Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Do I Wanna Know?

Nota: Éste capítulo contiene una escena no apta para menores (El protagonista es Christian Grey, qué esperaban?)

A mi nueva hermanita @linna2248 😘

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

— ¿Y piensas decírmelo? – digo con fastidio porque solo me mira.

— Ahh... No.

Idiota. ¿Está jugando conmigo? Entonces nada pasó y estoy alarmada por nada. Bueno, yo también puedo jugar el juego del olvido.

Lo veo preparar el desayuno, aunque aún tengo el estómago revuelto por los restos del alcohol. Bebo mi café y mordisqueo un pan tostado con mantequilla antes de levantarme.

— ¿Cuál es el plan?

— Dormir – señalo mi habitación – luego tengo algo qué hacer antes de ir al bar.

Llevo mi taza a la cocina y él se queda ahí recargado en la encimera. Cierro la puerta y me dejo caer en mi suave camita mientras reproduzco mi playlist en el móvil.

Mis canciones favoritas suenan junto a mi cabeza, arrullándome y haciendo volar mi imaginación. O por lo menos eso creo, porque a mi mente viene una imagen de mi en el bar:

Christian aún tiene el ceño fruncido, sentado en la silla junto a la barra y mira fijamente a Zack. Mierda, lo último que quiero es una pelea.

— Oye, toma otro trago – levanto el vasito.

— No amor, todavía tengo que tocar.

— Anda, tómate otro conmigo.

Paso uno de mis brazos por sus hombros y con el otro llevo el shot a su boca. Me acerco para hablarle al oído usando mi tono de voz más seductor.

— Si te tomas el shot, voy a besarte.

Me alejo para ver su reacción y por supuesto luce sorprendido. Toma el shot de mi mano y lo bebe de golpe, deja el vasito en la barra y me empuja a sus labios.

— ¡Otro! – le grito a José y señalo los vasitos tequileros.

— ¿Vas a besarme de nuevo?

— Solo si vuelves a beber.

— Mierda, debimos jugar a esto hace tiempo – se ríe.

— ¡No es justo! – grita Zack – no puedo llevarte el ritmo con estas botellas.

— Tú no juegas con nosotros – le dice Christian.

— ¡Por supuesto que sí! ¡Fué mi idea lo de los tragos!

— Entonces toma tequila como nosotros.

Le señalo los vasitos que José volvió a servir para Christian y para mí, pero Zack hace una mueca de disgusto.

Apenas tengo tiempo de beberlo porque mi intruso-compañero de copas ya tomó el suyo. Le doy otro beso segura de que mañana puedo culpar al alcohol por cualquier locura cometida.

— ¿Y qué hay con Kate? ¿Por qué ya no va a las fiestas de la escuela?

— Porque tiene novio y prefiere salir con él – encojo mis hombros – ¡no lo sé! Pregúntaselo a ella.

— No, está muy ocupada con aquel tipo, idiota como a ella le gustan – gruñe.

— ¡Oye! Eso sí que no – lo señalo – ese tipo es mi elliot, ¡su cuñado!

— ¿Qué? – dice Christian riendo.

— Que es mi... Es su... ¡Bueno! ¡Ustedes me entienden!

— No – dice Zack y le toma a su cerveza.

Empiezo a reír muy fuerte, Zack y Chris conmigo. Debemos ser los más escandalosos porque todos voltean de vez en cuando a mirarnos.

— Ya casi es hora – Christian intenta levantarse de la silla.

— No, no, espera – le hago beber el shot – venga, ¡al mismo tiempo!

Dejamos los vasitos en la barra y me lanzo a besarlo mientras sostengo su rostro con mis manos. Muerdo su labio inferior de forma juguetona y presiona mi cadera con sus manos.

— Ya vuelvo – me besa – Deja de tomar.

— No – me río – Tienes las orejas rojas.

Pongo mis manos en sus orejas y sonrío. Culpo al alcohol por hacerme reír de casi cualquier cosa, incluidas las orejas rojas de Christian.

— Vamos cariño – le doy una nalgada – ¡muéstrales cómo se hace!

Luego él camina con lentitud hacia el escenario y casi tropieza con el cable del micrófono, haciéndome reír de nuevo. Kate y Ethan me miran y niegan con la cabeza, molestos.

— ¡Aburridos! – les grito.

— Te dije que sería divertido – dice Zack antes de terminar su cerveza.

— ¡Tienes razón! – levanto los brazos con emoción – ¡Esto es súper súper divertido!

— ¿Aún aguantas otra ronda?

— ¡Por supuesto! Puedo tomar mucho... Telica... Taquila... ¡Tequila!

— No lo creo – se ríe con los ojos brillosos por el alcohol – ¡Bebes como nena!

— ¡Oye! ¡Idiota! – le jalo un mechón de su cabello negro – He estado tomando tequila y tú cerveza light,
¿quién es la nena aquí?

— ¡Ouch! – se ríen los chicos junto a nosotros en la barra. Le lanzan silbidos de burla.

— ¡Una competencia! ¡El primero en beber un tarro lleno de cerveza gana!

— ¡Hecho! – lo señalo – ¡José! ¡Trae dos tarros!

— Jefa, ¿segura? – me dice inclinándose a la barra frente a mi.

— ¡Por supuesto! ¡Sirven los jodidos tragos!

— Pero te vas a sentir mal – me regaña.

— Si me muero te quedas con el bar – él sonríe.

— ¡Hecho! Tragos en camino.

Los chicos empiezan a tocar alguna canción que justo ahora no distingo, pero las miradas furiosas de Luke y Ethan están sobre la cara sonriente de Christian.

— Ana, no deberías beber tanto – dice Kate cuando se acerca.

— ¡Oh vamos! Hace mucho no bebo de esta forma, y estás aquí para cuidarme. Tú no vas a dejar morir – luego levanto la voz – ¡como otros!

— ¡Hey! Intenté detenerte – gruñe José poniendo ambos tarros en la barra.

— Aún puedes arrepentirte Steele – se burla Zack.

— ¡Jamás! ¡A la cuenta de tres!

Uno de los chicos detrás de Zack hace el conteo y levantamos los tarros al mismo tiempo. Trato de beber la mayor cantidad del líquido, pero éste termina goteando por las comisuras de mis labios hasta mojar mi blusa.

— ¡Gané! – grito.

— ¡Trampa! ¡Lo derramaste todo!

— ¡Claro que no!

— ¡Si! ¡Mira!

Soy conciente de que estamos gritando porque las personas cercanas nos miran mientras Zack señala mi pecho.

— ¡Aquí está la prueba!

Mi ebrio amigo jala mi blusa por el escote para señalar la mancha de humedad causada por la cerveza. Lo empujo por el pecho para que me suelte y él se tambalea hacia atrás, chocando con el torso de Christian. Mierda.

Volteo rápido a ver el escenario, Ethan y Luke lucen confundidos aún con los instrumentos en las manos. Elliot salta desde atrás de la batería lanzando las baquetas al suelo.

— ¡No la toques! – grita Christian.

Zack gira sobre sus pies para mirarlo.

— ¡Tú no me gritas a mi, imbécil!

Christian levanta su puño para golpearlo, pero Elliot lo sostiene por la espalda. Todos permanecen en silencio, así que solo se escucha la voz de José cuando aparece junto a mí.

— Se acabó la noche para ti, amiguito, ¡paga tus tragos y lárgate!

— Pero... – balbucea Zack – ¿Ana?

— Vete.

— Gracias a todos por venir – grita José – ¡pero es hora de cerrar! ¡Los esperamos mañana!

Mía abre la puerta del bar y Kate se disculpa mientras los acompaña a la salida. Rayos, la primer pelea en el bar y la he ocasionado yo. Suelto una gran risa nerviosa.

— Anda, ya es hora de ir a casa – regaña Kate.

— ¿Vamos a llevarlos al departamento? – pregunta Ethan.

— Si, vamos a dejarlos ahí a que se les pase la borrachera.

— ¡Oye! Aún estoy aquí – gruño.

— ¿Puedes cerrar? – pregunta José a Kate – tú amigo Zack está afuera solo, debería llevarlo.

— Bien, no te preocupes, nosotros cerramos.

— Vamos contigo – le dice Ethan.

— Entonces andando, toma a tu hermana y yo a mi hermano.

Kate me sostiene por la cintura y Elliot pasa el brazo de Christian por sus hombros.

No sé en qué momento salimos del bar o cómo logramos caminar hasta mi edificio, pero Kate busca en mi bolsa las llaves y me empuja para que entre.

— ¿Los dejamos juntos en la cama? – pregunta Elliot.

— Mejor no, aunque deberíamos meterlos a la ducha con agua fría como castigo.

Elliot deja a Chris en el sofá y Kate me lleva hasta mi cama. Me sienta para quitarme las botas pero me dejo caer hacia atrás.

— ¿Estás bien? ¿Tienes ganas de vomitar?

— No.

— ¿Quieres que me quede contigo?

— Estoy bien, váyanse, quiero dormir.

— Bien, pero cualquier cosa me llamas y vengo... ¿Ana? ¡Ana!

La voz de Kate suena en la distancia pero me dejo llevar por la sensación de estar flotando en una cama de agua. En algún momento, una sed intensa me despierta y todo es oscuridad.

Me levanto de la cama y voy a la cocina por un vaso de agua, pero al abrir el refrigerador veo una lata de cerveza fría.

— ¡Bingo!

Tomo el líquido frío y rodeo la encimera para regresar a mi cuarto, cuando escucho un suave ronquido. Me acerco por detrás del sofá para ver a Christian profundamente dormido.

Su brazo derecho cubre sus ojos y el izquierdo está metido por debajo de su camiseta blanca.

— Hola guapo – me río bajito.

Tomo la camiseta con cuidado y la subo para ver un poco más de esos abdominales tan espectaculares que tiene. Doy la vuelta al sillón en busca de una mejor vista.

— ¿Christian? – susurro – ¿Chris? ¿Amor?

Me dejo caer a horcajadas sobre su regazo para despertarlo, pero no reacciona. Doy dos saltitos impulsándome con ambas rodillas pero no logro despertarlo.

— ¡Chris, despierta! Quiero jugar.

Doy dos saltitos más pero sigo en ceros. ¿Todo él estará dormido? Sonrío ante mi maliciosa idea. Aún sentada en su regazo, me balanceo hacia atrás y hacia delante un par de veces... Tal vez más.

— ¿Chris? – un gruñido sale de su garganta – ¿Christian?

Un balanceo y dos saltitos más son suficientes para que quite el brazo de sus ojos y me mire. Sus ojos grises tratan de enfocarme en la oscuridad.

— Déjame quitarte la camiseta para que estés cómodo.

Se endereza en el sofá y se gira para apoyarse en el respaldo, sujetando mi cintura para que siga sentada en su regazo. Le saco la camisa y la lanzo al piso de la sala.

Sus manos suben por mi espalda por debajo de mi blusa y yo aprovecho para revolver su cabello cobrizo. Cuando me inclino para besarlo, sus manos se mueven sobre los botones de mi blusa aún húmeda.

La desliza por mis hombros y la deja caer a sus pies mientras lo vuelvo a besar con más intensidad. Un gemido escapa de mi boca cuando desabrocha mi sostén y lo lanza a algún lado en el piso.

Intento cubrirme con mis manos pero tengo que agarrarme de sus hombros cuando se levanta conmigo en brazos y a pasos lentos nos lleva hasta la habitación.

Se sienta en el borde de la cama y cuando mis pies tocan el suelo lo empujo. Me bajo de su regazo para desabotonar su pantalón y tirar de él para quitárselo.

— Ven aquí – susurra.

Vuelvo a acercarme pero ahora él desabotona mis jeans y los desliza por mis piernas. Cuando los ha sacado, me siento de nuevo en su regazo para volver a besarlo, mi nuevo pasatiempo.

Se deja caer de espaldas y rodamos en la cama, besando, mordiendo y acariciando. Mi respiración se vuelve irregular, haciéndome jadear. Mis labios hormiguean por sus mordidas.

— Ana – se coloca sobre mi – Dime ahora si quieres que pare, si tú no quieres que... – tapo su boca con mi mano.

— No te detengas – muerdo mi labio inferior.

Lo atraigo de nuevo a mis labios y enredo mis piernas en su cintura, empujándolo hacia mí. Solo se aparta para quitar la última pieza de ropa que me queda.

— Quítatelo – digo cuando intento alcanzar su boxer.

— Rayos – balbucea.

— Ven aquí amor, bésame.

Y no lo digo dos veces. Se cierne sobre mi con cuidado, su cuerpo cálido, olor a alcohol mezclado con su propio aroma, sus ojos grises brillantes de excitación.

— Christian – susurro en su oído.

Me aferro a su espalda y me estremezco completamente sintiendo su respiración en mi cuello. Un gemido muy fuerte sale de mi boca...

— Christian...

Luego un sobresalto me hace brincar de la cama y reacciono: Es de día, estoy vestida, el móvil suena sobre mi almohada con una canción de Arctic Monkeys... ¡Mierda! ¡Ya me acordé!

Canción en Multimedia:
Arctic Monkeys – Do I Wanna Know?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro