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Capítulo 12.

Capítulo 12.

-¡Te voy a matar! - chillo enloquecida, saltando encima de Logan y rodamos por el suelo de la sala.

-¿Queréis parar ya, chicos? - Anna tira de mi bata de baño en un vano intento de separarme del capullo de su hijo.

-¡Joder!... ¡Quítame a ésta loca de encima!

-¡Loca tú abuela!

Como una posesa lo cojo del cuello de su camiseta, y lo zarandeo, y le digo de todo menos bonito.

¡Y es que no es para menos!

-Eres un puñetero cabrón, ¿lo sabías? - le suelto una bofetada cuando termino de insultarlo. Ya es la segunda vez que le pego, y las dos veces han sido porque estoy llena de ira, y la sangre me hierve como un volcán en erupción.

La mano me escuece, y los dedos de mis manos comienzan a dibujarse en la mejilla de Logan. Le resto importancia.

-¿Cómo coño se te ocurre tirarme pintura en la ducha? ¡¿Qué cojones te pasa conmigo?!

Lo golpeo una y otra vez.

Pues si, como lo habéis oído. Al muy imbécil se le pasó la mano, y roció en el bote de agua pintura azúl mientras me duchaba. ¿Resultado? Yo en plena reencarnación de pitufina.

Jodeeeerrrr... ¡Parezco un nomo!

-¡Parad ya! Demonios, ¡qué paréis!

Anna tira de mi cuerpo hacia atrás mientras Logan me coge las manos haciéndonos rodar a ambos por el suelo. Pero aún así, no podía calmar mí furia y ambos nos terminamos gritando el uno al otro como cavernícolas.

-¿Me quieres joder la cara?

-¡Te mereces eso y mucho más!

Apoyo mis rodillas en su pecho, y lo empujo hacia atrás. Gracias a, Jesús, María y José qué me había puesto unas bragas, porque os lo aseguro que si estuviera con las pelotas al aire hubiera mostrado... Mi cosa de niña que ya no es tan de niña.

Pero sigo estando cabreada, y la única forma de desquitármelas era abriéndole la cabeza a mi hermanastro que era el idiota más idiota del mundo. Para fortuna de ese cretino, y para aumentar mi mala leche el jodido florero pasa de largo, y no le da.

-Joder, Tessie, ¡qué me ha salido caro el puñetero florero! - chilla Anna, arrodillándose frente al montón de piezas rotas a sus pies.

-¡Pues me vale! - grito histérica, y me lanzo a correr tras Logan quién se a lanzando a correr tiempo atrás; gruño al dejarme la cadera contra la mesilla del centro pero sigo corriendo con Anna tras nosotros gritando como una maniática.

Me quito una pantufla, y de la tiro también. Ésta le da en toda la coronilla. Escucho como suelta una maldición por lo bajo y salta en plancha la mesa.

-¡Tessa Grey!

Ignoro la voz que grita mi nombre. ¡Tengo un cabreo monumental que os aseguro que mataría a Logan sin ninguna compasión ahora mismo!

Estoy a punto de tirarle la otra pantufla cuando la puerta se abre, y los tres giramos la cabeza como el Títere; y Holder hace su aparición.

Ohhh... Claro, ¡genial!

Gruño y doy un puñetazo en la mesa qué casi me la rompe.

Logan no pierde la oportunidad, y sale pitando hacia dónde está su hermanito.

-Venga ya - alzo la voz, exasperada.

-¿Qué coño os pasa a todos?

Sin importarme en las fachas que me encuentro, y lo poco glamurosa que me debo de ver con ésta bata de baño me acerco a ellos, ignorando la voz de advertencia de Anna. La ira fluye por todo mi cuerpo a medida que me acerco.

¡Estoy que hecho humo hasta por las orejas!

El rostro de Holder se descompone, y me mira de arriba abajo, sin poder creerse lo qué ve. Si, si, si... Sé que soy azúl, ¿algún problema?

-Hostia puta, ¿Qué te pasó?

Sonrío como una loca para el desconcierto de todos. Mi madre... La voy a liar.

Me rasco el cuello.

-Logan, ¿quieres decirle a tú hermanito qué pasó? - poso mis manos en mí cadera en forma de jarra.

Lo pienso mientras me mira... Me mira y me mira, y su mirada me pone nerviosa cómo la de su hermano. Va, ¡que si a sacado el carácter gruñón de Holder! Sonríe con malicia, y responde: - Está como una cabra.

-¡¿Cómo?!

Cabreadisima me quito la otra pantufla, y se la estampo en la cara. Holder se hace a un lado cuando el proyectil le pasa rozándolo.

-¡Parad ya! - Anna se hace oír, y me tira hacia arriba. Pero yo, que soy más terca y cabezona me deshago de su brazo que rodea mi cintura. ¡Ni hablar! ¡No pienso irme hasta que ese capullo se disculpe! - ¡Dejadlo! - ruedo los ojos.

-¿Qué lo deje? ¡¿Qué lo deje?!... ¡Pues mira en que pintas ando por culpa de ese pequeño crío!

Lo apunto con el dedo índice. Su expresión es tan inocentona que me entran ganas de asesinarle o como mínimo darle un puñetazo en la cara, y borrarle esa sonrisita torcida de su rostro. Sólo así sería feliz.

-¿Cómo una cabra? - pregunta Holder después de un largo y retorcido silencio incómodo.

Suelta una risita burlona, macabra. No sé molestó en ocultar lo entrenido de la situación.

La diversión baila en su rostro. Miles de emociones se reflejan en sus ojazos turquesas. ¿Diversión? ¿Burla? ¿Ansiedad?

Holder era una de esas personas que ve el mundo jodiendose y él sólo se destornilla de la risa. Genial, ¿eh?

Mierda...

Que lo mato.

Con la poca dignidad que me quedaba, me doy media vuelta y me marcho alzando la barbilla con altanería. Para chula, ¡yo!

Cuándo cruzo las paredes de cristales, las carcajadas de ése par de jodíos resuenan por las paredes del pasillo; tenso la mandíbula, clavándome las uñas en las palmas.

Repaso mis opciones.

a) Me doy la vuelta y les canto sus cuarentas.

b) Hago como si nunca los hubiese oído.

c) Lo dejo correr y me piro con mi dignidad.

Aunque la opción A es muy tentadora, opto por la C; y cierro la puerta detrás de mi.

Me miro en el espejo, y me quedo de piedra. ¡Que horterada! Siento unas insufribles ganas de echarme a llorar mientras me cago en Logan, y en toda su condenada generación. Pero, ¡no! No lo hago.

Suelto un respiro tembloroso, y corro hacia el cuarto de baño a por alcohol, y mucho algodón.

Aplasto mi trasero en el colchón, destapando el pote de alcohol, y untándolo en la bolita de algodón; la paso por una de mis piernas, y la bolita pasa de ser blanca a azúl, dejando al descubierto una gran cantidad de mi color de piel natural.

Maldito seas, Logan Scott.

🍁🍁🍁🍁

Tres horas insufribles después - en las cuales mi piel se irritó, ardió, y en dónde creo que me iba a largar a llorar de pura frustración - termina mi deliciosa tortura. Con mi cuerpo tan rígido como una tabla, camino al espejo y cojo un tarro de crema de vainilla humectante, y me aplico una capa por las piernas. Jadeo. De siente cómo si me hubiesen desgarrado la piel a tiras.

Termino de aplicarme crema, cojo unas braguitas con figuritas de nubes rosa, y un sujetador a juego; dejándome caer en la cama como un un ceporro. Cuando estoy a punto de caer rendida, mi móvil pita, gruño y lo cojo de la mesilla.

Una vídeo llamada de Alice. La cojo, y las caras sonrientes de mis amigas aparecen.

-Hey, tú - ambas se ríen, y yo como una tonta sonrío perezosamente, acomodando mi cabeza sobre las almohadas - ¿Qué pasa, británica?

-Logan... - consigo decir apenas claramente. Incluso, pensar en él me producía arcadas.

-Anda. Te ves fatal. ¿Qué ha hecho el pitufo gruñón?

-Ha sido igual de macarro que su hermano - tomo un suspiro y mi mente se reactiva - Me la a jugado muy, muy fea. A osado a pringarme con pintura azúl mientras me duchaba. ¿Podéis imaginaros mi cara? Venga, ¡todo un numerito!

Me rasco el cuello. Las chicas me miran con cara de, ¿Qué me estás contando?

-Es todo un cabronazo. Sólo que en versión moreno, y un poco menos flacucho que su hermano a su edad.

-Son tal para cual.

Leticia suelta una risilla, y me evalúa con ojos pícaros, y audaces.

Oh, no.

-No llamaron para saber cómo estaba, ¿cierto?

Alison parpadea -¿Tanto se nota así? - asiento. Bufea pero sonríe - Más te vale que te pongas guapa para esta noche.

-¿Por?

-Bueno, bueno. ¿Acaso no te has enterado?

-¿Acaso es malo que no esté enterada?

-No - murmura - Hay una fiestecita en la playa, y no. No tienes opción; vas sí o sí.

Dudo que tuviera opción de elegir si fuera el caso.

-¿Quiénes irán? - pregunto mientras inspecciono mis uñas con minuciosidad. Sé quiénes irán pero como la gran masoquista que soy, quiero confirmar mis sopesas.

-Oh, ya sabes. Irán esos caramelitos, Eric, Jack, Gabriela, Ben... Y, por supuesto irá Kiki y su equipo de las súper zorronas. ¡Será toda una pasada!

Sopeso cuáles son las probabilidades de que me encuentre con Kiki, y las consecuencias que vendrán después si llega pavoneandose como la creída que es.

La idea no me atrae. Ni hablar.

-Paso de ver.

El motivo de que haya tomado esa decisión que hasta ahora me parece la mejor selección que he hecho reduce los incidentes solo por ésta noche. Después de lo de hoy, mis ánimos están por el suelo, y mi cuerpo pide a gritos acurrucarse bajo las suaves sábanas de la cama y dormir a rienda suelta.

Alison me lanza una mirada fulminadora; no me inmuto.

Ni de coña iré.

La veo a punto de replicar pero parece contenerse. Luego, niega con la cabeza y cuelga. Agotada, tiro el móvil a un lado, preparándome para dormir la mona.

🍁🍁🍁🍁

Algo me persigue en lo más profundo de mis sueños, obligándome a abrir los ojos en la oscuridad. Mi mente intenta espabilarse cuando se escuchan ruidos en la planta baja. Con el corazón en la boca salgo de mi calentita cama y voy hasta el armario, vistiéndome con la primera pijama que encuentro.

Al bajar hasta la planta baja... El alma se me cae a los pies ante la escena que presencian mis ojos. ¿Puede mi corazón romperse sin la necesidad de provocar ese daño? Si, parece que si se puede, y la sensación me deja un sabor amargo en la boca.

Holder se tambalea por la sala con varios cortes en su ropa, y tiene el rostro magullado de marcas que están de color verdes; y sus nudillos es el típico desastre a carne viva. Roja y brillante.

Vascilante camino hacia él, preguntándome si eso es lo correcto en el momento en que sus ojos se encuentran con los míos. Los suyos de repente son un enorme pozo vacío, y falta de ese brillo malicioso que siempre posee. Tiene lo que antes era blanco inyectados en sangre, y la bandana negra en su frente no hace más que contraste con su piel rojiza.

Se le ve tan perdido.

Abro unos ojos de platos; y los suyos se oscurecen dándole un aspecto terrorífico que hace que me acobarde, y quiera regresar al lugar donde estaba segura segundos antes de bajar.

-¡¿Qué mierda haces tú aquí?! - grita, y se tambalea hacia atrás al no tener estabilidad en su cuerpo de borracho. Está cómo una cuba. Puedo oler el whisky a varios metros de distancia.

Ignoro su grosera pregunta y le respondo con otra. Ganándome una miradita a muerte.

-¿Qué te ha pasado? - me acerco y al instante desearía no haberlo hecho, porque gruñe, haciéndome retroceder el mismo paso que doy.

-¡No necesito tú ayuda!... Joder... - maldice al desplomarse sobre un sillón siseando con toda la mala leche.

Ruedo los ojos.

-Ya, eso pensaba yo - respondo con sarcasmo, y me muevo hacia la cajita de los primeros auxilios que colgaba de una de las paredes de la sala. Le agradezco internamente a Anna su obsesión por colocar un botiquín en cada rincón de la casa.

Saco lo que creo necesario para una curación de pocos grados de gravedad. Al levantar la cabeza quedo con la boca abierta al verlo drenar la botella de tequila. ¿De dónde la ha sacado? Su nuez se mueve al ritmo de los tragos profundos que da. No puedo evitar sentirme mal.

Cuando termina, deja caer la botella casi vacía al suelo, y se apoya sobre sus rodillas. Una sonrisa de borracho aparece en su rostro magullado.

-No pongas esa puta cara de compasión. Me enfermas, princesa - arrastra todas las palabras al hablar, haciendo que me sea difícil seguirle.

-¿Perdona? - frunzo el ceño. ¿Pero este imbécil de qué va? ¿Aparece arrastrándose por el suelo de pronto y quiere descargar su ira contra mí?

Se ríe como un desquiciado.

-No eres mejor que yo.

Suelto una risa seca; quizás la más seca que haya soltado desde que puedo recordar. Mi risa carece de simpatía al salir.

-¿Y supongo que tú sí? - ¡Venga ya! Chúpate esa, jodido-Holder.

Sorprendentemente se calla. Y yo doy gracias por ese pequeño momentico de paz.

Unto alcohol en la bolita de algodón, y me acerco para limpiar sus nudillos ensangrentados cuando me aparta la mano de un golpe; soltando el algodón que cae el suelo. Arqueo una ceja.

Sus orbes brillan con ira.

-Esto debe divertirte un montón, ¿a que si?

¿Divertirme? ¿Cree que verlo herido me divierte? ¡Que de aclare de una puta vez!

Pongo mi mejor cara de disgusto.

-¿Se me ve que estoy divirtiéndome? - espeto con acidez desbordándose por las comisuras de mis labios.

-Joder. El pobrecito Holder está jodío; necesita ayuda. Entonces, ¡te pones en mi contra para intentar hacerme ver cómo un puto imbécil que depende de tí! - todas las palabras finalizan con una s, mientras el malestar se refleja en su cara pálida. 

El hecho de que me grite no hace más que avivar el fuego casi inexistente.

-Debería dejar que te desangres, y las heridas te cojan una infección - digo entre dientes, clavándome las uñas en las palmas de las manos.

-Y, ¿por qué no lo haces? - dice, frunciendo los labios.

-Porque a diferencia de tí, yo sí tengo corazón - por segunda vez se calla; y yo estoy que aplaudo y digo: ¡Hurra!

Él empuña sus manos, tensando los brazos. Me mira, y esos ojazos me observan como si quisieran que viera más allá de este cabrón gruñón. Cuando me siento atraída como un imán a un sentimiento desconocido, aparto la mirada. Con la cara roja.

Importándome un bledo las advertencias que me lanza en silencio al acercarme y quedar encajada entre sus muslos, permitiendo que pueda olerle. Huele a colonia, humo y alcohol fuerte. Recogiendo el algodón del suelo lo paso por sus nudillos raspados, llevándome una gran cantidad de sangre. No se queja. Ni sisea por lo bajo.

-¿No te duele?

Estoy flipando. Este hombre no deja de sorprenderme.

-No. El dolor es para los fuertes; en cuanto a los débiles creen que el dolor es un efecto colateral del ser humano para comprender que estamos vivos... ¡Ah! Joder, eso me hace sentir jodidamente vivo - es mi turno de sonreír con sorna. ¡Espero que le duele bien grande!

A continuación no decimos nada más. Sólo me concentro en limpiar las heridas, y en mantener mi boquita cerrada. Rasgo con los dientes un paquete de vendas, y comienzo a envolver una de sus manos hasta que detengo el vendaje en la muñeca, atándolo con un pequeño nudo algo fuerte. Luego, hago lo mismo con la otra.

Ahora viene la tarea más difícil: su cara magullada.

Suelto un gruñido al verlo beber de la botella. En un arranque de locura, se la quito de las manos derramando el asqueroso líquido con olor a desinfectante por su barbilla, y ropa. ¡Oops!

Me levanto antes que pueda detenerme, abriendo una de las ventanas... La tiró por el patio.

-¡¿Qué coño haces?! - exclama al borde de querer ahorcarme. Se acerca torpemente a la ventana, y juntos vemos cómo la botella rueda hasta quedar inmóvil. Se desata el infierno al clavar sus ojos enfurecidos en mí - ¡¿Por qué cojones lo has hecho?!

-Sólo quiero ayudarte, Holder, pero tú no me la pones fácil bebiendo de esa forma como un alcohólico - intento tirar de él para curarle el rostro pero aparta la mano.

-¿Ayudarme, dices? - se echa a reír, cubriendo la cruel sonrisa con su mano.

Eso le da un loco aire salvaje. Joder, ¿pero que estoy pensando?

-Si - toso para aclarar mi voz aguda.

¿Qué tiene este hombre para que me ponga nerviosa?

-Si de verdad quieres ayudarme aunque sea un poco; lárgate. No necesito que seas condescendiente conmigo, lo odio.

-¿Condescendiente? - le pregunto, ahora perpleja.

-¡Me haces ver cómo un puto estúpido!

Bueno, bueno. Hasta aquí llegué con éste capullo desagradecido.

-¿Crees que por ayudarte te hago ver cómo un estúpido? Por favor, ¡eso es lo más poco coherente que me has dicho! ¿Por qué no me cuentas qué te ha ocurrido en vez de descargar toda tú ira sobre mí como si fuese tú saco de boxeo?

Parece dudarlo por unos segundos, pensando si debería decirlo o no. Suspira en resignación, pasándose una mano por el pelo, desordenándoselo en un perfecto caos.

-He tenido una pequeña riña con unos tíos capullos.

Abro unos ojos de platos: - ¿Unos?

-Cinco en realidad... - dice con una sonrisa de guasa en la cara. Mi mandíbula cae, literalmente abierta.

-¿Te los has cargado?

-Eso he dicho.

-¿Puedo preguntar por qué?

Entrecierra los ojos, dudativo y luego dice: - Digamos que yo no estaba en uno de los mejores momentos cuando comencé la pelea - el orgullo es más que notable en su rostro. Acaso, ¿quebrar mandíbulas es la bomba?

Trato de que mi pobre cerebro procese lo poco que ha dicho. ¿Les jodió la noche a todos esos chicos para descargar su frustración?

-¿Y todavía sigues como una cuba? - una media sonrisa tira de sus carnosos y húmedos labios. Creo que es la sonrisa seductora más sexy del mundo. No es que haya visto muchas, sólo que ésta promete problemas.

-No.

-Ya...

Vale, pero su aspecto decía otra cosa. Estoy casi segura que si caminara unos cuantos pasos se enredaría con sus propias piernas torpes de adolescentes, y se desplomaría en el suelo.

Doy media vuelta, y voy hacia el fregadero de la cocina. Con la intensa mirada de Holder perforando mi espalda; siguiendo cada uno de mis movimientos.

Humedezco un pañuelo, para después volver hasta donde está él. Entrecierra los ojos hacia el pañuelo.

-¿Qué haces? - pregunta, receloso. Oh, vamos, ¿es en serio? Y puedo decir que mi corazón se arruga ante la desconfianza en sus ojos azules.

Carraspeo.

-Necesito limpiar tú rostro an...

-Lárgate, Tessa - sisea, haciéndose a un lado.

Arrugo la nariz pero no me muevo. En lugar de dar media vuelta como toda persona sensata... Me cruzo de brazos y lo fulmino.

Del cabreo, deja salir un grito de exasperación. Como si no pudiera creer mi cabezonería.

-Eres estúpida, ¿verdad? No quiero tú lástima, ¡coño! - bufa, soltando maldiciones. Me hace tambalear al pasar por mi lado, chocando su hombro con el mío de una forma no muy amable.

-Debería darte la espalda, capullo interesante... - murmuro para mi misma, echando humo. Holder se gira, observándome con sus ojos inyectados en sangre; y todo lo que puedo pensar es: oh-oh.

-¡Me parto! ¿Por qué tardas tanto en dármela, eh? Ambos sabemos que eres tan patética como para desistir de la idea de querer salvarme, y, ¡Como no! Pavonearte ante todos que has salvado a un adolescente perturbado por su pasado - al terminar de decir eso... Aplaude sínicamente a la vez que se destornilla de la risa.

Yo estoy que exploto de la ira. ¿Cómo se atreve...? ¿Quién se crees que es? ¡Por mí que vaya a ayudarlo y rescatarlo su puñetera abuela! Ya basta de maltratos por este bastardo sin corazón.

Toda clase de insultos cruzan por mi cabeza pero pierdo el control de mí. Con todo agrupándose en la punta de mi lengua.

-¡Vete a la mierda! - grito colérica. Niego con la cabeza, pero no sé si es a él o a mí, aunque tampoco me quedo para averiguarlo. Subo como alma que lleva el diablo por las escaleras.

¡Que se joda!

-¿Adónde vas? - pregunta detrás de mi, siguiéndome.

-¡A mi cuarto! A ver quién te cura ahora la puñetera cara, so imbécil... - le digo subiendo más rápido ahora que nunca. Estoy harta de ser el saco de boxeo de todos. Me tiene harta que cada vez que esté cabreado con el mundo yo soy el blanco perfecto para sus insultos.

¡Ni hablar! ¡Que se largue y busque a otra a quién volver loca con sus gilipolleces!

Lo siento perseguirme, y llamándome a gritos. Estoy sorprendida que nadie haya bajado para ver qué es lo que ocurre.

-¡Estamos hablando!

-¡No! ¡No estamos hablando, estamos es gritando!

Luego, todo mi cuerpo se hiela al escuchar pedazos de cristales siendo estrellados con fuerza a mis espaldas. Ahogo un grito, sintiéndome mareada de pronto. Al volverme, salto sobre mis propios pies ante el impacto brutal de otro cuadro siendo descolgado de la pared y estrellarse contra los escalones.

Millones de pedacitos de cristales salen disparados a nuestro alrededor al hacerse añicos.

-Para... Por favor... - murmuro pero no se detiene. Es como si yo no existiera en estos momentos. Sigue cargándose el resto de los cuadros sin preocuparse en salir lastimado. Esta escena me dan tantas ganas de llorar, viéndolo lleno de ira. Como una blandengue salgo escopetada para cerrar las distancias que nos separan: - Para, para... - entierro mi cara en la curva de su cuello, justo donde late la vena a un ritmo veloz, y lo rodeo con mis brazos en su cintura. Tiembla contra el mío, respirando a grandes bocanadas que resuenan por todo el lugar. Su aliento es rasposo y pesado, pero tan reconfortante al mismo tiempo.

Se relaja, y deja caer los brazos a sus costados. Inerte.

El eco del cuadro al caer al suelo resuena; haciendo un ruido infernal para mis oídos. Se ha rendido.

-¿Quieres ayudarme? - susurra, con voz ronca y baja.

Me limito a asentir.

Sólo con eso... Estoy perdida. Me he metido a un callejón sin salida, y, comenzaba a dudar si para estos momentos... Realmente existiera una salida dónde salga la luz sin la necesidad que la oscuridad me trague antes de lograr salir. 

Nota: ohhhh... Holder ha tocado fondo 😖😖😖😖. Pobrecillo. ¿Qué pensáis de lo que ocurrirá en el siguiente capítulo?

Espero vuestros comentarios 😍😍😍. Muchas gracias por leer.

A Kiss. ♥️♥️♥️

DS.





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