Believe
Un mes después.
El camino no ha sido fácil. Christian tiene días buenos y días malos. La parte dificil de la depresión es que muchas veces la confundimos con enojo o desinterés.
No todos se tiran en su cama a dejarse morir. Algunos sobreviven el día y se derrumban de noche. Y sobre todo, no piden ayuda. Es una enfermedad complicada y engañosa.
Tomo el sartén de la estufa y vacío los últimos hot cakes en mi plato. Mi intruso/sombra/esposo está sentado en la barra sirviendo jugo de naranja en los vasos antes de comenzar a desayunar.
— ¿Tienes que ir al bar?
— No, le pedí a la señora Connie que me haga favor de traer el diario de contabilidad, así lo puedo revisar aquí.
— Bien. Solo iré a la consulta y regreso.
Corta un pedazo del hot cake y lo lleva a su boca.
— Esto sabe... – su tono entusiasta se detiene – Amor ¿Le pusiste mantequilla a la mezcla?
— ¡Claro que...¡ – Mierda – No.
— No importa, de todas formas tengo que irme ahora o perderé la cita con Flynn.
— Bien, pero te toca la comida, ¡No lo olvides!
Le grito pero ya ha salido del departamento. Su tercera sesión con el mejor terapeuta de Seattle y un largo proceso por delante, aunque no hay prisa ahora que está de mejor humor.
Me siento a terminar mis hot cakes con mucha mermelada para darles sabor y calmar a mi hambriento estómago.
La señora Connie trae las llaves del bar y mi diario de contabilidad con las notas de ventas cuando termina la limpieza. Estoy considerando la idea de abrir un segundo local en el centro de Seattle, aunque eso implica más trabajo.
José ha estado haciendose cargo del bar la mayor parte del tiempo porque me preocupa tener a Christian ahí cerca del alcohol. No es que haya bebido recientemente, pero prefiero evitar la tentación.
— El último ingreso fue de 5 mil, y los gastos son por $1800, entonces... – balbuceo mientras anoto en el diario el balance de la cuenta de vinos.
Regreso las últimas páginas para ver el historial cuando distingo una pequeña marca cerca del borde superior. Una estrellita de las que suelo usar para marcar mi periodo en el calendario.
— ¿Qué haces aquí? – señalo la marca – ¿Por qué no estás... Acá?
Vuelvo de nuevo en las páginas para buscar otra marca similar, pero no la encuentro.
— He estado tan estresada – me justifico.
Tomo el móvil para buscar en la app del calendario la última entrada y el pronóstico marca que mi periodo debió ser hace... 8 días. Mierda.
— Es el asunto con Christian y el bar que me tienen loca, necesito relajarme y todo volverá a la normalidad.
Dejo el diario de nuevo sobre la barra para ir a la sala y encender el estéreo. Pulso el botón para la reproducción aleatoria antes de dejarme caer en el sofá y distraer mi mente repitiendo la letras de las canciones.
Pero no lo logro. Vuelvo a apagar el estéreo y tomo mis llaves para salir del departamento. Mientras bajo las escaleras, le mando un texto a Christian diciendo que debo revisar de nuevo el inventario de las bebidas.
Aunque realmente me dirijo a la farmacia a comprar una prueba casera de embarazo. Mierda, estoy tan nerviosa cuando llego con la cajera que no parezco una mujer adulta y casada.
Llevo la prueba hasta el bar y cierro todo para salir de dudas. Leo las instrucciones saltándome hasta lo más importante sobre esperar los tres minutos para que el resultado aparezca en la pequeña pantalla.
— ¿Cuando comencé con los benditos parches? ¿Hace tres semanas? ¿Cuatro? Rayos, debí anotar la jodida fecha.
Vuelvo a tomar la prueba que dejé sobre el lavamanos y la miro.
— No. Puede. Ser.
Positivo. No sé si reír o llorar por todas las cosas que pasan por mi mente en este momento. Christian, el bar, Kate graduándose de la universidad.
Tomo la prueba con cuidado para ponerla en una bolsita plástica y guardarla en la bolsa de la chaqueta. Vuelvo a cerrar el bar y poner los candados para regresar al departamento, Christian debe estar ahí.
Casi voy trotando el camino de regreso al departamento. ¿Debería decirlo de forma especial? ¿Se lo digo directamente? ¿Cocino algo? No, eso podría matarlo antes de que pueda decirle.
Cuando abro la puerta, lo veo en la cocina buscando cosas en el refrigerador.
— Hola.
— Hey, justo a tiempo. ¿Pasta o ensalada?
Señala ambos paquetes sobre la encimera y como no quiero lechuga, señalo el espagueti.
— ¿Cómo te fue en la consulta?
— Bien. Dice John que necesito mantenerme ocupado y establecer metas a corto plazo, algo que me mantenga motivado.
— ¿Volvemos al asunto de la motivación? – me río – Creo que puedo ayudarte con eso.
Me mira con los ojos entrecerrados mientras rodeo la barra para ir con él. Saco la bolsa de plástico con la prueba y la sostengo frente a él para que la vea.
— ¿Qué es eso?
— ¿Qué parece? – arqueo la ceja.
— Una de esas pruebas que anuncian en la televisión, de embarazo.
Mi mira fijamente antes de volver la vista a la pequeña pantalla y frunce el ceño de nuevo.
— ¿Sabes lo que significan? – señalo las líneas de color rosa.
— No. Pero no estarías enseñándomela si fuera negativa. No es negativa – sus ojos se abren mucho por la sorpresa – ¡Estás embarazada!
— Si.
— ¡Un bebé!
— Mitad Christian y mitad Ana. ¿Qué piensas?
— ¡Es fantástico! ¡Es... Es... Mierda, es lo mejor que me ha pasado! – me abraza con fuerza – Tú también, por supuesto, y nuestra boda.
— Claro – me río por sus balbuceos – Ahora sabes que necesitas estar bien antes de que el bebé llegue. Nuestra vida va a cambiar de nuevo.
— Lo sé – suspira – Y no puedo esperar por ello.
Canción en Multimedia:
Safetysuit - Believe
~ • ~ • FIN • ~ • ~
P.D. ¡Epílogo pronto! ❤️❤️❤️😘😘😘
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