Chapter seven
La celebración había acabado, los invitados se habían marchado y ahora me encontraba acostado sobre la cama viendo como Yoongi entraba al cuarto con un brazo alzado mientras secaba su pelo.
Su torso se encontraba al descubierto, mientras que una toalla cubría de la cintura para abajo. Pareció no notarme en la habitación, ni siquiera me dijo algo en el momento que entró, me pareció extraño.
—¿Qué tal la ducha cariño?—le pregunté con un tono de voz medianamente alto, intentando llamar su atención. Entrelace mis dedos sobre mi vientre, expectante.
—Relajante amor, me hacia falta—ni siquiera se volteó a mirarme. Suspire, no dejándolo se ver en ningún momento—Se que la ducha no ayudará a que mañana no tenga una terrible resaca, pero necesitaba por lo menos desestresar mis músculos..
Reí levemente.
Seguí sus pasos hasta que se posicionó a un lado de la cama y se giró a mirarme.
—Entonces amor, ¿Me dirás de dónde salió ese amigo tuyo? Creo haberlo preguntado pero no me respondiste..—me tense enseguida. Así que por eso andaba tan misterioso este Alfa, sonreí y reí un poco para ocultar la ansiedad que me dio de pronto ante su pregunta—¿Es alguien de la universidad? Por un momento creí que se trataba de alguien que conocíamos de alguna parte, su cara me sonó bastante.
Pues claro que su cara le podría sonar.. Es igual a Mei.
—No es nadie importante, un chico del trabajo, es todo—expliqué sin más. Yoongi asintió lentamente y se acurruco a un lado de mi, paso uno de sus brazos por sobre mi vientre, hundiendo su rostro en la hendidura de mi cuello—Estas bastante pegadito a mi, cariño.. ¿Acaso es por ese Alfa que me buscaba en la tarde?, pude sentir como intensificaste tu aroma en ese momento..—reí levemente—No te quise decir porque estaban los demás ahí..
—Te juro que fue inconscientemente, sabes que no soy celoso, ni nada parecido. Confió plenamente en ti, solcito—murmuro, con sus labios pegados a mi cuello, una sensación de cosquilleo me invadió—Los celos son innecesarios.
—Lo se, cariño. No te preocupes, solo lo comente porque me pareció cómico—subí mis manos y acaricie su cabello sedoso, tan suave, tan oloroso, y suspire gustoso—No porque me haya molestado, de hecho, a veces me encanta ese lado posesivo de tu Alfa, no es algo que me dejes ver a diario, por lo que disfruto la más mínima oportunidad de presenciarlo—pude sentir el vibrar de su risa en mi cuello—Deberías hacerlo más, por lo menos cuando nos encontremos a solas y en la privacidad de nuestro amado cuarto..—carcajee.
—Eres todo un caso, mi amor. Tal vez y quizá me lo piense..—ronroneo, levantando su rostro y acercándose al mío —¿Que te parece si iniciamos ahora?.
Dejo su antigua posición y se subió sobre mí, sus brazos a cada lado sin aplastarme.
Sonreí en grande.
Alce mi mano derecha y la lleve hasta detrás de su nuca, atrayendo su rostro al mío, dándome una sensación increíble en el interior, cuya emoción también fue interrumpida por la abrupta presencia de mi bebé en mi habitación, Yoongi en un movimiento rápido se salió de encima y se lanzó hasta el otro lado de la cama, simulando ver algo magnífico en un punto de la habitación, arrastrando un poco las mantas y sábanas con él. Yo me limité a darle una cálida sonrisa a mi cachorrita.
—¿Pasa algo, bebé?—le pregunté.
—¿Puedo dormir con ustedes?—refrego su mano izquierda en su rostro, con sueño.
Mire a Yoongi, este tenía sus mejillas tan rojizas como un tomate. Reímos juntos ante la situación en la que nos pilló Mei.
—Por supuesto bebé, ven a la cama—palmee el colchón de la cama y esperé a que ella se subiera. Rápidamente lo hizo y se metió debajo de las mantas, hecha un ovillo se inclinó hacia mí y me abrazó por la cintura—¿Dormirás ya Mei?.
—Si, si. Tengo tanto sueño..—suspiro—Hasta mañana papá, hasta mañana Yoongi, que duerman súper duper bien.
Una risilla se escapó de Yoongi.
—Buenas noches para tí también dulzura, nos vemos en la mañana—el Alfa se inclinó levemente sobre Mei y beso la coronilla de su cabeza—Descansa Mei.
Mi bebé se acercó, y se acurruco a mi lado. Sonreí a gusto, mi lobo se regocijaba de amor en mi interior, éramos felices en momentos como estos, sumamente feliz.
Yoongi se había puesto de pie, caminando con lentitud hacia la puerta del cuarto. Le miré un tanto curioso y con diversión.
—¿A tí que te pasa, cariño?—reí poquito.
Sus mejillas aún seguían rosadas.
—Iré..al balcón, tomaré un poco de aire y trataré de olvidar que Mei casi nos pilla haciéndonos cariñito—reí aún más. Me divertía y a la vez me enternecia ver a mi novio así de avergonzado por lo que pasó.
—Olvídalo ya, cariño. Mei no va a entender lo que estábamos por hacer hasta que tenga unos quince años, aún falta mucho para que llegue ese momento—Te espero aquí, no tardes demasiado, es tarde ya..
Él asintió. Y siguió su camino.
Me acomode mejor en la cama, y me dispuse a descansar tranquilamente. Hoy había sido un día bastante agotador, pero la había pasado demasiado bien así que no me quejaba en absoluto por lo cansado que me encontraba. Debía dormir, ya que mañana tendría la primera charla real con mi hermana menor, después de diez años sin haber compartido tiempo con ella. Y debería tener todas las energías posibles para poder soportarlo y no desmoronarme en ese mismo instante, sería humillante.
—Mei quédate quieta por fis—le pedí a mi bebé. Tome una liga para atarle el cabello—Intentó peinarte señorita, necesito que dejes de moverte, hazme caso—suspire.
En definitiva no recordaba como era peinar a una Mei tan hiperactiva, no lograba entender como era que Yoongi lo hacía tan rápido, haciéndolo parecer de lo más sencillo. Me sentía un poco tonto, era solo una coleta por amor a la Diosa Luna.
—No se porque Yoongi me abandonó justo ahora—me quejé. Dándole algunas vueltas a la liga, y con suerte, logrando que el peinado quedará lo más decente posible.
—Yoongi no te abandonó papá, dijo que volvería en la tarde porque tenía asuntos importantes que atender, yo recuerdo..—dijo asintiendo lentamente con su cabeza.
—No lo digo literalmente, bebé—sonreí ya de buen humor. Mirando con orgullo la coleta que le había hecho a mi pequeña—Haber Mei date la vuelta—ella obedeció y se puso de frente, chille de emoción—Te ves hermosísima bebé, el peinado resulto no ser un fiasco como imaginaba, ahora que ya estás lista, vámonos o llegaremos tarde a donde nos citaron esta tarde.
Tome mi mochila, las llaves de la casa y por último mi celular. Tenía dos mensajes en la barra de notificaciones, de seguro era mi hermana, impaciente por mi visita.
Mire a Mei, ella ya se encontraba con su mochila colgada en su espalda, viéndome con atención y en silencio, esperando algo que no sabía que era exactamente, hasta que baje un poco mi vista y caí en cuenta que sus zapatos no estaban allí. Debía ir a su habitación por otro par ya que no había alguno en los muebles de la entrada.
—Aguarda un momento, bebé.
Corrí a la habitación.
Busqué entre los compartimientos del clóset y tomé la primera caja que había, los saque y corrí nuevamente a la sala, Mei se había sentado en el sofá, me puse a su altura y puse sus zapatillas nuevas.
Regalo de parte de su adorable tío Namjoon. Miré como iba vestida, sin duda alguna tenía un impecable gusto de la moda, me sentía orgulloso de mí.
—Ahora sí bebé, podemos irnos—Mei se adelantó y fue hacia la entrada—¿No se te olvida nada Mei? ¿Llevas tus juguetes?—ella asintió, palmeando la superficie de la mochila, sonreí ante ese gesto.
—Fue lo primero que eche en la mañana—asenti y ambos salimos del departamento—¿A donde vamos papá? No me dijiste.
Cerré la puerta y puse seguro.
Volví a guardar las llaves y tomé la mano de Mei para caminar por el pasillo hasta el ascensor del edificio. Esperamos a que este llegará al piso donde estábamos.
—Ya lo sabes, iremos a ver a la señorita que conociste hace dos días—ella asintió lentamente, entendiendo.
—¿La de sonrisa bonita?—bajé un poco la cabeza, sonriendo por el comentario de mi hija. Terminé asintiendo.
—Exacto, la de sonrisa bonita.
El ascensor había llegado, entonces ambos nos subimos en el, estaba vacío.
—¿De verdad es tu hermana, papá?—sonreí otra vez ante la curiosidad de Mei.
—Al parecer te despertaste con mucha curiosidad bebé—acaricie su rostro cuando lo alzó y me miró—Pero sí, ella de verdad es mi hermana, es menor por siete años, éramos muy unidos en el pasado.
—¿Por qué nunca nos ha visitado?—noté como ella mordía su dedo pulgar, mirando de reojo en mi dirección—Apenas y pude conocerla ahora, que tengo diez años, ¿O es que había venido antes papá? ¿Cuando yo era una bebé así muy pequeña?—con sus manos simuló el porte de algo chico.
—No cielo, ella nunca ha venido antes, hasta hace dos días—dije calmadamente—No te hable nunca de ella porque asumí que jamás la volvería a ver, pero no fue así, así que ahora vas a conocerla mejor.
—¿Y entonces porque no vino antes?.
Suspire.
—Es una larga historia Mei, en algún momento te la contaré y vas a entenderlo mejor. Por el momento no es necesario.
Las puertas del ascensor fueron abiertas, ambos salimos del aparato y caminamos a la entrada del edificio, en donde el señor Lee amablemente nos saludó y deseó una buena tarde. Era un día precioso, el sol radiante como me gustaba y el cielo lleno de blancas nubes, semejantes a un suave algodón. A esta hora el movimiento en las calles era más concurrido, las madres e hijos salían a divertirse, los abuelos salían y disfrutaban del cálido ambiente que nos brindaban los astros y todo desde arriba.
—¿A donde vamos papá?—preguntó de pronto mi cachorrita. Sonaba animada.
A ella le encanta salir los domingos.
—Iremos a un restaurante, similar a un mcdonalds pero muchísimo más cool—le dije con una sonrisa y con aire emoción.
—¿Habrán muchos niños?.
—Probablemente bebé—sonreí.
—¿Podemos invitar a Dongju y al tío Jungkook?—la miré, un bonito puchero adornaba sus delgados labios, el lunar en la punta de su nariz acentuándose más.
—Creo que esta vez no podrá ser, bebé—aquel puchero se intensificó aún más—A donde iremos solo debemos ir nosotros, aparte Jungkook me dijo que irían donde los abuelos de Dongju así que de igual manera no hubieran podido aceptar tu invitación hoy—hizo un sonido en molestia—Podemos invitarlos a cenar el miércoles, ¿Te parece cariño? Solo nosotros cuatro..
—¿Y Yoongi?.
Acaricie su mejilla, ambos nos detuvimos en la parada de autobuses y esperamos a que el nuestro pasará para poder irnos.
—Si acepta, claro que puede venir con nosotros, aunque sabes que siempre está cansado por sus largos días en la uni—ella asintió y regresó su vista al frente. Busque en una página de mi móvil en cuanto rato pasaría el próximo autobús que me servía, la página arrojaba que dentro de cinco a dos minutos, me relaje al saber que no llegaríamos demasiado tarde con Jiwoo.
Hubo silencio por un momento.
Eramos los únicos que esperábamos aquí.
—Papá..
—¿Dime, bebé?.
—¿Yo también tengo abuelos?—me tense. Aquella pregunta había sido el detonante a que una herida bastante vieja volviera a abrirse dentro de mí, era un tema delicado y en verdad nunca pensé que ella sintiera curiosidad por saber de sus abuelos—Así como Dongju, ¿También hay para mí?.
Mire hacia al frente, el autobús venía ya.
—¡Oh, mira! El autobús ya viene bebé, dame tu mano—le dije evitando responder evidentemente a la pregunta que me hizo.
Realmente no estaba listo para hablarle a mi hija de sus abuelos. De los mismos que hace algunos años nos dieron la espalda y nunca demostraron interés en ella. Seria tan duro para Mei saber eso, tan duro como lo fue para mí, saber que no contaría jamás con el apoyo de ellos.
Aunque posiblemente podría contar con los abuelos por parte de Taehyung..
Mi corazón palpitaba desde que entré en aquel local y mi hermana agitaba su mano con sutileza desde la mesa donde estaba.
—Hola Jiwoo..—saludé, mi hija se puso frente a mi, mis manos descansaban sobre sus hombros—Perdón la tardanza.
Ella negó rápidamente, se puso de pie y corrió las sillas para que nos sentaramos.
—Muchas gracias..
—No agradezcas—sonrió, su aroma llegó hasta mis fosas nasales, estaba nerviosa—Me da gusto poder verlos a ambos hoy, debo admitir que no pensaba que vinieras de verdad, aunque debía aceptarlo sin reprochar, estas en todo tu derecho de no haber aceptado esta petición, Hoseok..
—No sería capaz de hacer algo así, ser descortés no es lo mío—respondí—Aparte que Mei sentía curiosidad con respecto a tí, y quería conocerte de mejor manera..
La sonrisa de Jiwoo fue radiante.
—¿Es así pequeña?—Mei asintió con timidez—Yo encantada que me conozcas, ¿Y sabes algo? Yo en todos estos años también sentí mucha curiosidad por tí, me imaginaba cada noche como seria la hija de mi único hermano mayor, si era igual a él..—algo en mi se enternecio por lo que decía la Omega—Y no me decepcione, eres tan hermosa como lo es tu padre, Mei. De seguro debes ser una niña muy inteligente ¿No es así?—Mei asintió con una sonrisa pequeña en sus labios.
—Si, si. Soy la mejor de mi clase, bueno, Dongju también lo es—terminó diciendo.
—Dongju es su mejor amigo, van juntos a la misma escuela desde el kínder—le aclare a Jiwoo. Ella acabo entendiendo.
—Eso esta muy bien Mei—le celebró Jiwoo—Bueno, no quiero aburrirlos tan rápido ¿Les parece si ya vamos pidiendo algo para comer? Muero de hambre.. hoy no alcance a almorzar, tuve que arreglar algunos asuntos antes de venir para acá.
—Aún te sigues saltando tus comidas..—me atreví a decirle. Recordando muy bien una escena como esta hace más de diez años—Deberías preocuparte más por eso, en algún futuro lejano se reflejarán las consecuencias de no comer bien ¿No es así Mei?—ella me miro expectante.
—Si, si. Papá dice que es muy importante comer nuestras tres comidas al día de manera correcta—contesto firmemente.
—Seguiré sus consejos entonces..—sonrío avergonzada. Mi lobo se movía contento en mi interior, tener a nuestra hermana menor con nosotros al fin, era gratificante. Aunque la verdad la pena y el dolor que me causó seguían presentes—Bien, pediré la carta para que comamos de una vez..
—De acuerdo—le dije.
Sentí como tiraban de manera suave mi poleron. Mei me veía de manera tierna.
—¿Pasa algo, bebé?—le pregunté. Jiwoo se había levantado para ir a pedir alguna carta ya que ninguno de los meseros nos habían visto—¿Estas aburrida?.
—¿Puedo ir a jugar a esos toboganes?—sus ojitos brillaban ante esa petición. Me incliné y acaricie sus mejillas, de paso ordené un poco algunos cabellos que se encontraban fuera de su lugar en la coleta.
—Por supuesto, bebé. Te veo desde aquí, juega con cuidado—ella asintió rápidamente y corrió hacia dichos juegos.
—¿Y Mei?—me gire hacia mi derecha, Jiwoo había vuelto con una carta en mano—Me demore un poco lo siento.
—Mei se fue a jugar a los toboganes, y no te preocupes—le sonreí poquito—Mientras podemos conversar, en lo que vienen a anotar nuestros pedidos ¿No te parece?.
—Por supuesto que sí—despejo su garganta—Bueno, la verdad no se como empezar una conversación contigo, aquel día se dio fácilmente pero ahora siento que es diferente..—guarde silencio—No me cansaré de pedirte disculpas Hoseok, te lo dije antes, me hubiera gustado tener un poco más de valentía e ir en contra de la decisión de nuestros padres, no dejar que ellos influenciaran en mí, pero no fui capaz de hacer nada..soy muy débil..
—No eres débil, solamente tenias una percepción muy diferente de lo que era correcto y lo que no—mire hacia donde se encontraba mi hija, estaba con unos niños—Las cosas siempre pasan por algo, sufrir lo que sufrí, me llevo a ser quien soy justo ahora, alguien fuerte e independiente, capaz de hacer cualquier cosa sin tener que esperar la ayuda de nadie, y no puedo estar más feliz por ello..—mi hermana me veía con sus ojos brillosos—Porque de no ser así, no seria un padre fuerte para Mei, y mi hija se merece un padre fuerte para poder protegerla de todo, de la misma manera que me hubiera gustado que me protegieran a mi.. ¿Lo entiendes Jiwoo?.
Ella asintió.
—Lo entiendo hermano, y de verdad me enorgullece ver el hombre, el Omega, el padre en el que te has convertido con los años—suspire extensamente—Pero no me enorgullece para nada que este resultado se deba a como te tratamos nosotros, en todo lo que te dijeron nuestros padres, en como te di la espalda y permití que ellos te echaran a la calle con un cachorro en tu vientre, yo.. yo pude haber hecho algo y entonces las circunstancias hubieran sido diferentes, seríamos felices sin duda..
—De cualquier manera yo con cachorro o no, en esa casa nunca hubiera podido ser felíz, nuestros padres siempre nos han limitado en todo, haciendo las cosas tal cual ellos las piden, dándoles en el gusto y alimentandoles aquel asqueroso ego que tenían como padres..—dolía hablar de esta manera—O dime, ¿Acaso ellos han hecho algo durante todo estos años para cambiar ese defecto de mierda?—le mire.
—No.. pero se que ellos en el fondo sienten que están haciendo mal las cosas Hoseok, se disculparan en algún momento—bufe poco convencido—Y con esto no los estoy justificando, porque nada justifica como ellos se comportaron.
Guarde silencio.
Estaba pensando seriamente en que haber aceptado esta reunión no había sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, no estaba listo aún.
—Tú dices saber que ellos son concientes de que están obrando mal—una opresión incómoda nació en mi pecho—Pero dime algo, Jiwoo. Dime, cuantas veces en todos estos años, ellos han sentido curiosidad de saber como me encuentro, de si su única nieta nació sana, sin problemas..—la garganta me dolía, Jiwoo evitó mirarme—Dime cuantas veces lo han hecho, Jiwoo..
Una lágrima se deslizó por sus mejillas.
—Ninguna..
Dolió.
Definitivamente había dolido saberlo.
—¿Entonces en que momento llegarán esas disculpas si ni siquiera se han molestado en saber como me encuentro?—lloré en silencio. Pero rápidamente las seque con brusquedad y me recompuse—En diez años pudieron hacer algo, y no fue así, ellos no van a cambiar jamás Jiwoo.
—Puede que tengas razón..—asumió con pena en sus palabras. Mire hacia los toboganes, cerciorandome que Mei aún estuviera jugando, no quisiera que nos vea de esta manera a ambos—Pero si vine aquí es para enmendar mis errores, no los de ellos, vine porque quiero recuperar a mi hermano, yo y solamente yo—le miré—Quiero ser una buena hermana, una buena tía para Mei, recuperar los viejos tiempos, y crear nuevos recuerdos, más hermosos..
Ella se inclinó y tomó mis manos.
—Quiero estar presente siempre desde ahora en adelante, Hoseok, ¿Me lo puedes permitir?—preguntó esperanzada.
Tome mi tiempo.
Una sonrisa pequeña apareció en mis labios, agache la cabeza y tomé aire.
—Puede que tantito me hayas convencido de aceptarte nuevamente en mi vida y en la de mi hija—ambos nos sonreímos, la Omega soltó más lágrimas que antes—Ven acá hermanita, dame un abrazo.
Ambos nos pusimos de pie, sin importar que las demás personas a nuestro alrededor nos vieran, nos demostramos a través de aquel abrazo cuanto nos habíamos extrañado, cuán arrepentidos nos sentíamos de nos haber logrado esta reconciliación mucho tiempo antes, pero la vida nos volvía a sonreír, y el tiempo de espera sin duda había valido la pena.
—M-muchas gracias hermano.
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