Un mensaje de José el martes en la mañana me informa que por fin llegaron a Detroit. Dios, seguro ha sido muy cansado.

No voy a enviarle mensaje a Christian, creo que debería dejarlo dormir, descansar o visitar a su familia, lo que desee hacer. Estoy segura que él me contactará cuando tenga la oportunidad.

Hoy es noche de chicas y requiero la ayuda de Travis y de mi hermana, así no me sentiré tan sola. Cerca de la hora de la comida, me decido por ordenar una pizza de pepperoni.

Vuelvo a mi vieja costumbre de comer en la barra de la cocina, con la televisión encendida en algún canal de música para que haga ruido y con el móvil a mi lado. Una notificación de mensaje lo hace vibrar.

— ¡Por fin! – Lo tomo para revisarlo.

*¡Hola fiera! Detroit parece divertido, creo que podría venir más seguido*

*¿Y qué estás haciendo?*

*Vamos llegando al estudio donde los citaron... Mira* – y me envía una foto adjunta.

Veo la expresión divertida de Christian y sonrío, jodido arcoiris, pero algo más llama mi atención. Una mujer con uñas color rojo junto a él.

— ¡¿Quién mierdas es esa?!

*José, ¿quién más está con ustedes?*

* ¿A qué te refieres? *

* A la mujer de las uñas rojas *

* Ahh, si, la foto... Es una amiga de Christian *

— Christian idiota, seguro es la vieja esa... – grito furiosa – ¿Cómo puede ser posible que ya esté ahí? ¡Acaban de llegar a Detroit!

* Tengo al lado a Christian, ¿quieres que le diga que te llame? *

* No, estoy ocupada. Tengo que ir al bar, nos vemos *

No recibo contestación, así que voy por mis cosas para ir a abrir y llegando me encuentro a Kate.

— Llegaste temprano – le digo.

— ¿Qué quieres que haga yo sola? encerrada en ese departamento – hace un gesto dramático.

— Estudiar hermanita, a eso vas a la escuela, además no estás sola – la regaño.

— Tania salió a algún lado a una cita y me abandonó. ¡Estoy sola!

— Por Dios, Kate. No me digas que no has llamado a Elliot porque te conozco.

— Si, lo llamé hace un rato, ¡y luego le mandé mensajes que no contestó!

— ¡Están ocupados! Él te llamará cuando tenga oportunidad, deja de asfixiarlo.

— ¿Christian te llamó? ¿Por eso estás tan tranquila?

— No, y en este momento no quiero hablar con él.

— ¿Por qué no? – chilla – ¡Pues Elliot debe contestar mis mensajes! Agh, voy a marcar de nuevo.

Kate vuelve a gritar antes de tomar su teléfono y alejarse. Travis ya está detrás de la barra limpiando, luego sonríe.

— ¿No la está evitando, verdad? – pregunta.

— Dios, espero que no.

— Tú te ves más tranquila – me señala.

— Estoy furiosa, pero soy buena mintiendo.

Travis se ríe de nuevo y voy a mi oficina a buscar galletas o chocolates, lo que sea que me quite este jodido mal humor.

Poco a poco las mesas se ocupan y empiezo a creer que una de las razones de las chicas para venir tiene que ver con los chicos de la banda. Ni siquiera la chica Leila y sus amigas vinieron.

Cuando volteo hacia la barra, Kate le habla a Travis con insistencia, y ya que el bar está más calmado que de costumbre me acerco a ellos.

— Llámalo – dice mi hermana.

— Deberías llamarlo tú – se queja Travis.

— Pero no contesta mis llamadas – gruñe Kate – que los llame Ana.

— No, a mi no me metas en tus asuntos – le advierto.

— Tengo una idea – ella sonríe – llama a Luke.

— ¿Por qué?

— Dijiste que no quieres hablar con Christian, entonces llama a Luke.

— ¡No!

Kate se aleja de nuevo, furiosa y agitando el móvil. Va entre las mesas tomando pedidos y sacando el teléfono del bolsillo casa pocos segundos.

Después de un rato, ella sonríe nerviosa, lo cual me confunde. ¿Hablo con Elliot? ¿Por qué no está alegre?

— ¿Hablaste con Elliot? – pregunto para salir de dudas.

— No, pero hablé con José – mira a los lados antes de mirarme a mi – José quiere saber si estás bien.

— Estoy bien – digo con la ceja arqueada.

— Okey – dice con una pequeña sonrisa.

Mi móvil comienza a vibrar en mi bolsillo y lo saco para verlo. Una llamada de Christian, luego otra, y otra más. Sé que mi hermana se muere de curiosidad, pero no dice nada.

Pongo de nuevo el móvil en el bolsillo, pero ahora es el de Kate el que suena. Ella sonríe mucho y contesta inmediatamente la llamada.

— ¡Elliot! – grita emocionada – ahh, eres tú Christian. ¿Qué quieres?

Ella me mira y yo niego con la cabeza. José chismoso. Puedo imaginarme lo que le habrá dicho, que estoy celosa y muy molesta. Y la verdad es que... Si.

— ¿Ana? No está aquí – balbucea Kate – Bueno, si está aquí, pero no conmigo sino allá en su oficina. ¿Le digo qué? ¿Que te llame? Bien, yo paso tu mensaje.

Hago una mueca de disgusto mientras Kate termina la llamada con Christian. Guarda el móvil y me mira de esa forma en la que quiere que le cuente santo y seña de mi vida.

— ¿Qué rayos paso para que no quieras hablar con él? ¡Antes de irse se amaban!

— No nos amamos, tonta – le gruño – y esto es lo que pasó.

Saco mi teléfono con otro par de llamadas perdidas de Christian y le enseño la foto. Su vista viaja inmediatamente a la mano junto a él en el asiento trasero.

— ¡Maldito infiel! – chilla Kate – ¿Quién es? ¿hay más chicas ahí? ¿Elliot está con alguien?

— No lo sé, no he contestado sus llamadas para preguntarle.

— ¡Voy a llamar a Elliot, a José y a Christian si es necesario! ¡Me van a escuchar!

— ¿No crees que exagero? – intento confiar en su sentido común.

— Si, por supuesto que lo haces. Pero eso es lo que hacemos las novias.

Cuando estoy de regreso en mi departamento, omito el tazón de cereal y me sirvo solo una taza de café. Decido no ver la serie de los jodidos abogados, llendo directo a ponerme la pijama para ir a acostarme.

Mi móvil vibra desde la encimera donde lo dejé para tomar la taza, así que me levanto para traerlo a mi buró. Reviso el mensaje de audio que me envía Christian.

(...) 'Cause it's you and me
And all of the people
with nothing to do
Nothing to lose
And it's you and me
And all the other people
And I don't know why
I can't keep my eyes off of you... (...)

Canción en Multimedia:
Lifehouse – You And Me