Capítulo 56.
Capítulo 56.
-¿Tessa...?.
Mi cerebro lucha por espabilarse, pero mi cuerpo piensa otra cosa. Me acurruco más contra la almohada persiguiendo las olas de somnolencia.
La cama se hunde bajo un peso extra, calientes labios trazan un camino de besos desde un costado de mi cuello hasta mi mejilla.
-Despierta, nena.
Me remuevo.
Abro los ojos con la visión empañada y el rostro de Holder es lo primero que miro. Mi corazón da un vuelco al tenerlo tan cerca de mi, saltando chispas entre nosotros. Lo siguiente que observo es que aún es de noche.
No. Me. Jodas.
-¿Qué hora es?. - balbuceo con la voz pastosa por causa del sueño.
-Son las dos de la madrugada. ¿Recuerdas el sitio del que te hable?.
Asiento, sentándome en el colchón con la piel de gallina cuando el aire frío golpea mi cuerpo al descubierto. Se ríe de mis párpados entrecerrados mientras intento prestar atención a lo que él dice.
-Venga, vístete y empaca algo de ropa extra que tenemos un largo camino. - toca mis mejillas con sus pulgares en una caricia delicada para después levantarse y salir de la habitación.
Envuelvo las sábanas de la cama en mi cuerpo desnudo y salgo en busca de ropa. Me coloco la ropa interior, seguido de unos vaqueros rotos en las rodillas, una camiseta gris y una de las sudaderas de Holder color vino. Me calzo unas converse antes de empacar en la mochila ropa interior, unos vaqueros oscuros y una camiseta celeste con rallas blancas en el cuello.
Empaco el móvil y el cargador, saliendo de la habitación en dirección al baño para cepillar mis dientes de forma veloz. Escupo la espuma en la lavabo para luego enjuagar mi boca una vez terminada la tarea.
Me hago una coleta alta y miro mi reflejo en el espejo del baño. Una vez que estoy lista salgo y encuentro a Holder esperándome en la entrada con mi mochila en mano.
Se ve guapísimo vestido todo de negro y el cabello revuelto. Sus ojos se deslizan por mi cuerpo, deteniéndose un tiempo en la sudadera que llevo puesta. Un destello posesivo se adueña de su mirada en cuanto la reconoce.
-¿Lista?. - habla con la voz ronca y ojos oscurecidos. Es imposible saber desde lejos que color son.
-Si. - cojo su mano extendida hacia mi mientras salimos de la casa. La suya se siente cálida y grande en comparación a la mía. Debe sentir los leves temblores, pero no dice nada al respecto.
La brisa nocturna nos golpea al salir y se cuela por mis ropas, erizando mi piel.
Me detengo cuando veo un elegante audi R8 negro aparcado frente a nosotros en vez de su moto. Luce majestuoso e imponente. Joder.
Dicen que todas las cosas se parecen a su dueño y ésta vez, ese dicho está más que acertado.
Holder se da cuenta de mi perplejidad y desconcierto ante la escena.
-¿Qué ocurre?.
-¿Cuándo lo has comprado?.
Estoy boca abierta ante lo que veo.
Holder enseña sus dientes en una sonrisa engreída. Es como si presumiera de un juguete nuevo que le acaban de regalar. Algo que debe ser exhibido.
Se la está pasando bomba.
-Hace poco.
-¿Usaste el dinero que ganaste de las carreras?.
Asiente.
-Ahorré lo suficientemente para darme el lujo de comprar un coche y una casa.
Uau... Es más de lo que algunas personas llegan a conseguir en la vida en tan poco tiempo.
Tira de mi mano, sacándome de mi burbuja. Lo sigo mientras rodeo el coche y subo al asiento del acompañante.
Si antes estaba con la mandíbula colgando de par en par al ver el exterior del coche, el interior es mucho más elegante y soberbio. Los asientos están forrados en cuero. La tapicería también de cuero y el olor a limpio, y almizcle flota en el aire.
Mi padre nunca me permitió subir sola a uno de estos y es imposible que ahora este sentada en uno.
El ronroneo fino que emite al cobrar vida inyecta en mis venas una dosis de adrenalina.
-Tienes que mostrarme. - volteo a verlo, mordiéndome el labio, emocionada.
Holder oculta lo que creo que es el fantasma de una sonrisa escondida entre sus dedos acariciando sus labios carnosos de arriba abajo.
Arquea una ceja.
-Mostrarte, ¿qué, exactamente?.
-Lo que puede hacer ésta bestia.
Suelta una risa baja ronca desde lo más profundo de su garganta que tiene un efecto inmediato en lo bajo de mi vientre.
-Ya veremos. Abrochate el cinturón. - se abrocha el suyo a la vez que yo hago lo mismo con el mío.
-¿Hacia donde vamos?. - pregunto una vez que el coche comienza a moverse en retroceso.
-A Portland.
Mis ojos se abren, perplejos.
-¿De verdad?.
-Si. Serán diez horas de viaje, puedes dormir en el camino si lo deseas mientras nos alojamos en un hotel una vez que lleguemos a Portland.
Emocionada sigo sin creer que esté montada en un coche que cuesta millones de dólares con destino a Portland.
Le envío un mensaje a mis amigas donde les informo hacia donde me dirijo antes de inclinarme cómodamente contra el asiento y cerrar mis ojos.
Horas después, donde la pase durmiendo mayormente las horas que duró el viaje, deteniéndonos en alguna estación para abastecernos de combustible y comida, por fin llegamos.
De día las calles de Portland son hermosas y el ambiente a campo es totalmente distinto a Seattle o Londres.
Holder aparca el coche frente a un Hotel. Miro por los cristales de la puerta. Todo es lujoso.
Bajamos del coche y caminamos con las manos entrelazadas, atravesando las puertas de cristal. El entorno es enorme. Miro el reloj antiguo colgado en la pared. Los carísimos muebles le dan un toque moderno a el Hotel y la tranquilidad que se respira es reconfortante.
Una mujer vestida con el uniforme del Hotel nos da la bienvenida en la recepción.
-Buenas noches, ¿en qué puedo ayudarles?.
-Una habitación para dos, ropa cómoda y comida. - dice Holder, mostrándose tosco al ignorar el saludo de la mujer elegante.
Con la incomodidad reflejada en su rostro, fuerza una sonrisa amable mientras pide nuestros nombres, anotándolos en el sistema de la computadora.
-¿Pagará en efectivo o tarjeta, señor?.
Holder le entiende la tarjeta. Ella la introduce en el aparato, colocando el monto para luego girarlo en dirección a nosotros para que se introduzca la contraseña.
Una vez ya asegurada nuestra estancia en el Hotel, la mujer nos pasa la tarjeta digital de la habitación, que se encuentra en el décimo piso.
Abordamos el ascensor en silencio. Las puertas se cierran mientras ascendemos.
Lo miro por el rabillo del ojo.
-¿Tienes preguntas?.
Me estremezco ligeramente, porque parece que sabe lo que estoy pensando. Está apoyado contra la pared del ascensor, de brazos cruzados y cabeza ligeramente inclinada, observándome.
-Todo esto, ¿es parte de tus fondos de ahorro de las carreras?. - increíble que unas simple carreras le hayan dado para costear esto.
Un músculo se mueve en su mejilla al apretar los labios. Sus ojos azules quedan perdidos en sus pensamientos por unos segundos.
-Una parte, si.
Frunzo el ceño. ¿De dónde ha salido la otra parte?.
Quise preguntar, pero antes de poder formular la pregunta, las puertas se abren.
Caminamos por el pasillo justo cuando una mujer curvilínea, sale de una de las habitaciones. Despampanante y luciendo un atrevido vestido rojo que hacia juego con su cabello en llamas.
Hay un momento que los ojos seductores de esa mujer caen en nosotros. Los entrecierra y una sonrisa maliciosa se desliza por sus labios abultados. Un escalofrío me envuelve ante ese gesto lleno de frialdad.
Volteo a ver a Holder, pero su expresión es un témpano de hielo e ilegible. Miro sobre mi hombro a la mujer pero está ya ha desaparecido.
Las puertas de nuestra habitación se abren con un chasquido. Paso por alto la decoración lujosa y me arrastro hasta la cama donde colapso. Mi cuerpo se siente cansado a pesar que la pase durmiendo en todo el camino, sin embargo, algo en la extraña aparición de esa mujer me dejó inquieta.
-¿Conoces a esa mujer?.
Holder está quitándose la cazadora y dejándola caer sobre una silla cuando fija la mirada en mí.
-¿Por qué debería hacerlo?.
Me incorporo en la cama, mirándolo con ojos entrecerrados ante su escueta respuesta.
-Pues creo que ella a nosotros si. ¿Hay algo que debería saber?.
Inflama las mejillas para pasarse una mano por el pelo, despeinandolo mientras suelta el aire en una exhalación larga y honda.
-No. - hace énfasis en la primera palabra, sacándose la camiseta de su cuerpo.
Suspiro ante la poco sinceridad. Sé que eso no es todo. Hay algo más pero no va a decírmerlo.
-Debí ser más específica cuando te dije que no deberías mentirme. ¡Así como tampoco deberías estar siendo tan evasivo a las preguntas!.
Me levanto echando chispas de la cama rumbo a lo que creo que es el baño. Cierro la puerta detrás de mi, desvistiéndome en mi camino a la ducha. El agua caliente relaja los músculos tensos de mi espalda.
No llevo ni cinco minutos bajo el chorro de agua caliente cuando escucho la puerta cerrarse. Sé que está adentro.
Chispas saltan por toda mi piel como fuegos artificiales cuando lo siento detrás de mi. Me rodea con sus fuertes brazos mientras se pega a mí, apoyando la barbilla en mi hombro, su respiración golpeando en mi oído.
-No la conozco. - repite. - Sea lo que sea que estes pensando... No lo es.
Si no obtengo respuestas de su parte, las tendré de mi propia cuenta.
Me besa la oreja, la mejilla... el cuello. Mis pensamientos son dispersados al sentir la calidez de sus labios. Me da la vuelta y besa mis labios. Nos hace retroceder hasta que mi espalda golpea con la fría cerámica de la pared. Mis manos se envuelven alrededor de su cuello, encajando mis uñas en su nuca cuando su miembro roza mis muslos. Gruñe.
Sus manos grandes aferran mi pequeña cintura, fundiéndonos a ambos en un abrazo, donde nuestras pieles entraban en contacto bajo el agua.
Jadeo cuando lo siento descender, besando mis pechos fugazmente, continuando bajando y besando la fina línea de mi estómago, poniéndose de rodillas, sujetando mis caderas. Me mira un breve momento con las pupilas dilatadas, para después enterrar el rostro entre mis piernas. Excitada, grito a todo pulmón echando la cabeza hacia atrás mientras él abraza la parte trasera de mis muslos, alzando una de mis piernas y colocándola sobre su hombro. Su nombre se escapa en pequeños gemidos de mis labios al sentir su audaz lengua dar lametazos a mi clíctoris. ¡Dios!.
Mi cabeza golpea ligeramente la pared fría detrás de mi, mientras Holder adentra la punta de su lengua dentro de mi. Tiro de su pelo mojado. Me castiga con su boca avariciosa e impecable. La sensación de estar tocando el cielo con las manos me resulta casi dolorosa. Un cosquilleo recorre mi espina dorsal al comenzar a agitarme. Mi vientre se contrae ante la llegada de mi orgasmo.
Jadeo frustrada cuando saca la lengua de mi interior, ascendiendo por mi estómago hasta mis pechos, besándolos y metiéndome la lengua en la boca. Me agarra del trasero y levanta una de mis piernas sobre su cadera.
-Rodéame con las piernas, nena. - me ordena. Le rodeo la cintura con las piernas y me sostengo de su cuello. - Esto será duro y rápido. Te necesito.
En un movimiento rápido me penetra hasta el fondo. ¡Por.Dios.Santo!. Ambos gritamos al unísono. Le muerdo el labio inferior salvajemente, arrancándole un grito. Sus fuertes manos aprietan mis nalgas; las uñas clavándose en la suave piel. Esa acción me toma por sorpresa y libero su labio de mis dientes. Nuestros ojos se encuentran y el rubor de sus mejillas se expande por su cuello. Sin cerrar los ojos, vuelvo a capturarle el labio con mis dientes pero me detiene el filo de sus uñas en mis nalgas. Sonríe pícaramente.
Vale, me parece justo esto. Si yo le marco, él también puede marcarme. Arrastro los dientes soltando su labio, yendo directo a su cuello. Holder comienza a moverse, despacio; a un ritmo fijo, pero pronto pierde el control de lo lento y acelera. Arqueo mi espalda, gimiendo y noto como él se adueña de mi pezón izquierdo. Muerde justo en el punto exacto. Suelto un grito. La magnitud de su toque es mayor al chupar, morder y lamer mis pechos humedecidos por el agua. Mi espalda golpea repetidas veces la pared húmeda. El impacto de nuestras pelvis al chocar retumba en mi garganta, saliendo disparado en un grito.
-Sei la mia condanna all'inferno¹.
Sonrío, maravilla con la tonalidad ronca en la que habla en su idioma nativo.
Chocamos en el aire. Volvemos a encontrarnos, cada vez con más fuerza. Mi sexo se encuentra húmedo por el continúo roce de piel con piel, sintiéndolo hundido en mi hasta lo más profundo de mi interior. Noto lo hinchado que está al entrar y salir con sus embestidas potentes. Es demasiado.
Tiene el rostro rojo y marcado por la tensión. Se aprieta más contra mi cuerpo, embistiendo profundo y rápido. El bramido de Holder resuena en mis oídos. El orgasmo se precipita hacia en una carrera fugaz; estallando alrededor de su pene. Holder se deja llevar y sale de mi interior, corriéndose en mi vientre. Su miembro palpita en grandes cantidades de semen.
Hecha polvo, apoyo la frente en la de él, jadeando en busca de aire. Estaría por horas así y pensaría que sólo han sido unos segundos. Su boca roza perezosamente mi mejilla en un beso casto.
Me deja en el suelo. La ducha está llena de vapor y apenas si puedo verlo pero tiene el ceño fruncido con fuerza.
-¿Te he hecho daño?.
-No. Estoy bien.
Asiente levemente.
-Bien, vamos a bañarnos para poder comer.
Me despierto a mitad de la noche, desorientada cuando un cuerpo cálido se pega a mi espalda, seguido de un gemido ahogado.
Enciendo la luz de la lámpara en la mesilla de noche, buscando a Holder. Se encuentra hecho un ovillo con el ceño fruncido en profundidad. La angustia y el terror se ven reflejados en su rostro crispado. Las venas de su cuello y brazos están hinchadas; el sudor perlando su frente.
Está teniendo una pesadilla.
-Tessa... No...
Me acerco con cuidado, tomando sus manos empuñadas mientras me inclino y beso su sien repetidas veces, para que el caos en su cabeza se calme.
-Shhh, aquí estoy. - susurro, abrazándolo como si fuera un niño perdido. El corazón se me arruga al percibir el miedo en cada fibra de su ser.
Balbucea palabras sin sentido mientras se abraza a mi, temblando. Se calma mientras le susurro al oído minutos después; el silencio vuelve a llenar la habitación. Su rostro refleja paz.
El pecho me duele al saber que ni incluso en sueños, es libre de las pesadillas que lo atormentan. Ver como un hombre fuerte es reducido a una bola de agonía hace unos minutos atrás, desgarra mi corazón pedazo por pedazo.
Me relajo con el calor corporal que desprende su pesado cuerpo, durmiendome en pocos segundos.
-¿Aún falta mucho?. - le pregunto a Holder sin poder disimular mi curiosidad. Mis pasos son vacilantes y oigo crujir las ramitas secas bajo mis pies.
No ha hablado mucho desde que nos levantamos esta mañana. Quizás haya recordado el estado de trance en el que cayó anoche. Aún no le he dicho que lo oí susurra mi nombre y abrazarse a mi para buscar consolación.
Estoy a punto de protestar a la falta de respuesta cuando el sonido de agua cayendo se escucha y el olor a tierra mojada flota en el aire.
-Ten cuidado, subiremos un escalón. - habla con el sonido del agua haciéndose más fuerte a medida que nos acercamos.
Ahogo un grito de sorpresa cuando me alza por los aire, subiéndome al escalón. Holder se posiciona detrás de mi para retirar el nudo de la venda de mis ojos, revelando el lugar. Parpadeo para quitar la visión borrosa.
Mi boca cae abierta de par en par ante la magnífica vista que tengo frente a mi. La enorme caída de agua a mi costado es deslumbrante; el pequeño puente construido en 1914 que se extiende frente a nosotros. Sólo había un puente así en el mundo.
-¿Me has traído a...?.
No puedo formular bien la pregunta, pero el rostro sonriente de Holder es la respuesta que necesito.
Son las cataratas de Multnomah. Una belleza natural. Mi visión se deleita con la naturaleza frondosa y verde que nos rodea; el hermoso cielo nublado alzándose sobre nosotros y la neblina esparciéndose por encima de la caída del agua es increíble.
-Pensé que sería buena idea traerte a este lugar.
Se apoya en la baranda, mirando la cascada de agua cayendo.
Me acerco para besarlo. Y lo hago con todo el amor que siento por él. Con suavidad, tatuándome sus labios en los míos. Sin lengua, sin mordiscos; lo beso sin nada sexual cargado de placer. Un beso casto e inocente, que contacta nuestras alma en una sola. Sus brazos se envuelven alrededor de mi cintura, profundizando el beso.
Al retirarnos, soy una mezcla de distintas emociones. Unas más fuertes que otras. Las chispas saltan ante el contacto de nuestros cuerpos unidos.
Un flash nos ciega.
Buscamos la fuente de la iluminación. Una mujer sostiene una cámara apuntando hacia nosotros a pocos metros de distancia, luciendo una sonrisa contagiosa y nos pasa la foto que nos tomó desprevenidos.
-Algo tan puro debe ser cuidado como la más frágil rosa en el campo. No lo marchitéis.
Se va para sacar una foto a la siguiente pareja. Holder la mira con el ceño fruncido.
El móvil de Holder suena en el bolsillo de la cazadora. Lo saca del interior y le da una mirada rápida a la pantalla para bloquearlo, y guardarlo de nuevo en la cazadora. Su rostro no refleja nada.
Me agarra de la mano y tira de mi colina arriba. Caminamos entre los enormes pinos que nos rodean, pisando tierra húmeda. Me guía a través de colinas y árboles.
Veo marcas de iniciales de pareja talladas en los troncos a medida que voy escalando, con mis muslos doliendo y mis piernas sintiéndose pesadas al ir escalando más alto. Al llegar a la cima, me apoyo en un enorme árbol frondoso en un intento de recuperar el aliento perdido, cerrando los ojos. Las ramas crujen por encima de cabeza y los abro, observando a Holder escalar el árbol.
-¿Qué estás haciendo?. - el pánico se refleja en mi voz aguda.
Holder entorna los ojos.
-Sube, quiero mostrarte algo.
Niego frenéticamente con la cabeza. ¡No soy una suicida!.
-No hagas que baje por ti, Tessa.
Frunzo el ceño.
-No serás capaz.
Sonríe con sorna mientras se lanza desde la altura que trepó. Se alza sobre mi, con un brillo desafiante en sus ojos.
-Pruébame y te aseguro que dentro de diez segundos estarás subiendo esas ramas por tu propia cuenta.
Sus ojos azules me miran con desafío. Me cruzo de brazos, fulminándolo con una de mis miradas más letales. Me sonríe, ignorándome como a una mosca molesta. De pronto, se inclina para intentar cogerme en vuelo. Me aferro a su pecho para evitar que me lance sobre su hombro.
¡No puedo creer que sea capaz de hacer un espectáculo frente a todas ésta gente!.
-¡Está bien, está bien!... Subiré ese puto árbol.
Se carcajea ruidosamente al sacarme de quicio, golpeando mis labios.
-Pero que boca tan sucia tienes, princesita.
Trepa nuevamente. Copio el mismo movimiento, rezando una plegaria a Dios para no romperme el cuello. Me aferro a las ramas casi con demasiada fuerza mientras el viento agita mis ropas. Joder. Cierro los ojos unos segundos, tratando de tranquilizar el miedo paralizante de mi cuerpo. No miro hacia abajo mientras me aferro a otra rama del condenado pino y me impulso para subir.
-Vas bien, princesita. Continúa.
La molesta voz de Holder me hace querer agarrar una de esas estúpidas piñas y lanzárselas por la cabeza. En las siguientes ramas que faltan por llegar a la cima, Holder me ayuda a seguir escalando. Si no fuera por él, ya hubiera fallado en una rama y me hubiera fracturado el cuello.
Se sienta sobre una rama gruesa y me impulsa hacia su mismo nivel de altura. Me aferro a la rama por encima de mi cabeza, respirando a grandes bocanadas. He logrado llegar con vida. La adrenalina va a mil recorriendo mi cuerpo.
Miro más allá de los pinos y mi corazón se acelera.
El paisaje que se vislumbra desde aquí arriba es sorprendente hermoso. Enormes montañas se ven desde la distancia; neblina rodea los pinos y el enorme río se ve pequeño desde ésta altura. Parece que puedo tocar el cielo con las manos. Es irreal.
-¿Admirando la vista?. - pregunta, sonando orgulloso de este lugar.
-Me encanta. Gracias por mostrarme esto.
Me guiña un ojo.
-Ha sido un placer.
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Nota: Sei la mia condanna all'inferno¹. (Eres mi condena al infierno¹).
Buenaaas, mis amores hermosos. Bolitas hermosas, aquí les traje este nuevo capítulo. ¿Qué opinan? ¿Ha estado tenso este capítulo? ¡Los leo!.
La verdad este capítulo es el que más guerra me ha dado. Tenía todas las ideas dispersas y no sabía cómo organizarlas.
Espero que lo disfruten, ya que lo he hecho pensando en ustedes. Gracias por todo el apoyo que me dan.
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A kiss💋.
Nos leemos pronto.
D.S👑🥰.
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