado de sus fantasmas, pero de eso se trata el aprender a vivir y crecer juntos como un equipo; ver como el destino nos amolda para un futuro mejor y lleno de amor. Nuestra balanza comenzó a medirse desde el primer segundo que ambos decidimos dar este paso, desde que nuestros lobos se reconocieron formando un vínculo inquebrantable, creando una manada. Ahora es momento de empezar a dejar que nuestros corazones e instintos lobunos nos guíen en el camino.

Somos los dos trabajando juntos y yo tengo que poner de mi parte como él lo ha hecho al confiarme más de su historia y por entender el pasado de la mía. Quiero ser digno de él, tanto como lo es Jungkook para mí. Quiero cuidarlo, mimarlo, protegerlo, y sobre todo, amarlo. Porque de una cosa estoy totalmente claro, y es que amo con toda mi alma a Jeon Jungkook, mi corazón lo escogió a él. Y ese amor se lo demostraría cada segundo de mi vida, con todo lo que soy.

–No me molesta, Kook, al contrario.–sonrío acomodándome mejor en su regazo, él levanta su cabeza y aprovecho para rozar su nariz con la mía, estoy seguro de que puede ver la sinceridad en mi mirar–. Eso forma parte de tu pasado, parte de ti...y yo quiero conocer todo lo relacionado con mi alfa. A tu tiempo puedes contarme todo lo que quieras.

–Tú...–susurra contra mis labios, la mirada que me dedica arde como brotes de fuego en mi piel–. Soy el Alfa más afortunado del mundo por tenerte.

Mis mejillas casi explotan de lo rojas que deben de estar y mi corazón se regocija al escuchar sus palabras, porque el omega más afortunado de este mundo por tener a este alfa, soy yo. Le doy un último besito justo en la comisura dónde reposa el aro de su piercing, luego vuelvo a poner una corta distancia entre nosotros.

–¿Quieres seguir hablando de la relación que tuviste con YooRa?

–No.

Lo entiendo, y cuando esa espinita dentro de mí se decepciona por su negativa, la ignoro cuando sus brazos me encarcelan en un abrazo necesitado. Me aferro a él y dejo que me embriague de su aroma y afabilidad. Tampoco quiero forzarlo a contar algo que no le hace bien y que todavía lucha contra ello, sabía por experiencia propia que hay ocasiones donde es mejor no echarle limón a las heridas que intentamos sanar. Y YooRa para mi Kook, es una herida que todavía escuece en su corazón, a pesar de los avances que ha tenido a mi lado. Todavía no había cicatrizado por completo.

Mantiene su agarre firme en mi cintura comenzando a besar mis mejillas y mandíbula, haciéndome reír. Coloco mis manos en sus hombros para que deje de hacerme cosquillas con sus besos, se aleja y me observa con una ligera sonrisa en sus finos labios.

–Está bien, pero quiero que sepas que aquí estoy para escucharte. No miento cuando digo que quiero saber todo de ti, así como tú has querido saber más de mí. Quiero más de ti, Kook.

Jungkook deja salir un largo suspiro y asiente, su rostro mostrándose cansado pero envuelto en cariño.

–Te prometo que algún día te contaré. Yo también quiero darte más de mí.

Asentí, con mi órgano vital desbocado dentro de mi pecho y mi omega aullando agradecido. La confianza y la comunicación son pilares importantes para mantener firme una relación, y si a ellos tenía que sumarle la paciencia, pues no me importaría con tal de hacernos felices a ambos. A pesar de que no me vaya a gustar lo que tenga que contar, tenía que entender las razones de su silencio y esperar el momento en que decida dejarme entrar por completo en su corazón. Me hacía una idea bastante acertada después de que Namjoon habló conmigo hace un tiempo, pero el que Jungkook confíe en mí lo suficiente para contarme lo que realmente pasó es mucho más importante que lo que cualquier otra persona me pudiera haber dicho.

–Y yo estaré a tu lado para cuando llegue ese día. Tenemos todo el tiempo del mundo.

–Gracias, bebé.

Besa la punta de mi nariz y luego une nuestros labios en un beso cargado de tanto afecto y cariño que me derrito entre sus brazos. No dura mucho tiempo, sólo fue una simple caricia que llegó a lo más profundo de mi ser y me dejó con muchísimas ganas de más. Siento la vista pesada y mis pestañas moverse lentamente cuando abro mis ojos y veo el brillo intenso que transmite Jungkook con los suyos. La cadena de oro queda a la vista en su cuello y no dudo en pasar mi dedo a lo largo del amuleto hasta dar con el dije solar. Todavía me maravillaba de las cosas que podía hacer el destino. Me maravillaba mucho más que la inmensa conexión que ambos compartíamos.

Es simplemente increíble.

Esta vez soy yo quien se acerca para besarlo, saboreando sus labios con mi lengua y apresando entre mis dientes el piercing plateado. Nunca me cansaría de esto, nunca me cansaría de estar así a su lado. Me separo de Jungkook rompiendo el contacto con un pequeño chasquido húmedo, mis mejillas sintiéndose acaloradas. Cuando levanto la mirada me encuentro con el fuego de la suya, sus pupilas destilan en un cuarto de segundo antes de lanzarse y devorar mi boca, esta vez en un beso necesitado y lleno de tanta pasión que me cuesta un poco seguirle el ritmo en un principio. Su traviesa lengua entra sin permiso en mi boca cuando suelto un gemido sorpresa y juega con la mía exigiendo control, marcando un ritmo posesivo al que me dejo llevar sin protestar. Siento sus manos apretar la piel de mi cintura sobre la capa de mi camisa y gimo cuando entierro mis dedos en esa cabellera larga y azabache que tanto me encanta.

Mis caderas comienzan a moverse por sí solas sobre su regazo, haciéndolo gruñir y encarcelarme más contra él. Sus manos ya no están sobre mi camisa, sino debajo de ella tocando la piel caliente y sensible de mis caderas, bajando un poco más hasta posarlas sobre mi trasero y darle un duro apretón. Gimo más fuerte y mordisquea a su gusto mi labio inferior. Me estaba volviendo loco. Siento el bulto inconfundible de la erección de Jungkook contra mí, frotándose con la mía igualmente dura y necesitada. Justo cuando pienso que vamos a continuar frotándonos sobre la ropa hasta llegar al clímax, Jungkook rompe nuestro beso, cierra sus ojos fuertemente cuando nota que no he dejado de moverme sobre él, como si tratara de controlarse a sí mismo.Toma mis caderas, deteniéndome con una pequeña sonrisa forzada. Estoy seguro puede ver la confusión plasmada en la arruga entre mis cejas.

–Es mejor que te detengas, tesoro.

–¿Qué?...¿por qué?–mis hombros cayeron y mis labios formaron un puchero involuntario.

Podía sentir a mi omega chillando lastimero dentro de mi pecho por el rechazo de su alfa. ¿Acaso no le gusta más estar así conmigo? ¿No soy lo suficientemente bueno? ¿No le satisfago como omega? ¿Por qué no quiere seguir? Otra vez esos pensamientos destructivos me atormentan la cabeza y no me dejan pensar en nada más.

–Hey, bebé–Jungkook levanta mi mentón y me mira con una ligera sonrisa–. No maquines esa cabecita tuya con pensamientos errados, ¿recuerdas?

–Sí, pero...

Su boca choca con la mía, borrando mi puchero y dejando mis palabras en el aire.

–Te deseo. Mucho. Tanto que temo cometer una locura–confiesa descontrolando el pulso de mi enamorado corazón, llenando de ilusión mi omega interior–. Quiero estar contigo de muchas formas, tesoro, tengo inmensas ganas de hacerte mío...pero sé que todavía no estás listo y no tenemos por qué apresurar las cosas.

Ahora estaba más confundido. En mi mente no cabía lo que me estaba diciendo.

–Pero si ya hemos hecho esto antes y...

–No, bebé–su sonrisa disminuye, pero la intensidad de su mirada no hace más que aumentar–. Hemos hecho esto antes, sí, pero me temo que esta vez no me bastará con simplemente rozarnos, tesoro...voy a demandar mucho más de ti.

Oh, lunas.

¡Oh. Santa Luna!

Mis ojos se abren grandemente al darme cuanta de lo que se refiere. Tartamudeando salgo de su regazo y como un tonto que no sabe que hacer en este tipo de situaciones, huyo hacia la primera puerta que veo, resultado ser la del baño. Me encierro dejando salir una larga y temblorosa respiración y caigo hasta estar agachado en el suelo abrazándome a mí mismo. Dejé a Kook en medio del sofá, confundido, solo y sin darle ninguna explicación de mi arrebato. Rayos, soy un cobarde. Es la primera vez que hablamos de este tema. ¿Y qué hago? Huir como si tuviera el rabo metido entre las patas. Que vergüenza.

Ahogo un chillido cuando siento cortos golpes ser dejados en la puerta junto a la voz apagada de Jungkook.

–Jimin, cariño...

Dioses, escuchar su voz tan decaída me parte por completo el corazón. Y sé que es por mi culpa, por ser tan inmaduro y no darle la cara en este momento. Trago duro y me pongo de pie, sintiendo las feromonas de mi alfa a través de la puerta que nos separa.

–¿S-sí?

Lo escucho tomar una lenta respiración.

–Creo que será mejor que tomes un baño para que te relajes y pienses un poco, sé que lo necesitas–no dice más nada en lo que se escuchan bajos sonidos fuera–. Aquí te traje una toalla, algo de ropa y tu cepillo de dientes, ¿crees que puedas salir un momento para poder dártelos?

Suspiro dejando caer mi frente contra la puerta. Me siento tan patético.

Esconderme y actuar de esta manera sólo confirma el pensamiento de Jungkook de que no estoy listo, pero la verdad es que no tenía nada que pensar, porque me sentía más listo que nunca. Estoy tan entusiasmo por dar este paso con él aunque mis nervios e inocencia me jueguen una mala pasada. ¡Rayos! Quiero tanto unirme a Jungkook, lo anhelo con todo mi ser. Deseo ser parte de él en todos los sentidos. Pero ahora la vergüenza no me dejaba darle frente al hombre que amo y los nervios amenazan con expulsar mi corazón por la garganta, ni hablar de los regaños y rasguños que me está dando mi lobito porque no estoy con su alfa de la forma que quiere.

Suspirando por última vez, abro la puerta enfrentándome a la sonrisa comprensiva de mi pareja. Trato de devolvérsela, pero sin evitarlo mis labios de fruncen en una extraña mueca. Alejo mi mirada de sus profundos ojos, sintiendo la vergüenza caer como un jarro de agua congelada.

–Tesoro, mírame–lo hago, su sonrisa se hace más grande–. No tienes que preocuparte por nada, no tienes que hacer algo que no quieras tampoco–acaricia mis mejillas y coloca un mechón rebelde de cabello tras mi oreja–. Yo puedo esperar.

–Kook, yo...

–Shh, está bien–tira de mí para que pueda descansar contra la dureza de su pecho, inhalo su aroma dejándome mimar–. Estamos bien, amor. Podemos hablar después de eso.

Quería llorar, porque no, no estaba bien. No quería hablar después, quería hacerlo ahora. Quería entregarme a él, quería que me hiciera el amor, que me amara con sus besos y caricias, que me hiciera suyo...que me marcara.

Lo quería tanto.

¿Qué más da si sólo llevamos un día de novios? ¿Horas o segundos? ¡Somos destinados y estamos juntos, por amor a la Luna! Esperar o no esperar para tener relaciones no debería ser un problema para nosotros en lo más mínimo, ¿verdad? Pero...¿por qué no podía decírselo? ¿Por qué las palabras se quedaron atoradas en lo profundo de mi garganta?

Entonces sí, quería mucho llorar por no poder decirle todo lo que siento. Soy un completo perdedor en estos momentos y detestaba sentirme así.

–Toma una ducha, relájate un poco y luego únete a mí en la sala–dice contra mis cabellos, ajeno al conflicto interno al que me estoy sometiendo–. Puede que tenga otra sorpresa para ti.

–¿Sorpresa?–genial, podía decir eso y no todo lo demás. Simplemente genial. Ni yo lograba entenderme a mí mismo.

El pecho de Jungkook vibra cuando suelta una risa ronca que me hace estremecer de pies a cabeza. Me libera y deja que tome las cosas que me trajo para tomar un baño.

–Te estaré esperando, cariño.–y con un guiño se aleja, caminado con gracia hacia el colchón de aire sin inflar, abandonado en medio de la salita.

Vuelvo a encerrarme dentro del baño, pero esta vez con una idea diferente en la cabeza y los ánimos mucho más ordenados. Jungkook pensaba que no estaba listo para dar el siguiente paso con él, pero lo que no se esperaba es que haría todo lo posible por hacerle cambiar esa idea. Bajo el vapor del agua caliente, mis pensamientos se aclaraban y mi cuerpo se despertaba rebosante de necesidad cada vez que pensaba en mi alfa, al feroz apetito de sentir a Jungkook contra mí. Al calor de su pasión consumiéndome. La erección y el lubricante que corría por mis piernas eran prueba de ello.

Así que mientras me tocaba entre gemidos silenciosos, arrodillado en el frío suelo del baño, metiendo dos dedos dentro de mi exigente agujero y acariciando mi entusiasta pene erecto, sólo podía pensar en una cosa.

Esta noche haré cambiar de opinión de Jungkook, cueste lo que cueste.

🌙
¡Hello, bello mundo! :)
¡Estoy de regreso después de mucho tiempo! Wiiii :3
Antes que nada, quiero pedirles perdón por la tan larga espera, es primera vez que me demoro tanto en subir capítulo, pero créanme que eso tiene varias explicaciones.
La primera, como algunas saben, comencé un nuevo trabajo que requiere de mucho tiempo tanto de trabajo físico como mental. Ser terapeuta de niños autistas me fascina, pero también me agota demasiado y me deja hecha talco al final de día.
Lo segundo es que me mudé, sip, una semana entera llena de estrés y reguero. Lo bueno es que ya estamos bien establecidos y el trabajo pesado ya terminó.
Y por último, el agotamiento mental. Eso es una total mierda :,)
Créanme que habían días en los que me sentaba a escribir, pero nada surgía. Cero imaginación, cero ganas, cero todo. Casi quería arrancarme los pelos de la cabeza de la frustración.
Y al final de una jornada dura y bastante desequilibrada para mí, pude venir por aquí y dejar aunque sea este capítulo. Sé que no es le mejor que he escrito, pero lo intentaré mejorar en el próximo.
Muchas gracias por leer, lo aprecio muchísimo <3
Nos leemos pronto :D

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