
🌙Capítulo 10: "Conociéndote mejor"🌙
"Los hombres sabios dicen que sólo los tontos se precipitan, pero yo no puedo evitar enamorarme de ti."
🌙
Fue mala idea dejar que Jungkook se quedara a dormir.
Muy mala idea.
Porque ahora estaba metido en un lío donde mi corazón daba vuelcos dentro del pecho y mi omega saltaba en brinquitos felices por tener al alfa cerca por más tiempo.
Pero no había nada que pudiera hacer al respecto, no dejaría que se fuera y me quedara con la incertidumbre de que algo malo le pasara. No soy así desconsiderado. Me doy ánimos y me digo a mí mismo que estoy haciendo lo correcto, que esto sólo sería por una noche hasta que la tormenta cesara y todo volviera a la tranquilidad.
Sacudiendo la cabeza me inclino de puntillas tratando de alcanzar las colchas extras que tenía en lo alto del closet. Casi me caigo de trasero cuando me caen encima, pero logro recuperar el equilibrio.
Lunas, estas cosas pesan.
Haciendo malabares con las mantas en mis brazos, llego hasta el sofá de la salita donde un Jungkook con el ceño fruncido y brazos cruzados sobre su pecho me espera sentado. Dejo caer las colchas a su lado y resoplo haciendo mover mi flequillo.
–No tengo colchoneta así que te toca dormir en el sofá.
Jungkook mira del sofá a mí y de mí al sofá, como si al mueble le hubieran salido espinas y a mi cuerpo una segunda cabeza. Enarco una ceja cuando lo escucho quejarse.
–¿Crees que mi cuerpo quepa completo ahí?–señala al sofá con una mueca incrédula, asiento simplemente y él exhala ofendido–. ¡Oh vamos, Jimin! Mis pies quedarán fuera y mi espalda dolerá horrores mañana.
–Es lo mejor que tengo para ofrecerte–le digo encogiéndome de hombros–. Deberías agradecerme.
–Eres un terrible anfitrión, me deberías dar tu cama y tú dormir en el sofá. Además de que me obligas a pasar la noche aquí también tengo que dormir mal e incómodo y...–lo fulmino con la mirada y se calla como perro regañado–. Está bien, dormiré en el sofá.
–Buen chico.
Me mira mal y refunfuñando coloca sin muchas ganas las mantas sobre el mueble, luego se tira sobre el y pone un cojín tras su cabeza. Lo observo por largos segundos parado frente él hasta que decido mejor ignorarlo y seguir con la lectura de mi libro que había sido interrumpida por cierto alfa quejica y mandón.
La baja música del toca discos seguía andando y justo cuando estaba apunto de apagarlo, Jungkook me detiene:
–No lo apagues–me volteo para encontrarme con sus ojos mirándome con un brillo extraño–. Es relajante.
Esta vez le hago caso y dejo que la música siga bañando el ambiente. Instantes después vuelvo a tomar el libro y me siento en la silla alta de la isla de la cocina. Intentaba leer, pero el carraspeo del alfa me desconcentra por completo.
Suspiro frustrado.
–¿Qué?–bajo el libro y lo veo fijamente. Me encuentro con su mirada escurridiza y curiosa.
–¿Te gusta leer?
Jungkook sigue acostado en el sofá frente a mí, con un brazo bajo su cabeza y ojos entrecerrados a causa de la tenue luz que emitía la lámpara del techo. Era cierto que sus largas piernas sobresalían de los antebrazos del mueble, pero no se le veía incómodo, al contrario, parecía estar tranquilo...en paz. Tomo unas lentas respiraciones sin dejar de mirarlo antes de responderle.
–Sí, me gusta leer. ¿A ti no?
Jeon negó con la cabeza lentamente.
–No soy muy bueno concentrándome en esas cosas.–dijo en un susurro ronco.
–No eres bueno en muchas cosas.–suelto con burla, él sólo sonríe ladino levantando una ceja.
–Te sorprendería saber en todo lo que puedo llegar a ser bueno.
Su mirada oscura y penetrante me dice muchos secretos sucios, secretos que me hacen sonrojar y que la sangre comience a hervir dentro de mi cuerpo.
–Tú...no tienes vergüenza.–lo señalo dedicándole una mueca asqueada.
El ríe y se incorpora sentándose, sin dejar de observarme en ningún segundo.
–El que mal pensó todo fuiste tú, no yo–ladea su cabeza, su sonrisa se vuelve más grande y zancarrona–¿Quién es el verdadero sinvergüenza aquí, eh?
Me atraganto con mi propia saliva y lo miro lanzándole todo el desprecio que mi alma bondadosa le pueda dar. Chasqueo la lengua y finjo que no está aquí, lo ignoro volviendo a leer. Pero cuando el libro es arrebatado de mis manos de repente, me sobresalto. Encuentro al alfa sosteniéndolo con el semblante curioso. Mi paciencia tiende de un hilo en estos momentos y gruño entre dientes:
–¿Qué crees que estás haciendo?
–¿Esto no es un libro para niños?–pregunta extrañado parado a mi lado, sin dejar de ojear el libro como si fuera la cosa más interesante del mundo.
–"El Principito" es un libro para todas las edades. Un clásico. ¿Acaso no sabes nada de literatura?
–No sé mucho al respecto–confiesa–. Sólo que mi madre me leía este libro cuando era niño...por eso te preguntaba.–su voz se escucha tan bajita y llena de nostalgia que me asombra. Parecía enfrascado en sus propios recuerdos, perdido en su mente mientras pasaba su mano entre las páginas abiertas.
Mi semblante se suaviza y mis hombros caen. Comenzaba a ver a este hombre con otros ojos. Trataba de ver más allá de su reservada e impulsiva personalidad. Buscaba en él al alfa de mis sueños, con mis esperanzas renovadas. Buscaba esa parte dulce que sabía escondía en alguna rincón de su interior, pero el escudriño termina cuando sus ojos conectan con los míos y me entrega el libro con una mirada apenada.
–Perdona, eso fue impulsivo de mi parte.
Tomo el libro lentamente y lo veo volver a sentarse en el sofá, con su vista perdida en algún punto de la pared de enfrente.
Ladeo la cabeza preguntándome que acaba de suceder, pero alejo todo pensamiento cuando vuelvo a sumergirme en las letras de la historia. Eso dura muy poco tiempo otra vez, porque el sonido de protesta que hacen las tripas de Jungkook me impulsa a levantar la mirada y encararlo. El alfa tocaba su estómago con una mueca apenada y ojitos de cachorro.
–¿Tienes hambre?
–Sí.–musita tímido.
–¡Pero si te comiste ocho de los diez brownies que hice!
¿Literalmente casi me deja sin comer y ahora me dice que sigue con hambre? Ja, era increíble.
Jungkook me mira fijamente como si hubiera dicho algo tonto mientras yo sigo con mi postura incrédula.
–Jimin, soy un alfa y mi cuerpo necesita más que brownies para estar satisfecho–lo miro de pies a cabeza, evaluándolo, sus ojos grandes y brillantes me ruegan con pena fingida y en sus labios aparece un pronunciado puchero–. ¿Puedes alimentarme?
Sí. Definitivamente Jungkook nunca dejará de sorprenderme.
Termino suspirando y me levanto de la silla para ver qué puedo darle de comer en la cocina. No tengo mucho ya que no había hecho la compra en varios días, pero tenía ramen y algunos huevos en la nevera, tal vez una que otra verdura también. Esperaba que eso fuera suficiente.
Saco una olla de los estantes y pongo agua a hervir en el fogón a fuego lento. Con un pequeño cuchillo comienzo a cortar un poco de cebolla, ajo y cebollino que pude encontrar. Al menor tendría algo de sabor y no quedaría tan soso. Luego frío un par de huevos y cuando el agua está hirviendo echo los fideos con un poco de sal y su respectivo condimento. No demora mucho en que todo esté listo y me siento orgulloso de que huela bien y tenga buena pinta.
Cuando me giro con la olla en las manos, me encuentro con un Jungkook ansioso sentado en la silla que antes ocupaba. Coloco el ramen en medio de nosotros, en la repisa de la isla y me siento frente a él.
–Espero te guste.–le digo entregándole los palillos y quitando la tapa para que el vapor de la sopa y fideos humeara nuestro alrededor.
Jungkook toma una lenta respiración, olfateando con ganas el aroma que desprende el ramen dentro de la olla.
–Gracias por la comida.
Entonces con los palillos coge una buena cantidad de fideos que apoya en la tapa de la cazuelita y sopla antes de darle un gran bocado. Su ceño se frunce mientras mastica y mueve su cabeza en apreciación sirviéndose más. Es todo un poema verlo disfrutar de cosas tan banales como comer un plato de fideos picantes. Me encuentro a mí mismo mirándolo embelesado con una mano reposando en la mejilla. Ni siquiera he probado lo que yo mismo preparé, pero para ser sincero no me importa.
No me culpen, tener a este alfa frente a mí así de esta manera, tan natural y relajado, haciendo sonidos cuando sorbe los fideos y de las comisuras de sus labios corriendo un hilito de caldo rojo, era mucho mejor que comer. Admirarlo parecía más interesante.
Cuando parece satisfecho y en el plato no queda casi nada, suelta los palillos, limpia su boca y soba su barriga. Sonríe dejando ver sus dientes delanteros, viéndose más joven, como un perrito feliz que levanta sus orejitas y mueve la cola. La curita en su frente es la guinda del pastel.
Tierno.
Quién diría que Jeon Jungkook no es más que un cachorro en el cuerpo de un alfa grande y fuerte. No lo podría haber sabido si no fuera testigo de este momento.
–¿Estuvo bueno?
–Umju. Muy bueno–la sonrisa no abandona su rostro–. Cocinas bien.
–Me gusta cocinar.–digo sin más, como si no fuera algo tan importante.
Jungkook se incorpora mejor en el asiento, apoya sus codos sobre la meseta y reposa sus manos entrelazadas bajo su barbilla. Esos ojos analizándome, poniéndome nervioso.
–¿Qué más te gusta?–pregunta tomándome por sorpresa.
Al principio pienso que me está tomando el pelo, pero cuando su rostro se mantiene serio y expectante a mi respuesta, sé que no está jugando. Aclaro mi garganta.
–¿Por qué quieres saber?
Las irises de sus ojos recobran un brillo extraño y se inclina más hacia mí. Su cercanía haciendo estragos en mi corazón.
–Antes me dijiste que no te conocía–recuerda, parpadeo lentamente esperando a que continúe:–. Intento arreglar eso, así que dime, ¿qué más te gusta hacer?
Mi pulso se dispara y en un ataque de nerviosismo me levanto alejándome de él, recogiendo la olla y dándole la espalda para comenzar a recoger el reguero que dejé en la cocina.
–N-no soy tan interesante.
–Tú no eres quien decide eso–lo siento seguirme y quitarme la olla de las manos, nuestros dedos se tocan por cortos segundos haciendo que una corriente eléctrica suba de la punta de mis pies hasta el último cabello de mi cabeza–. Siéntate, tú cocinaste y yo lavaré los trastes, trabajo en equipo.–me guiña un ojo y yo lucho para no derretirme ahí mismo.
–Está bien...
Sin nada que hacer entonces, lo veo ponerse los guantes de fregar y comenzar a lavar la vajilla sin protestar. Vuelvo a sentarme en la silla alta observando su espalda ancha y fuerte, sus cabellos oscuros aún húmedos por la lluvia le rozaban los hombros. Muerdo mi labio inferior sintiéndome pequeño al lado de él, literalmente mi casa parece una casita de muñecas con el alfa aquí presente.
–No has respondido a mi pregunta–su voz ronca me sobresalta–. Que esté ocupado ahora no significa que no te esté prestando atención.–me mira por encima del hombro y trago duro al darme cuanta de que no dejó el tema atrás.
Juego con mis dedos bajando la cabeza, no sabía qué responder, realmente me considero una persona aburrida.
–Me gustan las plantas, regarlas, cuidarlas–confieso en un susurro lo bastante alto como para que pueda escuchar–. También me gusta ver películas, históricas o comedias románticas, pero las de época son mis favoritas.
Se hace un silencio entre nosotros, no se siente incómodo sino lleno de complicidad. El sonido de la lluvia y la música llenando el vacío.
–Mmm...Te gusta leer, cocinar, cuidar las plantas y las películas de época...¿Qué más?–enumera pensativo en lo que termina de secar los trastes con un trapo.
–Pues...–arrastro mi labio inferior entre los dientes, sintiendo que la mente se me queda en blanco cuando pasa por mi lado y se vuelve a sentar en el sofá–. Me gusta...
–Estás muy lejos, siéntate aquí conmigo.–palmea un lado del sofá y hace un gesto para que me acerque.
Mis piernas se vuelven gelatina cuando hago el intento de levantarme de la silla, tomo el libro abandonado en la isla y lo pego contra mi pecho en un intento de calmar mis nervios. No sé qué me pasa, pero no puedo evitar sentirme así cada vez que mi mirada se encuentra con esos ojos profundos y brillantes.
Había una necesidad de acercarme a él tan feroz que dolía. Mi piel reclamaba cualquier tipo de contacto que Jungkook pudiera darme. Era algo que ni yo mismo podía descifrar, cómo una corriente electrizante que me atraía él. Era increíble, pero a la vez tan atemorizante. Algo dentro de mí se encendía cada vez que lo tenía cerca.
Me atraía...
Guiándome por esos impulsos me acerco a él con pasos cortos y tímidos. Luego me siento a su lado a una distancia prudente.
–He hablado mucho de mí, dime algo de ti ahora–pido bajito mirándolo de reojo–. Es lo justo.
Jungkook sonríe ladino y asiente en acuerdo.
–Me parece bien–hace una mueca pensativa con dos dedos apoyados en sus labios–. Me gusta ejercitarme, sobre todo boxear.
Ahora tenía toda mi atención.
–¿Boxeas?
–Cuando tengo tiempo libre, sí. También me gusta escuchar música, así como ahora.
Asiento, escuchando las lentas tonadas de los voz de Elvis Presley a través del toca discos.
—A mí también me gusta.–musito mirándolo a los ojos.
Nos sostenemos la mirada por largos segundos. Una energía extraña se forma entre nosotros, acercándonos cada vez más. Sin embargo él es primero en romper el contacto posando la vista en una las macetas colgadas en la pared de mi sala. Luego vuelve a mírame, con su rostro duro y serio. El cambio de ánimo me deja bastante descolocado.
–Dime, Jimin. ¿Algún alfa te está cortejando?
Abro grande los ojos asombrado por su pregunta, me alejo inconscientemente.
–Esa información es bastante personal, ¿no crees?
–Lo es, pero el olor a madera y hierba buena que desprende tu ropa y la que me prestaste le pertenece a otro alfa, me preguntaba si estabas saliendo con alguien.
Sus pupilas se iluminan en un rojo intenso por una fracción de segundo y su lengua choca contra su mejilla en un gesto...¿molesto?. Es entonces que caigo en cuenta que el aroma a otro alfa en su cuerpo puede incomodarle. No pensé en eso cuando le di las ropas de Minjoon, pero era lo único de talla grande que podía darle.
–Pido disculpas si el aroma te molesta, pero la verdad es que no, no tengo a nadie que esté viendo de esa manera–aclaro rápidamente–. Las ropas que te di le pertenecen a mi hermano mayor, al igual que la sudadera que llevo puesta.
Su rostro parece relajarse y sus hombros lucen menos tensos. Sonríe de labios cerrados.
–Ya veo–busca una mejor postura para quedar de lado a mi cuerpo–. Pareces bastante cercano a tu hermano, usando prestada su ropa.
Río al escucharlo. Si Minjoon se diera cuenta de que le faltan algunas de sus ropas favoritas sería hombre muerto. No le gusta que use sus cosas, pero a mí me encantan lo grandes y calentitas que son, sobre todo cuando hago nidos, no podía evitar tomarlas sin pedirlas prestadas. Cosas de hermanos, tal vez.
–Somos cercanos–digo imitando su posición–, pero hace tiempo que no nos vemos.
Era cierto, hacía largos meses que no lo veía ya que él había ingresado al servicio militar y los requisitos que debía cumplir limitaban sus visitas a casa. Bueno...hasta antes de unos días que dejé mi antigua casa, esa fue la última vez que lo vi hasta entonces.
–¿Lo extrañas?–Jungkook coloca mantas encima de nuestras piernas ligeramente unidas.
–A veces.–es mi simple respuesta.
El silencio que nos envuelve a continuación está cargado de nostalgia y recuerdos del pasado. Un relámpago alumbra el interior de la salita en el momento que la melodía de "Can't help falling in love with you" comienza a sonar.
–Esa canción...
–Es mi canción favorita...
Hablamos al mismo tiempo sorprendiéndonos, nos miramos fijamente sin saber quién hablará primero.
–Empieza tú.–dice en voz baja, me sonrojo sin poder evitarlo.
–Esa canción es mi favorita–comienzo–. Me trae muy buenos recuerdos. Mi padre y yo la cantábamos cada vez que sacaba su vieja guitarra y la tocaba–puedo ver claramente dentro de mi mente la viva imagen de esos momentos, la sonrisa de papá, su guitarra desafinada y mi canto aniñado–. Cuando la escucho, me traslado a esa época donde no me preocupaba por nada, sólo por ser feliz.
Jungkook se queda callado perdido en su mente, sin embargo habla cuando pienso ya no lo iba a hacer:
–Mi madre me la cantaba todas las noches antes de ir a dormir después de haberme leído un libro. Era como una canción de cuna y su voz era mi favorita en todo el mundo.
Me incorporo y miro su perfil, sus ojos mirando un punto fijo del techo antes de terminar en los míos.
–¿Qué le pasó?–murmuro, mi pecho encogiéndose cuando veo sus pupilas tan tristes.
–Cáncer de mama, tenía diez años cuando se fue.
Mi corazón se rompe dentro de mi pecho al imaginar a un Jungkook pequeño llorando a su mamá sin saber a donde ir. Me recuerda a mí porque yo viví algo muy parecido.
–Mi padre también murió–mi confesión parece sorprenderle porque se sienta mejor y me mira con ojos llenos de comprensión y empatía. Sonrío un poco triste–. Accidente de auto, tenía nueve años.
Eso es suficiente, nos entendemos sin decir nada más. Es impresionante la manera en la que conectamos en el poco tiempo que hemos estado aquí, encerrados a causa de una tormenta. Porque estando aquí, en este lugar, junto a él, se sentía como estar con un amigo de toda una vida. No lo veía como un extraño, ya no lo veía como alguien que visitaba mis sueños. Lo veía como algo más.
Y no sé si fue la ilusión del momento, no sé si fue la intimidad que compartíamos. No sé lo que estoy haciendo hasta que me escucho preguntando:
–¿Quieres que te lea la historia?
Señalo el libro en mi regazo, mi voz escuchándose en un susurro tímido.
Jungkook sonríe y asiente con la cabeza.
Es así como pasamos el rato hasta altas horas de la madrugada, conmigo leyéndole sobre un viajero, un niño, una rosa, un zorro y un planeta. Con él escuchando atentamente y sin interrumpir. Con nosotros dejándonos llevar por el momento.
El ambiente se sentía cercano, íntimo. Con nuestros aromas mezclándose y mi hombro rozando el suyo. Ambos rompiendo las barreras y, sin darnos cuenta, dejando que nuestro acercamiento tenga un nuevo significado.
Porque mi alma poco a poco se unía a la suya y mi corazón latía entregándose a las nuevas sensaciones que este alfa me transmitía.
Porque muy a mi pesar, Jungkook se estaba volviendo una parte de mí...y no sabía cómo evitarlo.
🌙
¡Me encantan estos dos!
Jimin ya está cayendo y Jk es más abierto :')
Gracias por leer y nos leemos en la próxima.
Los quiero <3
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