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Capítulo III: ¿Misiones Voluntarias?

En cuanto la chica del tatuaje en el brazo había desaparecido por el marco de la puerta de la entrada hacia las cocinas, Jacqueline se quedó viendo fija y pensativamente el pequeño recorrido que realizó la otra chica, mientras pensaba la veía ir y venir con absoluta destreza entre las mesas cargando platillos y vasos de todos tamaños repartidos entre la bandeja y sus brazos, ella nunca iba a comprender cómo hacían los camareros para cargar tantas cosas y tan pesadas sin siquiera pararse a pensar en la posibilidad de que podrían hacer un desastre en el suelo o que, simplemente mostraban contar con la suficiente seguridad, primero, en sí mismos con sus habilidades, y segundo, en la capacidad de espacio y peso tanto de la bandeja como de su equilibrio para poder llevar todo lo que el cliente pida y mostrar una sonrisa sin importar el trato que reciban.

Mientras se encontraba divagando mentalmente acerca de eso, de sus pesadillas, su situación y todo lo que debía de hacer para complacer a otros y que nadie resultara decepcionado de su inútil existencia en ese plano terrenal, en un momento, sintió que no tenía control de sus acciones cuando su cuerpo se levantó instintivamente para luego correr a la dirección contraria de donde se hallaba anteriormente, halar de manera algo tosca el brazo de su aún misteriosa conocida y ver como en cámara lenta un cuchillo de cortar carnes pasaba rozando su costado propio en lugar del de la otra muchacha mencionada, dejando un corte más superficial de lo que parecía.

El aturdimiento de ambas se mantuvo por un par de minutos, mismos en los que, de las demás personas presentes algunas habían logrado sacar sus teléfonos celulares para inmortalizar tal escenario (que no era cualquier escenario considerado normal, obviamente).

En un momento se miraron mutuamente, una miraba extrañada y sorprendida a partes iguales, la otra, en cambio, se mostraba pálida, impasible e incluso horrorizada podría ser el adjetivo calificativo que para esa circunstancia que la describía perfectamente.

―¿Estás bien? ―La mesera fue la primera en despertar o reaccionar de manera correcta del shock momentáneo ―, así como vamos, me parece que tendré que agradecerte mucho más ―comentó mirándola e intentando aligerar el ambiente un poco, después, miró hacia los demás y añadió ―: ¿y a ustedes qué les pasa, se les perdió algo en nuestra cara o qué? ¡Vuelvan a lo suyo y busquen un oficio! Panda de anormales.

Murmuró lo último para sí misma. De los aludidos algunos saltaron en su sitio medio asustados por el reclamo repentino, un par de teléfonos volaron por ahí y algunas sillas fueron alineadas acomodadas bruscamente, generando chirridos incómodos para el oído humano.

Ahora, en cuanto a Jacqueline, se mantenía observando sus manos con la mandíbula y los hombros tensos y, aparte de todo, estaba total y completamente negada a acercarse a la otra chica por la seguridad de ambas, había empezado a divagar, cosa que le duró unos pocos minutos, pero a ella le resultó una eternidad traducida en su propia ensoñación.

―La gente lleva razón al mirarme raro, soy un fenómeno, soy un peligro para la sociedad actual, debí quedarme en la casa con Tomás y tuve que haber seguido su consejo.

Frases como esas salían de sus propias cuerdas vocales, generadas por sus mismos pensamientos que además iban a mil por hora, se repetían como si se tratara de un bucle. La chica que no había querido interrumpir sus divagaciones o su momento consigo misma, encomendó un pedido de lo que parecían ser alitas de pollo a la barbacoa con salsa ranch, lo mandó a una mesa a cinco metros de donde se hallaban ellas y, en vista que la oji-morada no daba el paso, ella decidió acercarse poco a poco para no terminar espantándola más de lo que se mostraba. La veía tomarse de los mechones de su cabello algo fuerte y temblar ligeramente.

Sin siquiera esperar una reacción de negación o una acción de afirmación de su parte, tomó una tela negra del perchero, se la puso en los hombros, era una chaqueta, la chaqueta de la chica sin todavía un nombre, más concretamente, hecho esto, aguardó a que terminara con su episodio de bucle y dijera cualquier cosa o tuviera otro tipo de reacción, pero como vio que no realizó algún tipo de movimiento, ella volvió a romper el silencio.

―¿Qué fue eso? Tú te encontrabas en el otro extremo, de espaldas a mí, de repente llegas toda ofuscada, me halas del brazo y veo un cuchillo volador ninja que llega a saber de qué dirección o de qué lugar, porque estábamos lejos de la cocina, el cuchillo te hace a ti un tajo que muy probablemente iba dirigido hacia mi persona, pero no te importó recibirlo tú, pero te enfocas aun así en echarte a ti misma la culpa de todo.

Resumió en pocas líneas toda la situación vivida y presenciada, lo expresaba todavía con un tanto de incredulidad, eso sí, su voz no dejaba de portar un matiz humorístico, era como si quisiera no hacer ver el problema como algo más grande de lo que tal vez era.

―No sé... te juro que no tengo ni idea acerca de qué mierda ocurre conmigo, no tengo una manera lógica de explicarte, es como si en el momento en que todo esto se dio, se me instaló un sentimiento de inquietud en el pecho y me lo presionaba, sentía que algo malo estaba a punto de pasar y después todo fue como en cámara lenta, no sé qué pensar, que me volví loca sería una explicación viable, pero no lo sé ―repitió, liberando un suspiro cargado de frustración.

―Pues, heredera, esto muy normal tampoco se oye, pero quién sabe si tienes un don oculto que tienes que explorar y explotar ―puso tono misterioso medio jugando, pero viendo la mirada mortífera quiso cambiar el tema ―. Por cierto, tu hamburguesa ya debe estar lista, ¿quieres irte a sentar y yo te la llevo a tu mesa? Así a lo mejor podrías platicarme un poquito más ―antes que la otra interfiriera con su proceso, se apresuró a agregar ―: mira, sé que apenas nos conocemos, pero quiero hacerte saber que puedes apoyarte en mí o confiar en mí para liberar cualquier cosa, soy buena escuchando si alguien lo necesita, eso me dicen algunos amigos.

Concluyó, la otra se mordía el labio tratando de procesar todo aquello que le estaba comunicando, se tanteó un poco sus posibilidades antes de responder.

―Muy fácil lo tienes todo... ¿y tu empleo no es importante? No quiero intervenir o interrumpir la rutina armoniosa de tu espacio de trabajo ―habló con algo de inseguridad.

―No deberías preocuparte tanto por mí, en serio, mira, todo lo tengo bien calculado. Mi turno lo puede cubrir unos minutos mi compañero o sencillamente puedo atenderlo por momentos debido a que hoy no es un día donde exista mucho movimiento en el restaurante. Adicional a eso, dudo que el trabajo se compare al hecho que en un solo día me has salvado la vida, no una, sino dos veces y siento que te debo algo de gratitud y comprensión.

Cierto era que todas esas palabras habían logrado dejar anonadada a Jacqueline, no tenía claro cómo reaccionar, la camarera, sin embargo, aprovechó ese momento de sorpresa y, sin decir una sola palabra adicional, una vez más se dirigió a la puerta de marco circular, que además era del tipo vaivén, porque siendo un restaurante, no habría sido muy cómodo abrir la puerta hacia un solo lado, siendo así hasta se ahorraban espacio y nadie hacía esfuerzo doble.

Cuando entró, agarró el plato que básicamente era una bandejita de madera donde venía la hamburguesa de tamaño importante con su acompañamiento de papas fritas y una pequeña porción de palitos de pan con queso. Pasando por la nevera, sacó una gaseosa de uva bien fría, cuando acomodó todo en sus manos, volvió junto a ella, la aludida abrió grandes sus ojos viendo el tamaño del platillo.

―Esto... creo que es demasiado para comérmelo todo por mi cuenta, es algo exagerado ―admitió.

―Puedes ponerlo para llevar al final, pero por mientras, te diría o te pediría por favor que comas, ya después ves si te queda. Además, por algo se le considera una de las especialidades de la casa, hazme caso, me lo agradecerás luego.

Volvió a guiñarle, decretando por acabado ese pequeño debate, la muchacha frente a ella viró los ojos por lo exagerada y un tanto intensa que podía oírse esa chica que también enseñaba algo de terquedad, desde un principio se mostraba así aunque sí se había logrado asustar en la mañana por hacer caer a la hija de la gobernadora, no habían iniciado con muy buen pie pero tenían la oportunidad de remediarlo.

La de ojos púrpuras, una vez estuvo bien ubicada en su mesa, dio la primera mordida, en seguida, corroboró de primera mano la afirmación de la todavía misteriosa mujer de piel caramelo. El estómago de Jackie, en ese preciso instante, pareció o aparentó agradecer por los alimentos que ingresaban en él para cumplir con el funcionamiento o realización del acto de la digestión, ella le echó una mano pasando un trago de su bebida burbujeante, cuando no le quedaba nada dentro de la boca, miró fijamente a la chica a su lado, contaba con un brillo en sus ojos, parecían haber tomado un poco de vida o color después de haber ingerido por lo menos la mitad de su comida.

―Tenías razón...

Solamente esas dos palabras articuló la chica, lo que generó en su acompañante una expresión de autosuficiencia, expresión que claramente llevaba bien implícito un "te lo dije" y un aire presumido empapado de tonos burlones, esta volvió a rodar los ojos y negó con expresión póker. Eso hizo reír por lo bajo a la muchacha hasta que se colocó un poco más seria para lo siguiente que posiblemente hablarían.

―Bien, ahora que has probado uno de los mejores platos del local, necesitaría que me respondas o me digas dos cosas <<o todas las que gustes>> ―pensó rápidamente elevando dos dedos hacia ella, después siguió hablando ―, la primera y principal, ¿te está doliendo la herida, necesitas ayuda para tratártela?, y la segunda, ¿es común que te pase ese tipo de episodios que no tienen mucha explicación?

―Sabes, dos pueden jugar a ese juego... para responderte me gustaría saber aunque sea tu nombre, igual para mí seguirás siendo la chica misteriosa, pero me gustaría saber con quién trato ―fue el turno de sus ojos de brillar con diversión.

―Bien jugado, heredera... pero supongo que suena justo ―estiró su mano ―, Aroa es mi nombre ―estrechó su mano.

―Es... un nombre muy original y particular... es un gusto conocerte, chica misteriosa.

Sus comisuras tiraron hacia arriba los extremos de sus labios en una sonrisa, y, no supo si había sido idea suya, pero había creído ver sus facciones colorearse de un suave color rosado, pero tampoco hizo comentarios.

>>Respondiendo a tus preguntas, no, la herida no me duele de manera importante, y puedo tratarme sola, en cuando a la otra pregunta, no solían pasarme cosas así muy seguido, me están pasando últimamente ―la miró y se dedicó a explicarle poco a poco todo el asunto aunque obvió ciertos detalles y no tenía idea de si tendría que hacer misiones voluntarias (obligadas, más bien) pronto...

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¡Hola mis buitrecitos del señor!

Aquí estamos de nuevo, en el límite de tiempo como siempre, correr siempre, frenar nunca, cómo están? espero bien, yo ahí vamos, no me quejo.

Pero en fin, qué tal el encuentro, el don o la cualidad de esta chica, el nombre de la chica misteriosa, habemus nombre! pero como bien dijo Jackie, ella seguirá siendo chica misteriosa, qué piensan de todo, qué pasará, lo vamos a descubrir juntos. Los voy leyendo como siempre

Como sea, para dejar constancia, esto lo estoy subiendo a las 10:08 p.m. el 03/04/23 hora de Toronto Est y he llegado a las 8084 palabras con contador Word.

Bueno, creo que no me queda más por decir, más que no sé cuándo habrá cap nuevo, pero habrá, no se preocupen C;

La yo se va largando, que el tiempo pasa

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Se les quiere y se les aprecia 💘

Con parte de mi amor 💜

Tiniebla.

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