🌙Capítulo 16: "Noche estrellada"🌙
"Hemos viajado por las estrellas, lo hemos visto todo desde Saturno hasta Marte. Por mucho que parezca que mi corazón te pertenece, es astronomía y somos dos mundos diferentes."
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–Entonces, bonito–Jin se acerca a mí y coloca un brazo sobre mis hombros, mostrándome su radiante sonrisa–. ¡Cuéntame más de ti, quiero conocerte mejor! Tenemos mucho de que hablar, seremos muy buenos amigos así que rompamos el hielo. ¿Te quedarás a cenar, verdad? ¡Di que sí!
–Bueno...yo...
–Claro que se quedará a cenar–Yerie responde por mí y los dos nos volteamos a verla–. Yoongi y Jungkook también lo harán, ¿cierto?
Jungkook asiente despreocupado todavía sentado en el sofá y Yoongi iba a protestar, pero la mirada dura de la omega bastó para callarlo y que terminara cediendo. Namjoon estaba en el sillón frente a nosotros, observándonos tranquilo mientras tomaba un vaso de agua. Taehyung le huía a Yoongi todo el tiempo, se mantenía alejado de él y lo ignoraba como si no estuviera presente.
–¡Cuéntanos de tus viajes, Hyung!–Tae me salva de la excesiva atención que Jin me estaba dando y se une llegando a nuestro lado–. Me contabas muy poco por teléfono, así que esta vez quiero saber todo.
–Está bien–ríe cortamente y aclara su garganta dejando de abrazarme los hombros–. Estuve en diferentes países, dime de cuál quieres escuchar primero.
–Mmm–Tae finge pensar por unos segundos hasta que chasquea los dedos y sus ojos se iluminan–. ¡Mejor háblame de todos lo países que visitaste de Europa!
–Oh vaya, fueron unos cuantos...a ver, Italia, Inglaterra, Francia, ¿por cuál comienzo?
–¿Estuviste por Francia?–pregunto cuando la curiosidad se hace más fuerte.
–¡Sí! Estuve en Francia, pero sólo visité Paris y me quedé por tres semanas–dijo emocionado, luego suspiró con melancolía–. Quise quedarme por más tiempo, pero no pude. Por lo menos aprendí hablar un pocos de francés, lástima que aquí no pueda practicarlo mucho.
–Je peux pratiquer avec toi–suelto sin darme cuenta y ahora todos los presentes me miran como si me hubiera salido un tercer ojo en la frente, me encojo en mi lugar sintiendo mis mejillas enrojecerse–. Q-quiero decir...
–¡¿Sabes hablar francés?!
–¡Hablas francés!
Dijeron Tae y Jin al mismo tiempo, el primero algo impresionado y confundido, el segundo chillaba de la emoción.
–Sí, lo hace–no fui yo quien respondió sino Jungkook, levantándose del sofá y uniéndose a la conversación–. También sabe inglés, español e italiano. ¿Me equivoco, Jimin?
–No...–ahora soy yo el que está impresionado porque lo recordó, no se olvidó de la conversación que tuvimos el día que nos conocimos–. No te equivocas.
–Él está lleno de sorpresas.
Sus ojos se encontraron con los míos y pude sentir, muy dentro de mí, como miles de fuegos artificiales estallaban y las mariposas revoloteaban. Su mirada chispeante me derretía cuando me veía como lo estaba haciendo en estos momentos. Estaba tan sumergido en el brillo de sus irises oscuros que olvidé por completo que no estábamos solos.
Alguien carraspea su garganta y corto el contacto, apenado.
Luego me doy cuenta que fue Yoongi. Jungkook se cruza de brazos y fija la vista en la pared de al lado, Jin suelta una risita, Namjoon nos mira tratando de esconder su sonrisa con el vaso medio vacío de agua y Tae mantiene sus labios presionados en línea recta, con ojos divertidos. Yo simplemente muerdo el interior de mi mejilla y juego con los dedos de las manos.
Entonces Yerie se asoma desde la cocina, salvándome del momento incómodo y de la mirada curiosa de todos.
–Chicos, vayan a la mesa. La comida está lista.
Los demás rápidamente obedecen, menos yo que camino hacia la cocina decidido a brindarle ayuda a la señora Kim en lo que haga falta. Efectivamente, la veo cargando con dificultad algunos recipientes con diferentes platillos y los quito de sus manos para cargarlos y llevarlos personalmente.
–Déjame esto a mí, Yerie.
–No es necesario, cariño–sonríe sacudiendo sus manos en el delantal–. Regresa con los chicos, yo me encargo de lo demás.
–Nop–negué sin dejar de sostener los recipientes–. Sabes que me gusta ayudar, así que no te haré caso esta vez.
–Este niño–chasquea la lengua y me empuja sacándome de la cocina, no pude evitar reír–. Haz lo que quieras entonces.
Sin dejar de sonreír, caminamos hacia la mesa y dejamos la comida sobre ella. Yerie se sienta en su respectiva silla, en frente de todos; pero cuando voy a hacer lo mismo me encuentro con un pequeño problema, el único puesto que queda libre está entre Jungkook y Yoongi. Miro con ojos entrecerrado a Tae quien está sentado en medio de sus hermanos y este simplemente se encoge de hombros, regalándome una sonrisa bastante extraña.
Suelto un corto suspiro. Quería estar cerca de Jungkook, pasar más tiempo con él; así que termino sentado allí, al lado de mi pareja destinada y del policía de mirada cansada. La cena se mantiene bastante entretenida, Jin sigue contando sobre sus viajes mientras disfrutábamos de la deliciosa comida que preparó Yerie.
–Waaa, extrañé demasiado la comida coreana–exclama Jin feliz, sobando su barriga y comiendo mucho más.
–¿Vas a empezar a trabajar pronto, hyung?–Namjoon le pregunta, llevándose una cucharada del estofado de kimchi a la boca.
–Eso espero–responde después de tragar un bocado de comida–. Me divertí mucho viajando de mochilero, pero ya es tiempo de que vuelva a mi oficio. Cumplí con el sueño de papá, ahora me toca completar el mío.
La familia Kim sonríe llena de nostalgia al igual que Jungkook y Yoongi. No llegué a conocer al señor Kim, el esposo de Yerie y padre de sus hijos; pero sí he escuchado mucho de él. La señora Kim y Tae sobre todo, me han contado anécdotas y recuerdos. Era un buen alfa y padre de familia, lamentablemente falleció hace cinco años atrás a causa de un ataque al corazón, no lo soportó y su vida terminó de forma inesperada, trayendo la tristeza a su esposa e hijos. Fue muy duro para ellos salir adelante, Yerie se dedicó a arrendar habitaciones y los hermanos Kim a terminar sus estudios, se ayudaban entre todos. Jin fue el único que cuando se graduó de la universidad se fue de viaje por el mundo para cumplir el mayor anhelo de su padre de conocer más allá de Corea, él nunca lo pudo lograr así que SeokJin lo cumplió en su memoria. Sonrío y mi corazón se comprime un poco dentro del pecho, los entiendo tanto...sé por lo que han tenido que pasar y por lo que todavía intentan superar. Yo también pasé por lo mismo y los admiro demasiado por seguir siendo la familia unida y feliz que son ahora.
–Los animalitos también te extrañaban en la clínica del tío Jun–comenta Tae, limpiando disimuladamente una lágrima que corre por su mejilla–. Se pondrán felices al verte.
–O correrán por su vidas.–dijo Jungkook animando el ambiente y todos rieron.
–¿Eres veterinario, Jin?–esta vez es mi turno de preguntar, dejando los palillos al lado del plato y prestándole toda mi atención, curioso.
–Lo soy.
–Wow, eso es genial.
–Tú también eres bastante genial, Jimin–me sonríe–. Hablas muchos idiomas, eres el mejor amigo de mi hermano pequeño y mi mamá literalmente te ha adoptado en la familia como he podido ver, no todos tienen ese privilegio.
–Es un niño muy bueno.–Yerie asiente, dedicándome una mirada cálida.
No, no lo soy.
De repente no me siento bien con tanta atención sobre mí, recuerdos del pasado hacen añicos mi mente y corazón. Un nudo se forma en mi garganta. No merezco tantos halagos, ni tanta admiración.
–Yo...de verdad aprecio mucho que piensen así de mí, pero...
–No hay peros, bombón–Tae me interrumpe y lo miro, las palabras yéndose de mi boca–. Eres un omega increíble, humilde y hermoso. No dudes nunca de ello.
No respondo, me dedico a jugar con los dedos de las manos debajo de la mesa y morder mi labio inferior con fuerza. Es muy difícil no dudar, más cuando ellos no conocen la peor parte de mí. No conocen quién realmente soy y eso...duele. Me duele pensar que me alejarán cuando sepan del pasado que me encarcela, que sepan de las raíces podridas que me envuelven a causa de malos momentos vividos antes de mudarme acá.
–Te has convertido en alguien especial para nosotros, Jiminie–dice Yerie, mirándome con afecto amoroso–. Estamos muy contentos de haberte conocido.
–Yo...no sé que podría decir más que agradecerles...por todo.
–Nosotros deberíamos agradecerte a ti–esta vez fue Namjoon el que habló, ganándose mi atención–. A lo mejor no te das cuenta, pero traes unión y armonía.
Su mirada cae por un corto segundo sobre Jungkook y lo entiendo. Recuerdo nuestra conversación en su clínica y caigo en cuenta de lo que quiere decir cuando veo a todos compartiendo en la mesa después de saber que hacía tiempo no lo hacían de esta manera. Sonrío débilmente y asiento hacia el doctor, el me corresponde con otra pequeña sonrisa de hoyuelos.
–Hablando de unión y armonía, ¿cuándo mis hijos conseguirán pareja, eh? Ya se están demorando mucho ¡Quiero nietos!–Kim Yerie se queja, cambiando el tema de conversación de forma radical, sacando grandes exclamaciones de parte de sus hijos y risas de los demás, incluyéndome.
–Mamá, por favor, no es momento de hablar de eso.
–¿Y cuándo lo será, Namjoon? ¡Tú ya tienes treinta años, eres un gran doctor y ni una pareja me has traído para que sientes cabeza y formes una familia!–le dijo media indignada a su hijo y este baja la cabeza avergonzado–. Y SeokJin por lo que veo no conoció a nadie en sus viajes, me hago cada vez más vieja y ustedes no hacen nada para hacer feliz a su madre y cumplirme el deseo de ser abuela.
–Oh no, mamá–Jin limpia la comisura de su boca con una servilleta y se dirige a la señora Kim con aire serio, pero divertido–. Yo estoy muy bien así, seré el tío solterón que alegra la fiestas y cuidaré de mis sobrinos con el mayor amor del mundo, pero eso de ser padre no está dentro de mis planes.
–¿No me darás nietos entonces?
–Bueno, si tanto quieres nietos creo que Tae y Yoongi pueden ayudarte con eso, ¿verdad, terroncito?
Tae escupe la bebida que estaba tomando sobre Namjoon, quien pone una mueca de asco y busca una servilleta para limpiarse. El pobre Yoongi se pone más pálido de lo normal en lo que Yerie estalla de la emoción y Jungkook comienza a reír a mi lado. Es un completo caos lo que ocasionó el comentario de Jin, trato con todas mis fuerzas de no reír con ganas cuando Tae gruñe y fulmina a su hermano mayor con la mirada.
SeokJin es un caso total, comenzaba a divertirme con sus ocurrencias y me caía muchísimo mejor.
Por lo que he podido conocer hasta ahora, Kim SeokJin es una persona demasiado animada y divertida, pero a la vez tan segura y reservada que a veces me dejaba pensando y riendo, como en este mismo instante. Es como la mezcla de la personalidad de Taehyung y Namjoon en una sola persona. Escandaloso, pero con cordura. Tiene las locas ocurrencias del omega y las palabras serias del alfa, para ser el hermano mayor, su carácter es tan explosivo como calmado. Literalmente puede ser una bomba andante que explota cuando menos te lo imaginas.
–¡¿Estás loco, Hyung?!–Tae grita, Jin lo ignora y sigue sonriendo como si nada–¿!Como vas a decir algo así!?
–Señora Kim, no es lo que usted cree...–el pobre Yoongi trata de explicarse, pero Tae lo calla llevando un gran pedazo de carne de cerdo a su boca.
Las mejillas del policía están tan sonrojadas y abultadas por el bocado de comida que la escena sería demasiado cómica si no fuera por la fiera que es Tae en estos momentos. Jungkook me ve muerto de la risa, trato de esconder la mía tras una servilleta, pero fallo en el intento.
–Ustedes son pareja destinada, ya les dije–Namjoon se une al plan de Jin, cómplice, y actúa como si no hubiera un caos en la mesa mientras se termina de limpiar las últimas gotas de refresco que Tae le salpicó–, tarde o temprano terminarán nuevamente emparejados y quién sabe...hasta procreando.
Yoongi se ahoga con el pedazo de carne en su boca y Tae casi se desmaya ahí mismo. Termino dándole palmadas en la espalda al primo de Jungkook hasta que su tos se calma, y él me lo agradece con ojos apenados.
–¿Tratan de hacer un complot en mi contra o algo así?–el omega castaño mira a sus hermanos con los dientes apretados.
–No lo hacen, cariño–Yerie llama su atención–. Sólo dicen la verdad, a pesar de los malos entendidos, Yoongi es tu alfa y...
–Nosotros no estamos juntos, Tae no me acepta como su alfa.–dijo Yoongi aclarando la situación, cabizbajo.
Nadie dice más nada y las risas y comentarios sobre el tema mueren con las miradas serias y tristes de la ex pareja. Veo a Tae comer lenta y monótonamente, Yoongi ni si quiera hace el intento de seguir comiendo. Mi vista cae esta vez en Jin, quien al parecer se lamenta de que la situación haya terminado de esta manera y de que el ambiente se sintiera tan pesado entre todos. Yo también me lamento, sintiéndome incapaz de dejar la incomodidad a un lado y pudiendo sentir las mismas sensaciones en Jungkook, junto a mí.
De repente Jin carraspea su garganta rompiendo la tensión que nos sacudía y todos lo vemos ponerse de pie. Sonríe y nos mira con sus manos entrelazadas delante de él.
–No pensaba decir esto ahora, pero creo que es el momento correcto para hacerlo. Esperen un segundo, enseguida vuelvo.
Se retira de la mesa y nos quedamos extrañados esperando a que vuelva. Los Kim fruncen ligeramente el ceño y murmuran entre ellos, los primos a cada lado de mí se encogen de hombros cuando les pregunto que sucede. Jin no tarda en llegar, esta vez con una pequeña bolsa blanca en su manos y vuelve a tomar asiento.
–¿Qué es eso que traes?–pregunta Jungkook y Jin le guiña coqueto. Sonrío por eso.
–En cada país que visité me acordé mucho de todos ustedes, así que les he traído un obsequio a cada uno. Espero les guste.
Comienza a sacar de la bolsita varios tipos de brazaletes, cada uno de un color y estilo diferente. Me encojo en la silla, sintiéndome bastante mal por estar presente en un momento tan familiar e íntimo como este, donde sabía no pertenecía.
–Que detalle más bonito, Jinie.–dijo su madre con ojos brillosos.
–Son muy hermosos–susurra Taehyung, mirando cada piedra y tejido de los brazaletes–, pero sigo molesto contigo.
Jin suelta una risa escandalosa y sacude los rizos de su hermano, juguetón. Tae termina sonriendo a pesar de que lucha por no hacerlo.
–No seas malo con tu hyung, terroncito.
Luego se dedicó a repartir las pulseras a su familia y amigos. Yo veía todo con una sonrisa llena de nostalgia y anhelo. Eran ocho los que podía notar, le dio el verde a Tae, el negro a Yoongi, el morado a Jungkook, uno azul a Namjoon y el de Yerie era de cuencas con todos los colores allí presentes. Todos agradecieron y se los colocaron rápidamente, felices.
–La roja se lo daré a Hoseok cuando lo vea, extrañé mucho a mi amigo–le dejó a saber a Jungkook y este asintió con una media sonrisa.
–Se pondrá feliz cuando te vea.
–¿Y el tuyo, es ese que falta?–el alfa de hoyuelos quiso saber.
–Oh no, el mío ya lo llevo puesto–muestra su muñeca izquierda donde una pulsera rosa sale a vista.
–¿Rosa, hyung?–Jungkook se burla y Jin rueda los ojos.
–¿Qué tiene? Saben que amo el rosa.
Todos ríen, pero mi vista está enfocada en otro de los brazaletes que aún no ha sido entregado.
–¿Y ese para quién es entonces?–Yoongi la hace pregunta que no deja de rondar por mi mente.
–¿Este? Es para alguien especial–luego me mira y mi corazón sale disparado dentro del pecho–. Toma, es tuyo. No creas que me olvidé de ti–me guiña y sonríe, entregándome la pulsera amarilla a juego con la de los demás–. Tú también formas parte de nosotros.
Mis ojos se humedecen viendo a todos con sus respectivas pulseras en sus muñecas izquierdas. Sonrío, lleno de alegría, colocándome la mía de igual manera.
Estaba feliz porque, ¿quién me iba a decir que la casera que contacté desesperado cuando me mudé a la cuidad se iba a convertir en una madre para mí? ¿Cómo iba a imaginar que me encontraría con personas maravillosas y que ellas me recibirían con los brazos abiertos, tratándome como uno más de ellos? ¿Quién diría que me llegaría a sentir seguro y querido en el mismo lugar?
Nunca lo hubiera creído, hasta ahora.
Las dudas que antes tuve desaparecen, siendo sustituidas por radiantes sonrisas y latidos llenos de afecto. Por primera vez sentía que había encontrado una verdadera familia después de haber perdido a mi padre. Y esa familia estaba aquí, en este lugar...justo frente a mí.
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–¿Ya te vas?
Nam le pregunta a Yoongi llegando hasta nosotros y sentándose a mi lado en el sofá. La cena había terminado hacía ya media hora atrás y Jimin ayudaba a mamá Ye junto con Tae a recoger todo. Jin se excusó hace unos minutos y se fue a su habitación para responder una llamada importante, según nos dijo.
–Sí, tengo que resolver algunas cosas–responde mi primo sin dejar de ver su teléfono y contestar mensajes–. Además de que tu hermano ya no me quiere aquí.
Nam resopló y yo rodé lo ojos recostándome en el sofá. El drama de estos dos parecía no tener fin y comenzaba a ser bastante cansino.
–Tienes que hablar con él.–le dije.
–Lo intenté de camino hacia acá y terminó gritándome, él de verdad no quiere escuchar nada de lo que le digo y me estoy cansando.
–Él te escuchará, Yoon–Nam estaba convencido, esperaba y Tae no se lamentara en un futuro–. Sólo dale tiempo.
Yoongi suspira sonoro en el momento que su teléfono empieza a sonar con una llamada entrante.
–Es el detective Lee, seguro es para darme noticias importantes. Ahora regreso.
Se retira respondiendo la llamada, dejándome solo en la sala con Nam. Comenzaba a pensar que ya debería de irme cuando Jimin aparece de la cocina con una sonrisa y se detiene cuando nos ve.
–Ya me voy–se despide inclinando la cabeza, hacemos lo mismo hacia él–. Que tengan bonita noche.
–Tú también.
Decimos Nam y yo al mismo tiempo, viéndolo retirarse por la puerta de salida. Mi mirada lo sigue en todo momento hasta que lo pierdo de vista. Escucho una risa a mi lado y me giro hacia el alfa mayor.
–¿Qué?–le preguntó con una ceja alzada, él simplemente se encoge de hombros y niega con la cabeza.
–Nada, nada.
Entrecierro mis ojos sin poder creerle, no me gusta la mirada de "yo sé algo que tú no" que me dirige. Estaba a punto de reclamarle cuando mamá Ye sale de la cocina con unos recipientes envueltos y buscando a alguien con la vista.
–¿Jimin ya se fue?–pregunta.
–Sí, hace un minuto.–le informo levantándome del sofá, buscando mi casco y llaves para irme también.
–Oh, se me olvidó darle esto–mi mirada cae en los recipientes que sostiene–. Se los daré mañana, supongo.
–No te preocupes, má–Nam también se levanta y camina hacia ella, quitándole los recipientes y entregándomelos, lo miro sin entender a qué se debe su actitud repentina–. Jungkook se los llevará ahora, ¿verdad, Kook?
–¿Qué?
–¡Oh, que bien!–Yerie celebra–. Ya sabes que vive en la casita de arriba, así que no demores y llévaselo. ¡Vamos, vamos!
Literalmente soy arrastrado por Yerie hacia la puerta, Nam me guiña un ojo y yo más confundido no puedo estar.
¿Qué estará tramando?
Suspirando salgo de allí y noto a Yoongi enfrascado al parecer en la llamada de antes, dando vueltas por todo el jardín. Le hago señas de que me espere y que estaré arriba, él asiente rápidamente y sigue en lo suyo. Sin más remedio subo por las escaleras metálicas hacia la azotea, con el fin de entregarle esto a Jimin y luego poder irme a mi departamento. Necesitaba un descanso, ha sido un día demasiado largo.
Al llegar arriba me encuentro a Jimin parado en medio del lugar, mirando un punto fijo en el cielo mientras acariciaba distraído el brazalete que le regaló Jin. Ladeo la cabeza observándolo por unos minutos, no parece haber notado mi presencia, sonrío acercándome a él.
–¿Te gusta ver las estrellas?
Jimin dio un salto al escucharme y se gira a verme con el ceño ligeramente fruncido. La luz de la luna y las farolas iluminando su suave semblante. Llego a su lado y miro al cielo nocturno como él antes hacía.
–¿Por qué quieres saber?
–Trato de conocerte mejor, ¿recuerdas?
–Oh–dice simplemente y cuando pienso que no va a responder, lo hace:–. Me gusta observarlas como si siempre fuera la primera vez que las viera. Me gusta descubrir cosas nuevas en ellas.
Me asombra su respuesta y me giro para contemplar su fino perfil, su mirada perdida en cielo estrellado.
–¿Y que descubres en ellas?–de repente quiero saber más, mis manos apretando los recipientes que debería darle.
–Sólo...veo más allá, más allá de las constelaciones y los planetas que se dejan ver como puntos relucientes.
Vuelvo a mirar hacia el cielo y frunzo el ceño.
–¿Qué puedes ver además de miles de gases explotando a millones de años luz de nosotros? No entiendo.
Jimin suelta una risa tapándose la boca con su mano izquierda, el brazalete sacudiéndose en sincronía con sus hombros, me descubro a mí mismo encantado por esa escena...a mi lobo también le gusta.
–Sé que es tonto y que no tiene sentido, pero me gusta la idea de que formamos parte de las estrellas–su mirada se encuentra con la mía y me congelo, sintiéndome desvanecer por ese simple gesto–. Creo que cada uno somos estrellas caídas a la espera de volver a brillar más allá del universo, somos parte de esas constelaciones. Simplemente estamos en la tierra por tiempo limitado, para brillar de un modo diferente y después volver allá arriba una vez nuestra luz terrenal se extinga.
–Oh...vaya...eso es...–ni siquiera sabía que decir, mi mente estaba en blanco. Park Jimin cada vez me sorprendía más.
Jimin volvió a reír.
–No me hagas caso, es algo que me dijo alguien una vez y me gustó tango que decidí creerle.
Puedo notar en sus pupilas la melancolía y tristeza. Me acerco más a él.
–¿Puedo saber quién te lo dijo?
–Mi padre.
Eso fue suficiente para entenderlo todo, vuelvo a mirar al cielo con pocas estrellas y sonrío, lleno de anhelo.
–A mi madre le hubiera encantado conocer a tu padre.–confieso en un hilo de voz.
–¿Sí, por qué lo dices?
–Porque mi madre creía que cuando dejáramos de existir en esta tierra, nos convertiríamos en estrellas y brillaríamos junto a la madre Luna.
Vuelvo a encararlo y noto sus ojos iluminados, sin duda alguna sus ojos brillan más que esas simples estrellas en el cielo. Me siento fascinado y perdido por ellos, por todo él.
–Tienes razón, a mi padre también le hubiera gustado conocerla.
Eso fue todo para me acercara mucho más a él. Que mi aliento chocara con el suyo y sus ojos se fundieran en los míos. Nuestros labios casi rozándose, quería tanto besarlo y perderme en sus belfos rosados que no medí las consecuencias, nada se sentía más correcto que el querer besar a este omega, a Park Jimin. Quería saber su sabor, quería unirme a él de todas las formas posibles...
Quería tanto.
Y hubiera disfrutado al fin de mis más dulces fantasías sino fuera porque escucho a mi primo gritar mi nombre desde el jardín, rompiendo nuestro momento.
–¡Jungkook!
Maldito Min Yoongi, me vas a pagar esta. Lo juro por la luna.
Me alejo rápidamente de Jimin, sintiendo la respiración pesada y a mi alfa malhumorado dando berrinche por no haber besado al omega. Jimin se ve tan afectado como yo, con las mejillas sonrojadas, parpadeando varias veces y su pecho subiendo y bajando sin pausa.
–¡¿Qué quieres, Yoon?!–grito de vuelta lleno de frustración, tratando de calmar mis instintos cerrando los ojos fuertemente.
–¡Necesito que vengas ahora mismo!
Suelto una larga respiración, más le vale que sea algo importante porque si no lo iba a matar y...
–¿Te pasa algo, Jungkook?
La voz de Jimin me hace abrir los ojos y encararlo, su rostro está lleno de preocupación por lo que trato de sonreírle, entregándole de una vez los envases que tengo en las manos; cumpliendo con lo que vine a hacer desde un principio.
–Todo está bien, no te preocupes.–le digo y él no deja de mirarme con esos ojitos de cachorro, brillantes como los luceros. Volvieron las ganas de besarlo y gruño–. Esto te lo manda Yerie. Ya debo irme, nos vemos mañana.
No lo dejo responder porque me marcho, dejándolo allí parado y bastante confundido.
Yo sin embargo, bajo las escaleras rápidamente, con el corazón desbocado y el deseo anhelante de probar el dulce sabor de sus labios rosados.
🌙
Me costó un poco escribir este capítulo, pero al fin lo terminé y espero les guste.
Voy a demorar un poco en actualizar estos días porque tengo un examen muy importante en unas pocas semanas y tengo que pasarlo sí o sí. Una vez que termine con eso estaré por aquí más seguido.
Espero hayan disfrutado la lectura y nos vemos pronto.
Los quiero <3
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