PARTE 25 - I GET TO LOVE YOU
-¿Hablar de qué? – Preguntó Terrence girándose para quedar frente a Wilma - ¡Tu y yo no tenemos nada de qué hablar!
El rostro de Terrence estaba rojo de ira al ver a esa mujer ahí. ¿Por qué llegaba a arruinarle sus planes? Él ya lo tenía todo preparado y la estúpida de Wilma no lo iba a detener. El hombre respiró profundo y miró con odio a la mujer que abrió los brazos para abrazarlo con fuerza.
-¡Te extrañe tanto, mi amor! – Gimió Wilma y levantó el rostro para intentar besar a Terrence en los labios.
Terry se hizo hacia atrás y sujetó los hombros de Wilma con sus manos para mantener la distancia que los separaba. En el rostro de Wilma se dibujó una mueca de decepción, ella esperaba que Terrence la recibiera, pero parecía que nada de lo que había pensado estaba saliendo como debía ser.
-¡Pero Terry! – Gimió Wilma - ¿Qué te pasa? ¿Acaso no estás contento de verme?
-¡No me llames Terry! – Bufó Worsley – Sabes que detesto los diminutivos, ¡soy Terrence! Suspiró – Y honestamente, Wilma, no, no estoy contento de verte.
Wilma abrió la boca para decir algo, estaba bastante sorprendida, en su loca cabeza había surgido la idea de que, una vez que la estúpida neoyorkina regresara a su país, Terrence volvería a ser el mismo con ella y que su relación con esa mujer quedara en el olvido. Sin embargo, Terrence se estaba comportando de una manera muy hostil.
-Antes de que digas algo más – Continuó Worsley – Regresemos a casa y hablemos en privado, no me gusta arreglar mis asuntos en la calle.
Terrence cerró su auto y dio media vuelta para caminar de regreso a su departamento, Wilma lo siguió caminando a prisa y entrando en la casa junto con él. Worsley le hizo una seña para que se sentara, mientras él entraba en la cocina y servía un vaso con limonada para dárselo a la mujer.
-¿Irás a Bibury? – preguntó Wilma con curiosidad – Aunque creo que son demasiadas maletas para un fin de semana en el campo.
-No viajo a Bibury – respondió Terrence con sequedad – Estaré fuera del país por unas semanas, viajaré a los Estados Unidos.
-¡Irás a ver a esa estúpida! – gritó Wilma y se puso de pie - ¿Verdad? ¡Pero tú no puedes viajar! Te da pánico y entras en shock. – gritó más fuerte – Te pones como loco y tienen que aterrizar de emergencia para que dejes el avión. ¡No puedes hacer eso!
-Puedo hacer lo que yo quiera, Wilma. – bufó el hombre – Y si voy a ver a Noor, ¿a ti que te importa? – exclamó Terrence – Pero ya que te interesas tanto, estoy preparado para viajar. Regresé a mis terapias con mi psicólogo y tomé un curso de vuelo con el sargento Dominic Rogers. – murmuró – Puedo soportar un vuelo en un avión comercial, no tendré ningún problema, ya he superado mis crisis.
-Pero... pero... - gimió Wilma aunque no pudo decir más.
-Haré este viaje y todo lo que yo quiera hacer. – exclamó Worsley – Quiero pasar las fiestas decembrinas junto a Noor y además, tengo unos asuntos de trabajo que atender en Nueva York. – murmuró – He dejado pasar muchas oportunidades gracias a mis traumas, pero ¡ya no será así!
-¿Y qué va a pasar conmigo? – gritó la mujer - ¿Acaso ya no me quieres? ¿Acaso vas a dejarme?
-Pues viéndolo de esa forma, ¡sí! – respondió el hombre - ¡Voy a dejarte, Wilma! Lo nuestro está más muerto que un cementerio. Entre tú y yo nunca hubo más que una relación de sexo y ¡nada más! – exclamó Terrence – No puedo decir que tuvimos una amistad o una relación amorosa, porque no hubo nada de eso. Ninguno de los dos teníamos ese interés, tú misma me pusiste límites. – murmuró – Dijiste que ya estábamos grandes como para mantener una ilusión tonta, un romance de adolescentes. Me dijiste que el amor no era importante y que lo nuestro sólo duraría hasta que tú lo decidieras...
-¡Pero yo no he decidido nada! – gritó Wilma.
-¡Pero yo sí! – gritó el hombre – Y yo no quiero seguir con esta ridiculez. – bufó – Aunque te parezca estúpido, ¡estoy enamorado! Y lo único que quiero en estos momentos es ser feliz junto a Noor.
-¡Ella no te ama, Terrence! – gritó de nuevo la mujer.
-¿Y tú cómo lo sabes, Wilma? – preguntó Worsley con burla - ¿Acaso estás dentro de su mente?
-Lo tuyo con esa mocosa no va a durar, ¡de mí te vas a acordar! – gritó con más fuerza la castaña – Esa niña no te quiere, lo único que ella desea es tener la atención de un hombre maduro para luego botarlo por otro mejor. – exclamó Wilma – Si crees que ella te ama, ¡estás muy equivocado! En cambio yo si te amo y estoy dispuesta a todo por ti.
-¡Eres una ridícula, Wilma! – gritó Terrence – Tú jamás me has amado, es más, ni siquiera conoces el significado de la palabra amor. No te quieres ni a ti misma. ¿Cómo vas a querer a alguien más?
-Te quiero a ti, Terrence. – bufó - ¿No puedes entenderlo?
-¡No, no lo entiendo! – gritó de nuevo el hombre – Porque no es verdad. ¡Estás mal, Wilma! – Suspiró Terry para tratar de serenarse – Te pido por favor que me dejes en paz, ¡yo no te amo! El poco cariño que llegué a tener por ti se ha terminado, esto no tiene porque continuar. Sigue tu camino, busca la felicidad en otro lado, con otra persona que de verdad te ame y a la cual tú también ames....
-¡Ahórrate tu ridículo discurso Worsley! – Interrumpió Wilma con el rostro rojo de coraje – Sólo te digo una cosa, tarde o temprano vas a regresar a mi lado, ¿me oyes? – Dijo golpeándole el pecho con la punta de su dedo.
-No hay necesidad de amenazas...
-¡No es una amenaza! – Rugió la mujer dando media vuelta para dirigirse a la salida.
Terrence la miró salir y cerrar la puerta con furia, el hombre suspiró y se dejó caer sobre el sillón de la sala, colocando las manos sobre su cabeza y cerró los ojos, reflexionando en lo que acababa de suceder. Woodstock y Odín salieron de su escondite, pues temían a Wilma y se acercaron lentamente hasta el sillón, Odín trepó a las piernas de su amo y Woodstock frotó su morro en su rodilla. Terry abrió los ojos y los contempló, esbozando una media sonrisa.
-Se ha ido la bruja – Suspiró – Y espero que sea para siempre – Dijo mientras acariciaba a sus peluditos - ¡Ya vámonos! No debemos perder más tiempo.
Terrence se puso de pie y busco las correas de Odin y Woodstock, se las colocó y caminó con ellos hasta la salida. Cerró perfectamente la puerta de su apartamento y abrió la puerta del auto para dejar entrar a sus mascotas, una vez que ellos estuvieron acomodados en el asiento trasero, les quitó las correas y entró en el auto, acomodando el cinturón de seguridad antes de ponerse en marcha rumbo a la casa de su hermana.
-Espero que sean niños bien portados - Exclamó mirando fijamente a Odin y Woodstock que también lo contemplaban - No me gustaría que le dieran dolores de cabeza a Lottie, porque conmigo es más que suficiente - rió mientras doblaba la esquina para tomar la avenida que lo conducía hasta la casa de su hermana y su familia.
Terry detuvo el auto frente a la casa de su hermana y salió del auto para sacar también a sus 'hijos', caminó hasta la reja y un griterío se dejó escuchar en el jardín de la casa.
-¡Tío Terry! - Gritaron Louis y Walt - No te esperábamos.
Terrence sonrió y acarició las cabezas de sus sobrinos, entregándoles las correas.
-¿Sus padres están en casa? - Preguntó Terry caminando rumbo a la entrada, seguido por sus sobrinos.
-¡Obvio si! - Exclamó Louis - Nunca nos dejan solos - Sonrió.
Terrence frunció el ceño y abrió la puerta de la casa para entrar. Su hermana se encontraba en la sala, amamantando al bebé, mientras que su cuñado aspiraba la sala y sacudía una pila de libros. Su hermana cantaba una dulce nana para que el pequeño Terry se quedara dormido.
-A dormir mí bebé, que los ángeles van a cantarte y cuidarte para que duermas en paz. – Cantaba la mujer - A dormir, a dormir, a dormir, mi bebito. Que tus sueños sean siempre de amor, cariño y paz.
Al escuchar la nana, Terrence sonrió y se acercó lentamente hasta Lottie para besar la frente de su sobrino que ya dormía profundamente.
-¡Es encantador! – exclamó Terry y besó las mejillas de Lottie.
-¡Terry querido! – dijo Charlotte y le dedicó una gran sonrisa.
-No te esperábamos, Terrence. – dijo la voz de Walter que se acercaba hasta ellos - ¿A qué debemos el honor de tu visita?
Terrence sonrió y se sentó junto a su hermana al momento que acariciaba la cabecita del bebé. Lanzó un suspiró y miró fijamente a su cuñado que había tomado asiento en el sillón que se encontraba frente a Terry.
-En unas horas salgo para Nueva York – murmuró Worsley – Necesito que por favor, durante mi ausencia, se encarguen de cuidar a "mis niños". – exclamó Terry y se rascó la barbilla – Woodstock y Odín son unos niños muy bien portados y...
-¿Cómo que te vas a Nueva York? – exclamó Lottie con preocupación - ¡Tú no estás preparado para viajar, Terry! – dijo su hermana – Podrías tener una crisis o algo peor, ¡dime que no vas a viajar solo!
-¿Van a cuidar a mi niños, si o no? – preguntó Terrence ignorando la pregunta de su hermana menor.
-¡Terrence! – dijo Lottie con fuerza – No te hagas que la virgen te habla y responde a mi pregunta.
Terrence miró fijamente a Walter que se había levantado de su asiento y tomaba a su pequeño hijo en brazos. Ambos hombres se decían todo con la mirada, ¡eran cómplices! y Charlotte pudo notarlo de inmediato. Su marido sabía todo sobre ese viaje y los planes de su hermano, pero jamás le había comentado nada.
-¿Por qué ninguno de los dos me comentó sobre este viaje? – estalló Charlotte dedicándoles una mirada acusadora - ¿Por qué? - Preguntó sin quitarles la mirada de encima - Saben perfectamente que Terrence no puede viajar solo, ¡teme a los aviones! – dijo casi al borde de la histeria – ¡Es peligroso, Terry boo! Tú no estás bien...
-Estoy preparado para viajar – exclamó Terrence interrumpiéndola y abrazándola con fuerza – Pero sabía que si te comentaba mis planes, inmediatamente ibas a poner el grito en el cielo – Suspiró - ¡Mírate ahora! Estás demasiado alterada por esto – Sonrió y la besó en la frente - Es por eso que en complicidad con Walter, tomé varias clases de vuelo junto a nuestro amigo el sargento Rogers...
-¿Con el Loco Rogers? – Gritó Charlotte sorprendida y llevándose las manos a la cabeza - ¡Tú estás más loco que él! – exclamó y miró con furia a su marido - ¿Y tú por qué nunca me dijiste nada? Eres mi esposo y se supone que no tenemos secretos entre nosotros.
-Terrence también es mi amigo, querida ¡mi mejor amigo! – respondió Walter con tranquilidad – Te conozco Lottie y sabía que si te comentaba algo al respecto, no ibas a permitir que Terrence tomara sus clases con Rogers y lograra vencer su miedo a estar dentro de un avión. – murmuró – Yo lo acompañé a varias lecciones y sé que él está preparado para viajar a Nueva York sin compañía. ¡Ha logrado vencer su miedo a volar! – Murmuró Walter – Creo que deberías estar orgullosa de tu hermano.
Charlotte se llevó las manos al rostro e intentó contener las lágrimas. ¡No podía creerlo! Se sentía un poco decepcionada de que su hermano y su marido no la tomaran en cuenta para esos planes. Pero ya le habían dicho sus motivos y tenían un poco de razón. Ella no hubiera permitido que Terrence tomara lecciones de vuelo con Dominic Rogers y mucho menos lo dejaría viajar solo a Nueva York. Lottie sobreprotegía demasiado a su hermano, pero tenía que permitirle que venciera sus miedos y se arriesgara. ¡Tenía que confiar en él!
La mujer se lanzó a los brazos de su hermano mayor y lo cubrió de besos para tratar de serenarse. ¡Por supuesto que también estaba orgullosa de él! Terrence la abrazó con fuerza y besó su frente. Finalmente parecía que Lottie se encontraba más calmada así que decidió seguir hablando del tema.
-En verdad lo siento, Lott – murmuró Terrence – Ha llegado el momento de que me suba a un maldito avión y me lance a la aventura. – exclamó – Sabes muy bien que debido a mis traumas he perdido muchas oportunidades de trabajar en proyectos en Estados Unidos y otros países del mundo – Suspiró con sonoridad - Además, ¡deseo estar con Noor! Quiero verla de nuevo y pasar las fiestas navideñas a su lado.
-¡Lo sé, nene! – suspiró Lottie sin dejar de abrazarlo – Sólo prométeme que me llamarás todos los días, ¡necesito sabes cómo te encuentras! Y por favor, cuando estés con Noor le das un gran abrazo y un beso de mi parte.
-Así será – respondió el hombre – Prometo llamarte todos los días y te mantendré al tanto de todo lo que suceda conmigo en mi estancia en Nueva York. ¡Te lo prometo!
-¿Almorzarás con nosotros antes de irte? – intervino Walter y Terrence asintió – Entonces iré a la cocina para comenzar a prepararlo todo. – dijo colocando al pequeño Terry en un moisés de color azul que estaba en el centro de la sala y caminó rumbo a la cocina.
-¿Cuidarás de mis peludos durante mi ausencia? – preguntó Terrence a su hermana y se separó de ella.
-¡Claro que sí! – respondió ella y lo tomó de la mano para caminar rumbo a la cocina – Sabes que los adoro y no permitiría que se quedaran en un albergue de animales. ¡Esta es su casa!
-¡Muchas gracias Lott! – Dijo el hombre y le dedicó una gran sonrisa.
Lottie le sonrió y pronto se reunieron con Walter para ayudarlo en la preparación del almuerzo. En un dos por tres todo estuvo listo, Terry preparó la mesa y llamó a sus sobrinos que jugaban en sus habitaciones con Woody y Odín. Los chicos bajaron inmediatamente y tomaron sus asientos en la mesa. Durante el almuerzo, Terrence habló con sus sobrinos sobre su viaje a Nueva York y les pidió también que cuidaran de su perro y su gato.
-¿Verás a tía Noorie? – Preguntó el pequeño Walter - ¡Yo quiero ir!
-Tú tío no puede llevarte, hijo – Comentó Walter – Además de visitar a Noor, él estará arreglando algunos asuntos de su trabajo.
-Si te portas bien, quizá en verano puedas ir – Sonrió Terrence.
-Entonces, ¿no estarás en Navidad con nosotros? – Preguntó Louis con una nota de decepción en su voz – Pensé que...
-Lo siento, Loui – Murmuró su tío y le apretó el hombro con suavidad – Pero tengo entendido que pasarás las fiestas con tus abuelos y sabes bien lo que ellos opinan de mí.
-¡Pues yo no quiero ir con ellos! – Gritó el chico y se puso de pie.
-Siéntate, Louis – Dijo Charlotte con tono autoritario – No podemos inmiscuirnos en los planes de tu tío, ¡trata de entenderlo! Él también tiene sus planes y sus cosas, como todos nosotros.
-A mi regreso, te prometo que nos iremos a pescar, ¿de acuerdo? – Sonrió Terrence y acarició los rubios cabellos de su sobrino mayor – Y pasaremos unos días tú y yo juntos, ¿qué dices?
-¡Me encanta la idea! – Sonrió Louis con resignación.
-¿Yo también puedo ir? – Preguntó el pequeño Walter esbozando una sonrisa angelical.
-¡Por supuesto chaparro! – Dijo Terrence y abrazó a sus dos sobrinos.
Después del almuerzo, Terrence se despidió de su hermana y su familia prometiendo llamarla dos o tres veces al día. Se despidió de Woodstock y Odín, abrazándolos y acariciando sus morros. Lottie se echó a llorar como si su hermano se fuera para siempre y su marido la abrazó, consolándola.
-¡Sólo me voy por un mes! – Murmuró Terrence y también la abrazó – Te enviaré un mensaje cuando esté en el avión y otro no bien esté en Nueva York.
Lottie asintió y se apartó de su hermano. ¡Era muy exagerada! Incluso era más sobreprotectora con Terrence que con sus propios hijos, se limpió las lágrimas y exclamó.
-¿Estás seguro de que no quieres que te acompañemos al aeropuerto? – Suspiró la mujer – También puedo acompañarte a Nueva York por algunos días y...
-¡No es necesario Lottie! – Sonrió Terry volviéndola a abrazar – Agradezco tus buenas intenciones pero, ¡déjame hacerlo solo! Estaré bien – Suspiró – Sé que nada va a pasar.
-Tiene razón – Suspiró Lottie – Sé que soy una exagerada y que a veces me paso un poquito de la raya – Sonrió – Sabes que lo hago porque te quiero y no deseo que nada malo te suceda.
-¡Piensa positivo! – Respondió Terry - ¡Ya debo irme! Mi taxi acaba de llegar, ¡cuida bien de todos, Lottie! Te amo.
-¡Yo también te amo, Terry Boo! – Respondió su hermana y lo llenó de besos.
Terrence volvió a abrazar a sus sobrinos, a Walter y a sus peludos, tomó su equipaje y lo metió dentro del taxi, lo abordó y por la ventanilla les dijo a todos adiós con la mano. El vehículo se echó a andar y el hombre suspiró. Estaba demasiado emocionado y contaba las horas para estar en Nueva York y ver de nuevo a su amada Noor. La había echado mucho de menos y estaba ansioso por reencontrare con ella.
Al llegar al aeropuerto, Terry llevo a su equipaje para que fuera checado y decidió sentarse en la sala de espera y escuchar un poco de música antes de que anunciaran que debían abordar. Tomó asiento y cogió el móvil para escuchar algo interesante, de pronto recordó que no conocía el domicilio exacto de su Noor, maldijo por lo bajo su estupidez de no haberle preguntado antes durante las veces que habló con ella. Decidió preguntárselo de una forma sutil y que no le revelara sus intenciones ya que quería sorprenderla con su llegada.
= = = = =
Noor se encontraba en su trabajo, ayudando a unas niñas a vestirse para su clase cuando su teléfono sonó. La chica se disculpó rápidamente para atender esa llamada y tomó su teléfono e inmediatamente respondió llena de emoción, ¡Terrence la estaba llamando!
-¡Hola amor! – Exclamó la chica - ¿Cómo has estado?
-Hola nena – Dijo el hombre con un gran suspiro - ¿Te interrumpo?
-No, no – Dijo Noor – Estoy a punto de comenzar mi clase, pero aún tengo tiempo para hablar contigo.
-¡Oh, de acuerdo! – Bufó Terrence – No voy a quitarte mucho tiempo, ¡sólo necesito un dato!
-¿Qué cosa? – Preguntó Noor con curiosidad - ¿De qué se trata?
-Necesito tu domicilio exacto – Exclamó el hombre – Sucede que he decidido enviarte un regalo, encontré lo que busco en una tienda en Nueva York y me dicen que pueden hacer la entrega hoy mismo, ¡pero no sé dónde vives! – Rió un poco nervioso, ¡no era muy bueno para mentir!
-¡Oh, bebé! – Gimió la chica – Pero no es necesario que me compres nada – suspiró.
-¡Pero yo quiero darte una sorpresa! – Se quejó Terrence - ¿Me lo darás o no?
-¡Claro que sí amor! Lo que tú quieras – Murmuró Noor - ¿Tienes en dónde anotar?
Terrence respondió afirmativamente y con trazos irregulares anotó en un pequeño cuaderno la dirección que Noor le dictó.
-¿Lo tienes? – Preguntó la chica un poco emocionada y él respondió un "ajá" - ¿Qué me regalarás?
-¡Es una sorpresa! – Rió él – La recibirás esta tarde, así que, ¡no te muevas de tu casa!
-No te preocupes – Comentó Noor – Tengo ensayo al medio día con el ballet y estaré en casa a eso de las seis de la tarde.
-¡Perfecto! – Murmuró Terry – Es buena hora, ¡debo dejarte! Y gracias.
-No agradezcas cariño – Suspiró Noor - Te amo
-Yo también te amo – Dijo el hombre y finalizó la llamada.
Noor suspiró y se preparó para comenzar con su clase. Esa llamada había sido extraña, ¿qué estaba tramando Terrence? Se le notaba muy emocionado y era incapaz de ocultarlo, parecía que se traía algo entre manos, pero ella no estaba muy segura. Decidió concentrarse en su trabajo, ¡después averiguaría que era lo que tramaba su amor!
= = = = =
Durante el trayecto a Nueva York, Terrence lo pasó leyendo un libro, escuchando música y enviando textos a su hermana. También se dedicó a dormir y a charlar un rato con un joven que estaba sentado justo al lado suyo. El chico explicaba que era la primera vez que visitaba los Estados Unidos y que se encontraba un poco nervioso porque no conocía la ciudad. Terry lo escuchó y le dio un par de consejos para que se sintiera un poco mejor. Para él también se trataba de su primera visita a la ciudad después de muchos años ya que había viajado junto a sus padres y hermana cuando apenas eran unos niños y realmente ni siquiera se acordaba de qué aspecto tenía Nueva York. Se rió por lo bajo y cuando la charla decayó un poco, Terrence tomó el libro que tenía entre sus manos y retomó la lectura hasta que volvió a quedarse dormido, arrullado por la hermosa voz de Emma Shapplin.
Durante las horas que duró su vuelo, Terrence se mantuvo sereno y aunque tuvo un pequeño lapso de ansiedad, pudo controlarlo hablando con su hermana Charlotte, así mantenía su mente ocupada y se olvidaba de sus temores. El hombre estaba más que desesperado porque el avión aterrizara y él pudiera bajar de ese maldito avión.
Cuando el avión tocó tierra y se les permitió descender de este, Terry se apresuró a tomar sus cosas, tratando de ser el primero en descender sin importarle a cuantos pasajeros empujara en su camino. ¡Finalmente estaba en Nueva York! Literalmente el hombre corrió por los pasillos del aeropuerto para recoger su equipaje y comprobar que afortunadamente nada se había perdido y todo estaba en completo orden. Suspiró un par de veces y buscó un taxi con la mirada. Ni bien vio uno y caminó a prisa, haciéndole una seña desesperada con la mano. El auto se detuvo y el conductor lo ayudó a acomodar su equipaje en el maletero y Terrence abordó inmediatamente.
-¿Me podría llevar primero a una florería por favor? – Respondió Terrence cuando el chofer preguntó su destino.
El hombre asintió y condujo entre las avenidas de la gran manzana, deteniéndose en una florería exclusiva.
-¿Podría esperarme unos momentos? – Murmuró Worsley al momento que el auto se detuvo frente al local – No tardaré mucho.
-No se preocupe, señor – Dijo el hombre con amabilidad – Lo espero.
Terry sonrió y bajó rápidamente para entrar en el lugar. De inmediato, una señora se acercó a él, saludándolo con cortesía y preguntándole lo que necesitaba.
-Me gustaría un ramo de flores en color amarillo – Exclamó Terrence – De preferencia, rosas en color amarillo.
-¿Sólo rosas en amarillo? – Respondió la señora - ¿O prefiere alguna otra flor que haga algún contraste con el ramo?
-¿Qué me recomienda? – Dijo Terrence con una encantadora sonrisa – Lo dejo a su buen gusto.
La dependienta sonrió y tomó una docena de hermosas y aromáticas rosas amarillas y otra docena de margaritas blancas y algunas astromelias de color amarillo, además de un fino follaje de un tono verde encendido. La señora acomodó el ramo y lo adornó con un lindo lazo rojo, entregándolo inmediatamente a Terry quién lo recibió muy emocionado, ¡le encantaba el contraste del amarillo, el blanco y el rojo! Pagó gustoso el precio y regresó al taxi.
-¿Desea que lo lleve a algún otro sitio, señor? – Preguntó el chofer.
Terrence asintió y dio al hombre la dirección de Noor. El vehículo volvió a ponerse en marcha para perderse en las transitadas avenidas de la ciudad. Terry miró el ramo de rosas y dejó escapar un hondo suspiro mientras su corazón latía con rapidez a causa de la emoción, ¡por fin volvería a ver a su chica!
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Noor dejó sus cosas en el piso de la sala, también se quitó los zapatos y se dejó caer sobre el sillón, ¡estaba muerta de cansancio! También tenía hambre, pero no se le apetecía cocinar, así que después de ducharse llamaría a un restaurante para que le llevaran la cena. Revisó su teléfono y leyó los mensajes de Rosemary, que le hacía saber que pasaría la noche en el departamento de George ya que mirarían algunas películas.
-¡Por supuesto! – Bufó Noor – Es su noche de sexo – Dijo y comenzó a reír - ¡Cómo si yo fuera una niña pequeña! – Murmuró mientras daba respuesta al mensaje de su hermana y le pedía que tuviera cuidado.
Noor se levantó de mala gana del sillón para abrir el refrigerador y husmear en su interior, deseando que Rosemary hubiera dejado la cena preparada. Para su desgracia no había nada ahí, sólo algo de fruta y los ingredientes necesarios para preparar la cena. Noor tomó una manzana, la lavó y comenzó a mordisquearla. Dejó la fruta en la encimera cuando escuchó que llamaban a la puerta.
La rubia estuvo dispuesta a no atender, de su parte no esperaba visitas y temía que se tratara de Gavin, sin embargo, de pronto recordó que esa mañana Terry le había llamado para decirle que le enviaría un regalo. Noor corrió presurosa a abrir la puerta para recibir el obsequio de su amado Terrence. La chica abrió y se quedó en una pieza al contemplar a la persona que se encontraba de pie en el umbral...
-¡Terry! – Gritó Noor y se arrojó a los brazos del hombre.
= = = = =
¡Sí! Vaya sorpresa que se ha llevado Noor. ¡Por fin están juntos otra vez! Terrence pasará con ella las fiestas decembrinas y seguramente lo pasarán muy bien. Creo que por el momento todo será felicidad. Saben muy bien que Wilma se trae algo entre manos y hará lo posible por separar a esta hermosa pareja.
¿Qué les pareció el capítulo? Espero que lo hayan disfrutado y no olviden dejar sus votos y comentarios, los aprecio mucho. ¡Gracias por su apoyo!
Maria Decapitated
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