Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

☀️Capítulo 01: "Nuevos aires"☀️

"Todos los fantasmas flotan a nuestro alrededor. ¿Cómo han convertido nuestros sueños en polvo?"
☀️

Si unos meses atrás me hubieran dicho que estaría pisando el suelo de Seúl, con una maleta en mano y con la esperanza de un futuro mejor; seguramente me reiría en sus caras.

Pero aquí estaba, saliendo de la estación del tren, completamente solo, en una ciudad desconocida para mí. Mis manos sostienen una pequeña maleta con mis miserables pertenencias; y para rematar, cargo con el peso de un corazón hecho trizas dentro de mi pecho.

Sí. Esta era mi nueva vida. Bastante patética si soy honesto.

Dejo escapar una lenta respiración y vuelvo a verificar la dirección que anoté en mi teléfono cuando venía de camino a la capital. Sólo a mí se me ocurre mudarme a un lugar sin antes tener un techo donde hospedarme con antelación. De verdad esperaba que esa casera que busqué en mi desesperación por internet y con la que hablé hace una hora atrás no me estuviera estafando, esperaba que de verdad tuviera una habitación como me prometió cuando pagué parte del alquiler por adelantado, porque según ella, eso formaba parte del procedimiento y contrato que firmaría una vez estuviera en la dirección que me brindó.

Pero no me traten de recriminar por ser tan tonto a veces, estoy en una situación donde la desesperación me hace tomar malas decisiones, sin contar con que soy una persona bastante impulsiva que no piensa mucho antes de actuar...sólo espero que esta no sea otra de ellas y el karma no siga haciendo de las suyas con mi vida.

Karma...vaya cosa.

El viento frío hace mover las puntas de mi bufanda, esa que me puse para tapar esas asquerosas marcas en el cuello, además de cubrirme del frío. Temblando, comienzo a caminar. Un taxi se estaciona justo frente a mí y no dudo en montarme en el asiento trasero y dictarle mi nuevo destino al conductor, quien dedicándome una mirada cansada se pone en marcha sin ni siquiera dirigirme una palabra. Lo agradezco, yo tampoco estoy de humor como para entablar una amena conversación con un desconocido.

Huele a cigarrillos y menta dentro del vehículo y a pesar de que no me agrada mucho el olor, me concentro en ocultar mis propias feromonas de ansiedad y nervios, calmando a mi inquieto lobo interior mientras observo el paisaje que me brinda la ciudad a través de la ventana.

No hay mucho que ver, pero aún así me siento deslumbrado con tantos edificios gigantes y movimiento. Alfas, betas y omegas corren apresurados de un lado a otro en las aceras. Algunos riendo, otros simplemente caminando con un café en las manos, hasta pequeños cachorros que bromean entre sí probablemente de camino a su escuela. Sonrío un poco triste, estoy seguro que toda esa gente tenía una mejor vida que la mía.

Alejo esos pensamientos y saco la cuenta mentalmente de los pocos ahorros que me quedan y que sabía no iban a durar mucho, debo de buscar un nuevo empleo lo más rápido posible si no quiero morir de hambre en el próximo mes. Problemas y más problemas, tal parece que soy un imán de ellos.

Mi espalda escuece cuando choca contra el espaldar del asiento, siseo y maldigo. Sí, otra de las aceleradas decisiones que hice sin pensar unas horas antes de subirme a aquel tren que me llevaría lejos de la antigua vida que vivía. Sólo a mí se me ocurre tatuarme  la espalda una fría madrugada, en un destartalado local de tatuajes clandestinos que encontré mientras vagaba como alma perdida por las calles. Si soy sincero, no me arrepiento mucho de haberlo hecho. Para el precio que pagué por aquel tatuaje, había quedado muy bien. Me encantaba. Quedé completamente enamorado del diseño sobre mi blanca piel en cuánto me dejaron verlo a través del espejo que me brindó el tatuador. Dolió horrores, pero el sufrimiento y las lágrimas que derramé habían valido la pena. Sólo esperaba que cicatrizara bien y no se infectara, la pomada que me vendió el tatuador debía ayudar. Ya tenía suficiente con cargar mi patética existencia como para agregar un problema más a la lista.

No sé cuánto tiempo estuve divagando en mis pensamientos, cuando siento el auto detenerse y al conductor beta decirme que habíamos llegado a mi destino. Sin demorarme más, pago por el viaje y me bajo con mi maletita. Mis ojos se agrandan cuando veo la pequeña y bonita fachada de la casa y a la señora que espera en la entrada sonriendo con ojos amables.

–Tú debes de ser Park Jimin, ¿verdad?–da unos cortos pasos hacia mí sin dejar de sonreír, su aroma a manzana acaramelada me envuelve. Es omega, como yo, eso me alivia.

–Sí, soy yo.

–¡Maravilloso, te estaba esperando! Mi nombre es Kim Yerie, hablaste conmigo hace un par de horas.–estira su mano y no dudo en tomarla dandole un pequeño apretón.

–¿Eres la casera?–le pregunto una vez que retiro la mano, carraspeo mi garganta sintiéndola un poco seca de repente.

–La misma, así que no demoremos más y acompáñame a enseñarte tu nuevo piso. Pareces un chico muy agradable, muchacho.

Kim Yerie no deja de sonreír y brindarme confianza, eso alivia un poco mis nervios. Con pasos torpes, la sigo. La omega camina delante, dirigiéndose a la casa. Es muy bonita en la entrada, paredes blancas, puerta y ventanas de madera y lo que más llamó mi atención, un frondoso cerezo justo al lado en el jardín, creo que ya comenzaba a tener cierta fascinación por sus bellas flores, amando el aroma que desprendían ya que era muy similar al mío propio. Algo tenía en común con aquel árbol, la única diferencia está que este florecía hermoso y yo...dejé de sentirme hermoso hace mucho tiempo.

La tristeza me envuelve sin darme cuenta y los recuerdos amenazan con atormentar mi mente, para mi suerte la señora Kim toma un atajo hacia una escalera metálicas a un lado de la casa y frunzo el entrecejo viendo cómo empieza a subir por ellas. Con dudas y curiosidad, la sigo sin preguntar.

Una vez arriba, veo una pequeña casita en lo último de lo que parece ser una azotea. Es bonita, bien cuidada.

–Antes, cuando hablamos por teléfono, te dije que sólo tenía una habitación disponible–me dice y yo asiento en confirmación–, sé que es un poco pequeña y necesita algo de limpieza, lo siento, todo fue muy rápido y no tuve mucho tiempo de limpiarla como normalmente hago. Pero tiene todo lo necesario para poder habitarla. Espero sea de tu agrado.

Sin más que decir, saca una llave de su bolsillo y abre la puerta de la casita. Ella entra primero y me invita a pasar.

Retengo una exclamación en mi pecho.

Lo que veo me deja fascinado, es pequeño el lugar, lleno de polvo y unas cuantas telarañas, sí, pero también es muy acogedor y bonito. Por lo menos para mí lo es. Las paredes son blancas y se mantienen bien pintadas, el piso de madera. Hay una diminuta cocina con lo necesario, una hornilla junto al lava vajillas, una nevera mediana y una lavadora de ropa al fondo, algunas ventanitas de vidrio decoran las parades, dejando entrar luz natural. Hay una isla dividiendo la cocina de la mini sala, donde hay un sofá color gris claro junto a una mesa de café en medio. No hay televisión, pero sí un librero lleno de diferentes libros en la pared justo al lado del sofá. Es perfecto, ya me veía en algún rincón curioseando, ojeando y leyendo los libros junto a mi leal taza de café con leche.

Sonreí feliz por primera vez en las últimas horas.

Oh, y también hay un pequeño baño, que la verdad no sé como me las arreglaré para meterme allí dentro sin darme un sólo golpe en la cabeza, pero la verdad no está tan mal. Y por último, me encuentro una cama de tamaño medio pegada a la pared al final de la casita, con una mesita de noche y una lámpara a su lado, también un closet. Pero lo que más llamó mi atención fue la ventana de tamaño mediano y material cristalino en el techo, justo encima de la cama, donde entraban los rayos del sol y dejaba ver el paisaje del cielo azul con nubes blancas. Vi que tenía unas ventanillas de madera por si deseaba cerrarla en algún momento, pero la verdad, dudo que en algún momento lo haga. No había mucha decoración, tampoco paredes que dividían los espacios, sólo la del baño. A la cama le hacían falta fundas, tampoco tenía utensilios en la cocina.

Debía comprar algunas cosas, hacerle pequeños arreglos y una profunda limpieza, pero me gustaba, mucho, y al parecer a mi lobito también porque podía sentirlo dentro de mi pecho moviendo la cola en aprobación. Yo mismo me encargaría de convertir esta casita en nuestro hogar. Era pequeña, pero acogedora. Aquí mi lobito y yo estaremos bien, al menos nos tenemos el uno al otro.

–Es perfecta. ¿Puedo mudarme ya mismo?–me giro y le ofrezco mi más sincera sonrisa, la casera no deja de mirarme con ojos expectantes.

–¡Por supuesto que puedes! Espera aquí unos segundos, iré por el contrato.

No me dió tiempo a responderle porque enseguida se retiró, dejándome solo dentro de la casita. Encogiéndome de hombros, suelto la maleta que cargaba sobre el sofá y paso mi dedo índice por la mesita de café haciendo una mueca al ver la suciedad que recogió, ugh, necesito hacer limpieza pronto, respirar tanto polvo no ayuda mucho a mis alergias.

–¡Aquí estoy!–La omega me sobresalta, pero me calmo una vez la veo extenderme un papel y un bolígrafo–Léelo con calma y chequea los términos. Los servicios del agua y electricidad ya están agregados al precio mensual de arrendamiento en que quedamos y también pagaste con antelación.

–Me parece bien.–digo mientras leo el contrato, no veo ningún error así que no dudo en firmarlo y entregárselo con una pequeña reverencia.

–Todo listo entonces, vivo en la casa de abajo, si necesitas algún tipo de ayuda o tengas alguna pregunta no dudes en contactarme. Mis hijos y yo estaremos para lo que necesites.

–Muchas gracias, Señora Kim, por todo.

–Por favor dime Yerie, cielo–palmea mi hombro cariñosamente–. Cuando me dicen señora me siento más vieja de lo que ya soy.

Eso hace que suelte una carcajada y ella me regala una sonrisa. Me cae muy bien, ha sido muy agradable conmigo. Luego me entrega las llaves de lo que será mi nuevo hogar, y se retira volviendo a recordar que la buscara si necesitaba ayuda con cualquier cosa.

Una vez solo, suelto un largo suspiro y decido ponerme manos a la obra con la misión "limpiando mi nuevo piso". Tomo los utensilios de limpieza que encontré en un lugar escondido de la cocina, me quito la bufanda al fin, subo las mangas de mi camisa hasta los codos y coloco un pañuelo en mi cabeza. De ese modo, comienzo con el proceso de desempolvar cada rincón y mueble, quito las horribles telarañas y trapeo el suelo mientras tarareo canciones al azar. Me toma varias horas, pero termino antes de que el sol se ponga y hago una lista de las cosas que pueda necesitar para ir a comprarlas lo antes posible. Con el dinero que me queda puedo hacer una excepción, hasta que consiga un trabajo en esta ciudad.

Tomo la llave y cierro bien la casita antes de salir y explorar la zona en donde estaré viviendo por tiempo indefinido. Camino por el barrio, todo parece muy tranquilo. Hay casas bonitas con jardines bien cuidados, alguna que otra cafetería en las esquinas y pude ver también unas cuantas tiendas al rededor. Es bastante céntrica y eso me gusta. Mis ojos se posan en una tienda de segunda mano y no dudo en entrar, no es muy grande, pero logro encontrar casi todo lo que necesito. Cojines para el sofá, algunas plantas, utensilios de cocina, alguno que otro cuadro para colgar en las paredes y un juego de cama. Lo que más me gusta de estas tiendas es que ayudo reciclando y encuentro cosas muy bonitas a un buen precio. Saliendo de allí me encuentro una tienda de conveniencia y compro un paquete de ramen para cenar, mañana saldré a hacer la compra de alimentos, hoy ya estoy demasiado cansado.

De regreso a casa, pongo a lavar y secar el nuevo juego de sábanas para después vestir la cama, ordeno las cositas que compré donde mejor las veía, coloqué los cuadros con fotos de mis antiguos viajes en las paredes y decoro con plantas todo el lugar. Se ve mucho mejor, mucho más mío.

Orgulloso de mí mismo, me dejo caer en la cama y cierro por unos segundos los ojos ya cansados de tanto movimiento y cambio las últimas horas. Saco mi teléfono celular y chequeo la hora, son sólo las ocho y treinta de la noche, pero estoy tan cansado que podría dormir por una semana seguida. Tampoco tengo algún mensaje o llamada perdida, será porque además de salir corriendo a la capital sin avisar y hacerme el tatuaje en la espalda, también cambié mi número de teléfono. Sé que mi hermano debe de estar preocupado y buscándome por todos lados...no puedo decir lo mismo de mi madre, ella seguramente debe estar feliz de que al fin haya desaparecido de su vida.

Una lágrima traicionera corre por mi mejilla, pero la limpio enseguida y me prohíbo llorar. Me prometí que saldría adelante, que no dejaría que nada estropeara la nueva vida que crearía.

Pero los fantasmas del pasado me abruman y me recuerdan una y otra vez por qué estoy aquí solo y por qué tuve que abandonar mis planes de futuro. Me enloquecen, me atormentan.

Me hago un ovillo en la cama y acaricio con los dedos el amuleto lunar en mi cuello, tratando de esa manera calmar mis oscuros pensamientos. No sé cuánto tiempo pasa, pero logro quedarme dormido y me permito vagar por el mundo de los sueños, donde un aroma a verano y canela acaricia mis sentidos, y unos fuertes brazos me protegen. Sólo allí me permito ser feliz.

Tenía la esperanza de que mañana tendría un mejor día...y esos brillantes ojos negros con los que tanto he soñado, me hacen la silenciosa promesa de que así sería.

☀️
Me inspiré en la foto en multimedia para describir la casita de Jimin, me pareció muy sencilla y bonita. Espero les guste, nos leemos pronto :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro