Capítulo 14
Nikolai Diamantis.
Hace años, cuando el mundo se hallaba al borde del colapso ambiental, el mundo comenzó a gastar sus planes de emergencia para seguir a flote pero ya nada podía salvarnos.
Las grandes potencias mundiales nunca estuvieron de acuerdo sobre qué rumbo debía tomar la humanidad. Si tomaban una decisión sobre algo, se veían envueltos en un conflicto, ya que no todo se podía salvar.
La iniciativa para la exploración espacial era la última etapa para salvarnos, la única alternativa viable pero había un aspecto difícil en todo aquello. Todos los programas espaciales se unieron en uno, con todos los recursos económicos que eso significaba.
La Astronomical Unity of World se creó como un sistema preliminar de cómo el mundo trabajaría en conjunto.
Enviaron naves exploradoras al espacio pero el tiempo, el tiempo era un enemigo. Para cuando aquellas naves especiales llegarán al primer planeta viable, los nietos de aquellos científicos tal vez ya estarían muertos. La humanidad ni el planeta tenían el tiempo para esperar aquellos 200 años que podrían tardar, así que, las naciones voltearon a ver a una carpeta polvorienta de un prácticamente griego. Una teoría experimental sobre el uso de vórtices de espacio-tiempo para viajes interestelares.
Mi padre, Constantine Diamantis fue el escritor de la teoría. Practicante brillante que hasta ese momento, no era para nada relevante en el mundo astronómico. Su teoría fue estudiada como salvavidas para la situación actual pero como cualquier teoría, está no era perfecta. Estuvo a punto de ser desechada de haber sido por ella.
Mi suegra, Irena Zajac. Aporto en gran medida a la investigación de mi padre. Ella descubrió que a lo largo del universo se encontraban pequeñas fracturas dimensionales de espacio tiempo, que podían crear vórtices o agujeros de gusano. Lo único que tenía que tenían que hacer era identificarlos, y fue así como se hizo el mapa Zaj. Una recopilación de datos especiales que retrataban las aperturas en radares, viables para usarse.
Una investigación que en conjunto ayudó a la exploración del universo, el cual pronto pasó de ser desconocido a ser un vecindario. Se escogieron los 6 planetas que albergarían a la población, y les proveerían todo tipo de recursos.
Mi padre me llevaba a la central principal, cuya cede se había planteado en Atenas, Grecia. Había crecido viendo a mi padre explorar el universo desde las grandes pantallas de misiones y el mapa Zaj que pronto yo también quise hacer lo mismo. Me gradué como astrónomo, físico y astrofísico. Pronto mi inteligencia me llevó al mismo lugar que a mí padre y allí la conocí.
Alka Zajac, hija de Irena.
Siempre tenía la razón y la espalda recta en todas las ocasiones, nunca la vi reír sin taparse la boca, sus modales eran algo que resaltar sin duda alguna. Al igual que yo, ella se había incluido en el mundo de la ciencia gracias a la gran admiración qué sentía por su madre.
No tarde mucho en enamorarme de ella, y pronto casarme en nombre de la ciencia. Era imposible no fijar mi mirada en ella, nunca había conocido a alguien tan perfecta.
Ambos seguimos la investigación de nuestros padres, aportando y perfeccionando todo lo que nos había llevado a los descubrimientos.
Si bien, el plan de mi padre había funcionado y con ello la humanidad estaba por ser salvada, había un pequeño problema. Los planetas eran aptos para la vida más no del todo para los humanos.
Mientras en la central de Atenas la investigación había alcanzado su punto mayor, una joven pareja en Houston proponía un prototipo de domo, que simulaba las condiciones de la tierra para propiciar la vida en los nuevos planetas.
Campbell, genio en ingeniería y química. Heredero de una de las familias más importantes de la Nasa, institución que si bien ya no existía, todo aquel que hubiera trabajado ahí era suficientemente relevante como para que toda la comunidad astrónoma prestara atención.
Campbell era un hombre recién casado, en lo cual me veía casi identificado. Aunque su relación no era nada como lo que yo tenía con Alka.
Después de que su iniciativa fuera aprobada, se enviaron todos los materiales a las colonias seleccionadas para iniciar con el proyecto del domo, o el Campbell Warden como fue llamado después.
Durante este tiempo, con base a las propiedades físicas y químicas del domo, diseñe un núcleo gravitatorio para los planetas. Ya que, había un cierto riesgo de disminución en la salud de los habitantes, debido al cambio de gravedad.
Una tontería que necesitaba una solución, solución qué fue mi pequeño proyecto de núcleo.
Aunque nuestra vida estaba rodeada por descubrimientos y proyectos, el mundo había buscado un tema más entretenido para distraer a la población. Dieron en el blanco cuando comenzaron a vernos como celebridades, por lo que, nuestra vida pasó a ser de dominio público.
Primero fue Campbell.
El matrimonio joven se había destacado por no poder viajar a las colonias a supervisar su trabajo, ya que, no hace mucho había nacido su hija. Una pequeña de apenas 5 años, era una copia exacta de Alexander Campbell, su padre. Esos ojos marrones con destello miel y el cabello castaño claro.
Parecían una familia feliz, tal vez mucho más de lo que yo nunca tendría.
Mi compromiso con Alka nos llevó a casarnos casi improvisadamente días antes de enviar una tripulación de prueba a la primera colonia.
La tripulación no viviría ahí por mucho tiempo, solo estaría un periodo de prueba, para testear las condiciones del domo y el núcleo.
Tal como si fuera lanzamiento de Apolo, todos los medios cubrieron el viaje estelar del reducido grupo de 8 personas y sus vacaciones en Aioros. Para nuestra fortuna, todo salió de maravilla sin embargo, ciertas circunstancias dejaron evidenciado qué aun nos quedaba un pequeño camino para llegar a denominarlas nuestro nuevo hogar.
Entre el medio, se dio la "maravillosa" noticia de que el matrimonio millonario Grayson, estaba por traer a un heredero al mundo. Noticia qué se vio completamente opacada cuando Alka anuncio qué estaba embarazada.
Yo no tenía idea.
Fui uno más de los sorprendidos por la noticia.
Pronto todos los tabloides se llenaron de teorías de como seria nuestro futuro hijo. Pronto sabrían qué en realidad era una niña, una muy caprichosa e irreverente.
El embarazo de Alka fue la noticia en turno durante mucho tiempo, era casi imposible que los reflectores no se enfocaran a lo grande que se estaba volviendo su barriga. Podría decir que era uno más de los aficionados a ese tópico, aunque yo tenía la fortuna de vivirlo en primera fila.
Nunca en mi vida había presenciado un embarazo, no tenía hermanos ni familia cercana de la cual obtener experiencia, era un completo novato.
Leí más de un libro sobre maternidad, y algunos otros sobre cómo mantener feliz a una esposa embarazada. Sin embargo, nunca pude realmente poner eso último en práctica, Alka tenía planes poco convencionales para su embarazo y nunca me incluyo en ello.
Las aguas se habían calmado, solo un poco, justo antes de que Athena naciera. Una hermosa bebita de pelo rojo y ojos verdes fue el tema principal por mucho, mucho tiempo.
Aunque el heredero de la familia Grayson también había nacido, nadie había prestado atención al pelinegro de ojos azules cuando tenían una bebe muchísimo más hermosa, y recién nacida.
Me encargue de mi hija en sus primeros meses, Alka se había ocupado en la arquitectura y ciencia del puente espacial, para conectar todas las colonias en un cinturón, para hacer más sencillo el transporte entre la tierra y ellas.
Vi a Alka pasar horas trabajando, completamente enfocada en lo que era el trabajo de su vida. Nunca interferí, sabía lo importante que esto era para ella. Ese puente era la invención más importante para el proyecto.
Mientras qué yo, bueno, descubrí como cambiar un pañal, como dormir a un bebé y alimentarlo. Fue difícil, aunque Athena fue una bebe muy comprensiva conmigo, siempre intento lo mejor para no ser una bebe llorona.
Mientras el proyecto se concretaba surgieron nuevos problemas, problemas los cuales fueron solucionamos por las mismas personas.
Apenas unos meses después del nacimiento de Athena, los Campbell anunciaron un segundo embarazo y la gran noticia de que estaban trabajando en un proyecto gigante.
Las naves qué se poseían en ese momento solo dejaban transportar a veinte personas máximo. Y para lo que se tenía planeado, ni siquiera diez mil de nuestras naves alcanzarían para que la población fuera a las colonias.
Así que, Alexander Campbell decidió solucionarlo de manera impresionante. Diseño una mega nave, con capacidad de hasta diez mil personas. Las más tarde llamadas "Arcas Romanas", se crearon solamente cinco de ellas.
Eran una maravilla.
Estábamos tan cerca, y apenas era el comienzo.
— ¿Puedo hacer una pregunta?— me preguntó la niña de ojos marrón.
—Aún no termino la historia, pequeña. — Le dije.
—Ya sé pero, ¿puede hablarme más sobre el puente espacial?— un brillo se posó en sus ojos.
—Alka no lo ha terminado, aunque, podría decir que ya está muy cerca dé. —Me puse serio y su curiosidad creció.
Mire a mi alrededor, el niño de ojos azules estaba en un rincón, observando con gran interés a la niña preguntona. Mientras mi pequeña pelirroja se encontraba sobre algunas almohadas apiladas, peleando con el segundo hijo de Alexander.
—Roman, no chupes eso. —Le reclamó y el bebé qué apenas decía dos palabras, se río.
El castaño había nacido casi un año después que Athena, y desde que se habían conocido habían sido inseparables.
Estaba de visita en Houston, en la casa suburbial de Alexander. Habían sido extremadamente hospitalarios con Thea y conmigo, lo cual agradecía en gran medida. Era más de lo que yo podía ofrecerles en Grecia.
Además, debido a los métodos extraños de Alka, Athena nunca podía convivir con ningún otro niño, esta era una maravillosa oportunidad para que eso cambiara.
Ella se veía feliz.
—Magia— llame por su nombre a la pequeña de 8 años. —Pregunta a tu madre si quiere que lleve a los niños al comedor para la cena.
Me dedico una mirada cautelosa antes de levantarse e irse de la habitación.
—Roman— volvió a reclamar Thea. Ambos se estaban viendo frente a frente, ella con una mirada furiosa y el con una burlona, entendí porque le reclamaba tanto cuando vi la pieza de plástico duro en las manos del castaño. —Dame eso.
Apenas ella logro su cometido de quitarle el objeto, él bebe exploto en carcajadas. Ella no tardo en reírse con él.
—Ya déjalo en paz, harás que llore. —Se metió el pelinegro.
Me quede quieto viendo toda la escena.
—Tú cállate. —Le respondió casi ignorando cualquier otra queja que tuviera. Siguió riéndose con él bebe hasta que se abrazaron de manera tierna.
—Dice mi mami que si pueden venir a cenar. —Magia apareció en la puerta.
—Perfecto. —Me levante y fui directamente hasta Athena, la tome en mis brazos y al instante se quejó, así que también tome al bebe. Me moví fuera del cuarto hasta el acogedor comedor de la casa.
La pequeña castaño y el pelinegro me siguieron como patos bebes. Le entregue él bebe a su madre, y baje a Athena al piso para que fuera a donde ella quisiera.
Fue caminando hasta la esposa de Alex.
—Disculpa— se dirigió a ella con un hilo de voz—, señorita Campbell.
La mujer se inclinó hasta ella, oportunidad que Roman aprovecho para estirar sus manitas hasta el cabello de mi hija.
—Puedes llamarme Linda, pequeña.
—Linda, ¿puedo tomar un jugo de mango del refrigerador?
—Claro que sí, toma lo que quieras. —Paso su mano por su cabeza, y acaricio suavemente el cabello pelirrojo de Thea. —Estás en tu casa.
Mi hija corrió a cumplir su capricho.
—La única diferencia es que en casa Alka no la deja comer nada dulce. —Espere hasta que Linda se levantara.
— ¿De verdad? — llevo una rebanada de manzana a la boca de su bebe y después lo dejo en el suelo. —Eso es muy cruel.
—Ni que lo digas. —Roman camino con dificultad hasta el mini sillón donde Athena se había sentado. Se subió y sentó junto a ella.
Linda me entrego un plato lleno de fruta picada con crema batida, y yo se lo di a mi hija.
Pronto, entro Alexander con una gran sonrisa. Hizo un recorrido desde magia, saludándola con un beso en la frente, paso por Connor, desordenando su cabello negro, luego con su bebe, haciéndolo reír, y por ultimo con Athena, desordenando su pelo en un acto más suave.
—Qué bueno que estén aquí, amigo. —Llego hasta mí y choco mi puño eufórico. —Hola, mi amor. —Se dirigió a su esposa, ni siquiera voltee a ver su saludo. —Espero que se hayan divertido sin mí.
—El señor Diamantis nos contó una historia, una muy interesante. —Agrego su hija.
Alex me miro fascinado.
—Yo quiero escuchar esa historia. —Me dio un golpe en el hombro. —Anda, cuenta.
Me senté en la silla de la barra mientras la pareja iba al sofá, justo a un lado de su hija. Observe a todos, Athena otra vez se estaba peleado con Roman porque él bebe estaba hurtando su fruta, Connor se había sentado cerca de Magia, y no movía ni un poco su mirada de ella, y los otros Campbell estaban sentados como una familia en uno de los sofá.
Me relaje y sonreí.
Simplemente, volví a contar mi historia desde el inicio y hasta el final.
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