PARTE 11 - SOMEONE YOU LIKE
Noor comenzó a sollozar y las lágrimas cayeron de sus ojos, aterrizando sobre sus manos y sus piernas. Ella volvió el rostro para que Terrence no la viera llorar y se acomodó en el asiento del copiloto. Deseó haberse negado a ir con él, pero no tenía otra alternativa, sus cosas estaban en la casa de Terrence y necesitaba recogerlas para poder regresar a Londres. No tenía ganas de hablar con él, ¿para qué? Ya se lo había dicho todo, ¡no tenía nada más que agregar! Ella era como una piedra en el zapato para Terrence, pero se preguntaba, ¿por qué la había invitado a su casa, si le ocasionaba tantas molestias?
Terrence miró a Noor de reojo, ella estaba acomodada en el asiento, tratando de darle la espalda para ocultar sus lágrimas. Él sabía que ella lloraba... ¡todo por culpa suya! Y saber eso le dolía porque había comenzado a sentir algo por ella, sin embargo, esos celos enfermos lo orillaron a tratarla como si fuera basura... y el único pedazo de basura era él.
Terry estacionó el auto frente a la casa, Noor bajó de inmediato de este y subió corriendo la escalera, deteniéndose en el umbral de la puerta. El hombre la siguió, cojeando y abrió la puerta para que la chica entrara en la casa. Woodstock saltó y comenzó a ladrar al ver a Noor, también le lamió las manos, meneando su rabo de manera efusiva.
-¡Hola, bonito! – Gimió la chica acariciando la cabeza del can - ¡Qué lindo eres!
Odín, por su parte, caminó lentamente hacia ella, mostrando su cola esponjosa que parecía un bastón, le dedicó una mirada de fastidio a su amo y se frotó contra las piernas de Noor, ronroneando con intensidad.
-¿También me extrañaste? – Preguntó Noor, levantándolo del piso y acunándolo en sus brazos – Yo también te extrañé, pequeño Odín.
-¿Quieres un té? – Preguntó Terrence cerrando la puerta y caminando rumbo a la cocina.
-¡No quiero nada! – Bufó Noor – Sólo acepté venir aquí porque tengo que recoger mis cosas.
-Voy a traerte un té de lavanda, te ayudará a calmarte un poco – Murmuró el hombre – Así podremos hablar y podrás escucharm...
-¡No voy a hablar contigo! – Rugió Noor – No quiero escucharte, no quiero verte... ¡ya escuché demasiado! Dijiste lo que tenías que decir y todo me quedó muy claro, ¡gracias! – Suspiró – Sólo soy una molestia y... ¡voy por mis cosas!
-¡No, no, no! – Exclamó Terrence tomándola del brazo y suspiró - ¡En verdad quiero hablar contigo! – Dijo mirándola a los ojos – Sólo siéntate y espera, ¿quieres?
-No, ¡no voy a escucharte!...
-Hagamos esto – Murmuró tratando de tranquilizarla – Hablaremos y me escucharás... ¡por favor! Añadió de inmediato al mirar la expresión de enfado en el rostro de la chica – Después de que te haya dicho todo lo que tengo que decir, ¡yo mismo te llevaré a Londres! ¿De acuerdo?
-¡Ash! – Exclamó Noor llena de molestia - ¡Haz lo que quieras! Al fin y al cabo, voy a tener que escuchar todas tus tonterías.
Terrence entró en la cocina y preparó el té. Minutos después se encontró con Noor en la sala. La chica estaba con Odín, mientras que Woodstock dormitaba a sus pies. El hombre dejó la charola sobre la mesa, sirvió las tazas y ofreció una a la joven, quién la tomó y bebió un sorbo. Él la imitó, después dejó su taza sobre la mesa y la miró fijamente a los ojos. Noor desvió su mirada, ¡no quería verlo! Tenía ganas de lanzarle el té al rostro y subir corriendo a la habitación para preparar su partida.
La joven dejó escapar un hondo suspiro, conteniendo sus ganas de golpearlo, se armó de valor y lo miró a los ojos. Los ojos de Terrence reflejaban tristeza, ¡esa infinita tristeza! No importaba si reía o estaba molesto, la tristeza no abandonaba su mirada y eso la desconcertaba. ¿Por qué estaba tan triste?
-Te escucho, Terrence – Exclamó la chica cruzando los brazos - ¡Habla de una vez, que Londres está lejos y quiero llegar esta misma noche!
Terrence volvió a suspirar y se rascó la barbilla. Su barba había comenzado a crecer de forma descuidad y tenía un aspecto salvaje y un fuerte color rojo como el fuego. Noor lo observó detenidamente, el cuello de Terrence estaba lleno de pelo, el cual se unía con los vellos de su pecho que escapaban por el viejo y raído cuello de su camiseta. Ella se mordió los labios al mirar los brazos fuertes y nervudos del hombre; sus tatuajes, sus manos anchas y grandes... ¡esas manos que habían recorrido todo su cuerpo! Recordar esos momentos tan eróticos la hizo estremecer y sus pezones se endurecieron inmediatamente... ¿qué rayos le pasaba?
-Yo... ¡lo siento mucho! – Dijo Terrence rompiendo el silencio – Sé que con esas simples palabras no voy a remediar el daño que te hice. ¡Fui muy cruel contigo!
-¡Claro que no lo vas a remediar! – Suspiró Noor levantando los brazos - ¡Me heriste, Terrence! – Gimió y se echó a llorar - ¿Qué te hice para que me trataras así? Hasta dónde yo sé, me porté bien contigo, te traté de la mejor manera posible... ¡incluso hice el amor contigo! – Dijo mientras volvía a llorar - ¿No significó nada para ti? ¿No soy ni siquiera tu amiga? – Preguntó - ¿O sólo fingiste aceptarme para meterte entre mis piernas? Y ahora que ya conseguiste lo que querías ¡me botas! Pero de la manera más vil y cruel...
-¡No, no! – Gritó el hombre - Esas no eran mis intenciones, ¡jamás me pasó por la mente! – Bufó – Yo sólo... ¡no sé que me pasó! ¡Te juro que lo siento! Yo... recibí una llamada que me molestó, estaba muy enojado y...
-¡Pero no tenías porqué desquitarte conmigo! – Gimió Noor – Me humillaste, me hiciste sentir mal, me ofendiste... ¡eso rompió mi corazón! – Dijo con un hilo de voz.
-Estoy muy arrepentido – Suspiró Terrence poniéndose de pie – Sé que hice mal... ¡lo hice mal! Lo eché a perder... Lo comprenderé si no quieres perdonarme, merezco que me hagas sufrir y que me mandes al demonio. ¡Sólo perdóname!
Noor no respondió, sólo lo observó detenidamente. Terrence parecía muy desesperado, andaba por la estancia de un lado a otro con las manos en la cabeza. ¡Pero la había herido! E iba a ser difícil para ella el perdonarlo.
-¡Dime algo! – Gritó Terry y se acercó a la chica para tomarla de las manos - ¡Al menos dime que me odias! Que me detestas y que no quieres volver a verme.
-¡No te odio, Terrence! – Suspiró Noor mirándolo con lágrimas en los ojos – Te lo dije en el puente, ¡que eres un monstruo! Y, no sé si esté bien pero... ¡te quiero! – Gimió – Sólo dime, ¿por qué te desquitaste conmigo?
-¡Por celos! – Gritó levantando las manos y alejándose inmediatamente de Noor – Porque soy un estúpido al dejar que los celos me controlen... me carcoman...
-¿Celos? – Preguntó Noor un poco confundida - ¿Celos de qué o de quién?
-¡De tu maldito novio! – Dijo Terrence dándose la vuelta para no verla a los ojos.
Noor permaneció un momento en silencio, tratando de asimilar lo que él acababa de decirle. ¿Terrence celoso de Gavin? ¡Debería ser al revés! Por un instante no supo si echarse a reír o permanecer completamente seria. No obstante... ¡Terrence estaba celoso! Y eso le daba a entender que él estaba sintiendo algo por ella, algo más que atracción física. Pero los celos no eran razón para que la hubiera tratado de esa manera tan cruel.
-¿Qué? – Preguntó el hombre dándose la vuelta y mirando a Noor, que sonreía abiertamente - ¡No es gracioso! Es algo estúpido y...
-Es irónico – Respondió la chica – Estoy aquí contigo, duermo en tu cama, te hago sonreír y ¡hasta publicas mis fotos en instagram! – Suspiró - ¡Yo te quiero! Y creo que no deberías sentir celos de Gavin... ¡él está en lo suyo! Y aunque me jure que soy todo para él, yo paso a segundo plano, ¡te aseguro que no volverá a llamarme! – Exclamó Noor y se puso de pie para acercarse al hombre – Eso no fue motivo para que hayas dicho esas cosas...
-¡Es cierto! – Dijo el hombre frotándose la cara – No debí decirte esas palabras horribles e hirientes... ¡los celos no debieron ser motivo! – Bufó – Ahora me odias, ¡lo eché todo a perder! – Gimió – Y no me gustaría perderte – Suspiró – No quiero que te vayas, quiero que te quedes el resto de tus vacaciones junto a mí, Noor – Murmuró mirándola a los ojos - Tal vez nunca sea tu héroe, ¡pero realmente me gustaría intentarlo! – Dijo y la tomó de las manos – Y sé, por la forma en que me miras que tu también quieres intentarlo. Tienes mucho que aprender de mí y quizá podamos empezar a hablar de nosotros en este mismo instante. Porque, honestamente, creo que puedo ser alguien que te guste.
-¡Ya me gustas! – Gritó Noor arrojándose a sus brazos - ¿O es que no lo entiendes? ¡Me gustas mucho! Cuando te vi por vez primera me imaginé toda una vida contigo, ¿puedes creerlo? Apenas te vi y ¡boom! Cupido tiró su flecha – Suspiró – Te perdono, Terrence...
-¡Gracias! – Sonrió el hombre interrumpiéndola – Creo que yo sentí algo parecido cuando te vi en la cafetería – Murmuró deslizando su mano por la espalda de Noor y besándola en la frente.
-Pero me alegra que hayas dicho que deseas que yo aprenda de ti, que te conozca y comprenda lo que pasa por tu cabeza – Añadió Noor apartándose de él – En verdad tengo muchas dudas, especialmente ahora que...
-¿Qué tipo de dudas? – Respondió Terrence – Usualmente no hago esto con las personas pero... ¡creo que puedes preguntar y yo te responderé!
-¿Qué? ¿Los mandas a todos al diablo? – Rió Noor un poco más tranquila – Pero creo que debe haber una razón para tu mal carácter – Exclamó la chica tomándolo de la mano y llevándolo hasta el sillón – Espero no lo tomes a mal pero me gustaría preguntarte, ¿por qué siempre estás triste? ¿Por qué parece que estuvieras furioso con el mundo entero? ¿Por qué te tragas el dolor y permites que este te consuma lentamente? – Suspiró - ¿Por qué sufres, Terrence? ¿Qué fue lo que te pasó para que estés siempre así? Con el ceño fruncido y con esos cambios en tu actitud. Porque parece que disfrutas de herir a lo demás, sin embargo, te arrepientes de ello...
-No creas que siempre pido disculpas...
-¡Como sea! – Suspiró Noor – Si quieres que me quede, ¡vas a responder a todas mis preguntas! – Exclamó mientras se acercaba a él y le besaba la nariz – Esa es mi condición y creo que usted, señor Worsley, no está en posición de negarse.
-Está bien – Murmuró el hombre esbozando una breve sonrisa - Voy a tratar de explicarte ya que me cuesta un poco de trabajo externar mis sentimientos, pero sobre todo, hablar de mi pasado que fue muy cruel.
-¡Soy toda oídos! – Dijo la chica entrelazando los dedos con los de Terrence – Adelante, quiero escucharte.
Terrence tragó grueso antes de exhalar profundamente, pasó su mano por su barbilla, peinando un poco su barba descuidada. Miró a Noor a los ojos y apretó un poco sus manos para comenzar a hablar.
-¿Has visto todos los reconocimientos empotrados en la pared del pasillo de la cocina? – Preguntó Terrence y Noor asintió.
-Eres o fuiste un militar – Exclamó ella con una sonrisa.
"Efectivamente, desde temprana edad mostré interés en la vida militar. Mi abuelo había formado parte de la RAE, siendo piloto y peleando en la Segunda Guerra Mundial. De pequeño, yo escuchaba atento los relatos de mi abuelo e imaginaba que yo también me convertiría en un soldado valiente y que lucharía en alguna guerra, salvando personas y convirtiéndose en un héroe como el abuelo Louis. Al terminar mi educación básica, decidí continuar mi formación académica en una escuela militar y me enlisté en la marina. Me gradué con honores del colegio militar, obteniendo un título de Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica."
-Pero no ejerces ¿o sí? – Exclamó Noor cada vez más interesada.
-A veces – Sonrió él encogiéndose de hombros – En muy raras ocasiones... - Suspiró y prosiguió su narrativa.
"Continué mi carrera en el ejército, era un gran elemento y recibí el grado de Sargento, con ese título, participé en diferentes misiones mínimas, pero no por ello de baja importancia, especialmente en el Medio Oriente. Y gracias a esos actos de valor y de extraordinario mérito en el desarrollo de las operaciones bélicas, recibí el grado de Coronel, algo inusual debido a mi corta edad. No obstante, ¡yo estaba orgulloso de todos esos logros! y a partir de ahí, mi vida cambió de manera drástica.
Me mandaron a una base militar en Siria, comandando una legión de salvamento y prestando ayuda a los civiles afectados por el conflicto bélico en ese país. Un grupo de fuerzas radicales había tomado un edificio utilizado como hospital, el lugar estaba lleno de ancianos, mujeres, niños y hombres heridos. Solamente servían como guardias un pequeño grupo de militares, precisamente comandado por mi segundo al mando, mi mejor amigo y cuñado; Walter Cox. ¡Él y yo éramos inseparables! Estudiamos juntos y nos enlistamos juntos en el ejército.
Ese grupo vigilaba la seguridad de los voluntarios, enfermeros y doctores de la Cruz Roja, enviados por las Naciones Unidas para auxiliar a los civiles y soldados heridos en Siria. Desgraciadamente, ese grupo armado quería apropiarse del sitio para utilizarlo como refugio, sometiendo rápidamente a la gente que se encontraba dentro de él. Nuestro pequeño grupo de militares fue sometido rápidamente por los terroristas, quienes no dudaron en tomar rehenes para obligar a la base Inglesa a retirar sus tropas del lugar.
Como yo estaba a cargo, tracé un plan donde debíamos ser veloces y sigilosos para rescatar a todas esas personas, especialmente a mis compañeros militares... y a Walter, quién significaba todo para mí. Era más que un amigo, un hermano, la mejor compañía que se puede desear y... ¡es el esposo de mi hermana menor! El padre de mis sobrinos. Yo no podía darme el lujo de permitir que mi hermana Charlotte y Louis, que en ese entonces era un pequeño bebé, quedaran desamparados. Debíamos darnos prisa en completar esa misión, la cual, forzosamente, necesitaba resultar exitosa.
No hubo complicaciones mayúsculas para lograr entrar en el edificio y rescatar a los civiles y miembros de la Cruz Roja. Pensábamos que todo iba a ser muy fácil... Lo difícil comenzó cuando intentamos rescatar a nuestros compañeros. El grupo radical opuso resistencia y amenazaron con asesinarlos a todos si no nos largábamos de ese sitio a la brevedad y los dejábamos en paz. ¡Yo no quise desistir! Los mandé a la mierda y continuamos con la misión. Era mí deber rescatarlos a todos y llevarlos de regreso a Londres, sanos y a salvo.
Como pudimos, logramos rescatar a nuestros compañeros que habían sido tomados como rehenes, exterminando al grupo radical. Para nuestra desgracia, no contábamos que dentro del mismo edificio, un grupo aún mayor se encontraba escondido en el sótano del lugar. Ellos salieron, dispuestos a terminar con todos y desafortunadamente, la situación dio un penoso giro, yo terminé como rehén, junto a Walter y una veintena de compañeros.
Vivimos un infierno durante nuestro cautiverio, fuimos torturados, recibíamos tanto castigos físicos como psicológicos, además de que fuimos testigos de varios asesinatos de compañeros nuestros y otras personas que esos terroristas llamaban traidores..."
-¡Dios santo! – Gimió Noor llevándose las manos al rostro, horrorizada ante lo que Terrence acababa de revelarle – Debió haber sido algo horrible, ¿cómo puede existir gente tan cruel?
Terrence asintió, cerró los ojos y prosiguió su narración.
"El tiempo se nos agotaba, poco a poco, nuestro grupo, antes numeroso, se reducía considerablemente y los refuerzos parecían no llegar nunca. Nuestros verdugos enviaron un ultimátum a la base, o se largaban de su territorio y los dejaban en paz o nosotros moriríamos y lanzarían varios misiles a la ciudad más cercana y a nuestra base, dispuestos a terminar con todo.
Por fortuna, un nuevo grupo de rescate, compuesto por soldados norteamericanos e Ingleses, lograron frenar los planes del grupo armado y así rescatarnos. Salimos de ahí, pero Walter tenía dos costillas rotas y apenas podía seguir la marcha de los demás hasta los vehículos que nos transportarían de regreso a la base. ¡No podía dejarlo así! Sólo lo acomodé sobre mi espalda para poder continuar mi camino. Yo me tambaleaba, estaba débil y muy lastimado, y poco a poco me quedé a la zaga. Entonces se abrió fuego contra nosotros. Yo corría como podía entre el fuego cruzado, mientras que algunos americanos nos cubrían la espalda.
Walter me suplicó que lo dejara a mitad del camino, que él seguiría como pudiera y con lágrimas en los ojos me pidió que cuidara muy bien de Charlotte y de Louis. ¡Me negué rotundamente a abandonarlo! No me importó arriesgar mi propia vida, si moriríamos, moriríamos juntos. Estaba a punto de llegar a la zona segura, cuando caí al piso ya que una bala me hirió en la rodilla derecha. No pude levantarme y Walter ahora fue quién se negó a abandonarme, con la única arma que nos quedaba, nos defendimos como pudimos hasta que finalmente regresaron por nosotros y nos trasladaron a la base de los americanos.
La herida de mi rodilla fue grave, algunos médicos pensaban que lo mejor que podían hacer era amputar. Sin embargo, mi pierna pudo ser salvada luego de una serie de cirugías para reconstruir la rodilla. Recibí terapia para volver a caminar y no me importa cojear de vez en cuando a la hora de caminar. ¡Estoy vivo!
Por desgracia, mi mente quedó muy afectada, padecí de estrés post traumático y no volví a ser el mismo de antaño. Tenía miedo, era inseguro y sufría constantemente de pesadillas que alteraban mi realidad, teniendo problemas de control de ira. Fui dado de baja del ejército, junto a varios de los sobrevivientes, entre ellos, Walter.
Recibí terapia psicológica por varios meses, poco a poco traté de salir adelante, pensando positivamente y cuando sentí que la vida me sonreía, la desgracia volvió a hacerse presente en mi vida.
Durante años, mi padre padeció diabetes y la enfermedad se complicó debido a los acontecimientos que te mencioné. Tuvo una falla renal y murió poco tiempo después. La muerte de mi padre afectó demasiado a mi mamá, junto con todos los sucesos y en pocos meses ella se consumió de tristeza y murió. Eso terminó por afectarme aún más, mi vida perdió sentido, se convirtió en algo gris y triste. Incluso traté de quitarme la vida en más de una ocasión.
Gracias a la intervención de Lottie, regresé a las terapias, mi psicólogo y psiquiatra me recomendaron una terapia ocupacional, algo que me ayudara a olvidar me mantuviera la mente ocupada en otros asuntos. Así tuve una nueva oportunidad y decidí explorar mi talento oculto, la escritura, combinándolo con otra de mis pasiones, el cine. De esta forma estudié una carrera como director de cine y guionista, para dejar a un lado mis traumas y tristezas.
Tuve una racha de buena fortuna, mi carrera como director y guionista rindió frutos rápidamente, avanzando a paso agigantados. En poco tiempo conseguí el éxito deseado; gracias a que hice caso omiso a los consejos de mi psiquiatra y escribí un guión basado en mi experiencia como militar. Lo ofrecí a varias cadenas de televisión, hasta que la BBC lo llevó a la pantalla como una miniserie de ocho episodios, lo que me otorgó prestigio como guionista. Dirigí y escribí un par de películas independientes que recibieron buenas críticas y me hicieron sentir orgulloso de mí mismo.
Pero eso no ayudó a mi carácter, me amargué de cualquier manera. Detesto los diminutivos, las muestras de afecto como los abrazos y los besos. Prefiero pasar el tiempo encerrado que convivir con mi hermana, mi cuñado y mis sobrinos. Perdí a muchos amigos por culpa de mi mal carácter, los lastimé con mis desplantes y por ello mucha gente me dio la espalda... ¡yo tenía una novia! Pero no pudo soportar mis traumas y ¿quién puede culparla? Así que me dejó y se fue con otro tipo. En ocasiones reflexiono y pienso que hizo muy bien en dejarme, ¡no lo sé! Después conocí a Wilma que me comprendió a medias y me dio mi espacio. En ese momento creí que lo mejor sería cambiar y ser un poco más expresivo. Pero me di cuenta que Wilma no estaba interesada en una relación formal, ella sólo estaba ocupada en sus cosas, su propia vida y lo único que buscaba en mí era sexo fácil. No me molestó, ni me molesta su postura, ella es libre de hacer lo que le venga en gana. Yo sólo trato de enfocarme en mi persona y en salir adelante. Me alejo de los demás para no hacerlos sentir mal o herirlos con mi actitud. Llegué a pensar que todo estaba bien, que mi vida no podía ser mejor y que ahora lo tenía todo, así que lo mejor era conformarse y sobrevivir... ¡hasta que llegaste tú!"
Noor miró a Terrence, la chica estaba deshecha en lágrimas, la historia de Terry era muy triste y desgarradora. La maldad del hombre podría ser exagerada y le dolía en lo más profundo de su corazón que él también fue víctima de esa maldad, ahora comprendía el porqué de su actitud y de esa tristeza infinita. Noor tomó el rostro del hombre entre sus manos y lo acarició suavemente.
-Después de todo, fue mi elección, ¿no? – Murmuró él mientras lanzaba un hondo suspiro – Digamos que inconscientemente me lo busque...
-¡No digas eso, Terry! – Exclamó Noor abrazándolo con fuerza – Tú no tuviste la culpa, al contrario... ¡eres un héroe!
-Podré ser todo menos un héroe – Respondió el hombre besando la frente de Noor.
-¡Por supuesto que lo eres! – Protestó la chica apartándose y frunciendo el ceño – Arriesgaste tu propia vida y estuviste a punto de sacrificarte para salvar a tus compañeros, ¡a tú cuñado! Y a otras personas, ¡vales mucho, Terrence! – Murmuró mientras comenzaba a llenar de besos el rostro del hombre – Las personas no pueden imaginar que detrás de ese viejo gruñón se esconde un hombre valiente y de gran corazón.
-Eso es lo que menos me importa – Exclamó encogiéndose de hombros – No se le puede dar gusto a los demás... Y en verdad te agradezco por haberme escuchado y, por supuesto, por perdonarme. ¡No volverá a repetirse! – Murmuró poniéndose de pie - ¿Quieres que te lleve a Londres? Aún es temprano y estaremos en la ciudad a buena hora...
-¿Estás echándome? – Respondió Noor con tristeza – Me habías dicho que deseabas que me quedara.... – Bufó y negó con la cabeza - ¡Yo quiero quedarme contigo!
-Y yo quiero que te quedes conmigo – Sonrió el chico tendiéndole la mano – Estaremos hasta el fin de semana en la casa Worsley y el lunes por la mañana regresaremos a Londres... ¡tenemos que ir a ese concierto!
-¡Por supuesto! – gritó Noor arrojándose a sus brazos y rodeando la cintura de Terrence con sus piernas – Me había olvidado del concierto de Dermot.
-Debemos ir, pero antes, quiero que me acompañes unos días a Escocia, ¿lo harás? – Preguntó el hombre deslizando sus manos hasta el trasero de Noor y apretándole las nalgas – Por cierto, ¿quieres ir a la feria?
Noor asintió y se aferró a su cuello, inclinando la cabeza para unir su frente a la de Terrence. Él buscó sus labios y la besó con intensidad, se sentía mejor después de abrir su corazón y de que ella lo hubiera perdonado. No iba a volver a molestarse... no si no existía un motivo, aunque trataría de no hacerse ilusiones, todo era pasajero y muy pronto esa ilusión llegaría a su fin, así que sólo debía disfrutar el momento y mantener la cabeza fría. ¡Nada de enamorarse!
= = = = =
-¡Este pay de carne y riñones está delicioso! – Exclamó Noor con la boca llena de comida – En las ferias de Estados Unidos no comemos estas delicias, siempre es lo mismo, hot dogs, banderillas, hamburguesas, patatas fritas o mantecado. Pero nada de pasteles rellenos de carne.
Terrence se rió y tomó su servilleta para limpiar la boca de Noor que tenía migas de pan y un poco de jugo de carne. La chica se echó a reír y dio un nuevo mordisco a su pay, mientras masticaba ruidosamente.
-¿Cuándo terminé mi pastel me puedo subir al carrusel? – Preguntó haciendo un puchero.
-¡A dónde tú quieras mi hermosa rubiecita! – Sonrió el hombre y posó su brazo alrededor de su cintura al momento que besaba su mejilla - ¿Te estás divirtiendo? Porque yo sí, como nunca. – suspiró Terrence – Hacía mucho tiempo que no ponía un pie en la feria, ¡no sé cuánto años han pasado! Tal vez quince, ha sido tanto tiempo.
-¡Ya estás viejo! – se río Noor y Terry se unió a su risa – He terminado mi pie, ¡vamos a los caballitos! – exclamó la rubia - ¡Quiero ir! ¡Quiero ir! – dijo la chica con voz infantil y tomándolo de la mano para que la siguiera.
-¡Te pareces a mis sobrinos! – exclamó el hombre y lanzó otra carcajada – Te comportas como ellos cuando quieren algo y lo consiguen porque desquician a sus padres.
-Entonces voy a desquiciarte a ti para conseguir lo que yo quiera – dijo Noor y lo besó en los labios.
-¡Yo no soy tan blando como ellos! – respondió Terrence con seriedad – Va a costarte un poco de trabajo convencerme.
-¡No lo sé! – se río Noor – Quizá no tanto – dijo y le entregó su bolsa de dulces al llegar al carrusel – Cuida de mis dulces, ¡no te los comas! – exclamó con una sonrisa - ¿Seguro que no quieres venir y hacerme compañía?
-No, gracias. – respondió Terrence – Con tantas vueltas voy a marearme y echaré a fuera todo el pastel de carne, ¡eso no sería agradable!
-¡Cómo quieras! – río la joven y subió al carrusel montándose en un enorme caballo color de rosa mientras gritaba emocionada.
Terrence sonrió al verla tan feliz, esa chica tenía un aire inocente y a él lo estaba volviendo loco de amor. ¡Noor era una muchacha muy divertida y expresiva! Tenía que capturar ese momento y preparó su teléfono para tomar algunas fotografías y un video de Noor sobre el caballito del carrusel. Comportaría ese hermoso momento con sus seguidores de Instagram. Terry rara vez hacía algo así, mostrar un poco de su vida íntima a través de las redes sociales pero esta vez valía la pena.
= = = = =
Finalmente Noor ha conocido la trágica historia de Terrence y se ha conmovido con ella, así que decidió perdonarlo y continuar con la amistad, que ¡bueno! No es sólo una amistad, va más allá de ello.
Terrence es inseguro, ya lo pudimos ver y en su intento por no herir a los que lo rodean, termina por hacerlo con su actitud. Ya vieron lo que pasó con Noor.
Afortunadamente él le abrió su corazón y le hizo saber sus motivos para actuar como un monstruo. ¡Y ella lo comprendió! Que es lo importante.
¿Qué les pareció este capítulo? Déjenme sus comentarios y, gracias por su apoyo a esta historia.
Maria Decapitated
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro