Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

☀️Capítulo 19: "Caprichos del destino"☀️

"Quiero estar y quiero quedarme contigo. Al igual que las estrellas que brillan intensamente, tú estás brillando una vez más."
☀️

–Prometí que lo tomaría con calma, pero me lo estás haciendo demasiado difícil, Park Jimin–beso sus labios cortamente, lo veo tragar duro, tiembla–. Dime, ¿qué harás al respecto?

–Bueno...yo...

Espero a que termine la oración, pero el sonido de protesta que hace su estómago nos sorprende a ambos. Jimin abre grandemente sus ojos mientras yo río ganándome una mirada apenada de su parte. Pasa por mi lado, tomando distancia. Yo no dejo de sonreír y decido molestarlo un poco, la excitación quedó olvidada por el momento al ver la imagen tan tierna que me muestra.

–¿Tienes hambre, Jiminie?–no responde, simplemente juega con los dedos de sus manos y hace como si no me escuchara, sus mejillas hinchadas y sonrojadas–. No seas tímido, tesoro.

Su cabeza se levanta rápidamente y en su mirar noto un ligero brillo que antes no estaba en sus ojitos mieles.

–¿Cómo me llamaste?

Parpadeo confundido por la pregunta repentina. Su semblante se ilumina con un destello de emoción.

–Mmm...¿Jiminie?

–No, no, después de eso...–niega y en sus labios aparece un ligero mohín, arrepentido–. Mejor olvídalo, son tonterías mías.

Hace el intento de escapar de mi habitación, pero lo detengo tomándole de la mano y mira nuestros dedos unidos sin decir nada más, le doy cortas caricias atrayéndolo a mí. Es entonces que entiendo de lo que me habla.

–Oh, ya veo–sonrío acercándome a él hasta que nuestras narices casi se rozan, sin la ligera capa de maquillaje que antes llevaba puedo ver mejor las diminutas pecas que salpican sus pómulos y nariz–. Te gustó que te llamara tesoro, ¿no es así?

Muerde su labio inferior y me pierdo en ese simple movimiento, volviéndome loco, despertando las ganas de besarlo de nuevo.

–Puede que me haya gustado sólo un poquito.–confiesa en un susurro.

–¿Un poquito?–pregunto divertido, el asiente cortamente. Me encantaba cuando se ponía todo rojo y nervioso por mi culpa–. Es bueno saberlo, tesoro.

Ahora no comiences a llamarme así todo el tiempo, Jungkook.

–¿Por qué no puedo, hum?

–Porque...porque, ¡mejor olvídalo!

Río fuerte y poso mi mano libre sobre su mandíbula, aprieto un poco haciendo que sus labios gruesos se agranden y sobresalgan en forma de pico. Protesta removiéndose para que lo libere, pero dejo un sonoro beso sobre esos belfos rechonchos y Jimin se queda todo embobado, sus ojos brillando.

–Lo que tu digas, tesoro.

¡Jungkook!

Hace un pequeño berrinche y me golpea en el pecho alejando mi mano de su cara, haciéndome reír una vez más.

–Está bien, ya entendí–digo rendido, pero por dentro estoy cruzando los dedos haciendo trampa. Ahora lo llamaré así cada vez que pueda para seguir viendo esa reacción tan bonita que ahora mismo me está regalando–. No tienes que golpearme, bebé.

Me inclino hacia el frente con la intención de besarlo de nuevo y lo hubiera hecho si el estómago de Jimin no hubiera vuelto a protestar esta vez mucho más alto. Me alejo de él con una mueca divertida y lo veo desviar su rostro para que no vuelva a ver sus rojas mejillas.

–Puede que sí tenga hambre después de todo.

Sonrío recordando aquella vez que me quedé en su casa y pasó algo muy parecido, donde me dio hambre y Jimin cocinó para mí. Me parecía bastante cómica esta escena, porque me demostraba lo caprichoso que puede llegar a ser el destino a veces, haciéndonos revivir similares sucesos con situaciones diferentes.

–Los papeles se han invertido, ahora me toca a mí alimentarte.

–¿Eh?

–Nada–suspiro con una media sonrisa–. Ven conmigo, cocinaré algo para ti.

Con las manos todavía unidas, nos arrastro fuera de la habitación hacia la cocina donde Jimin se sienta en una se las sillas altas que tengo al lado de la meseta y me ve tranquilamente sacar algunos ingredientes de la nevera. Gracias al cielo había hecho la compra el día de ayer, mentalmente me doy palmaditas de felicitación cuando veo tengo todo lo necesario y puedo hacer algo rápido y rico para el omega. Saco un paquete de fideos de la alacena y diferentes tipos de salsas que creo puedan servir para el plato que voy a hacer, luego me pongo cortar el cebollino y trituro algas secas. Todo bajo la atenta mirada de Jimin, mientras balancea sus pies cortos en el aire y reposa los codos contra la meseta.

–Oh vaya, ¿el gran Jeon Jungkook sabe cocinar?–escucho su voz llena de burla y lo miro regalándole una de mis mejores sonrisas orgullosas, guiñándole un ojo.

–Te sorprenderías.

Esconde una risita tras las palmas de sus manos, sus ojos convirtiéndose en dos pequeñas medias lunas. Mi corazón da un vuelco violento dentro de mi pecho y me quedo petrificado observándolo, es hermoso. Cada vez más Jimin se adentraba bajo mi propia piel, haciendo que experimente nuevos sentimientos y sensaciones. Me gustaba, me gustaba mucho esta nueva etapa que estaba viviendo junto a él, que me estaba enseñando.

Con los pensamientos deambulando en torno a Park Jimin, sigo con mi trabajo y pongo a hervir agua a fuego lento junto a los fideos. Luego continúo con la salsa y comienzo a mezclar los ingredientes poco a poco hasta que obtengo el resultado que deseo. Rompo un huevo y usando mis propias manos echo solamente la yema para darle ese toque final al sabor que debería llevar, revuelvo todo una vez más y ahora sólo me toca esperar a que los fideos estén listos para emplatar.

–¿Necesitas ayuda en algo?–pregunta cuando me ve revisando la olla en el fogón.

–Mmm, la verdad es que no–le digo, sacando una tira de fideo para llevarlo con cuidado a mi boca y ver si ya estaba cocido, nop, le falta un minuto más–. Lo tengo todo bajo control.

–Pero debe de haber algo en lo que pueda ayudarte, no me siento muy bien viéndote hacer todo tú solo y yo aquí sentado sin hacer nada.

Me giro observando el ligero puchero que aparece en su labios, tomo una lenta respiración y termino cediendo ante esa carita tan bonita.

–Está bien, puedes buscar los platos y traérmelos–su semblante cambia a uno satisfecho y se baja de la silla de un salto, sonrío travieso para mis adentros teniendo una idea en mente–. Están en ese estante de arriba.

–¿Allá arriba?–sus ojos se abren alarmados al ver el lugar que le señalé, la repisa más alta de la cocina, duda unos segundos pero termina yendo sin hacer una sola queja.

Aprieto mis labios en una línea recta reteniendo la risa que se me quiere escapar cuando lo veo ponerse del puntillas y dar pequeños saltos para intentar llegar a los platos. Dejo caer el peso de mi cadera sobre la encimera y miro divertido todo el panorama que me brinda. Es demasiado lindo y adorable.

–¿Ya los tienes, tesoro?–finjo que no me la paso bien a su costa y lo escucho resoplar.

–Jungkook...creo que no alcanzo.

Alza su brazo derecho para así poder llegar más alto, pero es una causa perdida. Me estaba divirtiendo bastante hasta que la sudadera que le presté se alza dejando a la vista más de sus piernas desnudas y el comienzo de las curvas de un trasero redondo y bien proporcionado, enfundado en una fina ropa interior roja. La sonrisa se me borra. No sé si maldecirme o felicitarme por haberle dado algo tan apretado y llamativo para ponerse. Trago duro y apago el fuego de la cocina acercándome a él por detrás.

Este omega sinceramente me traía muerto de ganas por él, estaba llevando mi cordura al límite.

–Déjame ayudarte.

Al estar tras de él siento su aroma ligado con el mío inundar todos mis sentidos y despertar las hormonas de mi alfa, que saca la lengua fuera de sus fauces y gruñe levantando sus orejas totalmente excitado. Me descoloca, me hace perder la razón. Más cuando voltea su rostro hacia mí y me mira con esos hermosos ojos.

No puedo evitarlo, termino besándolo. Uno su boca con la mía y llevo una mano a lo largo de su cuello y barbilla, acariciándolo. Al principio el contacto es bastante gentil, sólo nuestros labios moviéndose a un ritmo lento y calmado, hasta que Jimin lame el piecing de mi labio inferior observándome bajo sus largas pestañas y el poco autocontrol que me quedaba se perdió en lo más recóndito de mi ser. Lo beso fuerte, reclamándolo, mordiendo sus labios y chupándolos. El omega gime contra mi boca y aprovecho esa oportunidad para meter la lengua en medio de nuestro beso y subir la intensidad de las caricias. Es exquisito, sigue sabiendo a cerezas y me hace perder la cabeza.

Estoy en medio de las nubes, navegado en medio del cielo estrellado con sólo probar el sabor de sus labios.

–Jungkook...

El sonido de mi nombre en su voz hace estremecer mi cuerpo entero y gruño sobre sus labios. Quiero hacer que lo grite, que lo gima, que llame mi nombre una y otra vez mientras lo hago mío, cuando lo reclame y me funda dentro de él. Quiero tanto, quiero mucho más que sus dulces besos, quiero unirme a él en todas las maneras posibles.

Lo hago dar la vuelta, chocando nuestros pechos con mis manos en su cintura y las suyas al rededor de mi cuello. Volvemos a besarnos y Jimin se estremece contra mí, chupo con fuerza su labio inferior y luego le doy una pequeña mordida en el mismo. Eso le gusta, lo puedo notar en su mirada dilatada y lujuriosa. Se levanta de puntillas para llegar mejor a la altura de mi boca y no lo pienso dos veces antes de levantarlo envolviendo sus piernas en mi cintura y sentarlo encima de la meseta, conmigo entre sus muslos desnudos.

Nos quedamos mirando por unos cortos segundos, nuestras respiraciones entrecortadas, ojos nublados de placer me devuelven la mirada mandando millones de oleadas eléctricas a mi miembro ya despierto y dolorido. Bajo las manos a sus muslos, tocando con los dedos la piel suave y lechosa que tanto me ha tentado, que tanto me muero por apretar y marcar. Eso hago, los aprieto fuerte provocando que suelte un pequeño gemido sorpresa. Sus cortos dedos dejando tirones en mi pelo crea llamas en todo mi interior. Jimin vuelve a besarme, dejando los juegos previos de lado y entrando su lengua en mi boca sin pedir permiso, es mi turno de gemir porque este tesoro mío hace de las suyas para siempre terminar de sorprenderme. Dijo antes que no sabía, pero aquí estaba haciéndome perder la maldita conciencia por él.

Somos simples mezclas de saliva, juegos de lenguas, mordidas y chasquidos, choques de labios y dientes. Somos pura lujuria a pesar de que sólo nos estábamos besando y tocando sutilmente.

Y a ambos nos fascina.

Lo puedo notar en su movimiento de cadera contra las mías, en el aroma embriagante de su excitación, en el hambre con la que me está besando y en sus manos despeinando mis cabellos. Estábamos dejándonos llevar por la tensión que siempre nos golpeaba duro en cada momento que estábamos juntos. Estamos dejando explotar esta burbuja de placer y calor que nos hace sentir tan bien, tan vivos.

Jimin rompe el beso echando su cabeza hacia atrás cuando tomo su redondo trasero y lo aprieto con ganas, simulando embestidas certeras sobre nuestras ropas todavía puestas, rozando nuestras erecciones juntas. Tratando de terminar lo que no hicimos en ese oscuro callejón al lado de la discoteca. Él aprieta todavía más sus piernas contra mi cuerpo, sin soltarme en ningún momento. Beso su cuello con devoción, dejando marcas en su clavículas cuando me impulso a abrir un poco el sipper de la sudadera. Noto una fina cadena de plata adornando su cuello, pero no le presto mucha atención. Nos seguimos moviendo al compás del ritmo de nuestro deseo.

–Déjate llevar, bebé.

–Esto es...dema-demasiado...¡Kook!

Dejo de moverme y Jimin suelta un pequeño quejido en protesta cuando me alejo y lo enfrento.

–¿Cómo me llamaste?

Me mira con el ceño fruncido y lame sus labios hinchados, no dejo de mirarlo con la emoción trabajando a mil por hora dentro de mi sistema nervioso. Él parece darse cuenta porque sonríe ladeado y se inclina para susurrar cerca de mi rostro, dándome un besito esquimal.

–¿Te gustó que te llamara Kook, eh?

Gruño por lo bajo y lo beso apretando más su trasero, jadea. De seguro le quedará marca de mis dedos, me fascina esa idea.

–No juegues conmigo, Jimin.

–¿Quién se burla ahora, Kook?–juega con mis cabellos y tira con sus dientes el piercing de mi labio. Siento mis ojos tilitar en rojo.

–Eso ya lo veremos, tesoro.

Embisto con fuerza su miembro con el mío y rueda los ojos al cielo soltando un largo gemido. Amaba cuando soltaba esos sonidos por mí y sólo para mí. Faltaba poco para que ambos llegáramos al clímax y pensar que solamente nos estamos frotando encima de la ropa, es increíble.

Pero hasta el momento estaba bien, me tomaría mi tiempo con él omega. Cumpliría mi promesa de tomarlo con calma aunque, justo ahora, no es lo que realmente estamos haciendo, no cuando estamos desesperados por aliviar nuestros cuerpos temblorosos y necesitados.

Mi conexión sexual con Jimin está a otro nivel, quería explorar cada pequeño gramo de esta atracción que crecía entre nosotros hasta que no quedara nada y nuestros músculos pidieran piedad por descansar.

–Kook...¡Aahh!

Grita y tiembla en mis brazos cuando el orgasmo lo golpea de repente. Sus manos caen y su cabeza queda apoyada contra el hueco izquierdo de mi cuello, tratando de controlar su respiración. Choco una vez más contra él y me derramó en mis propios pantalones como si fuera un maldito cachorro en la pubertad y no un alfa adulto dominante. Eso fue demasiado repentino, demasiado intenso.

Tomo lentas bocanadas de aire, tratando de controlar los alterados latidos de mi corazón. Paso una mano por mi cabello sudoroso, peinando malamente el desorden que Jimin dejó en el. Sonrío todo embobado y abrazo al omega que está hecho un desastre bajo mis brazos. 

–¿Estás bien?

Suelta un suspiro sobre la piel de mi cuello haciéndome cosquillas antes de responder:

–Si ver fuegos artificiales con los ojos cerrados es estar bien, entonces lo estoy.

Río con ganas al escucharlo y dejo un besito en su frente cuando hago que me mire, aunque sus párpados permanecen cerrados.

–Eso es un buen halago de tu parte, tesoro.

Abre sus ojos y golpea mi hombro derecho sin mucha fuerza. No dejo de sonreír, se ve muy bonito todo sonrojado y con los labios rojos por mis besos. Nos quedamos así un rato más, conmigo abrazándolo y él todavía encima de la meseta. No sé cuánto tiempo pasa hasta que Jimin se aleja de mí sobresaltado, su expresión llena de alarma.

–¡Lunas!

–¿Qué pasó?–pregunto descolocado alejándome también.

–Se nos olvidó la comida.–dice al fin tapándose con las manos la cara, lleno de vergüenza. Río más fuerte.

–No pasa nada, bebé–destapo con delicadeza su rostro y le doy un piquito en los labios–. Los fideos que hice se comen específicamente fríos, así que no te preocupes.

–Oh.–dice tímido y se remueve un poco incómodo.

–Ven–le tomo de la mano y lo hago bajar de la meseta, pero cuando nota la humedad en sus partes delanteras, el rojo en sus mejillas se intensifica más que nunca, muerdo mis labios para no reír y nos llevo de vuelta a la habitación–. Puedes usar el baño de aquí para limpiarte, yo usaré el del pasillo y me daré una ducha. No tardaré mucho, pero puedes esperar viendo algo en la televisión, si quieres.

–Vale, pero...¿Tienes otra ropa interior que pueda usar? Está ya está sucia.

Casi me derrito al verlo retorcer los dedos de sus pies mientras me miraba con ojitos esperanzados y apenados.

–Claro, siéntete libre de buscar en el closet lo que te haga falta–le digo pasando por su lado y robándole un último beso, me encantaba besarlo todo el tiempo–. No tardaré mucho, ¿okay?

–Okay.

Lo dejo en mi habitación y camino hacia el baño de invitados con el corazón martillando fuerte dentro de mi pecho y con los músculos del cuerpo más relajados que nunca. No podía creer que había compartido un momento tan íntimo en mi cocina con Jimin, y que él había correspondido a todas mis caricias y besos con tanta pasión y anhelo. Estaba literalmente soñando despierto, los sentimientos que comenzaba a tener estaban floreciendo mucho más fuertes.

Park Jimin estaba rompiendo cada barrera de mi ser y llenando con su esencia el hueco que creí se quedaría vacío para toda mi vida.

☀️

Al salir del baño ya limpio y vestido con ropas frescas y ligeras, dirijo mis pies descalzos a la sala donde me encuentro con el omega acurrucado en el sofá con las piernas recogidas contra su pecho, viendo lo que parece ser una serie de la época medieval.

–¿No comiste?–quise saber, llegando hasta él.

–Estaba esperando por ti.–responde bajito escondiendo el rostro tras sus rodillas, volvía a ser tímido de nuevo.

Esta era otra de las cosas por las cuales caía por Jimin, su bendita dualidad siempre me tomaba con la guardia baja. De un momento para otro es todo timidez y sonrojos; y en otros es puro coqueteos y una explosión de sensualidad nata que me hierve la sangre, como hace un rato atrás.

Carraspeo mi garganta alejando esos pensamientos y voy a la cocina para preparar dos tazones de fideos para los dos. Con todo listo, me siento a su lado y se incorpora recibiendo el tazón que le ofrezco junto a los palillos. Comemos en medio de la tranquilidad de la noche, la serie sigue reproduciéndose en la televisión con las voces de los actores ingleses llenando el silencio cómodo que nos envolvía.

–Gracias por la comida, está muy rica.–musita antes de sorber algunos fideos picantes, sonrío.

–Que bueno que te guste–me entretengo observando su perfil iluminado por las luces de la televisión entretanto como de mi propia comida–¿Cómo se llama la serie que estás viendo?

Se gira para mirarme con ojos brillantes haciendo que la curiosidad crezca en mí.

–Oh, se llama Bridgerton–dice una vez termina de comer y deja el tazón a un lado.

–¿Y de qué trata? Es que cuando llegué ya estaba media empezada y no entiendo muy bien la trama.

–¡Es cierto! Perdóname–se disculpa y yo niego con la cabeza risueño, restándole importancia–. Te haré un pequeño resumen, sólo voy por la mitad del primer capítulo así que no creo que te hayas perdido de mucho. Claro, si quieres...pero puedes cambiarla y ver otra cosa si te parece muy aburrida, no estás obligado a verla y...

–Jimin–detengo su avalancha verbal haciendo que me mire, apenado. Dejo mi plato junto al de él y me acomodo mejor en el sofá–. Puedes contarme todo lo que quieras, te pregunté porque me parecía interesante, así que no dudes en hacerme ese pequeño resumen para ponerme al día.

–Vale–cruza sus pies sobre el sofá y pone pausa a la pantalla antes de sonreírme, se veía emocionado, sonreí más por eso–. La historia se basa en el siglo XIX, en la época de la Regencia, es decir que está ambientando en la antigua Inglaterra–asiento hacia él, me atrapaba con sus palabras y la manera en la que hablaba, continuó:–. La primera temporada de la serie narra el romance de Lady Daphne Bridgerton y el Duque de Hasting, Simon. El libro tiene como nombre "El duque y yo". Hasta el momento me está gustando.

–Vaya, se escucha interesante.

–¡Lo es!–lame sus labios y toma una corta respiración–. Me gustaron mucho los libros cuando los leí en mi primer año de universidad, y cuando vi que habían sacado adaptaciones sobre los dos primeros de la saga quise saber si valían la pena y si le hacían justicia a la escritura de Julia Quinn.

No entendí mucho lo último que dijo, sin embargo el que me haya contado una pequeña parte de su vida universitaria captó toda mi atención.

–¿Eres estudiante universitario?–quise saber y Jimin me miró esta vez con un extraño brillo en sus ojos.

Sabía que era un omega joven de veintiún años y que si quisiera estaría estudiando cómo lo hace Tae quien era contemporáneo con él, pero a lo mejor Jimin era diferente.

–Lo era–dice, su mirada perdiéndose en un punto imaginario–, tuve que pausar mis estudios por motivos personales.

No dice nada más y yo no pretendo agobiarlo con el tema que parecía ser bastante delicado, aún así quise saber más.

–¿Y qué estudiabas?

–Literatura–se encoge de hombros–. Amo mucho leer y desde niño mi padre me enseñó a admirar los libros, no importa cuál sea o qué contenido tenga. Tal vez fue por eso que escogí esa carrera, espero algún día poder retomarla...pero, ahora mismo, no estoy muy seguro de eso.

Nos quedamos callados por largos segundos hasta que me acerco a él y dejo un pequeño beso en su mejilla regordeta, Jimin me mira asombrado y no tarda en sonrojarse. Sonrío atrayéndolo hacia mí y colocándolo entre mis piernas, su espalda pegada a mi pecho con mi barbilla apoyada en su cabeza. Inhalo su exquisito aroma y se acurruca contra mí, sin intenciones de alejarse.

–Ya llegará el momento donde decidas regresar–le digo arrastrando los brazos por su cintura y entrelazando nuestras manos sobre su regazo–. Toma todo el tiempo que necesites.

–Gracias.–es lo único que dice y beso la esquina de su oreja izquierda haciéndolo reír.

–Ahora ponle play a esa serie que me estabas contando, me dieron muchas ganas de seguir viéndola.

Eso hacemos, vemos aproximadamente dos capítulos juntos hasta que siento a Jimin dormirse entre mis brazos, con cuidado lo llevo hasta la habitación y lo dejo reposar en mi cama, tapándolo con las mantas.

Me siento a su lado un rato, admirándolo. Peino sus cabellos con suavidad y él se remueve medio dormido hasta abrazar mi almohada. Río por lo bajo al verlo tan tierno e inocente.

Mi corazón comienza a galopar dentro de las paredes de mis costillas y las sensaciones raras que aparecen en mi estómago cada vez que tengo a Jimin así de cerca, hacen añicos las promesas de no volverme a enamorar.

Porque este omega bonito que ahora duerme como un ángel en mi cama, estaba convirtiendo el pantano de mi alma en un hermoso jardín lleno de esperanza.

Con un suspiro dejo un último beso en su frente.

–Ten dulces sueños, tesoro.

☀️
Esto no estaba planificado en un principio para quedar de esta manera, pero las cosas se dieron y estoy bastante contenta con el resultado :3 Espero les haya gustado a ustedes también. Nos leemos en la próxima, Gracias por estar aquí :*
Los quiero <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro