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Capítulo 42.

Capítulo 42.

Cuando llega noche nueva, estoy más que despierta. Observo al pavo que está en el horno - rostizándose - mientras escucho a Alison del otro lado del móvil.

-¿Entonces? ¿Te apuntas para ésta noche?

Ya he perdido la cuenta de cuántas veces me ha preguntado lo mismo. Y mi respuesta sigue en pie sin vacilar.

-No.

-Venga, por favor, Tess - su tono suplicante no va a hacer que cambie de opinión.

-Sabes que no me siento cómoda en ese tipo de fiestas.

-Por favor...

-Que no. Puedes decirle a Leticia que te acompañe.

Sigo con la vista clavada en el interior del horno. Mi tarea ahora mismo es cuidar del pavo.

Aguardo unos segundos en silencio.

-No puedes seguir huyendo de ese soplapollas...

-No huyo de él - la interrumpo - Sólo que me apetece quedarme en casa y hacer algo normal.

Últimamente lo normal ya no está en mi vida desde que me mudé aquí. ¿Cuándo fue la última vez que hice algo normal? No lo recuerdo. Continuamente giro alrededor de líos, cada vez más gordos.

Escucho el suspiro resignado de Alison. Ya se ha dado cuenta de lo cabezota que puedo llegar a ser, en lo que se refiere a sacar mi trasero fuera de casa ésta noche.

-Vale - sonrío al notar alto grado de dramatismo - Aunque, si cambias de opinión te enviaré un mensaje con la dirección.

«Nunca se da por vencida»

-Está bien. Feliz navidad.

-¡Feliz navidad, Tess!

Después de eso, la conversación se corta, justo en el momento que la campana del horno suena. Saco el pavo y el maravilloso aroma golpea mi nariz.

-¿Qué tal ha quedado? - pregunta Anna con evidente curiosidad, entrando a la cocina. Es razonable su preocupación, luego de haber mutilado al primero, es de esperarse que sus plegarias por fin hayan sido escuchadas.

Pienso en el pavo desechado al actual. Este, definitivamente tiene mejor pinta.

-¡Lo he logrado! - exclamo, contenta con mi trabajo.

Coloco la bandeja sobre la isleta. Anna lo ojea, satisfecha con el resultado.

-Te has lucido, nena - elogia - Vale, los invitados llegarán dentro de casi dos horas. Alístate mientras yo termino con lo demás.

Asiento. Estoy sudada y bañada con diferentes olores de comida impregnadas en mi ropa. Necesito sacarme toda la suciedad.

En dirección a mi habitación, me choco con la imágen de Holder de pie frente al árbol de navidad. Tiene el ceño fruncido y su mirada es dura; fría. Casi como si detestara esta fecha del año.

Sigo rápidamente con mi camino, insultándome a mi misma por quedarme viéndolo tanto tiempo.

«Que evidente eres, Tessa»

Me quito la ropa sucia al entrar al baño, dejándolas dobladas en una esquina mientras entro en la ducha.

Minutos después, estoy frente al espejo secando mi cabello húmedo con una toalla envolviendo mi cuerpo desnudo. Dejo el secador al comprobar que ya no gotea agua. Aplico mi crema para rizos en las puntas.

Salgo y voy directamente a los gabinetes de ropa interior. Elijo un par de braguitas blancas, colocándomelas. Aplico crema por todo mi cuerpo antes de sacar del armario el vestido nuevo que Anna compró para mi ésta mañana. Dejo caer la toalla al suelo, tirando el vestido por encima de mi cabeza. Acomodo las finas tiras alrededor de mi cuello. Con este vestido, no hace falta que use sujetador.

Me contemplo frente al espejo de mi habitación. El vestido es sencillo. Llegaba justo a mis muslos, casi ceñido al cuerpo y con algo de vuelo en la falda. El escote tipo “V” en mis pechos los favorecía.

Me siento atractiva y descarada con este vestuario.

Busco entre mis zapatos, unas sandalias de tiras plateadas, que van a juego con el vestido.

Tomo asiento frente al tocador, llegando la hora del maquillaje. Delineo mis ojos ligeramente, aplico máscara para las pestañas y labial rosa pálido. Perfecto. Sencillamente yo.

Dándome ánimos a mi misma, salgo de mi habitación alrededor de las ocho menos treinta.

A mitad de la escalera, escucho voces en la sala de estar, riendo y elogiando la decoración. Los tacones de mis sandalias alertó a los presentes, ya que se volvieron en mi dirección. Tragué saliva.

Varios pares de ojos me miraban con desconcierto, admiración y otros, simplemente no transmitían nada. Vale, quizás no fue buena idea lucir un trozo de tela que dejara tanta piel al descubierto.

-Estás, ¡guapísima!  - exclama con alegría Anna, llevándose las manos a la boca para ahogar un jadeo de emoción. Ella si sabe como lucir un vestido con confianza. Su cuerpo esbelto está envuelto en suave tela de seda color rojo oscuro, con una abertura en la pierna derecha y tacones de agujas negros.

Hace contraste con la palidez de su piel.

Sus palabras son como un bálsamo de alivio.

Inmediatamente no pasa desapercibido la ausencia de cierto chico. Y no sé si sentirme decepcionada o aliviada por eso.

-¡¿Tú eres Tessa?! - el chillido lleno de confianza de la mujer con vestido y peinado elegante hace que la cabeza me retumbe. Lleva una sonrisa radiante plasmada en sus labios pintados con labial rojo.

Besa mis mejillas hasta desgastármelas.

-¡Stephan, tienes una hijastra encantadora! - me sonríe y yo la imito, aunque mi ceño fruncido dice lo incómoda que me siento.

Stephan hincha el pecho, orgulloso.

-Lo sé - contesta sin poder esconder la satisfacción por los elogios que estoy recibiendo ésta noche.

Un hombre mayor reemplaza a la mujer que no deja de acribillarme a preguntas. Me ofrece su mano a modo de saludo y yo la acepto.

-Es un gusto conocerte por fin, Tessa. Anna y Stephan nos han hablado mucho de tí.

-¿Ah, si? Espero que sean cosas buenas.

El hombre sonríe - Por supuesto que lo son. Ésta es mi hija - una chica de cabello rojo da un paso adelante. Desprende soberbia y por lo visto, no le agrada estar aquí.

Sus ojos marrones profundos destilan aburrimiento.

-Gusto en conocerte, Tessa. Mi nombre es Artemisa.

Parece haber ensayado una y mil veces lo que iba a decir, casi sonando forzada a la hora de presentarse.

Asiento a forma de saludo, estrechando su mano extendida. Tras finalizar nuestro saludo, vienen otros amigos de Stephan a saludar.

Me siento fuera de mi confort, por más que me repita una y otra vez que ya he estado en varias reuniones alegantes en Londres.

Había olvidado lo aburridas que eran.

Anna nos conduce a todos hacia el jardín a por unos tragos. La sigo con Logan pegado a mi costado, en silencio. Aún sigo recordando la escena que se desarrolló en el pasillo aquella noche.

Y por lo visto, se ha empeñado en descubrir si mentí la otra vez o estaba diciendo la verdad, porque no ha desaprovechado cualquier oportunidad que tiene para soltar un comentario hiriente.

-¿Te has arrepentido de no haber escapado con tú Romeo?

Estrujo la copa en mis manos hasta que los nudillos palidecen.

Un pitido intenso adormece mis oídos.

-¿Así que a eso estamos jugando? ¿A fastidiar al otro con estúpidas acusaciones sin sentido?

Me sonríe malicioso al ver que ha provocado una reacción en mí.

-Te equivocas, hermanita. Estamos jugando a descubrir quién miente y quién dice la verdad. ¿No es interesante?

Sus palabras dejan un frío instalado en mi cuerpo al soltarlas. La bilis sube a mi garganta y tengo como veinte nudos en mi estómago. Lo miro.

Lo sabe. Ha dejado al descubierto sus intenciones y está al asecho, esperando la más mínima cosa que le dé sentido a su teoría.

Dispuesta a ser tan descarada como él, me planto con dos suaves pasos frente a mi verdugo. A pocos centímetros de su rostro.

Cualquiera que enfocara la mirada en nosotros, pensaría que solamente estamos susurrando para que nadie más pueda oír lo que decimos.

-¿Sabes qué es más interesante? - separa los labios para hablar, pero le interrumpo -... Es ver la reacción cuando todo se descubre al final.

Intento parecer segura de mis palabras y no mostrar debilidad delante de Logan.

Sus ojos me abrazan con una intensidad asfixiante. La sorpresa que refleja su rostro es satisfactoria.

-No, lo más interesante es saber lo que viene después.

-Entonces tenemos diferentes maneras de encontrar lo interesante en este absurdo juego.

Para finalizar, bebo del resto de vino blanco que queda en mi copa antes de dejarla en la mesa.

Intento dar media vuelta para marcharme cuando una mano me sostiene del mismo lugar  del antebrazo.

-Lo descubriré... Descubriré lo que ambos ocultan y luego os voy a quitar las máscaras delante de todos.

Su amenaza eriza los vellos de mis brazos hasta mi nuca. El peligro que desprenden sus palabras me ponen en alerta.

Lo miro por encima de mi hombro de forma desafiante, deshaciéndome del agarre sobre mí.

-Lo estaré esperando con ansias, hermanito.

Sé que tengo mucho que perder. El repudio de Anna y Stephan al enterarse. Las acusaciones cuando se extienda al rumor acerca a de nosotros. Los prejuicios.

Todo...

Aspiro una bocanada de aire mientras camino sobre la suave hierva húmeda. Pero el aire que llega a mis pulmones no es el suficiente como para tranquilizarme.


Una agonizante hora y media después, estamos sentados en el comedor. Estoy sentada entre Logan y la agobiante mujer risitas. Artemisa está centrada frente a mí y de vez en cuando la veo mirar con urgencia a la entrada de la casa.

Frunzo el ceño.

Anna y Stephan se sientan juntos, lanzándose sonrisillas a escondidas.

-Tessa, ¿te gusta Seattle?

-Me estoy adaptando bien. Seattle es... - hago una pausa mientras busco una palabra adecuada para describir a ésta maravillosa ciudad -... Increíble.

-Por supuesto, querida. En Londres de seguro no tenéis unos maravillosos días soleados como en Seattle.

Asiento, sirviéndome solamente ensalada en el plato.

Londres es una ciudad gris y casi nunca, hay días soleados. Mayormente el cielo es nublado y simple.

-Stephan - interrumpe otro colega de él - ¿Dónde está ese niño de carácter hoscoso?

Inmediatamente, el ambiente cambia en la mesa. Jesús, María y José. La tensión podría cortarla hasta con un cuchillo.

Observo como Stephan se limpia con la servilleta.

-Difícilmente podemos convencer a Holder de pasar tiempo de calidad en familia - bebe del whisky en su vaso. De este modo, ha zanjado el tema. Cortante.

Pobrecito. La cena iba marchando bien hasta que el tema de su hijo mayor fue sacado a la luz.

Aún no he probado ni un sólo bocado de lo que hay en la mesa. Mi apetito ha desaparecido y lo único que deseo, es que todo esto termine rápido, y así puedo acurrucarme bajo las mantas de mi cama.

Doy un brinquito en la silla cuando el móvil vibra en mis piernas. Abro el mensaje de texto.

Holder: Te espero en la playa.

Mi ceño automáticamente se hunde al ver el escueto mensaje. ¿Qué bicho raro le ha picado?

-No puedo. Estoy cenando con nuestra familia y algunos invitados.

Le doy enviar y su respuesta llega al cabo de unos segundos.

Holder: Necesitamos hablar... Por favor.

Al leer el mensaje, me doy cuenta de lo desesperado que debe de estar sí ha dicho la palabra «Por favor».

Sólo ésta vez. Y ya está.

No más.

Pienso en que puedo decir para salir y no levantar sospechas.

Oh...

-Anna, Stephan... - capto la atención de todos. Joder, ¿Acaso todos se llaman así? - Saldré con algunas amigas y me preguntaba si no tenéis ningún problema - miento.

-Ve con cuidado - habla finalmente Stephan después de pensarlo e intercambiar unas miradas con mi madre. Fuerzo una sonrisa a aparecer en mis labios mientras me levanto de la silla. Cojo las llaves de mi coche y me dirijo a la salida, con el corazón palpitándome como loco.

El recorrido se me hace entreno. Sujeto el volante con fuerza, sin dejar de pensar en Holder. Me ha citado con, lo que puedo decir que era urgencia.

El único sonido que se escucha es el del reloj en el tablero y el motor del coche.

Al llegar a la playa, localizo su moto aparcada y solitaria. Estaciono el coche a un lado, recorriendo con la mirada el lugar desierto. El olor a mar y tierra húmeda se cuela por la ventanilla del coche. Apago las luces y cierro las puertas al salir.

Bajo las escaleras con las piernas temblándome a medida que me acerco a la silueta de Holder a lo lejos. Me quito las sandalias al entrar en la arena suave y blanca de Seattle.

He dejado de ser una persona sensata para convertirme en lo que tanto odié. ¿Es posible que esté cometiendo la gilipollez más grande de mi vida?

La brisa mece mi cabello y vestido mientras camino hacia el único hombre solitario que me espera contemplando las olas.

A medida que me acerco, mi boca cae ligeramente abierta. ¡Madre del amor hermoso!  Su definida espalda está envuelta en una camisa blanca de vestir, arremangada a los codos. Pantalones oscuros de vestir y zapatos a juego. Se ve delicioso vestido así.

Se gira al escuchar mis suaves pasos en la arena. La sorpresa tiñe su rostro en una mezcla de sorpresa, satisfacción y... Algo más que desaparece antes que pueda descifrarla. Recorre mi cuerpo con sus penetrantes ojos azules, deteniéndose en mi cara.

Si el Holder que solamente viste ropa casual es hermoso, este nuevo hombre me deja maravillada. Ambos nos contemplamos mientras me acerco.

Una vez que estoy cerca, me detengo con algo de distancia entre los dos.

Es lo más prudente.

-Pensé que no vendrías.

-Se me ha pasado por la cabeza dar marcha atrás cuando venía.

-¿Y por qué no lo has hecho? Me lo merezco de todas formas - se aventura a preguntar.

Sus ojos azules brillan bajo la luz de la luna.

-Dijiste que querías verme - puntualizo.

Sonríe.

-En el mensaje no especifiqué que deseaba verte. Solamente expuse mi punto y aquí estás - se mete las manos en los bolsillos.

Vaya...

Me sonrojo.

-¿Estás diciendo que vine porque quise? - le pregunto sintiéndome tonta.

Se encoge ligeramente de hombros, incómodo. ¿Desde cuándo teníamos que andar con paso ligero para no disgustar al otro?

-Da igual. Has venido - aún manteniendo las manos en los bolsillos del pantalón, se acerca pero yo no me alejo.

¿Qué demonios pasa conmigo cuando estoy con él?

-Estás preciosa, Tessa.

-Gracias - respondo de forma hosca.

Mis pocas palabras parecen no gustarle pero no objeta nada.

-Siento todo lo que ha pasado entre nosotros - sus rasgos se endurecen - Sé que siempre estoy en plan de tira contigo y no sé por qué lo hago. Después de estar como una cabra loca, intenté convencerme a mi mismo que lo que habías decidido era lo mejor, aunque me moría por ir a buscarte y rogarte que volvieras a mí.

No sé qué decir por lo que lo dejo continuar.

-Sólo, me aterré de lo que me hacías sentir e hice del gilipollas con Kiki, pero nunca te engañé - infla las mejillas antes de soltar el aire que ha retenido -... Te quiero.

Ahora la sorprendida soy yo. Todo deja de existir excepto Holder. ¿Qué ha dicho?

-No quiero que seamos lo que éramos antes. Quiero ser algo más para tí y quiero que tú seas mi algo.

Los trocitos de mi corazón van juntando las partes destrozadas, volviendo a la vida.

Sus palabras me dejan fuera de lugar. ¿Cómo es posible que quiera que yo sea su algo?


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Nota: ¡Uysss! Pero que calor hace por aquí debido a estos dos, ¿no?  ¡Mis niñas preciosas, aquí les traje un capítulo más! Espero que haya sido de su agrado así como lo fue el mío al escribirlo.

¿Qué pasará ahora que Holder se ha  abierto de corazón a nuestra Tessa? ¿Podrá lograr lo que nuestro macarra se propuso con su chica?

Si quieren saberlo, ¡tienen que estar pendiente!

¡Feliz Halloween! 🎃🎃

¡ATENCIÓN!

Por ser hoy Halloween, subiré un capítulo más 🤞🏻.

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¡Nos leemos pronto!

Kisses 😘.

D.S👑💕.

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