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Capítulo 35.

Capítulo 35.

Han pasado ocho horas.

Holder no ha vuelto a cruzar la puerta principal, cabreado con todo el mundo y haciendo trepar a todos por las paredes con su lengua ponzoñosa. ¿Dónde carajos está?

Le marco al móvil y este va directo al buzón. Joder.

Me dejo caer agotada en el borde del colchón, poniendo en orden mis pensamientos. ¿Y qué tal si está herido? ¿O se se metió en uno de sus líos? La bilis me sube a la garganta, cortándome la respiración y un malestar se asentúa en mi estómago nervioso.

Miro el reloj en mi muñeca. Han pasado otros quince minutos agonizantes, sentada en el colchón y sin saber nada de mi chico gamberro.

Decidida a que no voy a esperar sentada a que regrese, salgo de mi cuarto, bajando las escaleras con mucho cuidado de no romperme una pierna, con todas las luces apagadas.

Anna y Stephan no están, por lo que me hace mucho más fácil la tarea. Logan puede irse a la mierda si cuando regrese se ha chivado con Anna.

Minutos después, estoy dentro del coche, manejando las casi solitarias calles de Seattle. Fisgoneo el muelle y nada. No veo su moto aparcada en ningún punto solitario.

La desesperación crece a pasos gigantescos dentro de mí. Giro el coche en un callejón algo estrecho y repleto de grafitis y sucias paredes. El lugar tiene pintas de que hace siglos no pasa un barrendero por aquí, ya que hay un montón de botellas, y folletos regados por todos lados.

Barrio pobre, lo sé.

Y es, cuando lo veo. Su Ducatti blanca aparcada y varias sombras moviéndose en círculos. Casi pego la cara al parabrisas, con los ojos a poco de salirse de mis cuencas. Aparco suficientemente lejos y abro la puerta, respirando agitadamente.

Holder va en compañía con sus colegas, acorralando a un chico contra una pared sucia.

No.

Los latidos de mi corazón zumban en mis oídos mientras me acerco; dos golpeteos frenéticos y no puedo respirar sin ahogarme.

-A ver si te la tiras de chulito cuando la policía os atrape... - el pobre chico se corta a él mismo al recibir un palmazo en la nuca por Holder, callándolo.

-Me la suda, pringado. Vamos a aclarar un poco nuestras diferencias, ¿vale? ¿Te parece? - sonríe sádicamente.

Le coge del cuello de su camiseta cara y lo estrella contra la pared, en un golpe seco y doloroso.

Oh, Dios.

-En primera... Tú has sido quién casi nos arrolla con su puto coche pijo, ¿y tienes los suficientes cojones para amenazarme? - chasquea la lengua y con un brillo letal en sus ojos, coge un puñado de mechones cobrizos ajenos entre sus dedos y tira, fuerte.

Él grita adolorido al tirar de las raíces.

Comienza a balbucear disculpas torpes, desesperado porque Holder no siga tirando de su pelo.

-¡Que marica!

Reconozco la voz de Dean. ¡¿Él también está metido en el ajo?!

-Perdona, perdona...

Holder hace una mueca con sus labios carnosos, volviendo a bajar bruscamente la cabeza de su víctima.

-¿Perdón, por qué? ¿Por atropello de coche o por llamar a la policía?

Él hombre que está frente a mí no sé quién es. Disfruta de lo que hace y es jodidamente retorcido y enfermo. Tiene acorralada a su presa, divirtiéndose antes de dar el toque de gracia.

Lágrimas se juntan en mis ojos, abatida de verlo como un monstruo. Esto es lo que Holder es... Alguien frío, calculador y movido por el odio.

Pero hay una voz en mi cabeza, que no todo está perdido. Que él chico que se oculta detrás de tan maldad, se encuentra una persona que necesita ser salvada. Un grito...

Un grito ronco y doloroso sale de mi boca antes que pueda detenerlo. El sonido de mi voz corta las risillas tontas.

Holder se detiene, palideciendo al verme a unos cuantos pasos de él. La sorpresa se apodera de su expresión confiada. Los ojos están inyectados en sangre y eso sólo confirma un hecho...

Está colocado.

El vómito se precipita a la punta de mi lengua y tengo que tragar fuerte para no tirar lo que he ingerido a lo largo del día en la acera. Desvío la mirada, ayudando a levantar al chico del suelo mal oliente.

-Eh, pequeña Heidi... ¿Qué haces, hombre? Nos estás quitando toda la diversión, hostia puta - el aliento pestífero del mejor amigo de Holder golpea mi cara, provocándome arcadas. 

Doy dos pasos hacia atrás, separándome un poco de ellos. Holder se encuentra callado y eso me enfurece a niveles altos.

-¿Esto es lo que has venido a hacer? ¿Golpear a chavales inocentes para sentirte como un tipo rudo? ¡Vaya! Qué típico de tí, Holder.

Me mira furioso de un momento a otro.

-Tú no sabes nada...

-¡Pues explícame, maldita sea! ¡Explícame por qué estás aquí y no en casa! Dime por qué te has metido drogas, porque te juro que no entiendo - no me responde. Oh, claro. ¿Ahora él es la víctima?

Me muerdo los labios con fuerza, pateando una lata de Coca-Cola vacía.

Otra vez la expresión le cambia a furia en unos micro segundos.

-¿Qué mierdas haces aquí, Tessa? Creo que fuí lo suficientemente claro cuando dije que no necesitaba a una puta niñera - va frunciendo el ceño a medida que va acortando las distancias que nos separan.

-Serás capullo, Holder. La pregunta debería estar haciéndola yo, ¿Qué coño haces tú?

Jadeo al sentirlo apretando mis codos bruscamente, quedando cara a cara, nariz con nariz. El olor rancio del alcohol me golpea el rostro.

-Lárgate - sisea, tenso.

-No.

Joder, ¡qué me Aspen!

Lo estoy haciendo enfadar mucho.

-Joder, Tessa...

-¿Te has drogado? - le interrumpo, aunque ya sé cuál será la repuesta.

Las pupilas se le dilatan.

-¿Tú qué crees? - murmura bajito.

-Ya no sé qué creer...

Dolor cruza por sus ojos oscurecidos, ante mis crudas palabras. Holder abre y cierra la boca, cortándose, para luego decir:

-Me he metido dos lonchas.

Al instante me rompo. Un suspiro ahogado se escapa de mis labios, secando mi boca y dejando un sabor amargo.

-Ya - digo, sabiendo que si vocalizo más palabras, probablemente me atore por culpa del nudo en mi garganta.

Lo empujo en el pecho, deshaciéndome de su agarre lastimoso. No avanzo ni dos pasos para ir en dirección de mi nuevo coche cuando el sonido de unos neumáticos chillar cortan el desagradable silencio de la noche. Me sobresalto al encenderse los focos delanteros junto a las luces rojas y azules. Y es ahí, que pillo que estamos fritos.

Holder voltea a ver al chico apaleado, tensando la mandíbula.

-¡Hijo de puta!

Y todo pasa en cámara lenta... El caos da un paso al frente. Pisadas, voces roncas y amenazas de adueñan del lugar. Mi cabeza va en sentido contrario. Grito al sentir como envuelven mi muñeca y tiran y mis piernas comienzan a moverse en dirección opuesta. Un alivio me invade al ver a Holder corriendo conmigo.

¡Santa mierda!

-¡Para... Mi coche! - logro vocalizar apenas por encima de nuestros pies pisoteando contra el pavimento.

-¡Olvida ese puto cachorro! - me arrastra con él a poner más energía en sus largas piernas.

Entrelazo nuestros dedos y hago el acopio de todas las reservas de mi energía para seguirle el ritmo. Un fuego abraza mis pulmones, haciendo doler mi pecho y un cansancio envuelve mis piernas. El frío de la noche congela mi rostro y ráfagas heladas se cuelan bajo mis ropas. Nuestra respiración va a mil; la sangre calentándose en mi cabeza. Pero no puedo sentirme más viva, con la adrenalina recorriendo mi cuerpo como combustible.

Cruzamos por callejón rocoso, sucio y lleno de inyecciones... Mi respiración se atora en mi garganta al ver una enorme cerca negra, cortándonos el paso. Estamos muertos.

Holder me mira; el pánico reflejado en su expresión pálida como una hoja. Abro los ojos  de platos cuando me alza sobre mis pies y a los segundos estoy volando por los aires.

-¡¿Pero qué estás haciendo?! - entro en pánico al colocar mi pie izquierdo por encima de una de las figuras decorativas de los barrotes de hierro y me impulsa con demasiada fuerza por encima de la reja. Cierro los ojos, esperando el impacto contra el duro suelo. Gruño cuando mi culo aterriza contra la dura superficie, dejando puntos negros tras mis párpados cerrados fuertemente.

Jadeo del dolor que me recorre la espalda, y la carne de mis manos se abren al rasparse contra las pequeñas piedritas filosas del suelo.

Gritos... Los gritos graves de Holder se cuelan en mi cabeza. Le oigo animándome a seguir y luego las voces de los policías por encima de los suyos. Con la mente en blanco, corro, impulsándome con las palmas cortadas de el suelo. Corro en la oscuridad, tropezando las puntas de mis converse con botellas vacías y vasos plásticos. Corro sin ninguna idea a dónde voy, ni que dirección debo de tomar para salir librada.

Corro como si mi vida dependiera de ello.

Minutos después, cansada, me arrodillo tras un contenedor de basura, respirando a grandes bocanadas el aire que le faltan a mis pulmones. La presión de mi corazón  empujando contra mi caja torácica me dificulta la tarea de respirar. Las piernas me tiemblan descontroladamente.

Vamos, que no todo el tiempo eres perseguida por capullos uniformados.

Dejo que mi cabeza descanse contra la pared, cerrando los ojos y teniendo unos minutos de grato silencio. Espero a que la adrenalina abandone mi cuerpo antes de ponerme en pie y seguir.

De repente, soy levantada con fuerza bruta del suelo y mi cara choca con la pared de manera dolorosa.

-Joder - maldigo con mi pómulo palpitando en dolor puro. ¡¿Quién carajos...?! 

-Está bajo arresto por intento de huida e invasión a propiedad privada - recita el agente policial a mis espaldas, enganchando las frías esposas en mis muñecas.

Los hilos de mis pensamientos quedan en blanco y el cansancio da un paso atrás para dar lugar a la desesperación. Toda palabra muere en mi boca, repentinamente seca y siento como tiran de mí, moviéndome sin que pueda poner resistencia.

Estoy siendo arrestada como una delincuente, a quién han pillado vendiendo polvitos mágicos a menores de edad en la calle. Las ganas de vomitar vuelven a mí. ¿Qué pensarán Anna y Stephan? ¿Qué soy una rebelde?

¿Me mandarán de regreso a Londres? No, no, no, no... Eso no.

Llegamos al punto de inicio otra vez y hay dos coches patrullas aparcados. Busco a Holder desesperada. El alma se me cae de los pies al verlo. Está apoyado contra una pared, sus brazos colgando a ambos lados de su cuerpo y sus labios teñidos de rojo. Una sonrisa burlona adorna sus labios, junto con un brillo peligroso en sus ojos oscurecidos. Varios hombres de la policía lo tienen apuntando con sus armas. A pesar que se encuentra acorralado, no parece ser la presa. Ante sus ojos, ellos lo son.

Mi corazón se detiene. ¿Qué está haciendo? 

-No te resistas, muchacho. No hagas las cosas más difícil, venga, sube - oigo decir a uno de los hombres que lo tiene apuntado.

El gilipollas a mis espaldas me mueve, y tropiezo contra mis propios pies que están congelados. Al instante, la mirada de Holder cae en mí. Desconcierto, perplejidad e incomodidad se refleja en sus ojos casi negros. Las facciones de su cara se endurecen y la sonrisa que antes estaba ahí, en un claro mensaje de provocación se borra.

Lo siento, articulo en silencio. Entrecierra los párpados.

-¡Arriba las manos y ponte de rodillas, no lo repetiré de nuevo, muchacho!

Y lentamente, se lleva las manos a la nuca y cae de rodillas, sin despegar la vista de mí. Avergonzada, despego la mirada de él, fijándola en mis converse.

-Maldita sea, Heidi... Te han pillado, ¿eh? - Dean se ríe como un psicótico mientras comienzan a tocarlo - ¡Joder, me has metido mano en el culo! - gruñe, revolviéndose como un gusano ante el manoseo.

-¡Cállate! ¿Dónde habéis escondido la droga?

¿Cómo?

Dylan bufea.

-¡Que os metan un palo por el culo!

-Quedáis bajo arresto por agresión e invasión a propiedad privada, tienen derecho a llamar un abogado y a guardar silencio - dice las palabras. Mierda, mierda, mierda...

Se oye una risita sarcástica.

-¿Allanamiento a propiedad privada? ¿Estáis de coña? - entorna los ojos, mifándose y con la voz ronca - ¡Por aquí no pasa ni un puto creedor de la palabra de Dios!

Calla, Holder. Porque de esta, no la contamos.

El policía suelta un suspiro - Sube al coche.

-Y una mierda que subiré.

-¿Cómo?

-Ya me habéis oído. ¿Me tomáis por idiota o qué? Cuando mi culo esté dentro de esa cosa, ¡estaré jodido!

El poli da un respingo.

-Vale, vale...

Entre empujones, maldiciones, amenazas e insultos... Logran meter a Holder en la patrulla. Éste no deja de soltar tacos una vez que cierran la puerta.

Me conducen a otro coche, con la boca abierta mientras me meten dentro. Mi cara debe ser todo un poema al verme subida en un boleto directo al infierno. Sin salida ni devoluciones.

Jodeeeerrrr ....

🍁🍁🍁🍁

Nota: Holaaa, mis nenazos... Antes que nada, ¡perdón por haberlos hecho esperar demasiado! Mi vida se ha complicado un poco está semana, me he mudado y ando algo ocupada con respecto a eso... Lamento si Os hecho sufrir. ¡Pero lo prometido es deuda! ¿Qué les pareció el capítulo de hoy? Ojalá que les haya gustado un montón, ¿vale? Sé que muchos estaréis preguntando: «¿Y el salseo para cuando?» Ante todo, ¡calma! No quiero que todo sea puro tirar y eso, quiero agregarle un poco más de drama a la historia y me chifla cómo va quedando 😍😍😍.

MUCHAS gracias por vuestros lindos comentarios que me hacéis llegar cada día, me encanta leerlos y saber que mucha gente me lee. Gracias, de verdad, creo que siempre estaré en deuda con vosotros por todo el apoyo, cariño y bromas que me habéis dado a lo largo de mi historia... ¡Gracias, de nuevo! Gracias a todos aquellos que me leen, comentan y dejan su hermoso voto en cada uno de mis capítulos.

¡Sigamos así, my's baby's ✨!

ATENCIÓN:  👇🏻👇🏻👇🏻

La próxima actualización será el día miércoles, 01/10/2019✨🍁

NOS LEEMOS PRONTO, ¡PENDIENTES!

No olvidéis dejar vuestro comentario y ⭐ en la parte de abajo 👇🏻👇🏻👇🏻 y en la parte de arriba si lees por portátil 👆🏻👆🏻👆🏻.

Besos, UN MONTÓN DE BESOS, pero sé que os merecéis más que eso... Tengo que dejar de ser tan mala y actualizar más seguido 🤣.

I loved ♥️💕😘

DS 👑♥️😍

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