Capítulo 9.
Capítulo 9.
Me contemplo en el espejo, demacrada, pálida y de grandes ojos ámbar que me devuelve la mirada. Pellizco suavemente mis mejillas, agarrando un poco de color rosado tenue. Me hago un moño alto, y salgo del cuarto de baño, sintiéndome cómoda, y refrescante pero no lo admitiré en voz alta.
En mi corto recorrido para salir del baño voy rezando mentalmente, para que cuando salga... Ya no tenga su lobuna sonrisa pegada frente a mis narices; creyéndose dueño de todo y con aires de grandeza.
Freno en seco al entrar en la habitación, y encontrarlo sentado en mi cama, cambiado la ropa mojada por una seca, y jugando con su móvil.
Alza la cabeza al notar mi presencia. Sonríe de oreja a oreja.
Como quisiera borrarle esa estúpida sonrisa de un sonoro guantazo al igual que la primera vez. Aún mi mano derecha sentía picor en la palma, y dolía un poco.
-¡Vaya! ¿Ves que estás más guapa ahora? - pulla, sarcástico. Lo ignoro, a pesar que la vena madre me late en el cuello hasta el punto de querer explotar.
Me dejo caer en un sillón, algo alejada de él. Miro la ventanilla del aire acondicionado bajar y subir lentamente de nuevo, expulsando el aire helado.
Los resortes de la cama crujen al Holder moverse.
-¿No vas a hablarme? - pregunta. No respondo. ¡Que vaya a freír espárragos! - Serás cría, esta bien... Como quieras.
No presto atención cuando se levanta, y se va. Suspiro, aliviada de que se haya marchado. Me incorporo del sillón justo en el momento en que vuelve a entrar con unos audífonos en mano. Se los coloca por encima de la cabeza, conectándolo a su iPhone, y se deja caer en la cama de nuevo.
Gruño internamente. ¡Pensé que se había largado! Pero como siempre, hace todo lo contrario a lo que espero. Comienza a canturrear una canción de Linkin Park, Numb. ¿Es posible que este Holder es el mismo idiota que yo conozco?
Su voz al cantar es preciosa - por más difícil que sea aceptarlo, lo es - es grave y con los acordes perfectos para esa letra de la canción. No es ni esforzada, ni tan suave; sólo canta a su manera, y me parece perfecto. Es natural, y totalmente espontáneo.
Lo miro con ojos entrecerrados. De verdad que no lo entiendo. Hace poco parecía disfrutar de meterme a la ducha a la fuerza, y ahora, canta desparramado en mi cama, y en mi habitación. Extraño, sí.
-¿Por qué me miras así?
Demonios. ¿Cuánto tiempo llevo mirándolo?
Carraspeo.
-Lárgate de mi habitación.
-Ah, ya estás enfadada - sonríe, apoyándose sobre los codos.
Enfadada no. ¡Furiosa! Eso sí.
-¿Te parece poco? ¡Me metiste a la fuerza a la ducha! - no me doy cuenta que he alzado la voz hasta que casi grito eso último.
Parece pensarlo un poco para después chasquear la lengua.
-También recuerdo que me tiraste el agua encima, pero eso parece que tú no lo recuerdas, ¿verdad? - arquea una ceja, acusándome de ser yo la culpable. Vale, yo fuí la primera en desencadenar todo este lío.
Pero me niego a aceptarlo.
-Ah, ¿Así que yo soy la culpable? - me cruzo de brazos; algo ofendida.
Holder sonríe a lo grande.
-Por supuesto que sí. Si tú no me hubieses arrojado eso encima... Yo no te habría mojado - casi me parto de la risa cuando hace una cruz sobre su pecho. ¡Eso es ridículo!
-Deberías ser un poco menos gilipollas conmigo.
Frunce el ceño.
-¿Por qué?
-Porque no puedes ir por ahí tratando a la gente como te plazca - le reprocho.
Holder hace una mueca con los labios, y me mira con arrogancia.
-Si, bueno, y tú no deberías de ir por ahí lanzándole bebidas a cualquier chico que intente ser amable contigo - replica sin cortarse un poco. Hace énfasis en algunas palabras.
¿He oído bien? Ha dicho, ¿Amable?
-¿Amable? ¡Me parto! - suelto una carcajada sin gracia - Debes estar de broma, ¿no?
Una sonrisa lobuna adorna sus labios tentadores.
-No. Venga, para que no digas que soy un cabrón te diré que eso es lo más leve que le he hecho a alguien - me lanza una mirada retadora.
Pongo los ojos en blanco.
-Ahora sí que estás como una cabra.
Me levanto, y me dirijo hacia la puerta, apoyando la mano en el pomo para abrirla. La abro solo un poco cuando se cierra de nuevo. Con un golpe seco.
El olor a menta llega hasta mi nariz congestionada. Holder apoya todo su peso en la puerta, colocando su antebrazo como soporte a la vez que me interroga con sus penetrantes orbes azulados.
-¿A dónde vas?
Otra vez no.
-¿Y a tí qué te importa? Aparta para que pueda salir - le digo con acidez, girando la cabeza para verlo con la mejor de mis miradas de muerte.
Gruñe.
-No puedes salir - me informa como si fuera noticia importante.
Arqueo una ceja de forma interrogativa.
-Anna me ha dicho que bajo ningún pretexto te deje salir. También dijo que jodidamente te cuidara hasta que ella llegara... ¿No puedes hacer mi puto trabajo más fácil, princesa? - levanta un poco la voz, hastiado de pronto.
Me muerdo los labios, conteniendo una risotada. Este hombre tiene más cambios de humor que un bipolar.
-Necesito ir por un zumo de naranja.
-Iré yo.
-¡De eso nada! ¡Quiero ir yo, imbécil!
Holder suelta un suspiro hondo.
-Eres peor que un grano en el culo.
-¡Entonces déjame en paz! - le grito, y ya estamos de nuevo. Él me dice, yo le digo, y acabamos gritando como unos cavernícolas. Le suelto un empujón pero antes de siquiera poder tocarlo, Holder me hace girar de modo que mi espalda quede apoyada contra su pecho, y mis brazos inmóvilizados por los suyos.
Me quedo de piedra al sentirlo tan cerca de mí. Su respiración caliente choca un lado de mi cara al apoyar su barbilla en el hueco de mi hombro. Trago saliva e intento mantener bajo control los golpeteos frenéticos de mi corazón.
-Debo pensar que te gusto, niña, ¿a qué sí? - pregunta, girando la cabeza a un lado hasta que sus labios, y nariz tocan mi mejilla izquierda. Permanezco inmóvil, con los ojos fijos en la puerta, y rezando porque mi voz no salga aguda, y entrecortada.
-¿Por qué tendrías que gustarme? Eres un bestia, animal, cerdo y un inmoral. Me das pena - digo, y giro la cabeza a un lado para clavar mis ojos en los suyos.
Una corriente eléctrica pasa por todo mi cuerpo cuando nuestros ojos se encuentran. Los de él son brillosos, haciendo su azul uno interesante en contraste con su pupila. Holder parece perdido unos segundos, baja su mirada hasta mis labios, quedándose allí un buen tiempo.
Algo, se apodera de mi estómago, y mi respiración empieza a ser más rápida.
Él sube la mirada hasta mis ojos de nuevo.
-Quizás no eres la chica especial para la cual tengo que fingir ser un caballero, además, para que lo sepas, no me va ese rollo de ser educado cuando alguien se está portando como un cerdo, ¿sabes? - y, auch. La sonrisa de victoria en mis labios se borra de golpe.
Quedo de cuadros, atónita.
Y con la boca abierta de par en par. Como si hubiera recibido dos guantazos en ambas mejillas.
Me ha llamado... ¿Macarra? Joder.
-Eres un... Un...
Holder me corta alzándome, y tirándome sobre su hombro. De nuevo. Chillo al quedar boca abajo.
-¡Joder! ¡¿Otra vez?! - grito ya harta de esto. ¿No se cansa, acaso? Éste hombre es irritante. Seguramente piensa que voy a ir por ahí besando cada lugar en donde camina. ¡Ni hablar! Yo no funciono como el resto de esas chicas.
En vez de ponerme a patalear como otras tantas veces... Solo dejo que me cargué hasta donde sea que me lleve. No protesto.
-¿Por qué una chica tan buena como tú dice esas palabrotas? No tienes ética, nena - se ríe el mismo, y luego me desliza por su cuerpo hasta que quedo sentada en el centro de la cama.
Le lanzo una mirada de muerte. Él entorna los ojos, y coloca la colcha sobre mis piernas. Un chispazo me atraviesa al sentir sus dedos rozando mis muslos levemente. Me pongo como una tabla; rígida.
¿Por qué mi cuerpo reacciona así?
Intenta ocultar una sonrisa pícara pero se le da fatal.
-Ya está, ¿ves? No era tan difícil.
Cuando se asegura que no voy a saltar por la ventana sale para la cocina a por mi zumo de naranja. Hago mentalmente un cálculo de cuántas son las probabilidades de que me rompa una pierna si salto por la ventana. Quizás sean de un setenta por ciento, aunque el balcón no está a varios metros del suelo... Eso sigue siendo un desafío para mi. Y es imposible que pueda deslizarme por las paredes, utilizando las piedras como soporte para escapar.
Estoy jodida.
Holder entra minutos después, sosteniendo dos vasos de zumo de naranja. Uno entero, y el otro más de la mitad.
Me tiende el mío, y yo me lo bebo de golpe; sintiendo la garganta seca. El líquido dulzón se desliza por mi garganta calmando la sed. Dejo el vaso en la mesilla, me recuesto en las almohadas. Enciendo la TV, y cambio de canal en canal. Paro en el 507 donde están pasando Everything, Everything.
Holder escupe el zumo en el vaso. Me mira como si me hubiera salido otra cabeza.
-No me jodas. ¿Es en serio? Esto debe de ser una puta broma - se deja caer derrotado de nuevo sobre el banquillo.
Le subo volumen a la TV sin contener la sonrisa de mi rostro. Pues que se aguante. Sé que para alguien como él es difícil ver este tipo de películas con una trama romántica.
Su cara mala leche lo dice todo.
A mitad de la película, Holder bosteza por décima vez, y teclea una cosas en la pantalla de su móvil, entretenido.
Cabeceo cuando los párpados empiezan a pesarme. No sé en qué momento de la película me quedé dormida.
Me despierto al sentir un mareo en el estómago. Me incorporo de golpe, quitando la colcha de mí y saliendo disparada a el cuarto de baño. Consigo llegar a tiempo antes de vomitar en el suelo alfombrado de la habitación. Tiro todo el líquido que he consumido en el sanitario, ahogándome con las pequeñas arcadas que sacuden todo mi cuerpo.
Alguien retira el pelo de mi cara desde atrás mientras yo sigo volcando todo en el sanitario. El amargo líquido me hace daño en la garganta al salir.
Al terminar, tiro de la llave, a la vez que me incorporo, y cierro la tapa del sanitario. Holder suelta mi cabello, y yo me dirijo hasta el lavabo. Me inclino, bebiendo del agua para eliminar el mal sabor de mi boca. Escupo, y me miro en el espejo. Estoy pálida, y el flequillo se pega a mi frente por el sudor.
-Te ves horrible - dice.
Fuerzo como puedo una sonrisa.
-Gracias - susurro sarcásticamente.
Nuestras miradas vuelven a encontrarse a través del espejo. La desvío, y ato de nuevo mi cabello en un moño, colocándole esta vez una goma para sujetarlo.
Sintiéndome un poco mejor, salgo, y no sé cómo no muero de un infarto cuando la puerta se abre bruscamente, azotando la pared. Anna entra, mirándome de arriba abajo, y después a Holder que está detrás de mi. Alza una ceja.
-¿Por qué no me has llamado? - pregunta, cruzándose de brazos.
-Porque no hacía falta. Holder, lo estaba haciendo muy bien - digo, mirándolo por encima de mi hombro. Está sonriendo.
Suspira, y se revuelve el pelo.
-¿Puedo largarme ya? - Anna lo fulmina con los ojos.
Holder no espera a que le conteste. Sale de la habitación, cerrando la puerta sin hacer ruido.
-Ese cabezota... - Anna respira varias veces, calmándose - ¿Te sientes mejor?
-Si, ya sabes, después de vomitar... nada, me hizo sentir un poco mejor - me pongo tensa cuando se acerca, y apoya la palma de su mano bajo mi flequillo, comprobando mi temperatura.
Empuño las manos, conteniendo la respiración; rogando porque no note lo tensa que estoy.
Lo ojos grises de Anna me supervisan con cuidado.
-Te ha bajado la calentura - retira la mano - ¿Quieres comer algo?
Lo pienso.
Me decido por un sándwich de jamón, queso, y lechuga, y vaso de zumo de naranja. Anna asiente encantada, y se va a prepararlos. A lo lejos el móvil pita pero no tengo el ánimo para ir, y ver quién es.
Lo único que quiero es comer, darme una ducha, y dormir toda la noche.
🍁🍁🍁🍁
Nota: Bueno, bueno. Qué tal les pareció? Sin duda, es otro de mis favoritos hasta ahora... Sé que seguirán siendo más de mis favoritos en los que seguirán. Me divertí mucho en este capítulo.
Perdonad por la tardanza. En mis país hay muchas complicaciones para publicar de semana a semana, por eso subiré dos capítulos hoy.
Muchas gracias por las leídas, y los votos 😘😘😘😘. Sois lo mejor.
A Kiss, my lovers 😻😻😻. Si tenéis preguntas... Hacedla en los comentarios o por mensaje privado. Y perdonad cualquier error ortográfico en mi escritura.
Nos leemos pronto 📖🖊️📱
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