Camino por el salón con piso de mármol verde y columnas blancas. Llego hasta el ventanal y lo abro, silenciosa. Salgo al balcón y observo el jardín. El cielo está repleto de estrellas.

Busco mi hogar en el firmamento y lo veo titilar a lo lejos. Visualizo cómo, a través del tiempo y el espacio, su energía llega hasta mí. Quisiera salir volando de aquí, pero no puedo. Debo respetar el pacto firmado para entrar a este mundo.

A veces creo que me equivoqué, que esta no era la forma... No importa. Ya sabré cómo ser libre. Me vuelvo hacia el salón y atravieso un pasillo.

Me detengo frente a un espejo. Las escamas azules resplandecen en esta forma humana, al igual que mi cabello verde, que llevo largo hasta la cintura. Conectarme con mi planeta es esencial para revitalizarme. Acaricio los pechos grandes, llevo una mano hacia las caderas y mi corazón se acelera.

Entrecierro los ojos naranjas y sacudo la cabeza. ¡No debo olvidar mi origen y mi misión! Disimulo mi turbación lo mejor que puedo y voy a la biblioteca, donde Sebastián me espera rodeado de libros abiertos y pergaminos.

—¿Alguno de ellos sospecha de vos? —me pregunta.

—No, amo.

—No me digas amo. —Gira hacia mí y sonríe—. Decime papá. Ofrecí casi toda mi sangre para traerte a este mundo.

—Me engañaste, papá. Pusiste más condiciones de las que acordamos.

—Logré hacerlo porque hay algo que ocultás acerca de tu misión en la Tierra.

No le contesto. Se muestra complacido.

—Bien. Deberías estar agradecida por todo lo que estuve enseñándote. Ahora andá a dormir. Descansá profundo para que tu otro yo preste atención a lo que nos interesa.

Subo las escaleras que llevan a mi cuarto, apago la luz y me acuesto. Vuelo libre por el espacio, danzo entre los asteroides y viajo guiada por las estrellas. Enfrento a una diosa con cuernos y escamas doradas, envuelta en un fuego cegador. Por momentos, cambia de forma y es una criatura inmensa que me persigue.

Estoy sola de nuevo, en el espacio. Fue un sueño. Regreso a mi cuerpo, que descansa en el cuarto. Cuando abra los ojos, seré otra.

***

Cepillo mi melena roja frente al espejo de mi cuarto. Me pongo algo de maquillaje en las mejillas y rímel en las pestañas para resaltar el verde de mis ojos. Suspiro, sin ganas de ir a clase, y bajo rápido las escaleras. Sonrío al encontrar una bandeja con tostadas y café recién hecho en la mesada de la cocina. Al lado, hay un pequeño florero con dalias anaranjadas recién cortadas.

Papá me trata como a una reina, en especial cuando se queda hasta tarde trabajando. Luego de desayunar, agarro la mochila y abro la puerta.

—¡Papá!

Sonrío al ver sus ojos verdes y su barba candado detrás del volante del Audi. Entro y lo abrazo. Es tan bueno... Me da todo lo que necesito y más. Soy un poco malcriada, lo reconozco; quizás porque mamá murió cuando nací.

Me encanta ir en auto a la escuela. Amo bajar de este coche y ver a las zorras de mis compañeras muriéndose de envidia. En especial a Débora.

—¡Qué sorpresa! Creí que hoy no podías llevarme. Te quiero mucho, papi.

—Yo también, Anabella. —Su mirada brilla—. Tengo una noticia para darte. No vas a ir a la escuela...

—¡Pará...! ¡¿No me digas que...?!

—Sí. Vamos a buscar a tu hermana. Está lista para volver con nosotros.

Doy un grito de felicidad. El auto arranca, el portón se abre y nos alejamos de la mansión.

***

FIN DEL PRIMER LIBRO

Gracias a todos los que me acompañaron hasta acá! Sus palabras fueron un verdadero ánimo para corregir y subir la historia completa.

Ahora me voy a tomar un descanso y luego a planear la continuación :)

Saludos!

Mati