Can't Change Me
Cuando me baja junto a la mesa mi cara está roja. No solo porque me llevó de cabeza sobre su hombro, sino por la vergüenza de ser vistos en esta situación tan incómoda.
Antes de verlos, siento sus miradas y los escucho reír. Christian sonríe y trata de acomodar mi cabello alborotado con sus manos.
- Ya suéltame - le gruño bajito.
- Buenos días pichoncitos - se ríe José.
- Buenos días - Christian se gira para chocar su puño con los chicos.
- Buenos días - saludo un poco apenada.
- Los estábamos esperando - dice Elliot y nos sentamos.
- Hace frío - Christian encoge sus hombros.
- Pensé que no vendrías - me dice Luke que está sentado junto a mí.
- Te dije que lo intentaría - le sonrío.
- Pedimos el desayuno especial para todos, espero que no les moleste - dice Kate.
- Está bien - digo.
- ¿Café? fiera - señala José una taza.
- Idiota - le susurro - gracias.
- Entonces... - habla Ethan - deberíamos rentar una casa para nosotros.
- Sería lo mejor - contesta Elliot - así no molestamos más a tu primo.
- ¡Quién lo diría!, el tonto quiere casarse y sentar cabeza - Luke niega con la cabeza.
- ¿Y eso es malo? - dice Kate curiosa.
Todos voltean a verla y Elliot abre mucho los ojos por la sorpresa. Aprieto mis labios para evitar reírme, tiene que admitir que se lo advertí.
- No, no - dice Ethan - solo nos sorprende porque es muy joven, apenas va a salir de la universidad.
- Cállate bro - le susurra Elliot.
- Olvida lo que dije sobre ser buen chico - se ríe Luke a mi lado.
Dos camareras se acercan con charolas grandes. Una pone los platos de hotcakes frente a nosotros mientras la más joven revolotea a nuestro alrededor sirviendo jugo en los vasos.
- Disculpen que los moleste, pero mi hija los reconoció cuando llegaron. ¿Les importaría tomarse una foto con nosotras antes de irse? - dice la señora.
- Será un placer - dice Ethan.
- Yo vengo muy seguido y nunca me han pedido una foto - se queja José.
- Tú no eres famoso, tonto - se ríe mi hermana.
- Entonces debería unirme a la banda, para conocer chicas y eso - arquea la ceja.
- ¿Tocas algún instrumento? ¿Cantas? - pregunta Elliot.
- No, pero debe haber algo que pueda hacer - pone su mano en su barbilla.
- Tienes razón, puedes ser la mascota de la banda - digo sin pensarlo.
- ¡Oye! - me gruñe - ¿de qué lado estás? ¿Viniste a pelear conmigo?
Levanto mi vista a él y frunzo mi ceño apretando mis labios para contener las ganas de insultarlo.
- A mi no me mires - dice Christian - Yo te pedí que nos quedáramos en la cama.
Abro mucho los ojos por la sorpresa y me giro para verlo. De nuevo me siento acalorada y roja de vergüenza pero el idiota solo sonríe y me guiña un ojo.
- ¿Y bien? ¿A donde vamos ahora? - dice Luke cuando terminamos de desayunar.
- ¿Al parque? ¿Cine? - dice mi hermana.
- Salgamos de aquí primero, luego vemos eso - dice mi intruso y se levanta.
Ethan y él se acercan con la señora detrás del mostrador a pagar la cuenta. Voltean hacia Luke y Elliot para indicarles que se acerquen, al parecer es en serio lo de la foto.
La hija de la señora sale de la cocina y corre junto a los chicos, situándose en medio de Christian y Elliot, mientras la madre toma la foto.
Kate pasa su brazo por mis hombros como gesto conciliador y yo apoyo mi cabeza sobre la suya.
- ¿Y qué vamos a hacer? Todo lo que considero diversión incluye alcohol - dice José.
- No podemos beber, aún es temprano y tenemos trabajo más tarde, debe hacer otra cosa - digo.
- Vayamos a pasear a la bahía.
- ¿Estás loco? Estamos lejos y hace frío - le gruño.
Nos despedimos y salimos del restaurante. Nos paramos en la acera sin saber a dónde ir pero José retoma su idea de ir a la bahía. Los chicos parecen emocionados a pesar de la distancia que vamos a caminar.
José, Luke y Ethan caminan adelante, guiando. Elliot y Kate detrás de ellos, abrazados y sonrientes. Christian toma mi mano para caminar detrás de ellos, pero el viento frío hace que esconda mi cara en su brazo.
Él sonríe cuando me ve y suelta mi mano para pasar su brazo por mis hombros. Yo apoyo las manos en su pecho y él se inclina hacia mi para dejar un corto beso en mis labios. Intento separarme pero no me deja y su brazo me sostiene más fuerte de los hombros, acercando mi cara a su pecho. Ruedo los ojos, me está protegiendo del frío.
Y aunque me resisto, el frío me convence de permanecer en esa posición junto a su pecho. Cierro los ojos para inhalar su aroma, confiada a que él guía nuestros pasos.
Ni siquiera soy conciente de cuántas calles cruzamos o si aún seguimos a los chicos. Su cálido pecho me recuerda mi confortable camita.
- ¿Falta mucho? - escucho la voz de Elliot - tengo más frío.
- Vamos al departamento de Ana - ordena mi hermana.
¡¿Qué?! Abro los ojos de prisa para vernos caminar a una estación de taxis. Por supuesto tenemos que viajar en dos, porque somos muchos.
Kate, Elliot, José y Luke suben en el primero. Ethan, Christian y yo en el otro taxi, yo en medio de ellos.
Cuando llegamos a mi departamento, se acomodan en la sala mientras mi hermana va a la cocina a preparar chocolate para todos. Me siento en la silla de la barra mientras observo a Christian curioseando en el librero.
- Ya nadie usa Cd's - dice sacando algunos.
- Yo los uso, mi estéreo es de cd's.
- Ayer dijiste que yo era sonriente y positivo - me mira serio - pues bueno, tú eres enojona, negativa y anticuada.
Enciende mi estéreo y pulsa el botón de reproducir. Los acordes de la guitarra hacen que sus amigos volteen en su dirección.
- Cierra el pico, es un clásico, y sube el volúmen - le grito.
Christian lo hace y me mira de nuevo. Y yo le devuelvo la mirada mientras repito la letra de otra de mis canciones favoritas.
(...) Wait just one minute here
I can see that she's trying to read me
Suddenly I know
She's going to change the world
She's going to change the world
She's going to change the world
But she can't change me
No, she can't change me... (...)
Canción en Multimedia:
Chris Cornell - Can't Change Me
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro