43. Moving on
Maratón final 3/10
Capítulo 43: Moving on
Cuando desperté del trance todo el mundo aplaudía. Mi mente continuaba en la escenario de mi último miedo: prácticamente he confesado que he matado a Al. Sin embargo, a nadie parece importarle y todos aplauden gustosos.
Me reincorporo con lentitud en la silla. Yo estaba completamente desorientada todavía cuando sentí como una mano se cernía sobre mi brazo y tiraba de mí con fuerza para que me levantara más rápido de la silla.
— Vamos, muévete— dice Eric tirando de mí con fuerza. Por su expresión y su tono de voz sé que está enfadado.
Sé que ha sido un error por mi parte haberme expuesto de esa manera justo delante de todos. Un error que a Eric le va a va a costar mucho subsanar y hacer creer a todos que lo que han visto no significa literalmente lo que parecía. Supongo que no entraba en sus planes que el asesinato de Al se colase entre mis miedos. Tampoco entraba en los mios matarle y aquí estamos.
He de admitir que ha sido bastante liberador poder enfrentarme de nuevo a Al. Me siento mucho mejor después de haber enfrentado ese miedo. Tanto que casi no me afecta lo muy enfadado que pueda estar Eric o incluso el daño que me está haciendo estrangulando así mi frágil brazo.
— Eric, ya se que estas enfadado...— comienzo a hablar, una vez que Eric me ha llevado bien lejos y estamos en un callejón lo suficientemente rebuscado como para que nadie nos encuentre.
— Toma.— me interrumpe Eric cogiendo mi mano y depositando en ellas un objeto metálico y frío: unas llaves.— Son las llaves de mi habitación. Cógelas.
— ¿Qué?— pregunto totalmente en shock. Vaya, si esa es su forma de pedirme que me vaya a vivir con él podría haberselo currado un poco más. Pero si eso es lo que quiere, ¿porque parece tan alterado? ¿Tal vez está preocupado por mi reacción?
Aún así obedezco y meto las llaves en mi bolsillo derecho.
— En el cuarto de baño, detrás del retrete encontrarás una bolsa. Dentro están todas tus cosas— me explica en susurros—. O al menos todas las que he podido encontrar en tu desastre de habitación.
— ¡Eh!— me ofendo sin entender todavía dónde quiere ir a parar con esto.— Mi habitación no es una suite privada como la tuya. Además, tampoco está tan desordenada...
— M, no es momento para bromas. Esto es serio.— el semblante de Eric cambia por completo y una vez más me siento abrumada e intimidada por la intensidad de su mirada.— Coge la bolsa y dirígete al cuadrante Norte. Escondete por allí hasta el anochecer. En cuanto llegue nos largamos.
— Espera, ¡¿qué?!— suelto totalmente alarmada.— ¿Por qué? ¿Acaso crees que no voy a entrar en Osadía?
— Oh, sí, claro que lo harás. Ese es el problema— dice Eric preocupado. Me siento arrastrada por su nerviosismo y ahora yo también me siento intranquila.
— Eric, ¿que está pasando? ¿Por qué quieres que nos vayamos?— le pregunto muy seria.
— Es muy largo de explicar... — me contesta negando con la cabeza.— Te lo contaré cuando nos vayamos. Cuando estemos a salvo.
— No, Eric— me niego, obstinada. Se ha acabado eso de rendirme ante él tan fácilmente.— No pretendas que me vaya de aquí, que deje mi vida y mis amigos aquí, sin ninguna clase de explicación, porque eso no va a pasar.
— Van detrás de los divergentes— sentencia él antes de que yo pueda acabar mi frase.
— ¿Cómo?— esta conversación cada vez es más desconcertante para mi.
— Quieren acabar con ellos. Con todos ellos.— Eric me mira con preocupación. Yo soy divergente, así que por ende: quieren acabar conmigo.
— ¿Pero quienes?
— Los líderes de Osadía, Max, algunos de los miembros más respetados de Verdad, esa mujer rubia de Erudición...
— Jeanine...— susurro al acordarme de aquella bruja con mirada venenosa.
— Todos, M. Es una revuelta, un golpe de Estado— explica él— Creen que los Divergentes corrompen el sistema, que deben ser eliminados. Para ellos son ratas moribundas, unos inadaptados que solo traerán la ruina a todos nosotros. Y créeme, no les culpo, yo también lo pensaba.
Le miro con cara de poco amigos. No pensará entregarme, ¿verdad? Mi cara se transforma en un poema de miedo y desesperación, y me veo arrastrada hasta aquel sueño de hace unos meses... Recuerdo la sensación, el dolor... Eric apuntando y... disparando. Tan solo por ser lo que soy, por ser distinta; por ser Divergente.
Parece que a Eric no se le escapa el miedo que reflejan mis ojos, porque tarda apenas unos segundos en cogerme de los brazos y sacarme de mi trance. Me hace mirarle a la cara y continua:
— Pero después llegaste tú, M— dice con una sonrisa amarga.—. Y en ti no pude ver a esa rata que arruinará el sistema. Simplemente no puedo.— prosigue encogiéndose de hombros— Cuando te miraba tan solo veía una chica inocente y buena. Más buena de lo que yo me imaginé que tendría a mi lado jamás. Más buena de lo que me merecía. Y todavía lo sigo viendo.
Contengo una sonrisa de alivio y lucho por mantenerme seria. Aunque siempre me cuesta hacerlo cuando oigo a Eric decir esas cosas. Ahora lo único que quiero es saltar a sus brazos y abrazarle, pero me contengo porque sé que no es el momento de esa clase de cursiladas.
— No puedo impedir que lleven a cabo lo que planean, llevo meses intentandolo.— confiesa— Al ver que no funcionaba me intenté alejar de ti. Pero tampoco funcionó. Así que no me pienso quedar aquí para ser partícipe de este estúpido genocidio, ni para ser el perro guardián de nadie.
Me siento sumamente orgullosa de él y de que haya abierto los ojos a tiempo. Y sobretodo me siento aliviada de que no me vaya a entregar.
— Por eso nos largamos— continúa él.— Cuando la asamblea termine y deliberen, empezarán a implantar una serie de chips, así que ves directa a mi habitación. No te pares ni te detengas, no dejes que nadie te haga preguntas y huye de todo el que te siga, ¿me has entendido?— yo asiento con la cabeza intentando asimilar toda esta nueva información— Y si alguien intenta llevarte con él... Entonces pegale una de esas palizas como la de Al— y una sonrisa macabra se cuela entre sus labios.
— ¡Eric!— le riño. Puedo que haya superado lo de Al y puede que fuese en defensa propia, pero no me siento orgullosa de lo que hice. Además, no es justo que se burle así de él.
— ¿Que pasa?— se queja divertido.— Total, él ya está muerto, tampoco le va a molestar que hagamos unas cuantas bromas. La situación lo requiere.
Yo ruedo los ojos exasperada. A veces es tan insensible. Aunque, si no lo fuera, perdería parte de su encanto. Se me escapa una pequeña sonrisilla justo antes de que Eric una sus labios a los míos. Me envuelve con sus brazos y me aplasta contra su pecho. Y tras un último beso, Eric susurra todavía con sus labios prácticamente pegados a los míos: "corre".
Yo inhalo su aroma un segundo más antes de despegarme de él por completo y salir corriendo directa a su habitación.
No miro atrás y cuando empiezo a recorrer los pasillos más discurridos por la gente aminoro el paso para no levantar sospechas. Ya estoy a mitad de camino, cuando suena la bocina que anuncia que los resultados han sido publicados. De repente, se produce una avalancha de gente curiosa en los pasillo y ando a contracorriente para poder llegar. Debería estar como ellos, emocionada por saber si formaré parte de Osadía definitivamente, pero para mi esa bocina tiene un significado totalmente diferente: me estoy quedando sin tiempo.
El hecho de tener que esquivar a gente por todas partes e ir al revés del mundo dificulta un poco poder llegar a mi destino. Finalmente, lo pasillo comienzan a descongestionarse de nuevo y ando con más soltura por ellos. Como ha dicho Eric, no me paro ni me detengo. Sin embargo, al girar la esquina hacia el pasillo de la habitación, choco contra alguien; o más bien contra algo duro y frío que alguien llevaba en la mano.
Auch. Me toco la frente del dolor.
— Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí— dice esa voz familiar. Y al instante sé que estamos en problemas. Me estaba esperando.— Parece que alguien se ha perdido, ¿no? ¿Por qué no te acompaño hasta el salón de nuevo y vemos juntos los resultados, M? Estoy seguro de que Eric tiene algo que darte.
Alzo mi mirada, hasta ahora clavada en el suelo, y me atrevo al fin a mirarle a la cara. Le miro directamente a sus ojos azabache, desafiante.
— Por supuesto, Max— le contesto.
N/A:
No sé que le pasa a Wattpad pero va raro 🤦♀️. Tarda una eternidad en cargar y publicar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro