Prólogo
La lluvia choca frenética contra las ventanas, llenando toda la habitación con el ruido.
Sonrió observando mi reflejo el vidrio. No es difícil encontrar calma ahora, el frío es imperceptible, el calor de la chimenea es suficiente para mantener tibia toda la sala.
Tengo una reunión con mis padres en una hora. Desde que llegamos a Grecia no he tenido ni un momento de paz, sobra decir que la calma que encuentro en momentos tan banales como este, son todo a lo que puedo sostenerme para sobrellevar la situación.
—Deberíamos irnos.
Roman Campbell.
Castaño insoportable, a veces.
—Déjame disfrutar mis cinco minutos de paz, Roman.
—Ella te espera, ¿en serio la dejarás esperando?
—Si tanto te disgusta, entonces ve y ten una cita con ella.
Se queda en silencio y sonrió victorioso ante su debilidad. Es obvio que a él le gusta, no sabe ocultarlo.
—Te veo en un rato, en la cena con tus padres...
—Mantén tu palabra. No te quiero ver en mi cita, tu no tuviste las agallas de salir con ella.
— ¿Por qué estaría en tu cita?— ríe.
—Soy muchas cosas, pero afortunadamente, ciego no. —Lo encaró. —No te lastimes así, ya déjala ir.
—No tengo porqué, entre ella y yo nunca hubo nada. —Aclaró.
—Claro, y por eso no cantas por horas la canción que ella te dijo que le gusta. —Le sonrío. —Eres un romántico, Roman.
—Yo...
—Me voy, arruinaste mi paz. —Tomo mi chaqueta y mis llaves. —Mejor ver a la pelirroja ahora y no sufrir después.
—Deja de referirte de mala manera sobre ella, Connor.
Romántico.
No hay nada más ingenuo que un corazón enamorado. Mi amigo de la infancia es la clara prueba. Él y su amor no confesado a la chica de ojos verdes.
—Lo intentaré, solo porque las amas. ¿Si, hermano?
—Eres un dolor en el culo, Grayson.
—Y yo me voy a tirar a tu novia.
—Hijo de...— Salgo corriendo de la habitación. Es un poco divertido, no mentiré.
En fin, será una noche larga. Mi cita espera ansiosa por mí en un pequeño restaurante en la zona exclusiva de Grecia.
La bella e insoportable, Athena Diamantis.
—Ay Athena— hablo al aire. —Nuestra historia apenas comienza y no tienes ni idea de cómo será.
Sonrió a la noche, entrando sin mucha prisa a mi auto.
Me gustaría decir que disfrutaré esto pero suena más como una obligación, que como un placer. Todo sea por ella, y solo por ella.
...
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