🌙Capítulo 04: "Mirada penetrante"🌙
"Porque "espacio" es sólo una palabra creada por una persona que tiene miedo a estar demasiado cerca...y yo te quiero cerca."
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Los primeros cinco días trabajando de prueba en "Jeon's coffee shop", para mi sorpresa, habían ido bastante bien.
Mi entrenamiento con Tae había sido muy bueno, él fue paciente conmigo, me repetía las cosas y ayudaba cuando me veía con el ceño fruncido pasando trabajo con lo más mínimo. Dejó de supervisarme cuando notó que aprendí bastante rápido mi función en el trabajo, que consistía en tomar pedidos y entregárselos a los baristas para que prepararan las ordenes, servir cualquier postre que vendía la casa, limpiar mesas, ser amable y sonreírle a los clientes. Un trabajo sencillo, sólo hasta que la cafetería se llenaba hasta la médula, los pedidos eran infinitos, habían larga filas de clientes que se ponían histéricos y mi paciencia amenazaba con agotarse. Por lo demás, no estaba mal, no tenía mucho de qué quejarme.
El lugar sí que era bastante concurrido como para no tener un descanso. Ya me había aprendido de memoria el menú que ofrecíamos e incluso daba mis sugerencias de nuevas bebidas preparadas a quienes nos visitaban más seguido.
No me iba mal, era estresante, pero era un trabajo después de todo y nadie dijo que iba a ser fácil en la trayectoria. A pesar de todo me gustaba, me sentía bien ayudando y sirviendo a los demás. Me alegraba el día ver los rostros contentos de las personas que atendía y se iban satisfechas por el buen servicio que brindábamos, más cuando decían: "Gracias por servir los mejores cafés y regalar tan bellas sonrisas". Siempre se iban con la promesa de regresar pronto y eso me alentaba a trabajar con más esmero y dedicación.
Hoseok también me brindaba ayuda de vez en cuándo, en estos días hemos forjado una bonita amistad. Es una persona muy agradable y risueña, siempre me daba ánimos y bromeaba por cualquier cosa haciéndome reír. Con Tae he tenido mayor acercamiento, pero con él era un poco diferente ya que pasábamos mucho más tiempo juntos ya sea fuera o dentro del trabajo. Él me visitaba en mi casita, hablamos por horas de cosas triviales y veíamos películas desde mi laptop, me acompañaba siempre y se lo agradecía. A veces destetaba estar solo, y Tae con su presencia me hacía muy buena compañía y, sin saberlo, espantaba a los demonios que atormentaban mi mente la mayoría del tiempo.
–Jimin, lleva esto a la mesa tres.
Oh. Y ese es Kang Seoyin. Un omega pelirrojo teñido que también trabajaba como barista junto a Tae y Hobi. Es muy bonito, de rostro con facciones finas y delicadas, de mi misma altura y figura delgada. Lo que lo diferenciaba de mis dos amigos, es que Seoyin siempre tenía una actitud malhumorada y creída para conmigo desde que comencé a trabajar aquí, me trataba mal y hablaba tosco la mayoría de las veces, como ahora, que casi me tira encima una bandeja con dos cafés.
No me deja replicar porque enseguida me da la espalda y, contoneando sus caderas, sigue con su trabajo sin decirme nada más. Yo por otro lado aprieto fuerte los dientes contando mentalmente hasta diez para no verter los cafés calientes encima de su perfecto cabello y ensuciar su bonito rostro. Pero me contengo y con una sonrisa voy con el pedido a la mesa tres, entregándolo a la parejita de jovenes enamorados y acaramelados que allí se encuentra.
De vuelta en la caja tras el mostrador, suelto un largo suspiro. No hay más clientes que atender por el momento y me permito relajar un poco mi cansado cuerpo, recostándome en la superficie de la barra, apoyo el mentón en mi mano derecha.
–¿Cansado?–la voz de Tae me sobresalta, lo miro asintiendo y él me sonríe–. Yo también lo estoy, por suerte mañana es mi día de descanso.
Resoplo.
–Yo ni siquiera sé cuándo es mi día de descanso. Y parece que le sigo cayendo mal a Seoyin.
–A ese omega grosero no le hagas caso, siempre se ha creído mejor que nosotros. Nunca me ha caído bien. Y, sobre tus días de descanso, ¿Jungkook no te los ha dicho?
Me encojo de hombros.
A ese alfa gruñón no lo he visto desde hace dos días. Era mejor, así no alteraba a mi lobito y podía trabajar más tranquilo. Sin embargo, algo dentro de mí siempre anhelaba verlo, aunque la mayoría del tiempo ignoraba ese sentimiento, no quería tener distracciones.
–No lo he visto, además cuando ha estado aquí ni siquiera me ha dirigido la palabra–hago una mueca pensativa–, creo desde que me dijo que estaba a prueba.
Tae jadea a mi lado y frunce el ceño con una mueca en sus finos labios, suelto una risita al ver lo gracioso que se ve todo enojado.
–¡Ese idiota!. Ya había hablado con él sobre el tema, pero parece que me ignoró. Ya verá, le diré a mamá para que lo regañe y le de un buen jalón de ore...
Enmudece de repente cuando la puerta de la cafetería es abierta, llamando la atención de todos los presentes. La brisa primaveral entra como aire fresco al local, trayendo consigo aquel aroma que atormentaba los latidos de mi corazón y hacía temblar mis piernas.
Jeon Jungkook había llegado en compañía de otro hombre más bajo que él, puede que de mi tamaño, piel blanca como la nieve, cabello largo y abundante, negro como el azabache, junto con una mirada felina y penetrante. Vestía un uniforme de oficial de policía que enmarcaba bien los músculos de su cuerpo. Percibiendo un ligero toque de chocolate amargo y menta en mi olfato, noto que es alfa. ¿Qué hacía Jungkook con un oficial de policía?
–Tae, estaré en mi oficina con Yoongi–Jungkook deja saber a mi amigo sin mirarme todavía, luego esos ojos hipnotizantes se posan en los míos y me congelo–. Park, te quiero ver en diez minutos. Tengo que hablar contigo.
Y seguido por ese tal Yoongi, entra a su oficina sin decir nada más. Miro a Tae lleno de preocupación, pero cuando noto que su mirada se pierde por donde estuvieron nuestro jefe y el policía, frunzo el ceño. Tae sale de su asombro notándose triste y confundido, eso no es muy común en él.
–¿Te encuentras bien?–le pregunto, llamando su atención.
Él pestañea y niega varias veces con la cabeza.
–Sí, estoy bien. No te preocupes–responde, sin embargo no le creo en lo absoluto–. Y en cuanto a Jeon, no estés nervioso. No creo que sea algo malo lo que tenga que decirte.
–Vale–los dos nos sumergimos en un silencio un tanto tenso, pero que no llega a ser incómodo–. ¿Crees que algo malo pasó para que Jungkook esté con ese policía?–no pude evitar preguntar, la curiosidad podía más conmigo.
–¿Lo dices por Yoongi?–cuestiona con una ceja alzada, yo sólo asiento y él chasquea la lengua con disgusto–. No ha pasado nada malo, tranquilo. Yoongi es el primo de Jungkook, lo conozco también desde que soy un niño...ese alfa tonto que regresó a la ciudad después de tanto tiempo y ni siquiera me avisó.–eso último lo dijo en un susurro lleno de molestia, que gracias a mi buena audición, logré escuchar.
Entrecierro mis ojos con sospecha. Aquí hay algo más que no me dice, pero no quiero preguntarle por el momento, tal vez en otra ocasión.
–Ya veo. Será mejor que vaya a ver qué quiere el jefe, conociéndolo puede que hasta se enfade si no soy puntual.
–Que la Luna te proteja.
Suelto una carcajada al escucharlo y dejándolo en la barra atendiendo a un nuevo cliente, camino con pasos lentos y temblorosos a la oficina donde se encuentra mi mayor perdición. Justo cuándo estoy por tocar la puerta, noto que está entreabierta y las voces de su interior se escuchan desde fuera. Me quedo petrificado y mi puño se queda en el aire antes de anunciar mi presencia.
–Entonces...¿Dices que tú lobo ha vuelto a dar señales de vida?–escucho una voz gruesa y perezosa a través del filo de la puerta, sin duda le pertenece al policía.
–¡Sí!–ese gruñido inconfundible sólo tiene un dueño, y es Jungkook. Poco a poco bajo la mano, me acerco más y con sigilo escucho lo que dicen. Trato de disimular mi aroma para que no noten mi presencia.
Ya lo había dicho, la curiosidad siempre puede conmigo.
–¿Desde cuándo, Jeon? Mira que me marcho por unos meses y cuando regreso me dices algo cómo esto. Tenías que habérmelo dicho desde que sucedió.
–Ese es el problema, hyung, no sé por qué a mi lobo se le ocurre despertar después de tantos años que lo había dado por muerto dentro de mí.
Escucho el sonido de una silla siendo bruscamente arrastrada, luego pasos furiosos como si alguien estuviera caminado desesperado por toda la habitación.
–Aún no puedo percibir tu aroma, eso quiere decir que tú lobo no está del todo despierto.–dice ese tal Yoongi y mis ojos se abren tanto que casi salen volando de mi rostro.
Doy un paso atrás, el asombro llegando de golpe. Me tapo la boca con fuerza cuando un jadeo quiere salir de mi garganta.
¿Qué fue lo dijo? ¿No siente su aroma? ¿Y por qué yo sí puedo? ¿De qué están hablando?
Tantas preguntas me marean, me siento tan confundido y no entiendo absolutamente nada de lo que estoy escuchando.
–Hyung, te digo que hace unos días atrás mi lobo comenzó a arañarme el pecho con ganas de salir. Me tomó por sorpresa que no supe cómo actuar y traté mal a mi nuevo empleado–mi boca cae abierta en asombro, estoy petrificado detrás de la puerta con la curiosidad aumentando a medida que escucho cada palabra de una conversación de la que no debería de ser testigo–. Sabes que desde hace dos años cuando mi lobo me dio la espalda, mis celos desaparecieron al igual que mi aroma, pero esto...te juro que cada vez más siento arder mi pecho y mi calor corporal y temperamento ha empeorado...es como si fuera a caer de nuevo en el ciclo de celo.
Un silencio brota dentro de la habitación y trago en seco, no sé si debería irme y volver en otro momento, sin embargo mis pies están congelados y no acatan las ordenes que manda mi cerebro de moverse.
–No sé que decirte, Jungkook–la voz de Yoongi rompe el silencio después de un minuto–. Pero creo que deberías de hablar con Namjoon sobre lo que te está pasando, él sabe mejor que yo de todo esto y conoce perfectamente tu caso.
Un suspiro tembloroso llega a mis oídos a través del umbral de la puerta.
–Sí, creo que eso haré. Es bueno tenerte de vuelta, primo. Extrañé hablar contigo.
–Deja el romanticismo, no va contigo–chasquea la lengua–. Mejor ya me voy, el deber me llama.
Me alejo lo más posible de la puerta cuando las voces y pasos se vuelven más cercanos, trato de relajar mi cuerpo tembloroso, fingiendo que acabo de llegar y no estaba aquí escuchando una conversación ajena desde hace unos minutos. La puerta es abierta por completo y en mi campo de visión aparece el oficial de policía. Su mirada choca con la mía unos segundos para luego ver a Jungkook quien me mira sentado desde el escritorio de su oficina con ojos serios.
–Seguimos hablando luego, Yoongi–se despide de su primo sin apartar su mirada severa de la mía nerviosa–. Jimin, puedes pasar y cierra la puerta cuando entres.
Yoongi nos observa a cada uno en un análisis silencioso, para luego pasar por mi lado y regalarme una corta sonrisa mientras se retira. Trago el grueso nudo que se apodera de mi garganta y hago lo que Jungkook me ordenó. Una vez dentro y con la puerta cerrada, camino cortos pasos hasta estar frente al escritorio de mi jefe.
–¿Quería hablar conmigo, señor Jeon?
El escudriño que esos ojos oscuros me dedican hace que mi piel se erice y mi corazón palpite a mil por hora. Mi omega haciendo estragos en un rincón de mi pecho, junto a las mariposas revoltosas en mi estómago.
–Sí–dice–. Taehyung me ha informado que has completado el entrenamiento excelentemente. Me asombra que en tan pocos días te hayas adaptado bien al trabajo cuando a los demás les costó un poco más cuando comenzaron–se levanta de la silla y rodea el escritorio para luego sentarse perezosamente sobre una de las esquinas de este–. Me has sorprendido.
Levanto la cabeza y sonrío ladino, mi pecho llenándose de orgullo.
–Le había dicho que tenía algo de experiencia, además de que me gusta el trabajo.
–Me alegra escuchar eso.–el tono de su voz cambia a estar más bajo y ronco, me estremezco.
Se forma un silencio cargado de tensión entre nosotros que no sé cómo afrontarlo o reaccionar. Su exquisito aroma me embriaga y juega con mi estabilidad a su antojo. Me siento perdido bajo su penetrante mirada, su presencia hace cosas inexplicables con mis sentidos. Todo es muy confuso e intenso. Sus ojos oscuros y brillantes me analizan de pies a cabeza, erizando cada vello de mi piel.
De momento lo veo separarse del escritorio y acercarse lentamente, como un depredador haciendo caza a su presa. Me siento sin aire cuando está a sólo un paso y puedo percibir de cerca todo el calor que emana su cuerpo, las facciones de su rostro, su aroma. Todo él.
–¿Quiere decirme algo más, señor Jeon?–me siento tan perdido en el pozo oscuro de sus ojos que no sé si quiera ser salvado de caer en ellos.
Una atracción incierta me llama a acercarme más a él, a embriagarme más de su fragancia, a llenarme de su calor. Mi omega rogando porque me rinda ante este alfa que ha puesto nuestro mundo de cabeza.
Jungkook se acerca más a mí, tanto que puedo sentir su aliento de menta caliente rozando mis mejillas acaloradas. Mi mirada se detiene por unos segundos en sus labios rojizos, el piercing haciendo trizas mi cordura, tentándome a pasar la lengua por el y saborearlo a mi antojo. De cerca puedo notar el pequeño lunar bajo su labio inferior y mi deseo cambia en dejar un besito sobre el mismo. He perdido la razón, el fuego corriendo por mis venas como llama que derrite todo en mis entrañas.
–Sí, tengo algo más que decirte.–susurra contra mis labios entreabiertos y, sin poder evitarlo, las piernas me tiemblan.
Jadeo cuando sus fuertes manos me toman de la cintura, atrayéndome a su duro pecho, las mías por acto reflejo caen sobre sus amplios hombros. No lo alejo, aún cuando mi parte consiente me grita que lo haga. No lo alejo porque muy a mi pesar, me gusta lo que estoy sintiendo, lo que me hace sentir. Estoy a punto de desfallecer entre sus brazos. Esto es mucho mejor a cómo los sentía en mis sueños, es mucho más intenso, más íntimo.
Más real.
Mis ojos se entrecierran cuando su nariz roza la mía. Me ahogo en sus caricias.
–¿Qué quiere decirme?–susurro de vuelta.
Jungkook no responde, sino que me aprieta más contra él. Suelto un gemido cuando una suave mordida es dejada en mi labio inferior y sus largos dedos acarician la piel de mi cintura a través del uniforme de trabajo. Ese acto es suficiente para que mi entrada empiece a lubricar y mi cuerpo comience a soltar feromonas de apareamiento sin consentimiento. Eso no es bueno.
¿Qué me está pasando? Esto no es normal en mí.
La mirada de Jungkook destella en un rollizo escarlata en una fracción de segundo y eso parece ser suficiente para que la burbuja de calor que nos envuelve, explote. Como si tocarme quemara se aleja, dejándome con la respiración hecha un desastre y el rostro más enrojecido que mil jitomates. Lo veo cerrar los ojos fuertemente y apretar sus manos en puños sobre el escritorio. Su pecho sube y baja en respiración rápidas y pesadas.
De repente me siento pequeño con él dentro de esta habitación, siento frío y trato de darme calor con mi brazos al rededor de mi pecho. No sé si irme, no sé si quedarme hasta que me diga algo...no sé qué hacer.
Me siento más perdido que nunca.
Me da la espalda y no me devuelve la mirada cuando dice, fuerte y tosco:
–Es mejor que te retires–me congelo donde estoy, con el corazón doliendo cuando mi omega aúlla triste en mi interior y esconde la cola entre sus patas traseras, sintiéndose rechazado por el alfa frente a nosotros. Así que con la poca dignidad que me queda, me doy la vuelta y a pasos torpes me dirijo de salida. Sin embargo, cuando estoy a punto de abrir la puerta, su voz me detiene–. Mañana tienes el día libre, Jimin.
No respondo, salgo de ahí cerrando la puerta tras de mí en un portazo y corro hacia el baño. Una vez solo me dejo caer lentamente contra la pared más cercana y miro un punto fijo. Rebobinando en mi mente todo lo que acaba de pasar en tan solo unos minutos. Abrazo mis rodillas contra el pecho y dejo caer la cabeza entre ellas con mi respiración entrecortada.
¿Qué demonios acaba de pasar?
🌙
Ok, ok , ok
¡Empiecen a sacar sus teorías! Jiji
Nos leemos pronto en la próxima ;)
Muchas gracias por leer <3
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