Hermanos
—No compartiré aula con un acosador.
Fue lo último que dije antes de salir de la clase, sus hombros temblaban ligeramente y permaneció en cierto trance tras mi empujón.
En el pasado Jimin se mantuvo tras mi hermano dos meses seguidos hasta que mis amigos, los que se ocupaban de castigarlo en mi irremediable ausencia se encargaron de hacerlo esfumarse. Siempre he tenido la duda de si sería fuerte lo suficiente para sobreponer mi cariño por mi hermanastro sobre el infantil amor que sentía por Jimin. Si la rabia resultaría ser suficiente para desfigurarle el rostro con mis propios puños, soportar sus lágrimas, sus súplicas, sus sollozos, su dolor... Si pensar «Esto puede hacérselo a mi hermano si yo no me encargo.» hubiese sido suficiente.
Exhalando un suspiro reacomodo la mochila en mi hombro y continúo avanzando por los pasillos.
«Me gustaría un cigarrillo» Pienso y con esa idea surgen las ganas de telefonear a mi hermanastro, aunque hermano de corazón.
Después de todo ese fue el trato que propuso: «Jungkookie, cada vez que quieras meterte esa cosa asquerosa en la boca, llámame antes, verás como te quito las ganas»
Aunque ahora mismo debe estar en su trabajo de medio tiempo, mi hermano estudia en la Universidad de Arte, casi al otro extremo de la ciudad. Siempre hemos sido muy cercanos, primero él estuvo a mi lado en un momento difícil y luego yo al suyo. A partir de ahí es mi hermanastro y mejor amigo.
¿Entienden por qué me siento tan mal?
No obstante me arriesgo a molestarlo y marco su número mientras salgo de la Uni.
—¿Jungkookie? ¿¡Qué te he hecho yo a ti, mocoso!?
Tenemos la misma edad.
—¿Eh?
—¡Debo haberte hecho algo potencialmente grave como para que me estés llamando mientras el dragón se mantiene rondándome!
Arrugo la nariz con una sonrisa.
—¿Qué estás haciendo?
—Lo regular, contar huevos.
—Brutal—. Comento divertido.
—Oye, ¿tú no deberías estar en clases? Seguro es de inglés, ¡Jungkookie ya hablamos de esto, no puedes saltarte las clases solo porque no te gusten! A mí no me gusta–
—Historia del arte y aún así la estudias, lo sé, Tae, no me fui por eso.
—Oh, ¿y por qué?
—¡Kim! ¡¿Estás usando el celular en el trabajo, pequeño idiota?! ¡Si pierdes la cuenta te bajo el salario!
—¡No se preocupe señor, todo está bajo control!
Ruedo los ojos subiéndome a mi camioneta.
Ya sé lo que significan esos gritos.
—Debo irme Kookie...
—Lo sé.
—¿Skype en la noche?
Quedo dubitativo unos minutos pero al final acepto, será bueno ver su rostro, recordar por qué Park Jimin merece todo mi odio.
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