Tuve que ponerme la almohada en la cabeza y taparme con las cobijas para no escuchar la jodida guitarra. Cuando despierto más tarde, el departamento está en silencio.

— ¿Matt? — pregunto cuando llego a la sala.

— Humm — responde desde el sillón.

Al parecer se quedó dormido igual que yo. Me acerco a la cocina y se levanta para seguirme.

— ¿Qué se supone que haces los lunes? — se rasca la cabeza.

— Después de comer voy un rato al bar, por si hay algún pendiente — le digo como si fuera obvio.

— ¿Por qué no abre los lunes? ¿Hoy juegan los Chicago Bulls y no habrá bar para ver el juego?

— Es nuestro día libre, además abrir el bar implica más días de trabajo para el personal... y apenas somos 4 personas.

— Es sugerencia — se encoge de hombros — tienes a los Bulls, los Cubs y los Bears como equipos locales... transmite sus juegos y abre la barra. Haz una noche de Karaoke, las chicas aman esas cosas.

— ¿Ahora eres asesor de negocios? No puedo hacer eso Matt, no tengo el personal necesario — le digo fastidiada pero él sonríe — ¡¿Qué?!

—Me llamaste por mi nombre — sonríe como tonto.

— Olvídalo... — le digo dando la vuelta hacia el refrigerador.

— ¿Qué haces? — me mira confundido.

— Sándwiches, siéntate y come uno. Necesito ir al bar un rato — le digo mordiendo mi sándwich.

— ¿Puedo ir contigo?

— No, no, no, ni lo pienses... — niego con la cabeza también — necesito tiempo para estar sola.

— Estarás sola, solo quiero asegurarme que estarás bien — hace puchero.

— Créeme, estaré bien, he hecho esto muchas veces y no me ha pasado nada — palmeo su hombro y salgo de la cocina.

Regreso a mi habitación por mis tenis y mi chaqueta. Me voy rápido al bar y le ruego a Dios porque Matt se quede en el departamento, no soportaría tenerlo otra vez pegado a mí como una sombra.

Me encierro en el bar y en mi oficina, para revisar los libros de contabilidad de los últimos meses. Las locas ideas de Matt no parecen tan descabelladas, y me mantendrían ocupada entre semana. Por supuesto tendría que hablarlo con Sean y Phoebe, dependiendo de la demanda de servicio tendría que contratar más personal. Y esa idea no me gusta tanto.

Regreso al departamento justo a tiempo para la cena. Matt preparó un pastel de carne y yo ni sabía que el horno de la cocina funcionaba. Después de cenar voy directo a dormir.

¡Maldito Matt! ¡Maldita Guitarra! ¿Cuántos días más tendré que soportar ésta tortura? Me envuelvo en las cobijas y miro el despertador... 9:20 am.

— ¡Qué diablos te pasa! ¿Es que no eres una persona normal?— le gruño.

— Buenos días amor, ¿qué quieres desayunar? — me sonríe el estúpido.

— Café — suspiro — y algo con mermelada de fresa o algo así.

— Hot cakes — me sonríe — ¡bien, en camino!

— ¿Me distraes para que no te corra de mi departamento? — lo miro con los ojos entrecerrados.

— Si — sonríe divertido — Y también para que te enamores de mí.

Ruedo los ojos mientras él se ríe. Es irritante y tal vez un poco divertido. Ahora que lo recuerdo, aún no recibo respuesta de Nick. Me llega un mensaje de texto de Sean, dice que irá a abrir el bar para que la banda tenga su ensayo.

— ¿Van a ensayar en el bar?

— Sí, tengo un mensaje de Mark, que quiere que nos veamos ahí.

— Bien, pues puedes irte, Sean irá a abrir.

El miércoles y jueves fue más de lo mismo. La banda ensaya por las tardes mientras Sean, Phoebe y yo hablamos sobre la posibilidad de abrir el bar entre semana.

El viernes llegamos al bar cerca de las 11 de la mañana, Sean y el resto de la banda ya estaban ahí desde antes.

— Buenos días — paso junto a mi amigo.

— Buenos días, ¿qué haces aquí? ¿Ya hablaste con Phoebe? — dice nervioso.

— No, ¿de qué? ¿Qué pasó?

Volteo a verlo pero él solo sonríe de forma forzada y toma su teléfono. Se aleja de mí y puedo ver que la banda ya está ensayando para esta noche.

— ¿Dime qué pasó? — le insisto.

— Espera a que venga Phoebe, ¿si?

— No seas idiota, Phoebe está en la escuela, ¿por qué vendría a esta hora?

— Solo espera a Phoebe — esto no me está gustando.

El televisor que está sobre la barra esta encendido pero sin volumen. Regreso a la barra y le subo un poco, pero cuando dejo el control encuentro una sección del periódico local. Un reportaje en primera plana.

"Nicholas Domi, vocalista de la banda local The Crowds, acaba de anunciar su compromiso con Christina Hunt. La pareja se conoció por medio de su representante Curtis Hunt, tío de Christina."

Y una foto de la feliz pareja. ¡Maldito bastardo hijo de #&@! ¿Por eso no contesta mis mensajes?

Voy rápido a mi oficina y marco su número, sé que no va a contestar pero lo único que quiero es sacar todo el coraje y la frustración que siento.

— Nick, maldito imbécil, ¿cuándo pensabas decírmelo? ¿No tienes las suficientes pelotas para decírmelo tú mismo? Ojalá ella crea todas tus mentiras y luego se entere de la mierda que eres... — le grito pero me interrumpen.

Un brazo me sujeta por la cintura, mientras con la otra mano me quita el teléfono.

— Suéltame Matt, ¡dame mi teléfono! — lo estrujo para que suelte.

— Basta Sam, es suficiente, deja de gritar — me dice con tranquilidad.

— Cállate, tú no me dices qué hacer.

Matt me suelta pero no me regresa mi teléfono. Cuando salgo de la oficina, Sean me observa con preocupación. Phoebe se para frente a mí.

— Oh Sam, ¡lo siento mucho! — intenta abrazarme.

— Basta Phoebe, quiero estar sola — me alejo de ella y salgo del bar.

Camino a pasos rápidos hacia mi departamento, pero de reojo veo que me siguen. Supongo que Phoebe viene a "darme apoyo", así que subo corriendo las escaleras con las llaves en la mano.

Entro a mi departamento y cierro la puerta con llave. Me siento en el sillón sin una idea clara de que lo quiero hacer, solo acurrucarme en total y absoluto silencio.

Canción en Multimedia:

Bon Jovi - Say It Isn't So