Al fin sonó el timbre, y la clase se daba por terminada, y eso hubiese sido bueno si no tuviésemos gimnasia con los del Westrige.

— ¿Estás lista?— pregunté a Noelia mientras me ataba los cordones sin mirarla.

— La verdad, no, pero si te digo que si estaré más tranquila— explicó encogiéndose de hombros, reí por su comentario y me puse de pie.

— No te preocupes, hemos ganado más veces, esto será fácil— dijo Finn uniéndose a la conversación.

Salimos del aula para llegar al patio de atrás, como no, los del Westrige ya estaban, les gusta ser "puntuales", pero eso no es ser puntual, es llegar pronto.

El entrenador silbó con el silbato haciendo que todos nos callásemos para que él pudiese hablar.

— Alumnos, vamos a empezar por dar dos vueltas a este patio, después haremos dos equipos, obviamente los haré yo, órdenes del director de Westrige, y jugaréis al balón prisionero, quien no sepa lo que es, que se lo pregunte al de al lado.— concluyó volviendo a silbar.

Miré a Jaeden.
— ¿Nos separan?— pregunté, aún me parecía más absurdo dicho en coz alta, ya compartimos espacio físico, no hace falta que nos hagamos amigos.

— Estúpido ¿Verdad?— preguntó el castaño haciendo una mueca— tal vez nos toque juntos— ahora hablaba a Finn, Noelia, Jack, Gaten, Caleb y Sadie.

— Puede ser, pero conociendo al entrenador, lo más probable es que lo eche a suertes— explicó Noelia mirando a los del Westrige.

Comencé a correr para que no nos regañasen, y junto a mi los demás.

En otras cosas no, pero en gimnasia, los del Chester's Mill éramos tres mil veces mejores que los del Westrige.

Terminamos las dos vueltas y me apoyé en una pared para recuperar el aliento, Noelia se sentó al lado echando su cabeza hacia atrás agotada.

— Bien, acercaos, tomad estos papeles, cada uno tiene un color, rojo y azul, los cogeréis sin mirar— explicó el entrenador alzando mucho la voz, el no hablaba, el gritaba.