Capítulo 26.
Capítulo 26.
Salimos detrás de él. Me hago a un lado cuando el muy capullo se interpone en mi camino. Pasa a grandes zancadas con dirección a su Ducatti.
Palpa en sus bolsillos.
Escucho la risita de Anna. Y sé que a continuación se va a desatar el infierno.
-Lo siento, guaperas, pero tú te vienes con nosotros.
En cámara lenta... Holder se vuelve para ver las llaves de su moto colgando entre los dedos de su madrastra. Sisea entre dientes, pegándole un puñetazo al volante.
Eso dolió.
Espero a que Stephan quite los seguros de las puertas, siendo la primera en entrar y colocarme a un lado de la puerta.
Ni de broma pienso sentarme entre esos dos.
Nos acomodamos en el asiento trasero, con Holder en la otra esquina y con cara de mala leche. Logan me mira de reojo, chocando su rodilla con la mía. Le pellizco en el muslo.
-Auu... - se queja por lo bajo.
Le doy una mirada que dice: «¡Estate quieto!»
Minutos después el ambiente dentro del coche es insoportable. Comienzo a sudar como un pollo en el horno.
¡Necesito aire fresco!
Bajo la ventanilla del coche, dejando que el aire se colara dentro, meciendo mis cabellos de forma salvaje. Me pongo los audífonos blancos y le doy en reproducir a la música de The Weekend, Call Out My Name.
El móvil pita.
Holder: ¡Cierra la puta ventana!
Vamos a ver, ¿y a este que bicho raro le picó? No es quien para que me diga que hacer. Ni lo piense.
Le contesto el grosero mensaje con un escueto: ¡Vete a la mierda!
Cuando termino de enviarlo, siento su mirada haciéndome un hueco en la cara. Lo ignoro y me pierdo en la música. De pronto... Oigo un carraspeo ronco.
Disimuladamente lo miro por el rabillo del ojo, porque la curiosidad me puede y lo encuentro cubriendo esos labios carnosos con el dorso de su mano mientras una sonrisa lenta se extiende por su cara, viéndose atractivo desde este ángulo.
Quedo atontada.
¿Qué es lo que le causa gracia? ¿El hecho que lo haya mandado a la mierda? Madre de Dios. Sus cambios de personalidad son como latigazos; molestosos e irritantes hasta hacerte sangrar.
Es de los que no hay.
Aparto la vista al empezar a dolerme las cuencas un mogollón y antes que me pesque desvistiéndolo con los ojos.
🍁🍁🍁🍁
Llevamos una hora en el coche y mis piernas se acalambran. Santo Dios, tengo más achaques que una anciana.
Para mí confort, el estadio se aparece frente a mí como las puertas del mismísimo cielo abriéndose.
Stephan busca un en el aparcamiento un espacio vacío para aparcar. Estaciona el coche y bajamos. Tengo que apoyar mi trasero congelado contra la puerta para no besar el suelo con mis nalgas al sentir un calambre recorriéndome de pies a cabeza. Estiro mis piernas un poco y persigo a Anna por el aparcamiento.
Pasamos a los gorilas de seguridad y ya dentro, soy apretujada, y empujada por las millones de personas que caminan por el lugar. Joder. Recibo un codazo en las costillas al intentar abrirme paso a empujones en el río de gente moviéndose.
Alcanzo a ver al media neurona que golpeó mis costillas apropósito, y como no. Es un jodido neoyorquino vestido con la camiseta de los Yankees. Sonríe malicioso por encima de su hombro, lanzándome una mirada de reto antes de desaparecer.
-Vosotros dos iréis a comprar comida mientras que nosotros buscamos los puestos, ¿de acuerdo? - estoy segura que si las miradas matasen, ella estaría muerta ahora mismo.
-¿Cómo has dicho? - me atrevo a preguntar lentamente, esperanzada de que quizás yo haya oído mal.
Por favor, que sea un error.
Me atrevo a mirarlo por encima del hombro y al igual que yo, no parece contento con la idea.
Anna suspira, trayéndome de nuevo a la realidad. Arqueo una ceja de mal gana.
-Necesitáis pasar más tiempo juntos para que esa tensión entre vosotros se evapore de una vez, cariño. Resulta incómodo, ¿sabes?
Estoy a punto de decir algo pero Holder pasa por mi costado, chocando su hombro de una forma muy poco amable al pasar caminado a grandes zancadas hacia una dirección desconocida, dejándonos atrás. Conteniéndome de armar un berrinche, cojo el dinero en silencio y sigo a ese macarra. Casi corro para intentar alcanzarle, llevándome a varias personas a arrastras. Me disculpo con cada una de ellas, buscando por encima de las cabezas una familiar. Lo encuentro, a él y a los puestos de comida chatarra.
Compró cosas al azar. Nachos, hotcakes, palomitas, latas de Coca Cola.
Mientras que me sirven lo que pedí jugueteo con los dedos, incómoda e ignorando el hecho de que se ha movido hasta estar a un paso de distancia. La gorra impide que pueda verle la cara; así como él no puede verme a mí. Lo cual me cae como anillo al dedo.
-¿Tessa? - me tenso.
Hago de oídos sordos mientras ruego internamente porque el hombre que está preparando los perritos calientes se apure de una puñetera vez.
Cambio el peso a mi otra pierna, justo cuando lo siento retirar la cortina de pelo de mi cara a un lado y susurrarme al oído.
-Deja de ignorarme, por favor - su aliento tibio calienta mi oreja al estar tan cerca.
Contengo un gritito
-¿Qué parte de no quiero que me hables no has entendido, Holder?
Se aparta, colocándose al frente. Dejándome sin otra opción más que mirarlo a los ojos.
-Te chinchas. Necesitamos hablar.
-Vale, entonces te escucho.
Parezco idiota, lo sé. Pero quizás necesito esto para avanzar y enterrarlo todo. Me lo debe.
Infla las mejillas, soltando el aire en un suspiro cargado de tensión mientras se lleva las manos entrelazadas a la nuca. Parece confundido.
-Sé que me pasé tres pueblos la otra vez. Fui un cabrón contigo, Tessa. Pensé que si lo hacía... Tú...
-Ese es tú problema - le corto - Deja de pensar por mí, de decidir por mí, que no soy ninguna estúpida.
-¡Lo sé, joder! Pero tú no parabas de insistir. No me gusta que metas las narices donde no te llaman.
Me río para mis adentros. No podría estar más de acuerdo. Lo que Holder acaba de decir es cierto. Me he metido muy hondo. Estaría engañándome a mí misma si pensara por un instante que Holder va a desaparecer por donde vino sin montar un pollo.
-¿Por qué no sigues pasando de mí como hasta ahora? - inquiero.
Se muerde los labios.
-No sabía qué otra cosa hacer.
-No tienes qué hacer nada - alzo el tono un poco, mosqueada.
-¿Podrías bajar la voz? - me coge del brazo pero lo aparto de un tirón. Él nerviosamente mira al hombre detrás del carrito de perros calientes que nos mira por encima de las pestañas.
-¿Con cebolla?
Holder refunfuña.
-Con todo, por favor.
-Marchando, guapa.
Después de eso, volvemos a hundirnos en un silencio sepulcral. Espero a que el señor termine de preparar los pedidos cambiando mi peso a la otra pierna.
-Lo siento - oigo la voz de Holder a lo lejos, bajita. Casi un susurro.
Cuándo lo miro su expresión no transmite nada. Hay Miles de preguntas que debería hacerle, pero mi mente se niega a obedecerme. O quizás es el miedo a la repuestas que no me permite decirlas.
Estoy sorprendida. No sabía que en el diccionario de Holder existiera la palabra de disculparse con alguien. Aunque esta podría ser una de sus trampas.
-Como sea - le pago al hombre diez dólares, diciéndole que puede quedarse con el cambio. Estrello en el pecho de Holder las latas de Coca-Cola y las palomitas. Abre los labios, mirándome con ojos entrecerrados.
Me marcho cargando lo demás. Busco a Anna al salir del interior, pero es igual que buscar una aguja en un pajar.
Holder sin esperarme sube las escaleras de las gradas. Le sigo, tropezándome con personas sentadas y otras levantadas. Me tropiezo sobre mis pies; tambaleándome hasta que pego la cara a la espalda de él.
-Joder - dice.
Con la misma rapidez en la que lo golpee, me aparto. Él sigue su camino y por encima de su hombro logro visualizar a Anna, Logan y Stephan acomodados en los asientos. Dejamos las cosas a un lado y nos sentamos.
El juego va iniciando. Los primeros en batear son los Mariners y el equipo contrario le toca tirar la pelota. El primer bateador, el número cinco se coloca en posición, separando las piernas, irguiendo la espalda y mueve el bate en diferentes direcciones. El jugador del equipo contrario cuadra sus hombros, y tira la pelota. Ésta se dirige hacia el número cinco que conecta el bate con la pelota ferozmente, mandándola a volar.
Todos rugen con fuerza, dejándome sorda.
-¡Hostia puta! ¡Ha hecho un home run! - grita Logan, aplaudiendo y gritando como un mismo camionero.
Prestó más atención al juego. A medida que va avanzando el partido, voy entendiendo un poco de los movimientos de los jugadores en el campo. Varios de los jugadores del equipo de los Mariners están situados en tres de las bases mientras que otro bateador está esperando su turno en golpear la bola. Justo cuando creo que vamos a tener un home run, el chico número dos falla. Gruño.
En la pantalla gigante aparece Strike.
Acalorada y con el sudor corriéndome por la sien me abanico, tomando un trago de la Coca-Cola para aliviar la sed. Le doy una breve mirada a Holder. Está absorto en la pantalla de su móvil, tecleando.
Se escuchan murmullos y me veo obligada a fijar mi vista en el campo de nuevo. Los Mariners se retiran y ahora es el turno de batear los Yankees. Paso mi vista por el marcador. Mariners 3.
Bien. Bieeen.
Un movimiento a mi derecha capta mi atención. Holder a guardado su móvil y ahora mira el partido nuevo con atención.
No puede ser. ¡¿Le gustan los Yankees?!
-¡Capullo! - Logan tira la mitad de su cuerpo a mi asiento - Hagamos una apuesta.
Holder ríe - Oh, ahora tiene toda mi curiosidad. Te escucho, hermanito.
-Si tú favorito en los Yankees anota un home run en el primer turno...
-Continúa.
-Haré lo que tú quieras.
-Hecho.
Logan me mira.
-¿Podrías moverte? Le enseñaré a este imbécil como los Mariners le patean el culo a los Yankees - dice confiado mientras hace crujir sus dedos. Invertimos puestos, él en el mío y yo en el de él.
Ahora el partido se vuelve más interesante.
El Yankee no le da a bola. Strike. Logan se para y grita a todo pulmón.
Algo pasa volando por encima de nuestras cabezas y le da en la nuca. Oppps.
-¡Eh, idiota! ¡Siéntate y cierra la puta bocaza! - ruge alguien desde unos cuantos asientos atrás. Tuerzo el cuello y lo veo. Es un hombre corpulento con gorra, y camiseta del equipo contrario.
Logan le gruñe en silencio.
¡Que te jodan!
Miro a Anna y está que se muere de los nervios. Tiene las manos cubriendo su boca, completamente quieta.
Sale el seis de New York sin anotar no una carrera. El siguiente jugador busca la posición adecuada y tira del bate. Este golpea la pelota, que sale disparada a toda mecha fuera del campo, aterrizando frente a los espectadores.
Home run.
-Maldición - sisea Logan entre dientes.
Oh, oh. Ha perdido la apuesta.
Salto en mi asiento por culpa del cubito de hielo que golpea mis muslos.
-No jodas - susurro. Sé a quién pertenece esto.
Logan arquea la ceja, alzando la cabeza muy por encima de mí.
-¡¿Y a tí qué coño te pasa, tío?!
El gigante rubio dice: - ¡Ahí va! ¡¿Te has molestado?!
-¿Tú qué crees?
-Creo que vosotros deberíais iros. ¡Quedarán en pena en cuanto os pateemos ese culo grasiento!
-Oh, eso es justo lo que pensé. ¿No eres tú qué anda ladrando como un chucho...
No termina de hablar cuando un fan de los Yankees aparece de espalda a Logan y coge impulso antes de soltarle una patada que lo hace perder el equilibrio, y caer al suelo. Grito. Anna grita en cuanto el mismo chico se sube a ahorcajadas en Logan, conectando los huesos de los nudillos en el pómulo.
Ahora es Logan quién está encima a ahorcajadas, repartiendo puñetazos. Tiran de mi hacia atrás, impactando contra un pecho familiar.
-¿Ibas a golpearla? - gruñe. Oh, Dios.
Saco la cabeza de su pecho y busco con la mirada al rubio.
Intento agarrarlo de la muñeca pero se sacude de mi agarre como si nada, con la mandíbula crispada de la ira. Se salta los asientos y dirige un perfecto puñetazo a la boca del grandullón, derribándolo fácilmente para luego repetir la misma acción, pero en el suelo.
Tengo que apartarme unos cuantos pasos al todo volverse un desastre. Los fanáticos de los equipos comienzan a saltarse los asientos y golpearse unos a otros.
Por encima del caos, oigo la voz de Anna gritar mi nombre. Cuándo me muevo, me empujan desde atrás. Voy a besar los asientos acolchados de golpe. Un latigazo de dolor me recorre la nariz y mi mundo se tambalea por unos segundos.
Al girarme me encuentro con una Yankee. La mirada asustadiza que me dirige me da a entender que a ella la han empujado. Está tan desorientada como yo.
Me levanto para que alguien se apodere de mi codo y me lleve a través de la masa de gente. Al mirarlo es un guardia de seguridad del estadio. Tiene cara de pocos amigos.
-Habéis violado una de las normas. Tenéis suerte que esto no vaya a mayores - explica con cara de querer morder.
-¿Has dicho que tenemos suerte? ¿Qué hemos violado una de las normas? - Holder se acera amenazadoramente al tipo, derrochando peligro. Pero otros dos agentes de seguridad le bloquean el paso con sus manazas. Mi hermanastro se los quita de encima de un empellón - Volvéis a ponerme una jodida mano encima y os juro que me tendréis que sacar inconsciente de aquí.
El gorila número uno nos mira con reproche escrito en su cara de estirado. Da la vuelta y se pira. Dejando a un Holder cabreado.
Stephan coge a su hijo de la parte trasera de la sudadera.
-Para. Suficiente pelea tenemos esta noche por vuestra culpa.
Holder se sacude el agarre bruscamente.
-Menuda mierda - la voz sale tensa. Él se gira en dirección al coche y el sonido hosco de la puerta al ser azotada me hace tragar grueso. Volvemos todos al coche, sólo que esta vez acabo sentada en el medio.
Holder me tiende mi móvil. Lo agarro sin decir ni mu mientras me acomodo en el asiento y cierro los ojos.
🍁🍁🍁🍁
Algo me hace cosquillas en la nariz. La muevo.
Luego, algo o alguien da un golpecito en la punta y una voz me susurra al oído:
-Despierta.
Gruño. El lóbulo de mi oreja es capturado por algo cálido. Eso sirve para espabilarme. Tanto así que un calambre me atraviesa en el cuello.
Holder tiene la cabeza asomada por la puerta, con el resto de su cuerpo fuera. En sus labios hay una sonrisa juguetona.
Sólo estamos nosotros dos.
Disimuladamente, paso los dedos por la comisura de mis labios para limpiar el hilillo de saliva.
Diablos.
Se retira con las manos metidas en los bolsillos y echa a andar al interior de la casa. El zumbido de mi móvil me hace detenerme. Lo saco.
Eric.
-¿Sí? - susurro.
-Hola. Eh, ¿interrumpo algo? ¿Estás ocupada?
Por encima de mis pestañas miro a Holder. Se ha detenido.
-No.
-Genial. ¿Te llegaron mis mensajes?
Suspiro. Lo ha vuelto a hacer. Joder con ese chico entrometido.
-Perdona, se me ha olvidado responderte.
-Oh, pues, quería saber si irías a ver la carrera.
-¿Cuándo es?
-El último de octubre. Pienso correr.
-¿De verdad? ¿No me estás tomando el pelo?
-¡Qué va! Entonces, ¿qué dices?
-Vale, nos vemos, Eric.
Cuelgo rápidamente y acorto la distancia que nos separan.
Lo miro acusadoramente.
-Me has vuelto a fisgonear el móvil - empiezo.
Chasquea la lengua.
-No lo he hecho.
-Sí que lo has hecho. ¿Pensabas que no me iba a dar cuenta?
-Vale, si. Te he fisgoneado los mensajes y no. Sabía que acabarías por darte cuenta, ¿satisfecha? - confiesa sin dejar de lado el sarcasmo en su voz.
Empuño las manos.
-¿Por qué?
Entorna los ojos.
-¿De qué otra forma me hablarías si no es para enfadarte conmigo? Mejor, ¿Qué coño hago para que me escuches, Tess?
¿Ein? ¿Está diciendo que lo ha hecho para que le hablara? ¡Me parto!
Fija su mirada azulada por encima de mi cabeza y se apodera de la muñeca, envolviendo sus dedos a mi alrededor. Camino a tropezonos tras él. Tira de mi con más prisa hasta que nos lleva a un callejón poco iluminado de la casa, empujándome contra la pared. Sus manos se envuelven entorno a mis mejillas, obligándome a alzar la vista hacia esos ojos salvajes.
-¿Qué haces? - digo, sin aliento.
-Quiero que recuerdes que soy una fuerte constante en tú mundo - responde, también con el aliento entrecortado.
Esconde la cara en mi cuello, enterrando su nariz. Ahí.
Mi pulso se dispara.
-Sé lo que causo en tu cuerpo.
Me llamo los labios. Están secos.
No puedo hablar.
Los pelos de la nuca se me he erizan cuando recorre con la nariz mi oreja, deteniéndose en la parte posterior.
-Me deseas como yo te deseo a tí - besa la parte trasera de la oreja. Reprimo un jadeo - ¿Lo ves? - presiona su cuerpo en el mío, deslizando una pierna entre las mías. Inmovilizándome, dejándome sin salida.
Parecemos dos piezas del rompecabezas, encajando a la perfección al ser colocadas de forma correcta. Y está mal que me sienta bien estando con él. Una vez confíe en esa seguridad que él me proporciona y caí.
Me aferro a sus manos, retirándolas de mis mejillas y dejándolas colgando a sus costados.
-No puedo.
Me alejo de su cuerpo y me marcho, sabiendo que he hecho lo correcto en alejarme.
🍁🍁🍁🍁🍁🍁🍁
Nota: Holaaaa Holaaaa. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que actualicé? Muchísimo, creo xdxd. Chic@s perdónadme. Estás casi dos semanas he estado ocupadisíma con mi escuela, ya que era mi graduación y todo eso. Y otra cosa que me pasó es que al parecer se había borrado mi historia de Wattpad 😱😱😱
Fue la cosa más horrible que me ha pasado. Casi lloro, pero verifique de nuevo y todo era un malentendido. Sentí como si mi vida hubiera salido de mi cuerpo y vuelto a entrar xdxd. ¡Lo juro!
Ahora sí, ¿Qué tal les pareció este capítulo? Espero que haya sido lo que estabáis esperando :3.
Estoy contenta. No saben cuánto. Mi historia ya tiene 1k. O sea, ¡1k de vistos! No puedo creerlo. Quiero agradecerle enormemente a todas las chicas y chicos que han comentado, y votado en mi historia. Y también a los que aún no conozco, pero la leen.
Esto era algo que no me lo esperaba, pero como ya dije anteriormente en una de mis notas. Wattpad me traería muchas sorpresas y aquí es una de MUCHAS. Os merecéis el cielo, la luna, el sol, ¡todo! Me alegra un montón formar parte de esta preciosa comunidad de escritores y lectores.
Regresando al capítulo. ¿Qué creéis que pase más adelante entre nuestros personajes principales? ¿Caliente o frío? Podéis dejar los cementerios y ⭐ en la parte de abajo 👇🏻👇🏻 . Con gusto les responderé como lo he hecho hasta ahora, ¡porque me encanta!
También si queréis me envían un mensaje al priv con cualquier duda, curiosidad, parte que os gusta...
Nos leemos pronto, my's baby's 😍😘.
No olviden comentar y dejar sus ⭐.
A Kiss 😘.
DS 👑.
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