Después de la comida, aún insisten con el tema de la película.

— Mierda, ahora tengo sueño – José se soba la panza.

— No te duermas, pon la película – ordena mi hermana.

— Si, algo de fantasmas y gente muerta – sugiere Luke.

Termino de recoger los platos y vasos de la encimera para lavarlos mientras eligen la película. Kate, Elliot y José están en el sofá grande, Ethan acostado en el otro y Luke sentado en el sillón frente a él.

— Ana, ya va a empezar la película – me llama Luke.

— Ya voy.

Regreso a la sala y rodeo el sofá para sentarme sobre José, pero Christian toma mi mano y me jala al suelo junto a él.

— ¿Qué película es? – pregunto.

— La monja – me dice José.

— Mierda.

— ¿Qué? ¿No te gustan las películas de miedo? – arquea la ceja Ethan.

— Es una grandísima miedosa – se burla José.

— ¡Oye! Vivo sola, no necesito llenarme la cabeza de fantasmas y almas en pena – me justifico.

— Pensé que yo vivía contigo – mi intruso frunce el ceño – no vives sola.

— Me refiero a antes de que invadieras mi espacio personal.

— Ahh – mira de nuevo hacia la tele.

— ¿Y por qué no tienes una mascota? – pregunta Ethan.

— Tengo a José – me burlo.

— Tranquila fiera – se ríen – no se alimenta ni ella misma, no me imagino un pobre cachorro en ese infierno.

Todos se ríen de lo que dice el idiota de José... mierda, si soy descuidada pero no tanto. Christian ríe divertido sentado a mi lado, se pasa una mano por el cabello tratando de calmarse.

— Seguro puedo darle al perro un tazón de cereal – digo como si nada.

Todos se ríen de nuevo, sobre todo el intruso, que se pasa las manos por la cara. Se acaban los anuncios previos a la película y ésta comienza.

Christian pasa su brazo por mis hombros haciéndome apoyar mi cabeza en su pecho y cierro los ojos disfrutando la comodidad.

— ¿Ana? ¡Ana! – mi hermana me grita.

Levanto la cabeza de golpe para mirar la pantalla, pero solo veo los créditos finales, mierda, me quedé dormida.

Mis manos están apoyadas en el pecho de Christian mientras él me abraza por la cintura para no dejarme caer.

— Gracias – me sonrojo – ya puedes soltarme.

— Si no hay más remedio – me da un beso corto en los labios.

— Venga, déjame ayudarte.

Luke se levanta del sofá y se planta frente a nosotros, estirando sus manos hacia mi para que las tome.

Levanto mis brazos para tomar sus manos, pero Luke no me estira. Los brazos de Christian aún me aferran por la cintura.

— ¡Suéltala ya! – le gruñe.

— Christian – lo regaño porque los demás voltean a vernos.

— Anda hermano – ríe Elliot – nadie te quita a tu chica.

Ruedo los ojos, de haberlo hecho yo misma, ya estaríamos caminando hacia el bar. Christian gruñe algo que no comprendo y me suelta.

— Gracias Chris – Luke lo mira y le guiña un ojo.

— Bien, ¡es hora de irnos! – se levanta José del sofá y yo lo sigo aún adormilada.

— Nosotros tenemos que ir antes, ustedes pueden quedarse un rato más – les digo.

— ¿Segura? – dice Christian

— Si, falta mucho para que ustedes toquen. Quédense un rato más.

José, Kate y yo salimos del edificio para caminar hasta el bar. Acomodamos las botellas de la barra y las mesas. No es mucho, pero el bar ha estado tan lleno estas noches que la limpieza es más detallada.

— Necesitamos más personal – dice José serio.

— Lo sé – suspiro – contrataré a alguien que venga a hacer la limpieza por las mañanas.

Mía llega antes de abrir y los chicos llegan justo detrás de ella. Revisan los instrumentos pero van a mi oficina hasta que sea su hora de salir.

— llegó la chica de Chris – me dice José cuando los clientes empiezan a entrar.

— ¿Tan temprano? ¿Es que no se cansa de seguirlo? – ruedo los ojos.

— Todos hacemos locuras por amor – suspira mi amigo.

— Tú nunca te has estado enamorado, idiota – me burlo.

— ¡Bien! Entonces solo hago locuras porque sí – sonríe divertido.

— Eso no puedo negarlo – le doy un empujón en el hombro.

Ayudo a José a servir tarros y llevar bebidas a las mesas, mi hermana y Mía van y vienen tomando pedidos y cargando charolas.

Llevo cuatro tarros de cerveza hasta la mesa del fondo, y escucho los gritos de las groupies cuando Luke las saluda y agradece el recibimiento.

Cuando la música empieza a sonar, todos se acercan al escenario impidiendome pasar de nuevo hacia la barra. Me quedo parada en aquél extremo del bar, viendo el escenario.

Unos ojos grises buscan entre la gente, hasta que detiene su vista en mí y sonríe. Todos los gritos cesan cuando se escucha su voz.

(...) Do you know where your heart is
Do you think you can find it
Did you trade it for something, somewhere
Better just to have it

Do you know where your love is
Do you think that you lost it
You felt it so strong but nothings
Turned out how you want it ... (...)

Reacciono cuando una chica pasa a mi lado y me empuja. Hago de nuevo mi camino hacia la barra, para seguir recogiendo vasos y limpiando.

— Creo que tienes una enemiga – se ríe José.

— ¿Por qué?

— Leila se dió cuenta que Chris miraba en otra dirección.

— ¿Y tú cómo sabes qué veía Leila? ¿La estás acosando? – arqueo mi ceja.

— Claro que no jefecita, cuido tu espalda que es diferente – encoge sus hombros – tenía una mirada asesina difícil de ignorar.

— No importa, mientras consuma alguna bebida me importa poco lo que haga – ruedo los ojos.

— Bien, pero deberías cuidarte de ella – me grita.

— Si, si – camino hacia mi oficina necesitando un pequeño descanso.

Me siento en mi escritorio y saco la caja de galletas del último cajón. Christian no me deja tener galletas en mi departamento, así que estoy dándole un extra a Mía en su pago para que las compre y las deje aquí.

— Soy una maldita genio – me río.

Canción en Multimedia:
OneRepublic – Say (All I Need)