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PARTE 36 - MIND GAMES

Terrence sirvió una opulenta ración de alimento húmedo en el platón de Woodstock y lo ofreció al can, quién inmediatamente comenzó a devorar su comida. Rápidamente vació una lata de alimento para gato en el tazón de Odín, colocándolo sobre la mesa de la cocina, el gato maulló y se paró de manos en el mueble, volviendo a maullar con sonoridad.

-¡Oh, vamos! – Se quejó Terrence – Puede saltar sobre la mesa para comer tu cena – Sonrió el hombre - ¿No me digas que deseas que te levante y te coloque cerca de tu plato? – Le preguntó al gato.

Odín lanzó un largo maullido y se estiró aún más sin atreverse siquiera a saltar para comenzar a comer. Terrence bufó, tomó al gato y lo levantó del piso, acomodándolo sobre la mesa. Odín ronroneó y se frotó en la mano de su humano antes de ponerse a comer.

El hombre se sentó en la mesa para comer su porción de pasta y pollo a la plancha, tomó una vieja revista y comenzó a hojearla sin ningún tipo de interés mientras llenaba su boca con la cena. Se trataba de una revista de moda que no contenía nada que al hombre pudiera llamar su atención, se preguntó porque estaba esa cosa en su casa y no pudo encontrar una respuesta. Terrence se encogió de hombros y le echó un ojo al plato del perro, quién acababa de terminar de cenar y bebía ávidamente del tazón de agua, mientras que Odín lamía su mano izquierda y la frotaba con frenesí sobre su rostro. Terry lanzó la revista sobre la mesa y esta se abrió estratégicamente en un anuncio de Chanel, ahí aparecía Wilma, luciendo la ropa de esa marca. Worsley arrugó la nariz y cerró la revista, comenzando a levantar los platos de sus mascotas y llevarlos al fregadero.

Mientras Terrence lavaba los trastos, recordó que desde que hablara con Wilma aquella vez, ella no se había hecho notar, Ni siquiera le envió un mensaje o le hizo una llamada, ¡nada! Y ese silencio no era reconfortante. Terrence bufó molesto, estaba tan tranquilo sin acordarse de esa arpía y esa estúpida revista logró que se acordara de ella. ¡No debía bajar la guardia! El hecho que Wilma no se hubiera aparecido por el momento, no quería decir que había olvidado sus amenazas, sino todo lo contrario; la 'señorita' Fairchild jamás olvidaba.

El hombre sacudió la cabeza decidido a alejar los malos pensamientos de su mente. Lo mejor era no pensar en Wilma, no en ese momento. No tenía ganas de amargar su día y ponerse de mal humor por culpa de esa mujer.

-¿Por qué tuve que pedir que me la presentaran? – Preguntó Terrence a Woodstock, quién le dedicó una mirada y volvió a echarse junto al gato – Si hubiera sabido la clase de mujer que es, ¡ni me le acerco! – Exclamó el hombre y se echó a reír.

Terrence abandonó la cocina y caminó hasta la sala, tomó el móvil que estaba sobre la mesa de centro para darse cuenta que tenía una llamada perdida de Noor. Terry arqueó las cejas y de inmediato decidió devolver la llamada a su chica, marcó el número y esperó a que ella respondiera pero la llamada fue transferida a buzón.

-¡Maldición! – Murmuró Worsley y colgó dejando el teléfono a un lado.

Terrence cogió el ordenador y también su teléfono para dirigirse a su habitación, dejó el portátil sobre la cama, conectó el teléfono al tomacorriente y decidió tumbarse sobre el colchón y acomodar el portátil sobre su vientre. Entró a facebook y echó una mirada al Messenger. El círculo verde del Messenger le reveló que Noor estaba en línea, así que comenzó a escribir.

TERRENCE:
¡Hola dulzura! Perdón si no respondí a tu llamada pero estaba ocupado con los niños. ¡Ya los conoces! Siempre piden atención y olvidé el teléfono en la sala...
¿Me perdonas?

Noor recibió la notificación de mensaje y lanzó un chillido de felicidad al darse cuenta que se trataba de un mensaje de Terrence, de inmediato lo abrió para leer y lanzó un suspiro mientras respondía.

NOOR:
¡No te preocupes bebé!
Sé que los niños son muy exigentes y que necesitan de tu atención y tus mimos. También sé que eres un buen papá y que los atiendes como se merecen. 
¡Te extraño, Terry Boo!

Terrence leyó el mensaje y respondió de inmediato, él también la echaba de menos.

TERRENCE:
Yo también te extraño, princesa. ¿Sabes? Ayer estuve escuchando los audios que me mandaste... ¡Joder! Me encanta escucharte cuando gimes y balbuceas mi nombre... cuando me dices que vas a correrte. ¡Me gusta que te corras! Me gusta que te corras pensando en mí.

Noor miró el mensaje y se puso colorada. Había estado bastante inquieta esa noche después de ese sueño con Terry, así que decidió jugar un rato con ella misma, pensando en su amado. Como un plus, grabó algunos audios y los envió directamente a Terry. Por eso le llamaba, para saber si los recibió y si le gustaron.

NOOR:
Entonces, ¿te gustaron, bebé?

Él respondió inmediatamente.

TERRENCE:
Me encantaron nena.
¿Quieres jugar ahora?

Noor leyó y se mordió el labio inferior mientras sentía su vientre arder.

NOOR:
No puedo esperar.
Dime ¿qué quieres hacerme?

TERRENCE:
Imagina que estás recostada en la cama, leyendo el libro que tanto te gusta.
Lo arrebato de tus manos y lo tiro al piso. Te molestas y empiezas gritar... ¡hasta que ves las esposas que tengo en la mano!
Sonrío con malicia y te pregunto: "¿Quieres?"
(¡Responde!)

NOOR:
¡Sí... sí quiero!
(Gime)

TERRENCE:
Te ordeno que te tumbes y extiendas los brazos. Tú frunces el ceño y me dices entre jadeos que te los extienda yo. Te miro con molestia antes de preguntar: "¿Me estás retando?"

NOOR:
¡Por supuesto! Adoro retarte.
Me encanta ver cómo frunces el ceño y te molestas conmigo.
Amo tus gruñidos, esos sonidos son tan eróticos que me excitan, me incitan a querer jugar rudo.
¡Juguemos rudo, bebé!

Terrence esbozó una sonrisa maliciosa mientras leía la respuesta de Noor. Ya se estaba excitando con las palabras de Noor. El hombre se acomodó en la cama y jaló la entrepierna de sus pantalones. Sentía su miembro duro y palpitante, deseoso de estar con Noor. ¡Maldición! Odiaba tenerla lejos.

TERRENCE:
Sujeto con fuerza tus brazos. Mi peso te aplasta contra el colchón, tú gimes y te retuerces debajo de mí. Nuestras miradas se cruzan y descubro con satisfacción el brillo de lujuria en tus ojos verdes, pero eso no me va a distraer de mi propósito. Te esposo la mano izquierda en la cabecera y clavas las uñas de tu mano derecha en mi antebrazo.
Exclamo con voz gutural: "Es verdad que quieres jugar rudo, rubiecita".

NOOR:
¡Sí, sí quiero! (Suplico)
Deseo que me sometas a tus deseos más perversos y que hagas conmigo lo que se te antoje. Soy tu esclava, tu mujer... ¡tu sumisa!
¡Dios, me estoy excitando!
¡Joder Terry bebé! Ya estoy mojada.

TERRENCE:
Sujeto tu muñeca y que tratas de morderme sin conseguirlo. Sonrío y esposo tu mano derecha. ¡Estoy ganando!
Aunque aún tratas de luchar y apresas mi cadera con las piernas para tirarme de la cama.
Pierdo el equilibrio y caigo encima de ti, te retuerces y jadeas, pero dejas de moverte cuando sientes mi polla dura en tu vientre a través del pantalón.
Gimes una vez más y abres los labios, suplicando por un beso.
Me inclino para besarte con pasión, nuestras lenguas se entrelazan, tu pelvis se levanta para frotarse contra mi sexo duro mientras tu boca chupa mi lengua, como si se tratara de mi pene.
Y susurro: "Me la estás poniendo más dura que nunca" E inmediatamente me separo.

NOOR:
(Estoy lanzando fuertes gemidos)
Aunque no me agradó el hecho que te apartaras de mí y me dejaras a medias. ¡Quiero que me toques! Ya que yo no puedo tocarte.
"¿Qué quieres hacerme ahora?" Te pregunto entre jadeos.

TERRENCE:
No contesto. Me gusta ver cómo te vas poniendo más y más cachonda. Sonrío al notar tus pezones endurecidos a través de la delgada tela de tu camiseta.
Yo también estoy muy caliente, te miro fijamente cuando la punta de tu lengua recorre el contorno de tus apetitosos labios y ese gesto me despierta las ganas de meterte la polla hasta la garganta.

NOOR:
Entonces... ¿qué esperas para follarme la boca?

TERRENCE:
Aún no. Quiero disfrutarte más, así que me inclino para lamer tu cuello, besarlo, succionarlo con mis labios hasta dejar una marca violácea en tu nívea piel. Una marca que mirarás con una enorme sonrisa al día siguiente mientras me recuerdas con placer.
Mis manos recorren tu pecho, apretándote las tetas. Tus pezones endurecidos rozan mis palmas y los muerdo por encima de tu camiseta.
"¿Quieres que te la quite?" Te pregunto con un gruñido.

NOOR:
¡Ay Terry! Mi piel se eriza al imaginar todo esto.
¡Sí, quítamela! ¡Quítala por favor!
(Te suplico)

TERRENCE:
Subo la prenda hasta tu cara y te cubro los ojos. Comienzo a lamer tus pezones, los chupo, los muerdo, tiro de ellos como si quisiera arrancártelos.
Y la verdad es que quiero arrancártelos, quiero engullirte, ¡joder! Pero me controlo. Me levanto y me quedo inmóvil, mirándote y preguntándome qué haré ahora.
Tú me miras y te retuerces porque la espera te está matando.

NOOR:
"¿Qué quieres hacerme, bebé?" Susurro.
Recuerda que soy tuya, mi cuerpo, mis ansias, mis deseos más oscuros y profundos te pertenecen.

TERRENCE:
Permanezco en silencio, mirando cómo tus blancos muslos se frotan uno contra el otro. Cómo tu pecho sube y baja frenéticamente debido a tu respiración agitada.
Me tumbo sobre tus piernas y comienzo a llenarlas de besos. Tu piel se eriza cuando mis labios la tocan.
Gritas y te retuerces cuando te arranco las bragas y separo tus rodillas, mordiendo la parte interna de tus piernas mientras mis dedos exploran tu feminidad... ¡estás empapada!
"¿Quieres que te coma el coño?" Pregunto con violencia.

NOOR:
"¡Cómetelo!" Grito extasiada.

TERRENCE:
Comienzo a lamer, lamo desde el culo hasta el clítoris, desde el clítoris hasta el culo, desde el culo hasta el clítoris una y otra vez.
Chupo tu sexo empapado, mientras te follo con un dedo, luego con dos, luego con tres y tú me pides más.
Cierras los muslos y me aprisionas, frotando tu sexo contra mi boca, moviendo violentamente la cadera.
Estás tan caliente que tu coño parece un manantial inagotable. Me gritas que vas a correrte y acelero el ir venir de mi lengua.
Te corres en mi boca, pero sigo chupando. Me pides que pare, pero sigo chupando. Me suplicas que pare, pero sigo chupando. Sigo chupando...

NOOR:
¡Oh, Terry! ¡Terry bebé! (Gimo y me retuerzo)
No quiero que pares, por favor, no pares... sigue.

TERRENCE:
Deja de escribirme, ¡joder, Noor!
Quiero que te toques, mete tus dedos en tu coño y córrete.
Córrete para mí. Grábame un audio mientras te corres y te follas con los dedos.
¡Vamos nena! Quiero escucharte, quiero tus gemidos... ¡me muero por escucharte otra vez!

Noor no se hizo del rogar. Ella también estaba muy excitada después de leer todo aquello. No deseaba hacerlo esperar y ella tampoco podía hacerlo. Necesitaba saciar sus ganas, imaginando que sus manos y sus dedos eran los de Terrence, que era él quién la tocaba y le provocaba todas esas sensaciones tan deliciosas. Apretó el botón de grabación y comenzó a gemir mientras se tocaba. Gimió mientras se corría. Envió en audio y esperó, temblando aún, presa de la excitación. Esperó hasta que él lo recibió, lo escuchó y grabó uno para ella, uno donde él también se tocaba, dónde gemía, jadeaba y gruñía sólo para ella, mientras que con un ronco susurro murmuraba su nombre.

= = = = =

Terrence miró al techo de la habitación y lanzó un suspiro al recordar esas charlas ardientes que últimamente había sostenido con su amada Noor. El sexting era bastante bueno y a él le servía para liberar la tensión. Movió la cabeza y rió con ganas, ¡estaba completamente loco! Obviamente era un loco, pero un loco enamorado, miró su teléfono y leyó el mensaje que Noor acababa de enviar. Por desgracia, la chica no podía conectarse esa vez para charlar ya que estaba bastante ocupada con los ensayos del ballet. Terry la entendía, él también debía ponerse a trabajar, estaba a punto de terminar sus pendientes, corrigiendo el último guión que había escrito.

TERRENCE:
¡Falta menos para vernos mi amor!
Te echo mucho de menos, pero la espera cada vez es más corta.
¡Eres mi luz, mi motor, mi vida... mi todo!
Te amo princesa.

El hombre envió el mensaje y se dio cuenta que Noor lo había leído inmediatamente y que estaba escribiendo.

NOOR:
Cuento los días que faltan, cariño y a veces me desespero. Pero debo ser paciente y sé que sólo así el tiempo transcurrirá más deprisa.
También te extraño y... ¡recuerda que te amo! Te amaré por siempre.

Terrence leyó el mensaje y lanzó un suspiro. Después le respondería a su chica, debía concentrarse en su trabajo, conectó el teléfono para que terminara de cargarse y tomó el ordenador para continuar escribiendo. El hombre se desconectó de todo, estaba inmerso en su escritura, bastante concentrado en lo que hacía, ni siquiera escuchó el timbre de la puerta, hasta que los ladridos de Woodstock le hicieron saber que alguien llamaba con insistencia.

Terry miró su reloj, pasaban de las ocho de la noche. Frunció el ceño al escuchar de nuevo que llamaban y se frotó el rostro con ambas manos, guardó su trabajo y se levantó para atender la puerta. No pudo evitar esbozar una mueca de molestia y fastidio al mirar, de pie en el umbral a Wilma, quién le dedicó una sonrisa socarrona.

-¡Hola, mi amor! – Dijo la mujer - ¿Me extrañaste?

-¿Qué quieres, Wilma? – Preguntó el hombre de manera hostil – Si vienes a molestar, no puedo atenderte, ¡estoy trabajando!

-¿No tienes ni cinco minutos para mí? – Preguntó Wilma empujándolo para entrar en la casa - ¡Eres un grosero y maleducado!

-¡No te permití la entrada a mi casa, Wilma! – Gruñó Terrence mirándola con desprecio - ¡No eres bienvenida!

-¡Pero soy la madre de tu hijo! – Murmuró la mujer – Debo ser bienvenida...

-Aún no estoy seguro que ese niño sea mi hijo... ¡puede ser de cualquier otro!

-¡Cómo te atreves! – Gritó indignada mientras lo abofeteaba con fuerza – No tienes derecho a decirme esas cosas.

Terrence acarició su mejilla y bufó. Se estaba cansando del juego de Wilma y ya era hora de ponerla en su lugar. La miró detenidamente, su vientre comenzaba a hacerse más visible a través de su ropa. Suspiró y le hizo una seña para que tomara asiento.

-¿Quieres un té? – Preguntó el hombre sentándose frente a ella.

-No quiero nada, sólo vengo a conocer tu respuesta...

-Pierdes tu tiempo entonces – La interrumpió Terrence – Mi respuesta sigue siendo un rotundo NO.

Wilma le dedicó una mirada fulminante, pero inmediatamente después suavizó el gesto y sonrió para después chasquear la lengua, relajándose sobre el sillón.

-¡Oh, no Terry Bebé! – Exclamó la mujer sin borrar esa sonrisa de su rostro - ¡Por favor, no me hagas esto! – Gimió.

-¡Wilma, no tengo tiempo para estupideces! – Gritó el hombre fuera de sus casillas - ¡Estoy harto de ti y de tu actitud! ¡Te detesto y...! Qué Dios me perdone o cualquier fuerza divina existente, ¡pero yo no quiero a ese bebé! – Bufó pasándose la mano por el cabello – Lo lamento Wilma, pero sólo me concretaré con darle mi apellido y encargarme de su manutención, porque yo...

-Si algo aprendí de mi padre fue la persuasión – Lo interrumpió Wilma poniéndose de pie – Realmente me esperaba esa respuesta tuya, Terrence – Sonrió – A veces eres muy predecible y, vengo preparada para todo – Murmuró dejándose caer en el sillón junto a Terrence.

-¿Qué es lo que tramas, maldita arpía? – Preguntó el hombre entrecerrando los ojos mientras veía cómo Wilma sacaba una carpeta de su bolsa – Conozco la clase de persona que puede ser el General...

-¡Shhhh! – Exclamó volviéndolo a interrumpir – Déjame hablar – Y extrajo una fotografía de esa carpeta, entregándosela al hombre - ¿Qué ves ahí?

Terrence tomó la imagen y la miró sorprendido, ¡se trataba de una fotografía de sus sobrinos! Louis y Walter caminaban de la mano sobre la acera en dirección a la casa de su vecino Francis, un niño con el que Louis solía jugar ajedrez, mientras que Walter jugaba con la hermana menor de este, a menudo Lottie los dejaba ir a jugar y los niños salían solos, simplemente caminaban un par de metros y en la puerta los esperaba la madre de Francis para recibirlos. Terrence sintió una punzada de rabia y miró a la mujer.

-¿A qué estás jugando Wilma? ¿De qué se trata todo esto?

-Te planteo esta pregunta, ¿cuánto tiempo tardan tus hermosos sobrinos en entrar a casa de su amiguito? – Respondió Wilma con una nota de júbilo en su voz - ¿Tres o cuatro minutos? – Preguntó - ¡No! Quizá un par y sabes que un minuto es suficiente para que dos niños pequeños se pierdan y no se vuelva a saber de ellos...

-¡Eres una maldita cucaracha rastrera! – Gritó Worsley, comprendiendo las negras intenciones de la mujer - ¡Con mi familia no te metas, desgraciada! ¿Cómo pudiste caer tan bajo?

-¡No te permito que me hables así, Terry Boo! – Rió Wilma mirándolo divertida – Eso no es todo, mira – Murmuró mientras le arrojaba otra fotografía – Imagina: Ex piloto de la fuerza aérea pierde la vida en trágico accidente mientras piloteaba su avioneta – Murmuró – A veces suelen fallar, hay cosas que no se toman en cuenta a la última hora... ¡ya sabes! El viento.

Terry palideció la ver la imagen del Loco Rogers cuando trepaba a su avioneta y junto a él se encontraba una chica, una de sus alumnas. El hombre movió la cabeza e intentó apartarse de Wilma, mirándola con aversión y odio.

-¿Y qué tenemos aquí? – Exclamó Wilma mostrando una nueva foto - ¡Es la bella Lottie, Walter y su retoño, Terry!

-¡Te he dicho que con mi familia y mis amigos no te metas! – Gritó Terrence fuera de sí - ¡Cómo maldigo la hora en que me enredé contigo! ¡Estás loca, Wilma! No tienes corazón, ¿Cómo puedes ser capaz de hacer algo tan despreciable sólo por un poco de atención?

-No pido atención – Gritó Wilma – Sólo quiero que te cases conmigo... ¡tienes que casarte conmigo! – Murmuró mirándolo cómo si estuviera loca – Y si no lo haces, toda la gente que amas y aprecias va a sufrir las consecuencias – Volvió a gritar al tiempo que le lanzaba un puñado de fotografías.

Terrence miró horrorizado aquellas imágenes, en todas aparecía Noor, saliendo de su salón de ensayo, saliendo de su casa, rumbo al trabajo, junto a su hermana y su cuñado, con sus padres y sus amigos. Terry miraba y miraba las fotografías mientras que su rostro traslucía su miedo y su angustia. Wilma estaba loca y sabía que no se iba a tocar el corazón con tal de salirse con la suya...

-Sabes, la carrera de una bailarina está en sus piernas y qué triste sería que al cruzar la calle un auto saliera de la nada y atropellara a la hermosa rubia – Murmuró Wilma - ¡Una pena que la pobre chica quedara paralítica! O peor aún, ¡en estado de coma o muriera!

-¡Eres una...! – Gritó Worsley abalanzándose sobre Wilma y sujetándola del cuello.

-¿Qué? – Preguntó la mujer - ¿Vas a golpearme? ¿Te vas a atrever a hacerlo? – Murmuró desafiante – En primer lugar, no te creo capaz y, si es que llegas a hacerlo, ¡vas a atenerte a las consecuencias! – Rió - ¡Estás en mis manos, Terrence! – Gritó la mujer – No puedes negarte a hacer mi voluntad... conoces las tácticas de persuasión de mi padre, ¿no es así?

Terrence suspiró y la soltó lentamente. Conocía perfectamente lo que ese hombre hacía, de lo que era capaz y su única hija tenía esas enseñanzas. Después de un tiempo, Terrence tuvo miedo, se sintió invadido por un pánico atroz y por el desconsuelo. Estaba desvalido y a merced de esa loca, que en un intento desesperado por tenerlo, era capaz de cometer algunas atrocidades. Debía proteger a sus seres amados y sacrificarse él por el bien de todos ellos.

El hombre bajó la guardia, apartándose de la mujer. La miró y volvió a suspirar. ¡Estaba perdido! Wilma había ganado.

-Está bien, Wilma – Murmuró Terrence – Me voy a casar contigo, ¡pero sólo si me prometes que vas a dejarlos en paz! – Exclamó con voz fuerte.

Wilma amplió su horrible sonrisa y se acomodó la ropa, mientras le dedicaba una mirada triunfal, levantando su cabeza.

-¡Así me gusta, Terrence! – Dijo Wilma – Que hayas aceptado por las buenas y ¡no te preocupes! – Exclamó y le acarició el rostro – Si te portas bien, ellos van a estar a salvo. Ahora, ¡debo irme! Tengo muchas cosas que preparar porque ¡nos casaremos en un mes! – Gimió - ¿No estás emocionado?

-Sí, por supuesto – Exclamó el hombre sin ningún tipo de emoción en su voz.

Wilma caminó hasta la puerta, ¡había logrado su cometido! Ahora Terrence era suyo y haría su voluntad. ¡Esta vez había triunfado!

-¡Una cosa más, corazón! – Añadió Wilma desde el umbral – No se te vaya a ocurrir la brillante idea de hacer alguna denuncia o algo por el estilo – Sonrió – Sabes que tengo contactos y, con una sola llamada de mi parte se ejecutarán ciertas órdenes – Murmuró – Así que de nada te va a servir mantenerme en prisión, porque, ¿eso te devolverá a tus seres queridos? – Preguntó mientras guiñaba un ojo y después abandonó la casa

Terry la miró partir y lanzó un hondo suspiro dejándose caer sobre el sillón mientras apretaba los puños. ¡Esa mujer era una arpía desgraciada! Maldijo por lo bajo y cerró los ojos con fuerza. ¿Qué le iba a decir a Noor? Se preguntó mientras se aguantaba las ganas de llorar.

= = = = =

¡Ay, ay! ¡Cómo la odio! ¡Cómo la odio! ¡¡COMO LA ODIO!! MALDITA VIEJA DESGRACIADA, HIJA DE LA CHINGADA.
No sé que más decir, estoy encabronada. ¡Fin de mi comentario!
Dejen su odio para Wilma.
Por cierto, ya nos estamos acercando al final de esta historia.
Maria Decapitated

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