Christian sigue curioseando entre mis discos con Luke y Ethan a su lado. Mi hermana sirve las tazas de chocolate sobre la encimera.

— No sabía que te gustaba beber chocolate... O que lo tenías en tu despensa – se ríe.

— No sabía que tenía tantas tazas – las señalo, sorprendida.

— Cielo, ven ayúdame. Llévalas a los chicos – ordena Kate a Elliot – deberíamos comprar algo de comer para todos.

— Acabamos de desayunar Kate, deja de pensar en comida.

— Solo digo que podemos quedarnos aquí hasta que sea hora de ir al bar, te conviene.

— Bien, pero quiero comida china – le gruño.

— ¡No, por favor! – hace puchero – ya no puedo ver a Lee, sería incómodo.

— ¡Oye! – le jalo un mechón de su cabello rubio – deja de salir con mis repartidores, te lo advertí, ¿ya no puedo ordenar mi pollo a la naranja?

— ¡No! O pídelo otro día, cuando yo no esté aquí – dice ofendida.

— Me vas a dejar sin opciones – ruedo los ojos – no salgas con ellos si vas a botarlos después de una cita.

— ¡No fué una cita! – grita – fueron dos, porque antes de la tercera dejamos de vernos.

— Como sea, solo aléjate de Daniel, te lo suplico.

— ¿Quién es Daniel? – pregunta José sentándose junto a mí.

— El repartidor de la pizza – le digo.

— ¿Qué pasó con Lee? – susurra – Bueno olvídalo, no hablemos de eso cerca de Elliot.

— ¡Cállense los dos! – nos regaña – ya me acordé por qué no les cuento nada de mi vida.

Kate sale de la cocina con su taza y se sienta en el sofá junto a su novio. José y yo nos miramos y ambos encogemos nuestros hombros.

— ¿Vas a abrir el bar mañana?

— Si, hay juego de fútbol – le digo.

— La noche de Karaoke está teniendo éxito, nos va a ir muy bien – sonríe.

— ¡Oye, no te dije! una chica preguntó si puede hacer una despedida de soltera el martes.

— ¿Necesitan un striptease? Porque yo podría hacer un show – arquea la ceja.

Me río fuerte haciendo que todos nos observen y se queden en silencio.

— No creo que estén tan urgidas.

— ¿Por qué te ríes fiera? Soy muy guapo y atractivo – sonríe.

— Lo siento idiota, quiero hacerte un cumplido pero no se me ocurre nada – Digo divertida.

— ¿De qué te ríes amor? – dice Christian cuando se acerca.

— De José y sus sueños de ser Stripper.

— No es mala idea, incluso tú podrías hacerlo Chris.

Frunzo mi ceño y José burla de mi expresión.

— No gracias hermano, yo paso – se ríe ojos grises – pero tienes mi apoyo.

— No lo digas – niego con la cabeza – va a creer que de verdad puede hacerlo, como cuando quiso ser comediante.

— Cállate tonta, eso fue solo para impresionar a una chica.

— ¡Hey! – grita Ethan – vamos a ver una película, ¿ordenamos comida?

Los tres volteamos a verlos. Ethan, Elliot y Kate están de pie en la sala. Luke baja el volumen de la música y se acerca, nosotros hacemos lo mismo.

— Pediré comida – digo – ¿qué quieren?

— Pizza no – dice Luke.

— ¿Comida china? – sugiere Ethan.

— ¡No! – decimos José, Kate y yo.

— No es tan buena – dice mi hermana.

— ¿Tacos? – pregunta Christian.

— Me parece bien, tacos será – dice Elliot mirándonos.

— Bien, yo llamo – camino a la cocina a buscar mi teléfono y marco el número.

— Tengo frío – escucho a Christian a mi espalda y me abraza.

— Suéltame, estoy pidiendo los tacos – me remuevo para que se aleje.

— No, ya te dije que tengo frío – siento su respiración en mi cuello.

Un escalofrío recorre mi espalda, mientras lucho por mantener la concentración en la llamada que estoy haciendo.

Termino rápido de hacer el pedido y dejo mi teléfono en la encimera. Christian todavía está pegado a mi espalda, abrazándome fuerte.

Siento su nariz acariciando mi cuello así que muevo mi cabeza hacia él para apartarlo. Luego, del otro lado de mi cuello, siento sus labios dando besos suaves.

— Christian...

— ¿Qué?

— Suéltame – le exijo pero sale como un gemido.

— ¡Hey! ¿Qué hacen? – grita Elliot – No los escucho hablar... No se les olvide que seguimos aquí.

— Basta de arrumacos en la cocina – se ríe José – vayan al cuarto, ¡hasta acá escuchamos sus ruiditos!

Siento el calor subir por mi cuerpo hasta mis mejillas. Esto no puede ser, no solo José se burla, ahora también lo hacen sus amigos y su hermano.

El intruso vuelve a besar mi cuello y me suelta. Sale de la cocina para ir con ellos que ya están sentados en la sala.

— Anda Romeo – se ríe Ethan – ven a tocar algo con tu guitarra en lo que llega la comida.

Desde la cocina escucho a Christian reír y luego el inconfundible sonido del estuche de la guitarra. Me paro en el marco de la puerta para escucharlo.

(...) Some days I feel like singing
I sit back and just groove
the day away
Maybe pick up a guitar
And play what I want to play

Maybe it's too soon to be sure
But I really do believe that someday
We're gonna have it all
So I try so hard
to keep the rhythm of a train
Rolling right along
When the ride gets rough you got to carry on, Carry on... (...)

Ruedo los ojos mientras él sigue cantando una jodida canción optimista... Estúpido arcoiris andante.

Junto a él me siento más gruñona que de costumbre, aunque nunca me molestó la forma en la que me ven los demás.

Pero, para ser sincera, mi departamento jamás se sintió tan cálido y lleno de vida como ahora.

Niego con la cabeza mientras regreso a la cocina a buscar el dinero en mi cartera. Cuando el timbre suena, ya estoy junto a la puerta pagando el pedido.

Llevo las bolsas a la encimera y Kate me ayuda con los platos mientras José saca las cervezas del refrigerador. Toman los platos y regresan a la sala para poder sentarse.

¡Lo he decidido! Mañana a primera hora volveré al almacén a conseguir el jodido comedor para que todos puedan sentarse a la mesa.

Canción en Multimedia:
Jeremy Kay – Have It All