Regreso a la barra después de comer mis deliciosas galletas de fresa. Puedo ver lo exhausto que está José aunque mantenga siempre una sonrisa.

— Necesitamos otro bartender además de ti. ¿Tu amigo Travis aún está interesado?

— Le preguntaré – dice serio –  ¿intentas deshacerte de mi?

— Claro que no tonto, ¿de quién me burlaría después?

Sé que la banda sigue tocando porque escucho la voz de Ethan sobre alguna canción de Starsailor. Sigo entregando tarros de cerveza y cobrando cuando escucho una voz llamarme.

— ¡Ana! ¡Ana!

— ¿Qué? – le gruño a Kate, parada junto a mí.

— Preguntan por tí de aquel lado de la barra – señala algún punto.

— ¿Quién?

— Ve a ver.

— Estoy ocupada – me hace una mueca – ¡bien! Ya voy.

Rodeo la barra y me acerco al punto que mi hermana señaló. En los banquillos se ubican muchos chicos con camisetas de fraternidad y beben en tarros.

— ¡Ana!

Volteo rápido para verlo, Zachary Campos, compañero de Kate de la universidad. Ha estado molestándome con la idea de que está enamorado de mi a pesar de que nunca hemos salido realmente.

— ¡Campos!

— ¡Annie!

Me acerco a él para estrechar su mano, pero me estira y me abraza sin darme oportunidad de meter las manos.

— Hace mucho que no vienes.

— ¿Me extrañaste? Estuve algo ocupado con los proyectos de fin de curso.

— Oh, bueno, me alegra verte. Avísame si necesitas algo.

— Espera Ana, quédate un rato, toma una cerveza conmigo.

— Yo... – balbuceo – Aún es temprano y estoy trabajando.

— ¡Eres la dueña! Seguro Katie y todos los demás pueden hacerse cargo un rato... Anda, di que sí.

Lo pienso por un instante. Hace mucho que no bebo en el bar y tomarme algo con un amigo no es una mala idea.

— Bien, pero yo quiero tequila – le hago una seña a José para que se acerque – Abre una cuenta para mí.

— ¿Vas a tomar? – pregunta sorprendido.

— Si, estás a cargo.

Lanzo el trapo que llevo sobre el hombro y la libreta del bolsillo detrás de la barra. Zack le dice algo al chico que está sentado en la silla junto a él y el chico se aleja.

Me siento en la silla esperando a que José traiga mi shot y la botella de Zack. Chocamos vasos y ambos bebemos, por supuesto yo acabo mi bebida de un trago. Sé que la banda está tomando su último descanso cuando escucho una voz muy conocida.

— Amor, ¿qué haces? – me mira con el ceño fruncido.

— Bebiendo – levanto otro shot para que lo vea.

— ¿Por qué?

— Porque tengo ganas de beber.

— ¿Tú quién eres? – pregunta Zack.

— Vivo con ella – suelta Christian.

Zack casi escupe su trago de cerveza sobre mi por la sorpresa. Para evitar la confrontación, me levanto de mi silla y le pido a José otro shot.

— Ven, tomate un trago y relájate – lo empujo a mi silla.

— No quiero, aún tengo que tocar.

—Amigo, si no vas a beber, lárgate – dice Zack.

Mi sombra está a punto de levantarse de la silla cuando empujo el vasito de tequila sobre sus labios, haciéndolo beber. Le hago otra seña a José para que me sirva otros dos.

— No discutas, bebe tequila conmigo – le señalo los vasos llenos.

Christian pasa sus brazos por mi cintura para atraerme hacia él (y apartarme de Zack). Sigue sentado en mi silla, así que me deslizo entre sus piernas para hacerle beber el siguiente trago.

Dos tragos más y me siento relajada y divertida. Christian ya no está peleando con Zack, pero aún me sostiene por la cintura mientras yo manoteo explicándole no sé qué a mí amigo.

Empiezo a reírme de algo que dijo Zack y lo próximo que sé es que estoy dándole otro trago a Christian y besándolo frente a todos.

Elliot y Luke están tomando unas cervezas junto a la barra, pero cuando terminan le hacen una seña a Christian para que regrese con ellos al escenario.

— Ya vuelvo – me besa – Deja de tomar.

— No – me río – Tienes las orejas rojas.

Pongo mis manos en sus orejas y sonrío. Culpo al alcohol por hacerme reír de casi cualquier cosa, incluidas las orejas rojas de Christian.

Luego él camina con lentitud hacia el escenario y casi tropieza, haciéndome reír de nuevo. Kate y Ethan me miran y niegan con la cabeza, molestos.

— ¡Aburridos! – les grito.

— Te dije que sería divertido – dice Zack antes de terminar su cerveza.

— ¡Tienes razón! – levanto los brazos con emoción – ¡Esto es súper súper divertido!

— ¿Aún aguantas otra ronda?

— ¡Por supuesto! Puedo tomar mucho... Telica... Taquila... ¡Tequila!

— No lo creo – se ríe con los ojos brillosos por el alcohol – ¡Bebes como nena!

— ¡Oye! ¡Idiota! – le jalo un mechón de su cabello negro – He estado tomando tequila y tú cerveza light, ¡¿quién es la nena aquí?!

— ¡Ouch! – se ríen los chicos junto a nosotros en la barra. Le lanzan silbidos de burla.

— ¡Una competencia! ¡El primero en beber un tarro lleno de cerveza gana!

— ¡Hecho! – lo señalo – ¡José! ¡Trae dos tarros!

Después de eso, la poca atención y memoria que me quedaba se fué al carajo.

Lo siguiente de lo que soy consciente es de un horrible dolor de cabeza. ¡Mierda! No debí combinar tequila con cerveza, tengo una resaca que me hace querer arrancarme la cabeza.

Abro los ojos y los vuelvo a cerrar porque la luz que entra por las persianas me molesta, pero necesito un par de aspirinas.

Me siento en la cama y empujo las cobijas para levantarme, pero un escalofrío me recorre la espalda. Bajo la mirada para ver la piel de mis muslos erizada y sensible.

— ¡Oh no! ¡No, no, no, no, no, no! ¡No!

Mierda. ¡Mierda! Estoy desnuda. Con pánico, volteo a mi lado, a la figura que descansa boca abajo.

— Dios, por favor, por favor... – susurro.

Christian suspira pero sigue durmiendo. Levanto las cobijas un poco para descubrir que él también está desnudo.

— ¿Qué hice? ¡¿Qué hice?!

Me deslizo con cuidado de no despertarlo y recojo mi ropa que hace un camino desde el sofá hasta la cama. Mi sostén y su camisa están aún en el piso de la sala.

Con la mayor rapidez posible me visto y salgo del departamento con los tenis y el móvil en la mano. Necesito aire fresco.

Canción en Multimedia:
Maroon 5 – This Love