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Capítulo 48.

Capítulo 48.

Estuvimos besándonos por largos minutos; los labios sobre los del otro de manera tierna. No sé cuanto tiempo estuvimos contemplando en silencio el fuego, abrazados y sentados en el suelo, con nuestras manos entrelazadas. Perdí la noción del tiempo en el instante en que nos contemplábamos bajo la tenue luz del fuego.

Sus ojos azules brillantes me recordaban al más claro de los cielos. Me siento sumergida en ellos de una forma lejos de pertenecer a lo ordinario.

La forma en que nuestros cuerpos encajan de manera tan bien y esa conexión invisible, que constantemente nos arroja al otro. Como si ninguno de los dos pudiera tener suficiente.

Estos fugaces momentos los guardaré en lo profundo de mi corazón. Para recordarlos siempre.

Me acurruco bajo su barbilla, oliendo el aroma masculino en su piel y el palpitar de su corazón cerca de mi mejilla.

El sonido es reconfortante.

-Me gusta ese sonido - susurro por lo bajo, rompiendo el silencio que habíamos creado.

Detiene sus dedos de jugar con los míos y me mira.

-¿Ah, sí?

Asiento.

-¿Qué tanto?

Me inclino hacia atrás para poder verlo mejor desde mi posición. Incluso cuando está intentando ocultar la sonrisa que quiere adornar esos carnosos labios, se ve sexi.

-Más de lo que puedas imaginar. Es el sentimiento más hermoso que existe.

Un destello de ternura surca en sus ojos.

-Para mi no hay mejor sentimiento  que el que estés enterrada hasta lo más hondo de mi corazón y pueda llevarte a todas partes.

Me quedo muda. Casi boquiabierta.

El peso de sus palabras cae sobre mi, humedeciendo mis ojos. Ha abierto su corazón, aquí y ahora, para mi.

Pequeños momentos fugaces que decido guardarlos en el rincón más apartada de mi mente para revivir este recuerdo una y otra vez.

Se remueve incómodo ante mi estupefacción. «Lo sé. Yo también me siento así, cariño. Eres como la sangre que corre por mis venas...»

Quiero decirle cuan grande son mis sentimientos hacia él, pero la melodía de su móvil me interrumpe.

Lo saca y mira la pantalla.

-Ya es hora. Correrás conmigo.

Guarda nuevamente el móvil.

¿Cómo ha dicho?

Mis cejas se arquean.

-No. Ni en broma. La última vez estuvimos a punto de que encarcelaran nuestros traseros.

Sonríe de forma maliciosa, como si acabara de recordar algo realmente bueno.

-Te has saltado la mejor parte - me da un golpecito suave en la nariz. Sus ojos vagan por la estancia sin borrar la sonrisa.

Lo detallo fijamente, indagando en su expresión risueña. Mi mente lo capta.

Jadeo indignada.

-¡Vete a la mierda! -

Suelta una carcajada ronca, exponiendo su garganta al tirar la cabeza hacia atrás.

Me levanto, cruzándome de brazos frente a él.

-¡Pero que boca tan sucia tienes, princesita! - se pone en pie, aún sonriendo con sorna - Mira, por cada palabrota que digas te lavaré la boca con jabón. Una niña con buena educación como tu no puede tener semejante lenguaje, ¿eh? 

Le lanzo una de mis miradas llenas de veneno. Puedo ser tan educada como camionera al mismo tiempo.

Se acerca a paso lento hacia mí, pasándose la lengua por el labio inferior. Me pierdo en ese gesto tan provocativo, sin perder de vista su boca.

Parpadeo al tener su cuerpo rozando el mío. La electricidad llega. Mi ritmo cardíaco se acelera cuando su frente toca la mía y respira profundo, cerrando los ojos.

Agarro en puños la tela de la sudadera, conteniendo las ganas de tirar de él hacia mis labios.

-Hueles jodidamente bien - respira una última vez antes de apartarse. Los ojos le brillan - Diferente a cuando te embarraste de mierda - comenta serio.

Mi gesto se descompone todo. No sé si reírme o echarme a llorar. ¡No!

Lo empujo pero apenas si logro moverlo, se balancea ligeramente mordiendo su labio inferior. Me vuelvo sobre mis pies y camino a grandes zancadas hacia la salida escuchando su risa de fondo.

¡No te rías, maldita sea!

La situación es bochornosa y divertida  al recordar esa escena. La molestia desparece casi al instante para darle paso a una sonrisa involuntaria.

-¡No aguantas nada! - grita desde atrás, alcanzándome y abrazando mi cintura mientras caminamos como pingüinos.

Lucho por ocultar la sonrisa en mis labios, tomando respiraciones largas para relajar los músculos de mi cara.

Cuando creo que no se nota, lo miro por encima del hombro.

-Como digas.

Pero esa sonrisa genuina es contagiosa. Me rio y sé que estoy perdida.

El viento silba con fuerza en mis oídos al salir disparados por las calles. El sol casi está ocultándose, dándole paso a la noche.

A lo lejos veo luces blancas y gente moviéndose de un lado a otro junto a las luces traseras de las motos.

-¡Agárrate fuerte!

Mete gas, tirando nuestros cuerpos hacía atrás de golpe, impulsados por la velocidad. Aprieto los muslos contra sus caderas.

El ronquido del escape al acelerar con la moto alzando la rueda trasera mientras que la delantera sigue pegada al suelo. Hundo la boca contra su espalda, amortiguando un grito al sentir como mi cuerpo vuela por los aires aún sentada encima del asiento.

«Oh, Dios. Oh, Dios...»

Los segundos que duramos suspendidos en el aire hace que mi pulso lata a mil. Después, volvemos a aterrizar con un golpe fuerte y seco.

Boqueo en busca de aire.

-¿Estás bien, nena? - le escucho hablarme por encima de la nebulosa.

No sé que pintas debo de llevar con el pelo enredado y grandes ojos llenos de pánico.

-Si... - farfullo con voz inestable. Holder me atrae hacia él, jalando mi labio inferior entre los dientes y dejándolo escapar lentamente por sus dientes. Me guiña el ojo antes de volverse a chocar los cinco con las personas que se nos acercan.

No era consciente que a nuestro alrededor se comenzó a formar un grupo de gente en forma de círculo, aplaudiendo y silbando.

La carretera no es más que arena y hay coches por todos lados, y las mismas chicas están ahí de nuevo; subidas encima de una línea formada por coches.

Alguien grita mi nombre pero es difícil de buscar entre tanto movimiento.

De pronto, veo a Alice abriéndose paso entre el gentío.

-¡¿Por qué no me coges las llamadas?! ¡Joder, Tessa! - parece estar molesta pero me estrecha contra su cuerpo.

Le devuelvo el abrazo.

-Me tendrás que explicar por qué tu madre va a mi casa cada dos por tres y no para de hacerme preguntas acerca de ti - susurra en mi oído, aún envueltas en el abrazo, para que solamente la pueda oír yo.

-Te lo explicaré luego. Ahora no, ¿vale? - respondo, imitando su tono de voz.

Nos separamos.

-Los chicos están por allá - señala hacia una dirección más alejada. Los veo. Incluyendo a Eric quien mira en nuestra dirección. La tensión se le nota en el rostro.

Entonces, se escucha el grito de la bocina para atraer la atención. Y veo al chico del parlante subirse encima de los coches.

La carrera va a comenzar.

-¡Hoy experimentáremos  algo loco! ¡¿Estáis preparados?!  - todos gritan - Quizás hayan heridos, muertos... Pero, todos lo tienen claro cada vez que se presentan en estas carreras.

Observo a los que nos rodean y pronto, me encuentro mirando a Kiki. Frunce el ceño al detallarme con concentración.

El odio que destila hacia mi es notable. Se acerca, meneando las caderas como una zorra en busca de su próxima víctima. Va vestida de negro y los labios rojo sangre.

Se para a escasos centímetros.

-Holder, cariño... ¿Por qué no coges mis llamadas? - se muerde la uña, dándome una mirada maliciosa por encima de las pestañas mientras se come con los ojos a Holder.

Me toca morderme la lengua para no insultar a el gilipollas que tengo al lado. Menuda zorra sinvergüenza.

El calor calienta mis mejillas, a punto de estallar.

-¿Tienes algo que decirme? Puedes hacerlo ahora mismo para evitar futuras llamadas sin contestar - es tan frío que sus palabras crudas me dejan muda.

No quiero ni imaginarme si para mi fue un latigazo. ¿Cómo sería para Kiki? Pero no me importa. Busco algún rastro de pena y no siento nada. Sólo el hecho que le haya dado calabazas.

Su rostro palidece.

El ronroneo de una moto se acerca a nosotros. Eric se detiene a un lado.

-Kiki, ¿subes o te quedas?

En eso una de las chicas de escasa mini falda pasa frente a nosotros. Nos entrega dos correas de cuero.

Kiki se da la vuelta, subiéndose a la moto de Eric. Se pasea la correa doble por su cintura y la de su compañero. Él pasa las puntas de las correas por las hebillas y mete el gancho de cada una en su hendidura.

Vale. Copio sus mismos movimientos y Holder nos ata a ambos, reduciendo cualquier espacio entre nuestros cuerpos. Las gruesas correas se aplastan a mis costados como barras metálicas.

-¿Confías en mi? - entrelaza nuestras manos, dejando un beso en los nudillos. Luego me besa. Dulce y lento, diciendo sin palabras que todo estará bien. Me aferro a sus mejillas, buscando estabilidad y de alguna manera, la encuentro.

Nos apartamos. Mis mejillas están encendidas.

Se lame los labios en una sonrisa pícara. Como si probara mi sabor en él.

Trago grueso.

Suena la bocina de nuevo. Holder se gira, apoyando las manos en las manivelas. La misma chica que nos dio las correas sostiene una bandera de cuadros. Las motos aceleran, el sonido ronco de los escapes retumbando en mis oídos; los segundos se hacen eternos.

Envuelvo su cintura en un feroz agarre... Y salimos disparados a toda velocidad cuando la bandera es bajada.

Chillo, sintiendo el corazón en la garganta. Agradezco a que las correas estén amarradas a mi cintura. El fuerte aire me da bofetadas en el rostro, esparciendo mis cabellos en toda dirección. La moto de Eric no tarda en darnos alcance pronto.

A lo lejos hay varios contenedores de gasolina esparcidos por el suelo en forma desordenada. Eric serpentea entre los contenedores, haciendo acrobacias peligrosas para burlarse de los obstáculos.

No siento miedo cuando Holder acelera y levanta la moto en una sola rueda, pasando por un estrecho camino diseñado por los contenedores. La adrenalina sube.

Conduce como alguien que no le tiene miedo a la muerte al girar en una curva. Derrapamos, y cuando creo que vamos a rodar por la arena, la moto vuelve a enderezarse con brusquedad, lanzando nuestros cuerpos a un lado. Mi corazón golpea contra mis costillas.

Curiosa de saber lo que ocurre atrás, giro la cabeza. Algunas motos nos siguen casi de cerca, otras... No tuvieron tanta suerte y acabaron por estrellarse, y rodar por la carretera levantando una capa de polvo. La escena es terrorífica.

La línea meta se distingue a lo lejos y Eric nos lleva la delantera. Volvemos a acelerar, provocando que choque mi rostro en la espalda de Holder. En pocos segundos le damos alcance a Eric. Ambos van a la par, con los rugidos roncos de los escapes persiguiéndonos.

Luego, con un último as bajo la manga, Holder acelera y le sacamos ventaja a Eric. Mi chico da un grito de júbilo al cruzar la línea meta, para segundos después seguirnos los demás.

Todo mi cuerpo se encuentra en estado de ebullición, con tanta adrenalina corriendo por mi sistema nervioso. Estoy un poco desorientada cuando Holder libera los agarres de las correas, permitiendo que se gire y quedemos cara a cara.

Se ríe al ver mi cara.

Algo se apodera de mi para que tire con brusquedad de su camiseta y lo atraiga hacia mis labios. Sus grandes manos sujetan mi cintura, alzándome y acercándome contra su cuerpo mientras me devuelve el beso con ansias. Abro la boca para él. Enreda su lengua con la mía, creando una danza que sólo él y yo conocemos.

Ladeamos nuestros rostros para un mejor ángulo, profundizando el beso. Holder me mordisquea los labios, haciendo que una punzada conecte contra mi centro y gimo al sentirlo presionándose en mi entrepierna; enviando olas de fuego. Pierdo el pudor y tiro de su cabello, alejándome de sus tentadores labios, y dejando besos en la comisura para luego besar una mejilla con mimo.

Gime.

-Ojalá estuviéramos solos - se lamenta, pasando saliva.

Nuestro pequeño momento de paz se ve interrumpido por gritos y aplausos. Palmean la espalda de Holder en un gesto de mutua felicidad, celebrando su victoria. Reconozco a sus amigos.

Bajo de la moto, con las piernas hechas gelatina. Paso el mar de personas festejando buscando aire fresco y me encuentro con las chicas caminando en mi dirección.

-Diablos. ¡Ambos parecían que iban a prender fuego en el asiento!

Doy una sacudida por tal atrevimiento de Alice en gritarlo a los cuatro vientos. Se gana una mirada de desaprobación por parte de su otra gemela.

-¿Cómo estás? - los penetrantes ojos de Leticia me escanean.

-Estoy bie...

-¡Mierda! El folla ángeles se acerca - advierte Alice, mirando por encima de mi cabeza. ¿Folla qué...?

Quiero preguntarle quién es ese, pero una voz se me adelanta.

-Felicidades - la voz del recién nombrado aparece. Eric.

Me giro para verlo. Hay un palmo de distancia que nos separa. Las chicas carraspean.

¿Qué es esto? Me ha dado la ignorada del siglo y, ¿ahora volvemos a ser conocidos? Deseo darle la espalda, pero soy educada.

-Gracias. Tu tampoco lo has hecho tan mal.

No sé que decir.

-¿En serio?

Asiento mientras coloco unos cuantos mechones de cabello tras mi oreja, sin saber que más agregar a este incómodo silencio. Los mechones se niegan a estarse quietos. Sus ojos grises siguen cada uno de mis movimientos.

-Espera, déjame ayudarte -  masculla con voz grave y hace un movimiento con la mano cerca de mi rostro.

Me alejo de golpe. La confusión en mi expresión no pasa desapercibida. Escucho murmullos detrás de mi.

Eric se pasa la mano por la nuca, suspirando.

-Perdona, no ha sido mi intención faltarte el respeto - parece arrepentido.

-No lo haces. Pero preferiría que no volviese a ocurrir, por favor. No es correcto - expongo mi punto.

-Claro, he olvidado que ahora eres su chica - lo dice con un tono ácido. Como si el simple hecho de mencionarlo fuera desagradable.

Una línea sombría cruza sus labios.

Eric está... Raro. Él no es de comentarios sarcásticos, ni de los que buscan las cosquillas.

Desconcertada, le doy la espalda lista para irme cuando su agarre me detiene, aferrándose a mi muñeca.

Las chicas abren los ojos como platos.

-Tessa, espera, no he querido decir eso...

-Más te vale que te lo grabes en la cabeza de una puta vez - toda mi sangre es drenada del cuerpo al oír esa voz llena de amenaza - Vuelves a tocar con tus sucias manos a Tessa y te juro que ni tus padres podrán reconocerte.

Me estremezco. Eric tensa su agarre sobre la muñeca pero no afloja.

Joder.

Tiro de ella, recuperándola pero ya es muy tarde. Holder le suelta un empellón a Eric que sale dando tumbos hacia atrás. En fuerza bruta, él gana.

-¡No la toques! ¿Necesitas que te lo grabe a golpes? - una vez que termina de dar la amenaza... Le suelta otro empellón que, esta vez Eric devuelve con la misma fuerza.

«¡Maldita sea, Eric. Estate tranquilo! »

-Basta - pido, tirando a Holder del brazo para que nos marchemos.

No me escucha. Se zafa de mi agarre, caminando hacia su adversario con mirada asesina.

No, no, no, no.

Tiro del largo del largo de su camiseta para atraer su atención.

-Holder, detente... Marchémonos, por favor - trato de convencerlo pero no me oye. Ni siquiera voltea a verme.

La tensión en sus brazos es más que evidente cuando lo toco. Está conteniéndose y las venas hincadas en el interior de sus brazos, y en el cuello lo confirman. «Por favor, Holder, no lo hagas »

El pecho le sube y le baja a medida que va respirando. Pesado y hondo.

-Por favor... - suplico en voz baja, con un nudo formándose en la garganta, dificultandome el hablar.

Como si mi voz hubiera penetrado por fin en su oscuridad, me ve. Su expresión es tensa, temerosa con el aire bestial que deprende. Sus ojos están oscuros y se enfocan en los míos, relajándose un poco.

Pruebo mi suerte, tirando de él para largarnos de aquí. Se mueve, rígido. Suspiro de puro alivio mientras nos movemos.

No hemos avanzado cinco pasos cuando la voz de Eric se escucha a nuestra espalda.

-¡Cuando pienso que no puedes ser más hijo de puta, vienes y te quedas con ella!

Ambos nos tensamos. Ya hay varios espectadores mirándonos a la espera de una pelea. Joder.

Eric está tentando a su suerte. Y no sabe que pronto ésta, dejará de acompañarlo.

-¡Te has follado a la mitad de la población femenina de esta ciudad, jodiéndolas a todas! ¡¿Y ahora pretendes ser hombre de una sola mujer?!

Holder permanece en silencio, con la vista clavada en el suelo. La cuenta regresiva empieza.

Varios chicos que no conozco tiran de Eric, pero este se resiste.

-¡La romperás y cuando eso pase yo estaré ahí!

Y luego, todo es un caos. Holder se escapa tan rápido de mi agarre que apenas si alcanzo a ver lo que sucede a continuación. Le suelta un puñetazo en la garganta, que le arrebata el oxígeno en segundos, seguido de un puñetazo en el tabique. El sonido de un hueso al romperse cruje, grito.

Eric maldice mientras que se lleva las manos a la nariz chorreante. ¿Qué ha hecho?

A pesar del dolor que seguramente esté sintiendo, se ríe.

-Mírate - escupe la sangre que mancha sus labios - Te preocupas por mantener los demonios a raya y no sabes que la estás asustando como la mierda. Hombre, estás jodido - mientras lo dice, no para de toser en busca del aire que le han arrebatado.

Holder se le va encima, repartiendo puñetazos, pero Eric lo barre con las piernas, subiéndosele ahorcajadas en la cintura y atinándole varios golpes al rostro. Ambos no tardan en rodar por el suelo, gruñendo entre dientes y manchándose de sangre al masacrarse a golpes. Pero es obvio que en peleas y fuerza bruta Holder lleva mucha experiencia.

Arrastra el cuerpo de Eric en la suciedad del suelo, pateándolo en el estómago cuando este intenta hacerle una llave en las piernas para derribarlo. El impacto lo deja retorciéndose del dolor, hecho un ovillo.

-Estoy harto de tus mariconeras. El de hombre gentil y bueno que aparentas ser mientras que no eres más que una cucaracha rastrera en busca de atención - hace presión con una rodilla en el tórax y un brazo en su garganta.

Habla con tanto odio que me hace desconocerlo por completo. La bestia ha tomado el timón ahora que ha sido liberada.

¡Lo va a matar!

Impulsada por la angustia aparto de golpe los brazos de Alice que no sé en que momento lo puso sobre mi cuerpo.

-¡Separadlos, por favor! - grito desgarrándome la garganta en busca de ayuda. Nadie hace nada.

Un chico moreno que no conozco sale del gentío y se dirige hacia ellos. Es bastante corpulento. Coge a Holder por los brazos, sacándolo de encima del cuerpo inerte de Eric. Pero su buena acción no es bien recibida.

El tipo cae al suelo de culo con la nariz rota entre ambas manos al recibir un cabezazo. Antes que cargue con el pobre chico que lo único que quería era ayudar, corro hacia él, importándome un bledo los gritos de mis amigas.

Lo derribo y juntos caemos al suelo; yo encima de él. Le hago una llave que lo mantiene presionado contra el suelo, pero eso no le impedirá zafarse. Sabe como hacerlo y en fuerza, la mía es menor a la de él.

-Para, por favor - susurro con lágrimas en mis ojos. La suciedad se cuela bajo mis uñas mientras se revuelve, segundos después se queda inmóvil.

No sé si es su silencio el detonante o son las distintas emociones a flor de piel que hacen que colapse y me largue a llorar sin emitir sonido alguno. Entierro la cara en la curva de su cuello mientras los temblores se apoderan de mi cuerpo y poco a poco voy perdiendo el agarre sobre él. Deseo volver a donde nos encontrábamos sumergidos hace unas horas atrás. Necesito sentirme a salvo en nuestro pequeño momento de paz y no sentir a un completo desconocido entre mis brazos.

Lloro porque no sé que hacer. Lloro por él y lloro para sacar toda emoción fuera de mi. Quiero borrar todo lo que ha ocurrido en las últimas horas.

El hecho de que casi haya estado a punto de reventar a Eric a golpes deja un sabor amargo en mi boca. Sus brazos me rodean, incorporándose y meciéndose conmigo en brazos.

-Lo siento, lo siento - saca mi cara de su escondite, eliminando los mechones húmedos a causa de las lágrimas de mi rostro.

Lo miro a través de mis lágrimas. Él los tiene llorosos y llenos de pánico.

-¡Lo has arruinado todo! - le echo en cara, dándole manotazos en el pecho.

Hace un gesto como si mis golpes le dolieran, pero lo que ha hecho mella en su coraza fueron las palabras.

Me aparto de él, caminando lejos de todo, sin saber a donde ir. El dolor que quema mi pecho es insoportable. Sé que Holder no lleva toda la culpa, pero aún así, él prometió cambiar.

Mi cerebro se desconecta de todo cuando salgo de ese infierno. Camino por las calles, sin sentido y con los mil, y un pensamientos atormentado mi cabeza.

El ronquido de una moto acercándose no hace que disminuya mi paso.

-Sube, por favor.

Lo miro de reojo y por más que quiera no estar de acuerdo con lo que me pide, no tengo a donde ir.

Me subo sin hablar y sin levantar la cabeza para mirarlo. Rodeo su cintura cuando comenzamos a movernos a una velocidad normal. Cierro los ojos mientras busco paz mental en medio de una tormenta.

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Nota: UFFS, este capítulo ha tenido mucha tensión. La verdad es que este nuevo cap ha agotado mis dedos 😫.
Pero el resultado a sido increíble.

Aunque díganme, ¿Qué opinan?  ¿Ha sido de su agrado?  ¿Esperaban otro tipo de desmadres?

Los leo en los comentarios de abajo, mis bolitas peludas llenas de amor. Un enorme beso para tod@s. ¡Nos leemos pronto!

No olviden dejar sus comentarios y votos ⭐.

A kiss 😘👑.

D.S.

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