La imagen de Louis sentado al lado de Suki mientras lo acariciaba con delicadeza y con una pequeña sonrisa en sus labios era malditamente adorable.

Jamás pensó que usaría el término adorable con un alfa de aproximadamente 24 años, pero aquí estaba. Necesitaba distraerse. Louis apenas llevaba diez minutos en su apartamento y él ya estaba pensando que se veía adorable junto a su gato.

Así que intentó fallidamente ponerse de pie.

—Espera, te ayudo.

Louis se levanta rápidamente, ayudando al alfa rizado a ponerse en pie.

Las manos del alfa se posan en su cintura y en uno de sus brazos, apretando lo necesario, con cuidando y delicadeza. Y Harry no debería prestarle tanta atención al gesto, a la manera en la que sus manos se sienten sobre su cintura.

Y sin embargo, no puede evitarlo.

—Gracias. -Harry dice una vez está frente al castaño, sonriendo levemente por la pequeña diferencia de altura.-

Finalmente el rizado toma las muletas que se encontraban apoyadas a un lado del sofá para comenzar a dirigirse hasta la habitación de invitados.

—Está será tu habitación. -Dice, dejando a pasar a Louis dentro del pequeño cuarto prácticamente vacío a excepción de una cama.-

Sobre esta, Louis deja sus cosas. Girándose seguidamente para mirar a Harry.

—Genial, gracias.

Harry aprieta los labios en una sonrisa forzada, intentando pensar en que más decir.

—El baño está en la habitación de enfrente y si necesitas cualquier cosa no dudes en decírmelo.

—Bien. -Asiente-  ¿Puedes enseñarme la cocina?

Harry asiente, comenzando a caminar con la ayuda de sus muletas hasta la cocina.

—No es la gran cosa, pero es algo. -Dice una vez están allí.-

No era la gran cosa en realidad, pero Harry adoraba su pequeña cocina. Adoraba hacer postres en ella, hacer té y preparar la cena mientras escuchaba su música favorita.

—Es perfecto, no te preocupes. -Louis dijo en voz baja, mirando a su alrededor.- ¿Tienes un plato favorito? ¿Comida que te guste? ¿Alérgico a algo?

La pregunta lo pilla por sorpresa, mordiéndose suavemente el labio mientras piensa que decir.

—No tengo alergias y em... Me gustan las galletas.

Aquello saca una sonrisa por parte del alfa castaño, quien baja la mirada al suelo mientras niega. Y Harry una vez más no debería pensar que se ve extremadamente atractivo haciendo algo tan simple como eso.

Pero no puede evitarlo. Quizás era la sonrisa del alfa que le hacía sentir de aquella extraña manera. Louis no parecía sonreír demasiado, pero cuando lo hacía, el corazón de Harry latía de aquella manera que se sentía tan diferente. Tan nueva.

—¿Por que sonríes? -Pregunta, aunque en realidad quiere decirle que no deje de hacerlo.-

—Me refería a platos de comida más elaborados, pero supongo que las galletas están bien. -Dice, con el rastro de aquella sonrisa divertida en sus labios.-

Y era tan atractivo, que Harry quería gritar.

—Um, bueno, también me gusta la pasta o cualquier cosa realmente. No tengo problema con ninguna comida.

Louis asiente.

—Eres de mucha ayuda rizado, lo tendré en cuenta.

Harry no sabía si estaba siendo de ayuda o no, pero estaba haciendo sonreír al bonito alfa. Así que de todas formas lo siente como un logro.

—¿Y que come la pequeña rata? -Louis dice con una sonrisa cuando Suki entra en la cocina, acercándose a él mientras ronronea suavemente.-

Harry rueda los ojos por el apodo hacia su gato, sin embargo, ver a Louis agacharse para comenzar a acariciarlo con una pequeña sonrisa sobre sus labios lo hace olvidarse.

—Su comida está en aquel cajón en la izquierda. -Dice señalándolo con la cabeza.- No es nada en especial tampoco.

—Genial. -Louis vuelve a ponerse de pie, mirando a Harry. El alfa rizado quería pedirle que sonría de nuevo.- Creo que eso es todo lo que necesito saber por ahora, si tengo alguna pregunta te lo haré saber.

Harry asiente.

—Bien, entonces iré a sentarme de nuevo, siéntete como en casa. -Dice, sintiéndose un tanto abrumado por todos los pensamientos y sensaciones que de repente le invadían.-

—Bien, yo empezaré a hacer la cena.
¿Necesitas que te ayude a sentarte?

El solo pensamiento de las manos del alfa sobre él hace que su piel se erice, negándose rápidamente.

—No es necesario, gracias. -Responde con una sonrisa, huyendo de la cocina lo antes posible.-

***

Harry a perdido la cuenta de cuantas veces a visto las películas de Harry Potter, sin embargo, cada una de las veces lo hace especial. Le encanta perderse en aquel mundo mágico que conocía de memoria.

Pero hoy, no podía concentrarse en absolutamente nada de lo que en la película sucedía. Porque cierto alfa no abandonaba su mente.

¿Era normal sentirse así por un alfa al que acababa de conocer? No estaba seguro, pero no le gustaba. No debería sentirse así.

Sin embargo, Louis estaba preparado algo en la cocina que olía extremadamente bien, escuchaba como murmuraba una canción en voz baja y se movía de un lado a otro en aquella cocina, en su cocina.

Y no podía evitar querer estar allí, observándolo hacer algo tan cotidiano como preparar la cena.

—La cena esta lista. -La voz de Louis le hace sobre saltarse.-

Harry retiene la respiración cuando el alfa aparece en la sala, con un plato de pasta entre sus manos.

—Huele increíblemente bien. -Harry le dice, sonriendo con hoyuelos.-

El alfa castaño deja el plato sobre la mesa, mirando al rizado.

—Gracias, espero que te guste. -Harry asiente.- Pero falta algo más.

El alfa rizado frunce levemente el ceño, mientras Louis vuelve a la cocina. Y segundos después, vuelve a aparecer en la sala, con un pequeño plato de galletas entre sus manos.

Y Harry quiso gritar allí mismo.

—Espero que mis galletas también te gusten. -Dijo, aún con el plato entre sus manos. Y en aquel momento casi parecía tímido, sonriendo sincero.- Si es así, puedo prepararlas las veces que lo desees.

Harry quiso gritar, quiso salir corriendo a pesar de no poder, quiso pedirle a sus mejores amigos que lo llevaran lejos, y quizás, quiso no sentir como su corazón se aceleraba con aquellas palabras, con aquella sonrisa, con aquel alfa de ojos azules.

Louis no llevaba ni veinticuatro horas en su apartamento pero Harry ya sabía que estaba jodido.