🌙Capítulo 06: "Corazón en llamas"🌙
"Yo sé que tienes miedo, pero tu corazón, tu alma, tu cuerpo...ellos no serán cuidadosos. Supongamos que no me conoces."
🌙
Rojo
Todo lo veía rojo.
Mi piel ardía en llamas, era como si mil flechas de fuegos cayeran en mi interior estallando como explosivos, quemando y desgarrando. Mi respiración era caliente y pesada, me costaba retener el aire dentro de mis pulmones. El sudor corría como lluvia sobre mi frente, pecho y espalda, estaba hiperventilando. Sentía que en cualquier momento mi cuerpo iba a estallar de tanto calor y dolor.
Esto no podía ser normal, nunca en mis veinticinco años de vida me sentí de esta manera. Ni siquiera en mis celos más potentes. Esto era mucho peor, muy diferente. Era como si me arrancaran la piel de tajo y vertían aceite caliente sobre las heridas. Era insoportablemente doloroso y cruel.
Y no podía creer que me estaba pasando.
De mis ojos caían lágrimas de angustia, mi lobo que hacía más de dos años dormía como muerto dentro de mí, ahora está arañando y gruñendo con fuerza queriendo ser liberado. De mi garganta brota un grito ahogado cuando las sensaciones se vuelven tan abrumadoras que no puedo soportarlo.
No sé en que momento comencé a colapsar de esta manera, solamente recuerdo salir corriendo de la oficina del trabajo cuando sentí que todo explotaría dentro de mí. Arrastré a Yoongi conmigo y gracias a eso pude llegar a salvo al departamento. Me acompañó por un rato y veló por mí, pero se tuvo que marchar cuando las cosas comenzaron a ir de mal en peor, cuando el tener a otro alfa en mi territorio se volvió una completa amenaza y traté de atacarlo. Se aseguró de cerrar todo bien por si a mi lobo se le ocurría escaparse y prometió que buscaría a Namjoon para que me ayudara en cuanto el estado descontrol que tenía disminuyera por completo.
Los muebles de mi apartamento estaban hechos trizas, las paredes arañadas por mis garras y habían cristales vertidos por todo el suelo. He perdido completamente el control. Me he convertido en un completo animal, una bestia. Tal vez esto era uno de los síntomas por haber tenido al lobo dormido por tanto tiempo, ahora que decidió salir nuevamente a la luz estaba acabando como un tornado, llevándose todo a su paso sin compasión alguna.
De repente una ola de calor diferente recorre todo mi cuerpo, erizando de punta a punta cada vello de mi piel. Puedo sentir como mi miembro se endurece de forma dolorosa y como mis garras se entierran en las sábanas de la cama, descuartizándolas.
Omega.
Quiero a nuestro omega.
Cierro los ojos con fuerza y niego lleno de frustración. Esto no me puede estar pasando ahora, simplemente no puedo entrar en celo. No después de tanto tiempo. No después de que me habían diagnosticado como delta y mi alfa interior se había desvanecido. Pero estaba pasando, maldita sea que estaba pasando de nuevo. Mi alfa quería volver a estar al control de mi cuerpo. Estaba despertando por completo y las sensaciones son tan abrumadoras que no puedo controlarlas. Era como si de mi piel brotaran corrientes eléctricas dando estruendosos latigazos a mis entrañas.
Busca a nuestro Omega.
¡Cállate, maldito perro pulgoso! ¡Todo esto es tu culpa!
Me estoy volviendo loco, perdiendo poco a poco la razón. Estoy al borde de la desesperación. El alfa ruge dentro de mí pecho y araña más fuerte. Los supresores que me había dado Yoongi hace un par de horas atrás no habían hecho efecto, simplemente todo está empeorando. Puedo sentir a los colmillos volviéndose más grandes y filosos, rajando la piel de mi labio inferior. El sabor de la sangre en mi lengua me nubla, y el olor de mi propia excitación me marea.
Nunca me había sentido así antes. Jamás. Es demasiado para tolerar.
Omega. Omega. Omega.
Quiero a mi bonito Omega.
Sigo escuchando los gemidos furiosos de mi mitad animal. Pero no puedo darle lo que quiere, porque lo que me está pidiendo es imposible en estos momentos. El omega al que mi lobo llama no puede ser nuestro. Me niego a aceptarlo. No me podía permitir desear a otro omega, no quería entregarle mi corazón a nadie más. No desde que mi antigua compañera me había abandonado en el peor momento, no desde que la traición se sintió de la manera más desgarradora posible. Mi ojos se llenan de lágrimas de enojo e inmediatamente alejo ese oscuro pasado de la mente, pero me sorprendo a mí mismo sustituyéndolo por el recuerdo de una mirada de cachorro tierna y parpadeante.
A mi cabeza llagan imágenes de cierto omega testarudo que de un momento para otro vino a desestabilizar mi tranquilidad. Literalmente. Con su pequeños y brillantes ojos color miel, su rostro fino y delicado de pómulos marcados y sonrojados, con su naricita de botón y...los labios más bonitos que he visto en mi vida, tan llenos y rosados, esos mismo labios que mordí en un impulso de mi lobo y que moría por volver a morder, besar, saborear...y tal vez otra cosa...
Gruño en negación, no puedo estar pensando en esas cosas. No me lo puedo permitir. Esto es absurdo. Sin embargo mi maldito miembro erecto se endurece más si es posible, sacándome un jadeo de dolor. Mi alfa se agita vuelto loco, aullando más fuerte.
Me levanto de la cama como puedo y me arranco la ropa del cuerpo cuando el calor se vuelve insoportable y mi corazón se siente en llamas. A pasos tembloroso camino hacia el baño de mi habitación con la idea de darme una ducha de agua bien congelada, puede que eso ayude un poco a bajarme la temperatura del cuerpo, relajar a mi lobo caprichoso y a aclarar un poco esta mente nublada que tengo. Sí, eso puede funcionar, tiene que hacerlo.
Pero cuando estoy metido dentro de la regadera, cuando el vapor que emana mi cuerpo me droga y el agua fría recorre mi piel caliente, mi mente sigue vagando en el recuerdo de ese pequeño y bonito omega.
Maldito Park Jimin.
Todavía mis manos podían sentir la anatomía de su diminuta cintura cuando lo toqué aquella vez, todavía tenía impregnado en mi olfato su exquisito aroma. Él olía como a la brisa fresca de una noche nevada y a flor de cerezo...y a algo más. Tan dulce y sereno. Tan embriagante y único. Fue la primera vez después de tanto tiempo que fui capaz de detectar las feromonas de alguien más, fue desde ese momento que mi lobo tomó el control e hizo de las suyas sin mi consentimiento, llegó tan lejos que fue capaz de hacerme apresar al omega contra mi pecho y morder su labio regordete.
Tiemblo cuando mi erección se vuelve una maldita tortura, así que sin pensarlo dos veces la tomo con las manos y comienzo a bombearla desesperado. De arriba a abajo. Dándole apretones ligeros al glande para después volver a la base y hacer el mismo procedimiento, una y otra vez.
Pierdo la cabeza.
Pierdo todo autocontrol.
Porque cuando me toco imagino que no estoy solo, imagino que unas manos más pequeñas envuelven mi falo y me llevan a la locura. Imagino unos labios rojos y llenos besando los míos entreabiertos. Imagino un cuerpo más suave y lleno de curvas apresándose contra el mío duro y necesitado...imagino...imagino...
–¡Joder!
Llego al climax con una rapidez que me sobresalta, chorros de liberación terminan salpicando en las losas del baño, mezclándose con las gotas del agua de la ducha. Mi respiración es un desastre y tiemblo de pies a cabeza al haber tenido uno de los mejores e intensos orgasmos de mi vida. Mi lobo ahora tranquilo y manso, pero sin llegar a estar del todo satisfecho.
Suelto una risa rendida cuando siento que mi entrepierna vuelve endurecerse con mucha más fuerza. Estoy perdido, condenado.
Porque esta sólo sería la primera de muchas en las que me correría pensando en él.
En ese omega bonito y orgulloso.
En Park Jimin.
🌙
Una semana entera había pasado, una semana donde la bruma del celo me envolvió dentro de las cuatro paredes de mi habitación. No había podido salir, no había podido hacer absolutamente nada más que retorcerme en cada esquina del departamento, tocarme y correrme como un maniático pensando en alguien que no debería. Me sentía mejor ahora, después de tantos días perdiendo la razón y jalándome los pelos en desesperación, podía decir que mi cuerpo había vuelto a la normalidad. El largo ciclo había terminado, dando fin a mi sufrimiento.
Podía respirar tranquilo. No más tortura, al menos por el momento.
Unos golpes en la puerta del apartamento me saca de mis pensamientos, así que quitándome un poco la pereza me dirijo a recibir a quien sea que quiera perturbar mi soledad y tranquilidad. Pero seguro estoy de que son Yoongi y Namjoon, ya que los había llamado en cuánto mi celo terminó y esperaba que me ayudaran a hallarle sentido a todo lo que me estaba pasando. Al abrir la puerta ambos me devuelven la mirada, pero enseguida se tapan la nariz y boca en una mueca asqueada, yo simplemente ruedo los ojos dejándolos pasar.
–Te ves como la mierda.–dijo Yoongi adentrándose a la cocina y dejando algunas bolsas de compras en la meseta. Vestía ropas anchas y cómodas sustituyendo su uniforme de oficial, al parecer era su día de descanso.
–Este lugar huele como la mierda–y ese fue Namjoon, haciendo una rápida inspección a mi sala de estar. En comparación a Yoongi, vestía su típica bata de médico, como si hubiera salido de su clínica directo a mi apartamento–. Y es un total desastre. ¿Qué hiciste? ¿Te peleaste con los muebles?
–Y pensar que el destructor entre nosotros es Namjoon.–mi primo niega con la cabeza divertido, ganándose una asesina mirada de parte del tercer alfa aquí presente.
Paso las manos por mi cara sin muchos ánimos de bromear, luego miro a ambos con aburrimiento y total desanimo.
–Se supone que están aquí para ayudarme con mi situación, sin hacer bromas o a insultarme.
Namjoon chasquea su lengua en lo que Yoongi guarda en silencio algunos refrigerios en la nevera.
–Mejor ve a darte un baño, apestas. Yoongi y yo recogeremos mientras esta pocilga.–me empuja hacia el baño y yo gruño en protesta. Sin embargo me rindo y termino obedeciendo.
Una vez bañado, afeitado y vestido con ropas cómodas y limpias, me uno de nuevo con ellos en la sala que ahora se ve bastante aceptable, no había vidrios en el piso y las ventanas estaban abiertas dejando entrar el aire fresco de la mañana. Hago una mueca al ver los muebles destrozados, necesitaré comprar nuevos pronto. Que desperdicio.
–Oh vaya, sigues apestando, pero vuelves a ser persona y no un muerto en vida.
–Cállate, Yoongi.
–Cállense los dos–espetó Namjoon con el rostro serio, sentado en el único sillón que no quedó dañado, con su libro de notas médicas y gafas para leer puestas–. Ahora Jungkook, cuéntame que es lo que te sucede.
Me dejo caer en el sofá destartalado y de muelles salidos, ugh, de verdad me pasé de bestia. Era mi mueble favorito y ahora está todo roto y sin salvación por mi culpa, o más bien, por culpa de mi lobo impulsivo.
–La verdad ni yo mismo sé lo que me pasa. Todo es un lío dentro de mi cabeza–suelto un suspiro cansado y dejo descansar mi nuca en el respaldo del sofá–. Lo único que sí tengo claro es que mi lobo despertó y que tuve el celo más largo e insufrible de la historia.
–Una semana es demasiado tiempo para el ciclo de un celo, Jungkook, pero eso es producto de tener a tu lobo dormido por mucho tiempo–lo suponía, así que asiento en acuerdo hacia él–. Pero debe de haber algo más, la razón por la que tu alfa despertó de forma tan abrupta. ¿Tienes alguna idea qué pudo haber sido?
Puedo hacerme una idea, pero me rehuso a aceptarla. Aún así le hago saber, quién sabe y sólo sean estupideces mías.
–Todo sucedió cuando conocí a mi nuevo empleado–Namjoon levanta una ceja interesado, invitándome a seguir hablando–. Es omega, un omega macho.–obvio la parte en la que también me masturbé pensando en él durando mi celo, nadie tiene por qué saberlo.
–¿Me estás diciendo que tu lobo despertó cuando conociste a este omega? Mmm, interesante–lo veo anotar algo en su libro para luego mirarme fijamente–. Eso aclara un poco las cosas.
Frunzo el ceño y me siento mejor en el sofá, de repente furioso e incómodo.
–¿Qué quieres decir con eso? Sabes que lo que estás pensando no puede ser posible, Nam.
–¿Y por qué no? Hasta el momento te tenía diagnosticado como delta y sin la más mínima esperanza de que recuperaras a tu lobo. Es realmente un milagro lo que te ha pasado, deberías estar feliz.
Gruño levantándome del sofá y comenzando a caminar de un lado a otro. Estoy muy enojado y confundido, a nada le encuentro sentido.
–¡Fue cuando YooRa se marchó que mi lobo me abandonó!–grito lleno de frustración, los recuerdos haciendo estragos a mi lastimado corazón–. Estábamos enamorados de ella.
Namjoon ríe cortamente dejando ver sus hoyuelos y Yoongi se acerca a nosotros, negando con la cabeza al escucharme.
–Tú y yo bien sabemos que esos no fueron los verdaderos motivos por el cual tú alfa te dio la espalda.–dijo mi primo, con su semblante serio.
–Estoy de acuerdo con Yoongi. Ahí hubo algo más que no nos has querido decir, amigo mío.
Dejo caer los hombros, rendido. Tienen razón, hay algo más. Porque fue por mi culpa que todo esto pasó, fue por mi maldito egoísmo que perdí al amor de mi vida y a mi lobo al mismo tiempo. Yo soy quien tuvo la culpa y me maldigo cada segundo de mi vida por ello.
–Prefiero no hablar de eso.–les doy la espalda y camino hacia el gran ventanal de la sala, perdiéndome en mis pensamientos.
Escucho a Nam suspirar detrás de mí, siento su mano dejar un reconfortante apretón en mi hombro.
–Sé que todo esto es difícil para tí, pero deberías ver el lado bueno, tu lobo regresó y has vuelto a ser un Alfa.
–Sí, ya puedo volver a olfatear tu asqueroso aroma–dijo Yoongi con fastidio tirándose en el sofá magullado–¡Mierda! Un maldito muelle hijo de puta se me acaba de enterrar en el culo.–grita dando un salto, sobándose su parte trasera con una arruga en su frente de dolor.
Nam y yo nos burlamos de él en lo que se queja caminando de vuelta a la cocina.
–Es bueno que mi Alfa haya regresado, pero eso no quita el vacío que siento por dentro.–digo en un murmullo con la vista en la cuidad a través del cristal de la ventana.
Namjoon guarda silencio a mi lado, pensativo. No ayuda que seamos amigos desde que tenía diez años y el quince, me conoce perfectamente como para saber el por qué de mi pena y sufrimiento. Siempre he sido un libro abierto para Nam, sabe leerme a la perfección al igual que yo a él. Sin embargo, luego de unos minutos se gira hacia mí con un brillo diferente en sus ojos que no logro descifrar.
–Creo saber quién puede ayudarte a llenar ese vacío.
Frunzo el ceño bastante confundido.
–¿De qué hablas, hyung?
Nam me sonríe, sus hoyuelos apareciendo a cada lado de sus mejillas haciéndolo parecer más joven de lo que es.
–Ese omega del que me hablaste, creo que puede ayudarte.
Doy un paso atrás sorprendido, no puede estar hablando en serio. No puede seguir teniendo esa loca idea en la cabeza.
–Me estás tomando el pelo ahora mismo, hyung.
–No, no lo hago y muy en el fondo sabes que tengo razón. Ese omega puede ser más de lo que realmente necesitas, Jungkook.
–Sé que quieres que me olvide de YooRa y sé que no te llevabas bien con ella, pero...
–Esto no se trata de ella, Jungkook, entiéndelo.–dice con voz dura, alejándose y uniéndose a Yoongi en la cocina–. Ahora que tu lobo ha regresado, escúchalo y has las cosas bien está vez.
Me niego, no lo acepto. Aunque mi lobo mueva la cola emocionado con la idea y Nam me mire como si hubiera encontrado la solución a mis problemas, nunca estaré de acuerdo con eso. No cuando YooRa sigue siendo la dueña de mi corazón, no cuando cada noche la lloro en el silencio de mi habitación.
No, me prometí a mí mismo no entregarme a nadie más después de ella. Mi lobo gruñe furioso ante esa idea, pero lo ignoro, ya lo tenía decidido. No volvería a caer en lo mismo.
Es con ese pensamiento que tomo una decisión. Lo siento Nam, pero no seguiré tu consejo.
Porque trataría de alejarme de Park Jimin, cueste lo que cueste.
🌙
Datos importantes:
En este fic los celos de los alfas sólo duran tres días y el de los omegas cinco como máximo. Este celo de JK fue un caso especial como pudieron ver.
Los Deltas son alfas que han perdido por completo su parte animal y es muy poco probable que vuelvan a la normalidad.
Espero que les haya gustado.
Gracias por leer :)
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