Beautiful World
Me estiro completamente sobre la cama para desengarruñarme. La luz que se cuela por la persiana es tan brillante que empiezo a creer que dormí todo el día. ¡Y Christian no me despertó!
— ¿Christian?
Me enderezo en la cama pero él no está, y no se escucha la jodida guitarra como cada mañana. Mierda, ¿se fue?
Salgo del cuarto agitada, pensando que la única posibilidad para que el departamento esté en silencio es que Christian está inconciente en la cocina o en la ducha.
— ¡¿Christian?!
Pero no. Lo encuentro sentado en el sofá, viendo la pantalla de la televisión aún apagada. Raro.
— ¿Qué haces?
— Pensando.
— ¿Eres así de raro cuando piensas?
Digo pero no se ríe. Alarmas imaginarias suenan en mi cabeza mientras el chico de los ojos grises sigue mirando la pantalla negra.
— ¿Estás bien?
Sigue sin hablar y sin mirarme, lo único que se me ocurre hacer en este punto en pedir ayuda. Pero, ¿a quien? ¿A su hermano?
Miro el reloj de la cocina para ver que son las 10:40 de la mañana y aún no he desayunado. Voy a la cocina a preparar café y un tazón de cereal para compartir con mi intruso.
Me siento junto a él y dejo la taza sobre la mesita. Le señaló el tazón de cereal pero solo resopla antes de tomarlo.
— Me estás asustando.
Le digo sin dejar de verlo pero no consigo ninguna expresión, así que tomo mi móvil para mandarle un mensaje a mi idiota favorito.
* Eh tonto, ven aquí, algo le pasa a Christian *
* Aww ¿te preocupa tu novio, fiera? Voy para allá *
Ruedo los ojos y lanzo mi móvil de vuelta en la barra para centrar mi atención en el chico que emana mal humor en mi sofá.
Suspiro aliviada cuando el timbre suena y corro a abrir la puerta. Mi cara es de total felicidad cuando veo a José, Ethan y Luke en la puerta así que me hago a un lado para dejarlos entrar.
— ¡Ya lo rompiste! – me acusa José.
— ¿Qué rompí, idiota?
— A Christian – lo señala – míralo ahí todo serio y apaleado.
Los tres chicos recién llegados posan su vista en mi intruso que pone su cabeza entre sus manos, luego en mi gran sonrisa y de vuelta a él.
— Algo aquí no parece correcto – dice Luke con la ceja arqueada.
Ojos grises suspira antes de levantarse del sofá y caminar hasta la habitación dejándose caer de bruces en mi cama.
— Qué dramático – se ríe Ethan.
— Tal vez está enfermo – dice Luke.
Los cuatro permanecemos en la sala con la vista puesta en la puerta entreabierta de mi habitación.
— Pues si, está roto... Le contagiaste tu mal humor o algo – me regaña mi amigo.
— ¿Pero dijo algo? ¿Le dijiste algo que lo molestara? – pregunta Luke.
Ruedo los ojos por lo absurdo de su pregunta, ¿de verdad me está culpando de esto? Me cruzo de brazos y lo miro fijamente.
— No ha dicho nada, ni anoche ni está mañana – le gruño – aunque no lo crean, he sido buena con él.
— Me parece que está así desde que recibimos la llamada de la asociación – volteamos hacia Ethan – creo que no quiere dejarte.
— ¿Dejarme? ¿Y qué quiere? ¿Que vaya con él?
— ¿Vendrías con nosotros? – pregunta Luke.
— ¡No! ¡No soy un jodido peluche que puede cargar a todos lados! Tengo trabajo que hacer.
— Entonces ve a animarlo – José lo señala – anda, ve a mejorarle el humor a tu novio.
— ¿Me viste cara de porrista, estúpido?
— Prefiero cuando él sonríe y tú gruñes – me señala – solo... Dale algo en qué pensar.
Bufo antes de tomar a José por la oreja y arrastrarlo hasta la cocina mientras Ethan y Luke nos miran desde la sala.
— ¿Qué mierdas dices, idiota?
— Que vayas a levantar su... buen humor – sonríe malicioso.
— Idiota – pateo su pierna – ve a hacerlo tú.
— Creo que no soy su tipo – encoge sus hombros – además, yo hablaba de un besito, tú estás pensando en algo más.
— Lo mejor será sentarnos a discutir el asunto, ¿no? – sugiere Ethan.
— Ya que estamos aquí, deberíamos hacerlo – gruñe Luke – pero tengo hambre, ¿qué hay de comer?
— ¿Perdón? – le bufo – ¡Christian es el que hace de comer aquí! ¡Así que no hay nada!
— Deja de gritar, fiera – se ríe José – voy a pedir una pizza para todos.
— Falta Elliot.
Ethan y Luke se miran, ambos asienten mientras Ethan manda un mensaje. ¡Yei! Reunión en mi departamento.
Regreso a mi habitación por ropa para una ducha y vestirme. Cuando salgo, todos están en el comedor, incluido Elliot y la pizza de pepperoni. José ya no está y mi hermana no vino pegada a su novio.
— ¿Seguro? – pregunta Elliot.
— Si, en autobús son dos días de camino.
— Mierda.
— ¿Y cuales son nuestras opciones?
— Conducir hasta allá – habla Christian – con suerte serán solo día y medio de camino.
— ¿Conducir y llegar directo a la grabación? – se queja Luke – eso será jodidamente cansado.
— Lleven a José – interrumpo.
Todos voltean a verme y veo algunas cejas arqueadas. Camino hasta la encimera a tomar un pedazo de pizza de la caja.
— José podría conducir mientras ustedes duermen, luego se turnan para conducir hasta que lleguen. De regreso igual, porque me imagino que llegarán directo a tocar el viernes.
— ¿Crees que José quiera ir? – pregunta Ethan.
— Claro que sí. ¿Pasear y no venir a trabajar? ¡Serán como vacaciones!
— Deberíamos intentarlo – dice Luke.
Se levanta de la silla y viene a la cocina con los platos y vasos para dejarlos en el fregadero.
— ¿Cuando cumples años? – me dice Luke de la nada.
— ¿Qué?
— Dijiste que tenías 24, ¿cuándo es tu próximo cumpleaños?
— ¿Tienes 24, amor? – Christian me mira desde el comedor.
— ¿No lo sabías? – se ríe Ethan a su lado – Están todo el tiempo juntos ¿y no lo sabes? ¿Qué rayos hacen entonces?
— No, no contestes – niega Luke – no queremos saber.
— Mi cumpleaños ya pasó – digo para cambiar el tema – el próximo es el de Kate y creo que uno de ustedes debería saberlo.
— Mierda – dice Elliot dejando la taza – ¿Cuando cumple años ella?
— El próximo mes, así que ve pensando en algo.
— El más emocionado por regresar a Detroit es Ethan porque va a ver a su novia.
— ¡Claro que sí! Yo lo siento por los que no quieren irse.
Los ojos de Luke y Ethan pasan a Elliot y Christian antes de reírse. Los observados solo fruncen el ceño.
— Si ya terminaron pueden irse – les gruñe mi intruso.
— Con tal de no lavar los platos – se ríe Elliot.
Los tres se levantan rápido de la mesa y se despiden para irse, luego Christian toma mi mano y nos lleva de vuelta a la habitación. Lo observo en silencio mientras acomoda las cobijas y me hace una seña para que me acueste.
— ¿Qué tramas?
— Nada, solo quiero dormir otro rato.
— ¿Tienes sueño?
Me acomodo en la cama y él se acuesta junto a mí, pasando su brazo por mi cintura pero esta vez estamos frente a frente.
— Solo dormida me dejas que te abrace sin quejarte.
— Chico listo – le susurro antes de volver a dormir.
Canción en Multimedia:
Carolina Liar – Beautiful World
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