Capítulo 5.
Capítulo 5.
Escucho voces de unos chicos, y la voz de... Holder. Me acerco a la parte oscura, escondiéndome contra una pared. Lo veo, con sus amigos. A continuación, lo que ocurre me deja de piedra, comenzando a hiperventilar. Holder absorve un polvo blanco por la nariz y tira su cabeza hacia atrás.
¡Madre del amor hermoso! ¿Consume drogas? ¡¿Pero cómo diablos...?! Mi corazón late como loco, y millones de ideas locas pasan por mi cabeza. Coca, inyectadora, Holder... Demasiada información para mi cabeza.
«No me conoces»
Mierda. Tiene razón. No lo conozco.
Me entran ganas de llegar al verlo en ese estado. Recorriendo a la droga como si fuera la cura pero mi parte racional se activa, cabreada, y antes de darme cuenta de lo que estoy haciendo; estoy caminando a paso firme hacia ellos.
-¡Holder! - grito sin poder detenerlo. Se giran, mirándome como si fuera la intrusa.
Me mira con el ceño fruncido, sin moverse del lugar. Podía ver miedo, decepción, rabia y maldad en su mirada cristalina. ¿Ese es el Holder que creo conocer? Rabiosa y echando chispas me acerco a ellos.
-¡¿Qué diablos crees qué haces, gilipollas?!
Me despierto de golpe, mareándome por el rápido despertar. La resaca puede conmigo. Mis ojos escocían, mi cabeza palpitaba, y mi estómago ardía por los litros, y litros de vodka que había consumido la noche anterior.
Tardo unos segundos en procesar como dónde estoy. ¿Cómo llegué aquí? Intento recordar pero mi cabeza es una profunda laguna mental. Superviso la habitación. Hay un reguero de ropa esparcida por el suelo, y no es la mía. Algo se mueve, emitiendo un gruñido por lo bajo. Me pongo tensa.
No, no, no, no.
La bilis sube hasta mi garganta, los pelos se me ponen en punta al ver un cabello castaño asomarse bajo las sábanas, a mi lado. Ahogo un grito mordiéndome el labio inferior. Con manos temblorosas; destapo al cuerpo, y suspiro de alivio.
Es Alison.
Está echa una bolita bajo las sábanas con el pelo cubriéndole toda la cara; y en ropa interior negra.
Me arrastro como un gusano por la cama, caminando hasta el baño parándome frente al espejo. La bruja demacrada me devuelve la mirada. ¿Esa era yo? Parecía que el maquillaje perfecto de hace unas horas antes se había desvanecido para dar paso a un maquillaje recién salido de una película de terror. Me destornillo sola.
El labial se había corrido hacia un lado de mi cara, y bueno, las marcas de las pestañas se habían pegado a mi cara. Mi cabello... Era cosa aparte. En resumen, estaba fatal.
Me quito el bendito vestido, sintiendo mis poros absorber la frescura del ambiente, y mis costillas ya no son apretadas a muerte. Cepillo mis dientes, quitándome el mal sabor. Aunque, después que se terminara el efecto de menta mi boca apestaría a alcohol.
Me quito la ropa interior, colocándome bajo el chorro de agua tibia. Por primera vez, saboreo la delicia del agua cayendo por mi cuerpo, empapando y eliminando la suciedad que cubría mi piel.
Mientras estoy bajo el chorro de agua, no puedo evitar pensar en el sueño que tuve. ¿Sería un sueño? No recuerdo mucho más de eso pero lo averiguaría.
Salgo de la ducha, vistiendo unas braguitas de algodón, y la pijama de nubes rosa. Mi cabello estaba algo húmedo cuando bajo a la cocina en busca de una pastilla para la migraña. Extrañamente todo estaba en silencio, excepto por los golpecitos de las ramas de los árboles golpear la ventana.
Rebusco en los gabinetes, saltando de la alegría al encontrar una caja de ibuprofeno. Me sirvo un vaso de agua, y me trago la pastilla. Mi garganta seca saborea el delicioso y refrescante líquido hidratante. Capto un papel rosa apunta hacia mi, pegado a un imán.
He salido al súper. Volveré pronto. Mientras no esté, no os matéis Logan y tú.
Mamá x.
Bueno, eso explica muchas cosas.
-Prepárame el almuerzo, tengo hambre - volteo para asesinar a Logan con los ojos. Este me ignora y pasa totalmente de mi, sentándose en la silla con los brazos cruzados.
No sé si era por el dolor de cabeza que hizo que su voz me atravesara la sien - No grites - murmuro, frotando con dos dedos la zona palpitante.
-Eso se llama resaca, nena. Tuviste una noche movidita junto a tus amigas, ¿eh? - pregunta recargando los codos sobre la mesa, sonriendo como hiena. Casi podía ver la maldad en esa sonrisa. Como si le divirtiera mi sufrimiento.
Hago una mueca - Uno, no me llames nena y dos; ¡¿A ti que narices te importa?!
-Uau. Sí que tienes un humor de la leche.
Gruño.
Me giro, sacando una manzana de la cesta de fruta.
-¿Vas a preparar el almuerzo?
-¿Tengo cara de ser tú sirvienta, Logan? - separa los labios para hablar pero le corto - Lo siento, hombre. ¡Pues no lo soy! Si tienes hambre... - me corto yo misma. Frunzo el ceño - ¿Sabes cómo llegué aquí?
Ahora es él quien frunce el ceño.
-¿No lo sabes?
-No.
-Ya, pues no seré yo quien te lo diga porqué tampoco lo sé. Tú y tus amigas estabais noqueadas contra las rejas. Supongo quién os trajo sabía donde porque os dejó y se largo.
-¿Cómo?
-Ya lo has oído. Mira, que beber así es malo.
Entorno los ojos.
-Lo sé. Te hago suspirar.
Me atraganto.
-¿Perdona?
-Soy encantador.
-Eres un enfermo.
Chasquea la lengua - Lo dejaremos como intrigante.
Ruedo los ojos, saliendo de la cocina como alma que lleva el diablo. Mentalmente maldigo a Logan y a todos sus antepasados por ser tan capullo. Y alguna vez pensé que nos podríamos llevar bien. ¡Está más que claro! Ese chico y yo nos odiaremos a muerte cada vez que tengamos la oportunidad. Logan sabía cómo cabrearme, se le daba bien hacerme enloquecer; y yo como masoquista que soy le sigo el juego.
En mi guarida, me dejo caer sobre la cama con cuidado. Enciendo la TV y paso de canal en canal hasta que me detengo en un programa que decía: "Asesinato en Miami"
Miro la pantalla plana como la cosa más interesante del mundo. Siseo cuándo el asesino clava unas tijeras de podar en la víctima, matándolo al instante. En el sofá, veo a Leticia sacar la cabeza de las sábanas, siseando y tapando sus ojos.
Sonrío.
Al instante, Alison maldice, incorporándose, quedando sentada; sujetando su cabeza con ambas manos. Saca el rostro de su escondite, y me mira con los ojos inyectados en sangre. ¡Caray! Que pintas.
Se arrastra por la cama, comenzando a recoger su ropa del suelo para vestirse.
Mientras se sube el vestido dice: - No recuerdo nada. ¿Qué pasó anoche?
Me encojo. Ni yo misma lo sé.
-Al igual que tú, tengo lagunas mentales, y según mi hermanastro... Alguien nos trajo inconsciente hasta aquí y se largó sin más.
-Ah, ya veo - mira a su hermana aún bajo las sábanas - Leticia, arriba.
-Shhhh... No chilles, que me siento morir - se queja, quitándose la sábanas. Gracias a Dios, está completamente vestida.
-Levántate, quiero tomar una ducha para sacar toda la mierda que tengo encima - se mira en el espejo del tocador, abriendo los ojos como platos - ¡Joder! Estoy fatal.
Sonrío.
Como pueden, se calzan en esos zapatos altos, despidiéndose de mí y se marchan. Las acompañaría pero estoy echa polvo, y con ganas de seguir durmiendo la mona.
Las horas pasan, y estoy aburrida como una ostra en el sofá con la TV encendida.
Tocan a mi puerta. Jadee. El mando de control remoto que tenía en el pecho salió volando.
Miro la puerta, esperando a que vuelvan a tocar. Lo hacen. Un poco más fuerte que la anterior. Suspiro, levantándome del sofá para abrir. La abro, y... Mi boca se abre de par en par.
Holder me mira desde afuera, sonriendo. Tardo en reaccionar, y cuando lo hago; ya está dentro. Fisgonea a su alrededor.
-Típica habitación de una virgen a los dieciocho años - dice, dejando escapar un suspiro de resignación, y comprensión.
Cierro la puerta.
-¿Qué quieres?
-Caramba, ¿Así es cómo tratas al guardaespaldas de tú culo borracho? Mira, que al menos podrías darme las gracias.
-¿Qué?
Su sonrisa se ensancha aún más.
-Ah, lo olvidaba. Pillaste un pedo descomunal.
Lo miro vascilante. ¿De dónde ha sacado eso?
-Imposible. Logan me ha dicho que...
-Ya, ya. ¿Quién crees que tuvo la descencia de traerte? Me piré antes que Anna me montara una buena por dejarte que bebieras como una loca.
Fragmentos de lo que ocurrió se hacen más visibles a través de la nebulosa.
-¿Entonces tu...? - dejo la palabra en el aire. Deseando estar equivocada.
Finge una sonrisa de colega pero ésta hiela la sangre en mis venas.
- Si, te monté en un taxi y te acompañé a casa. Mejor dicho, te escolté. Iba pegado a la ventanilla del coche - hace un círculo en el aire con su mano derecha. Mueve la muñeca en círculos, como si intentara decirme algo.
Arqueo una ceja.
A través de la neblina dentro de mi cabeza... Lo recuerdo. Lo visualizo pegado a la ventanilla donde mi cabeza iba recostada contra el vidrio. Su mano estaba apoyada en la ventana; y yo me rehusaba a dejarle marchar entre balbuceos incoherentes.
Mierda. ¿Ahora que hago?
Eso alimentó su ego ya de por sí grande.
-Veo que te acuerdas.
-Para nada... - miento.
Se ríe.
-Eres una mentirosa, ¿eh? Me debes una grande. Anoche tuve suficiente pelea por tu culpa - me mira.
¿Otra vez peleándose? ¡Por Dios! ¿Cuantas veces tendrá que partirle la cara a alguien para estar satisfecho?
Es todo un polígonero.
-Eres violento - replico frunciendo el ceño.
Aplaude con ganas. Como si yo hubiera descubierto el más oscuro secreto que guarda bajo su manga.
-Si, veo que también te has dado cuenta... - dice sarcástico. Se sube la capucha de la sudadera negra - ¿Con que clase de pijo engominado estás acostumbrada a tratar, niña?
Bufo. Holder sonríe sin quitarme el ojo de encima. Su comentario fué ofensivo; dado que nunca he llamado a los chicos pijos engominados y ningún otro tipo de insulto.
Pero en el poco tiempo que voy conociendo a este chico... Sólo dice en voz alta lo que piensa para después soltarlo, importándole un pepino en que modo hiriente lo dice.
-No paras de decir estupideces. Nunca cambiarás, ¿verdad?
Parpadea con una mirada de incredulidad, y arrogancia.
-¿Por qué hacerlo? Soy más que perfecto - Holder se sube la sudadera hasta la mitad de su pecho, y unos abdominales perfectos se marcan en su estómago. Seis cuadritos endurecido y marcados.
Muy a mi pesar... Tiene razón. Tiene un cuerpo y rostro de infarto; lástima que su cabeza hueca sea la desgracia de la perdida de tal potencial.
-Ahí está, no has dicho que no.
-Porque no vale la pena responder a eso.
-Ya, claro. Bueno, no pienso irme hasta escuchar mis gracias. Después de como me trataste anoche, me las merezco.
¡Ja! Vas claro, hombre.
Guardo silencio por largos minutos mientras nos miramos. El aire se siente tenso, y yo quiero que se vaya.
-Bueno, ¿y a qué esperas? Dilo - me anima, mirando sus cortas uñas con verdadero interés fingido.
-No puedo.
Parece que se esperaba todo menos eso. Su cara se transforma en confusión. Frunce el ceño.
-¿Por qué?
-Porque un gilipollas como tú no se las merece - sonrío para su desconcierto. Holder arquea una ceja.
-Ah, estás cabreada - chasquea la lengua varias veces, fingiendo pesar.
Lo veo cambiar de peso a su otra pierna; metiéndo las manos en los bolsillos de la sudadera. Esa posición lo hace parecer intimidante pero a la vez relajado en el hundimiento despreocupado de sus hombros.
-¿Y según tú por qué estoy cabreada? - digo mientras busco el mando por los suelos.
-¡Y yo que sé!... Eh, espera un momento - dice cuando encuentro el mando y apago rápidamente la TV con la película de A tres metros sobre el cielo pasando.
Escondo el mando en mi espalda.
-¿Qué veías? - me mira sonriendo.
-No te interesa.
Holder se acerca a la vez que yo retrocedo. Intenta inmovilizar mis brazos pero me escurro en un dos por tres. Me localizo al otro lado del piano.
-Venga, ven aquí - dice, lanzándose a mi encuentro.
Corro hasta el otro extremo, ahogando un grito de alegría infantil. Holder se detiene, mirándome con ojos entrecerrados, y perspicaces.
-Veías porno - acusa con la cara totalmente seria.
Me sonrojo.
-¡No! Yo no veo esas guarradas.
-Entonces enséñame lo que veías.
-Y a ti te lo voy a enseñar - me rio.
Suspira, aburrido.
-Vale, está bién. Me tocará averiguarlo pues - sonríe con maldad, y camina con paso firme hasta la TV. Chillo, saliendo disparada tras él.
Lo cojo de la sudadera por detrás, tirando. Holder sigue avanzando hasta que llega a la TV y la enciende sin esfuerzo. Como si yo no estuviera tirando de la sudadera con fuerza.
Joder.
La pantalla se enciende, revelando mi oscuro secreto. Va dónde Babi y H están en la discoteca. Holder mira la pantalla en completo silencio, sin moverse. Yo miro en la pantalla a Babi bailar para provocar a H, y me quiero morir.
-¿No crees que nos parecemos a Babi y H? - pregunta de pronto.
-No - aunque la verdad es que si. Él sin duda es el capullo gemelo de H; y yo, bueno, sólo soy yo.
-Sin duda, somos idénticos - me mira por encima de su hombro - Eres igual de borde y estirada que Babi mientras que yo soy más capullo que H. Tú finges odiarme pero muy dentro de tí sabes que es mentira; y yo me divierto haciéndote rabiar. Tarde o temprano te darás cuenta de eso.
Lo maldigo a él y a la canción.
Y en el fondo sabes bien...
Que en los peores momentos llevás dentro un ángel negro...
Que nos hunde a los dos.
-Ni hablar. Hay una gran diferencia entre Babi y yo. Babi no odiaba a H en realidad. Ella sabía que en el fondo le atraía y por eso terminó por enamorarse de él. Todo lo contrario a mi. Yo te odio.
-¿Y por qué me odias? - se ríe. Como si lo que yo le hubiera dicho fuera el mejor chiste.
-¿Y a ti qué te importa?
-Eres todo un amor, Tessa. Todo un amor. ¿Por qué me odias? - repite.
Entorno los ojos.
¡Porque eres un cabrón con grandes letras!
-¡Porque si y punto! - chillo a punto de volverme loca.
-Ya sabes lo que dicen... Del odio al amor hay un solo paso - me guiña un ojo.
Sin quererlo... Me parto de la risa bajo su risueña mirada. ¡Será bobo! De verdad que no tiene materia gris.
-¿Ves? Eres más guapa cuando sonríes.
Manoteo en el aire, boqueando por aire. Me sereno minutos después.
-Déjalo estar, Holder. Si ya terminaste de compararnos con unos personajes ficticios, bien. Ahora lárgate - lo cojo del codo y tiro de el, sacándole de mi espacio personal.
Su piel, bajo la sudadera se siente caliente, y cálida. Frunzo el ceño. ¿Por qué mi cuerpo reacciona a él de esta forma? Acaso, ¿tiene razón? ¿Quizás... En el fondo no lo odie?
-Eh...¡Eh! - se detiene bruscamente. Tropiezo, pegándole la cara casi a la puerta.
-¡Bruto!
Se ríe.
Es oficial. Este hombre no sabe tratar a las mujeres con delicadeza. Todo lo contrario, ¡es un animal!
-Perdona, ¿te hice daño... Tessa? - eso último lo susurra cerca de mi oído. Me tenso.
Estoy a punto de llamarle de todo menos bonito pero callo. Una pregunta ronda en mi cabeza desde hace horas, y ahora que este gilipollas está frente a mi; no pienso desaprovechar la oportunidad de preguntarle.
Aunque sea una locura.
-¿Holder...? - le llamo, tragando con fuerza.
-¿Qué... Tessa?
-Tuve un sueño.
Me mira, alzando las cejas en sorpresa. Por primera vez no habla. Sólo me observa sarcástico.
Sigo adelante con mi punto.
-Holder, ¿tú consumes drogas? - la pregunta salió como ácido de mis labios. El corazón me late en los oídos, y la bilis sube a mi garganta con agonía.
Temerosa, subo lentamente la cara hacia él. Tiene la cabeza ladeada, observándome con mofa.
-¿Tú qué crees?
-No lo sé. Por eso te lo pregunto - balbuceo.
Durante un largo tiempo nos miramos, comunicándonos con la mirada. El azúl de sus ojos cada vez más oscuro hasta casi tornarse negro.
-¿Tan difícil es dejarlo estar?
Hago una mueca al comprobar las sospechas. Mierda. Mierda. MIERDA. Entonces no fue un sueño. ¡Lo ví!
-Entonces, ¿es cierto?
-¡Joder! ¡Sí! Es cierto. Me drogo, ¿satisfecha? - gruñe, pasándose ambas manos por el pelo.
-¿Por qué? - de pronto, estoy llena de muchas sensaciones abrumadoras.
-Porque lo necesito. Me distrae.
Ante esa declaración... El suelo parece como si quisiera abrirse bajo mis pies. El ambiente se vuelve tenso. Podría hasta cortarse con un cuchillo.
No puedo con esto. Me supera. Y físicamente no estoy preparada para tanta mierda, no cuando ni siquiera puedo mantener a un margen mis propias mierdas.
-Vete.
-¿Qué? ¿Ahora me mandas a paseo porque no soy de tú misma clase, princesa? - sonríe sarcástico.
Si antes no tenía una buena razón para odiarlo... Ahora la tengo. Lo odio porque consume algo tan bajo como eso. Lo odio por ser tan débil y estúpido.
-¿Sabés? Cuando me preguntaste por qué te odiaba... No supe que responder pero te lo digo ahora. Te odio porque eres un gilipollas que se mete porquerías por la nariz para escapar de su mundo. Por eso te odio - todas y cada una de las palabras que dije estaban cargadas con odio, y rabia.
Sé que estoy siendo una perra cruel pero quiero que se vaya.
La sonrisa en el rostro de Holder se congeló. Sus ojos me recorren como si quisiera estrangularme y su pecho comienza a subir, y bajar con fuerza.
-No tienes ni puta idea de lo que estás diciendo. No sabes una mierda de por qué me coloco pero perdona, estoy hablando con la chica buena. Lo había olvidado - la ira lo consume, acercándose hasta que estamos casi pegados. Su voz es grave e intimidante.
Yo también estallo de la ira.
-¡¿Qué sabes tú?! ¡Tú me juzgas pero no eres capaz de salir de tú mierda! ¿Crees que meterse toda clase de droga por la nariz te ayudará? ¡Estás mal! Y no hables como si me conocieras. ¡No sabes nada de mí! No sabes por lo que tuve qué pasar cuando mi madre nos abandonó a mi y a mi padre cuándo más la necesitábamos. A ella no le importó cómo haríamos para recoger los pedazos que dejó... ¿Y me ves recurriendo a la droga?
-Cierra el pico. ¿Crees que estoy aquí para que me restriegues tú mierda y mi mierda en la cara? ¿O por qué necesito un consejo? Mira que eres ilusa. Sólo te pediré dos cosas; uno, ahorrate lo que tengas que decirme, y dos, no metas las narices dónde no te llaman, joder - sisea entre dientes, apretando los puños en los costados.
-¡Vete a la mierda! - lo empujo, abriendo la puerta de golpe.
-¡Que te den, Tessa! - grita para largarse de mi habitación, hecho una furia, dejándome con lágrimas no derramadas en los ojos.
Escucho como cierra de un portazo.
Segundos después... La puerta de mi habitación es aporreada, y la voz preocupada de Anna hace eco en las paredes.
-¡Estoy bien! Necesito estar sola - me limpio las lágrimas de las mejillas. Bloqueo todo a mi alrededor, necesitando un minuto para calmarme.
Un profundo dolor crece dentro, desgarrándome muy en lo profundo, y por primera vez en tres años después... Lloro.
🍁🍁🍁🍁
.
.
.
.
.
.
Nota: Holaaaaa... Perdonad la demora. Pero aquí os traje el quinto capítulo. Espero que lo hayáis disfrutado cómo yo lo hice al escribirlo... Ahora díganme, ¿Qué tal les pareció? ¿Os llegaron a imaginar que Holder consumía drogas?... Creo que varios secretos irán saliendo a la luz después de esto.
Muchas gracias por leer 😍😍😍... Estad pendiente para mi próxima actualización ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro