Heavenly Day
Epílogo. Parte 2.
Debí deshacerme de la jodida guitarra cuando pude, lo sé. Tal vez aún pueda cortarle un par de cuerdas "accidentalmente". Eso me daría unos días de descanso, ¿no?
Cual tortuga encallada en la playa, me tambaleo de un lado a otro para levantarme de la cama. Me pongo de lado y me apoyo en mis brazos para enderezarme.
Hace un poco de frío, así que tomo un suéter holgado de Matt para ponérmelo y salgo hasta el comedor. La escena que encuentro es digna de alguna comedia.
Matty está sentado en su sillita, con las manos, los cachetes y el pelito rubio manchado de naranja. Frente a él, su padre sostiene la guitarra y le canta.
— Buenos días bebé — le sonrío — Buenos días amor.
Matt se gira para mirarme y es entonces que veo sus cachetes también manchados de naranja. En este punto no sé quién alimentó a quien.
— Zanahoria — le digo después de besarlo.
— Le gusta más que la papilla de brócoli.
— Guácala, que Papi no te dé papillas feas — le sacudo el pelito.
— ¿Desayuno, amor?
— Si, por favor.
Voy a la mesita de la sala por toallitas húmedas y limpiar la cara y las manos de Matty. Luego los cachetes de Matt que cocina unos ricos omelettes con queso.
— Quiero café.
— No amor, sabes que no puedes.
— ¡Un trago! Es más, ¡un sorbo!
— ¡Que no! — me dice con un tonillo de fastidio.
— ¡Uf! Qué gruñón señor Hudson.
— Siéntate a desayunar mientras le doy un baño a Matty — me ordena.
— ¿No tienes que irte ya? Yo puedo bañarlo.
Regresa por el bebé y se lo lleva, ignorándome por completo. Voy a la barra de la cocina y me siento a desayunar y beber el jugo de naranja.
Sale con él envuelto en su toalla de patitos y lo deja sobre el sillón, así que me apresuro a traer un pañal y ropa para vestirlo mientras Matt se ducha.
— ¿Quién viene contigo? ¿Phoebe? — me grita desde el cuarto.
— No, Phoebe no porque hoy es su gran día.
— ¿Entonces Sean? Solo iré a hacer los ajustes de sonido antes de la grabación y regreso para alistarme.
Tenía razón, encontró la forma de seguir conectado a la música. Resulta que una pequeña disquera independiente estaba iniciando cuando Matt se acercó a ellos. Después de probar su talento y su buen oído para la música, le dieron un puesto como productor. ¿Y qué puedo decir? ¡Ama su trabajo!
— ¿Por qué tienen que cuidarme? Soy una mujer adulta capaz de cuidar a su propio hijo.
— Nos preocupa que te lo comas, fiera — dice el imbécil de Sean abriendo mi puerta.
Porque si, mi exagerado esposo les dio copia de la llave de nuestro departamento a Sean y a Phoebe.
— ¡No soy un monstruo, idiota! O algún Dios mitológico que siente envidia de sus hijos.
— ¿Dónde está? ¿Dónde está el bebé? ¿Dónde está mi ahijado? — le habla con voz chillona que pretende imitar la del bebé.
Matty sonríe como digno hijo del arcoíris andante ese y agita las manos hacia Sean. Mi pequeño bebé ya no es tan bebé con su 1 año 8 meses. Mi amigo lo levanta en brazos para girar con él.
— ¡No lo sacudas, idiota! Acaba de desayunar papilla de zanahoria.
— Guácala — hace un gesto de asco — entonces no podemos jugar ahijado, que vengo listo para el evento de tu tía.
Matt se acerca para besarme, luego se acerca a Matty que sigue en los brazos de su padrino para besar su cachetito. Sean estira sus labios para que mi esposo también le dé beso... jodido idiota.
— No eres mi tipo — se ríe — ¡adiós amor!
— Adiós cielo.
Sean y Matty se sientan en el sofá a ver una película para niños mientras yo me ducho y me cambio.
— ¿A qué hora es lo de Phoebe?
— A las 4, pero debemos llegar antes si queremos buenos lugares.
— Oye, ¿me prestas a Matty un rato?
— ¿Para qué? — le grito desde mi cuarto.
— Para llevarlo a pasear, las chicas aman a los bebés, las atraen como moscas.
— No vas a usar a mi bebé, idiota. Además, pensé que estabas bien con Leah.
— Si, estamos bien, solo que no la he visto desde que comenzaron sus exámenes.
— Dale tiempo, recuerda lo loca que se ponía Phoebe con las evaluaciones. Solo ten paciencia.
— No, veda' qui no, bebé, ¿queres ota tía? — le habla otra vez como idiota haciendo reír a Matty.
— Consíguete tu propio hijo — me río.
Esperamos pacientes a que Matt regrese para poder salir todos juntos, así que llega directo a cambiarse. Sean, Matty y yo estamos aún en la sala esperándolo cuando tocan a la puerta.
— ¿Esperas a alguien? — pregunta mi amigo.
— No — me levanto para abrir.
— ¡Hey! Hola — saluda el chico.
— ¿Te conozco? Me resultas conocido.
— No juegues Sam, por supuesto que me recuerdas — su vista se desvía hacia atrás de mi — oh mierda...
Sean se levantó del sofá con Matty en sus brazos para asomarse.
— ¡Mark! ¡Hermano!
— ¡¿Después de todo el jodido drama te quedaste con Sean?! ¡¿En serio?!
— ¡Hey! — le grito.
— Serás idiota — Erik le pega en la cabeza — Mira bien al niño: rubio, ojos verdes, la misma sonrisa... Ese idiota se copió a sí mismo.
— ¡Hey! — les vuelvo a gritar y me hago a un lado para que pasen.
Se acercan a saludar a Sean y revolver el cabello de Matty, que solo sonríe. Más tíos tontos para mi hijo, yeiii...
— Hola — me habla el tercer chico desde la puerta.
El chico moreno de ojos castaños claros como su cabello me saluda con una sonrisa tímida. ¿Es nuevo?
— ¿Wilson?
— Hola Sam.
— ¡Wilson! No te reconocí sin el cabello rojo — me río — te ves normal.
— Gracias — se ríe y da un paso para abrazarme — ¡Rayos! ¡¿Qué es eso?!
Se aparta bruscamente de mi.
— No seas grosero... ¿Nunca habías visto una mujer embarazada?
— ¡¿Qué?! — gritan los tres.
Pongo mis manos en mi panza para ceñir el suéter y mostrar la redondez de mi cuerpo.
— ¡¿Otro?! — se queja Mark.
— ¡Qué sorpresa verlos aquí! — saluda mi esposo saliendo de la habitación.
— Tu sí que no perdiste el tiempo, eh idiota — habla Erik — ¿Cuánto tiempo estuvimos fuera? ¿Tres años?
— Tres años y medio — dice Sean.
— ¡¿Dos bebés en tres años y medio?! Mierda... — Mark se deja caer en el sillón.
— ¡Bueno, ya! Después me hacen la cuenta de los meses y eso, pero ahora tenemos que irnos — les gruño.
— ¿A dónde van?
— Es el gran día de Phoebe — sonríe Sean.
— ¿Gran día? — Pregunta Wilson — ¿como en...?
—... Su boda — evalúo su reacción — no te creas, es su graduación de la maestría.
— Te pusiste pálido hermano — se burla mi amigo.
— No, no, claro que no, yo solo me sorprendí un poco.
— ¿Van con nosotros? — pregunta mi amor.
— Sí, claro.
Salimos todos del edificio y nos subimos a la camioneta de Matt, pero como somos muchos, Sean se lleva a Erik y Mark en un taxi. Wilson sube de copiloto mientras voy al asiento trasero con Matty.
Entramos al auditorio de la Facultad de Psicología, donde la ceremonia está por dar inicio. Afortunadamente para mí, los graduados de la maestría son apenas 18 personas y Phoebe es de las primeras.
Encontramos lugar todos juntos. A mi izquierda, está Matt de pie con Matty y a mi derecha Sean toma fotos y vídeo. Wilson, Erik y Mark escuchan atentos los discursos de los directivos.
— Cielo, ¿ya pasó Phoebe? — pregunto cuando empiezan a nombrarlos.
— Aún no amor — dice sin mirarme.
— ¿Ya amor? ¿Ya pasó Phoebe?
— No amor, dos personas más y luego Phoebe.
— ¿Ya pasó? — pregunto de nuevo mirando al piso.
— Ya casi, sigue ella — escucho el nombre de mi hermana seguido de los aplausos.
"Phoebe Rose Denson"
— ¿Ya lo tiene? ¡Dime por favor que ya le dieron el maldito papel!
— Si amor, ahora sí, ¿qué pasa?
— No puedo más, ¡tengo contracciones!
— ¿Qué? Pero si aún no es tiempo amor.
— Lo sé, ¡pero me duele! No aguanto más, déjame salir de aquí.
Matt le pide a Sean que cargue a Matty para ayudarme a levantar de la silla y salir del salón. Sean viene detrás de nosotros y supongo que los chicos también.
— ¿Sam? ¿Qué pasa? — escucho el grito de mi hermana.
Nos detenemos para verla correr por el pasillo hacia nosotros, con la carpeta en la mano.
— Vuelve a tu graduación — le dice Sean.
— Claro que no, los vi salir de prisa, ¿qué ocurre?
Pasa su vista por nosotros, luego a su derecha hacia los tres chicos que nos acompañan hasta que se detiene en los ojos castaños de Wilson.
— ¡Robert!
— ¡Phoebe!
Se abrazan con mucha emoción después de tanto tiempo separados. Por lo que sé, cuando Wilson se fue decidieron darse un tiempo, aunque creo que mi hermana lo estuvo esperando.
— Que hermoso, me encanta el reencuentro y todo el drama, pero necesito ir al hospital.
— Hermana respira — lo suelta para venir hacia mi — seguramente son contracciones Braxton Hicks, aún no es tiempo para bebé Chris.
— ¿Crees que no lo sé? Además, no es falsa alarma, son contracciones reales ¡y duelen como el infierno!
Antes de que termine de hablar, el líquido que tanto temía se desliza por mis piernas. Mierda.
— ¡Bebé Chris! ¡Bebé Chris!
— ¡Phoebe cállate! — grita Sean, algo histérico.
— ¡Voy por la camioneta! — grita Matt mientras Phoebe me sostiene.
Sean le pide a Wilson que tome a Matty para que él y Phoebe me ayuden a caminar hasta la acera. Cuando el rubio estaciona, mi hermana entra conmigo en la parte de atrás, Sean toma a Matty de nuevo para subir al asiento delantero.
— Vamos detrás de ustedes — dice Erik.
Afortunadamente el hospital no queda muy lejos. Apenas alcanzo a entrar cuando me pasan a la sala de partos. Este chico ha decidido nacer hoy y parece que no habrá forma de detenerlo. Todo un Denson.
El parto es bastante rápido, comparado con las 14 horas que le tomó a Matty salir de mí. Las enfermeras se llevaron a Chris tan rápido que me preocupé de que algo le hubiera pasado.
— Un niño sano — dice el pediatra entrando con Chris en sus brazos.
— ¿Seguro? ¿Está bien?
— Si, Sam, tranquila. Chris está bien a pesar de ser un ochomesino.
— Pero ¿y sus pulmones? ¿Se desarrollaron?
— Hey, ¿ves la bata blanca? ¿Ves mi nombre bordado con elegancia? Soy el experto, y digo que Chris está bien.
— Bien, confío en ti Chase. Además te aviso que voy a llamarte siempre que tenga dudas.
— Sabes que puedes hacerlo, sobre todo ahora que mi ahijado por fin nació. ¿Dónde está Matt?
— Supongo que afuera, estaba tan nervioso que no lo dejaron entrar.
— Voy a llamarlo. Y le avisaré a Maggie que venga a conocerlo también.
Asiento hacia él. Chase tonto, se quedó en el hospital con el puesto de Pediatra y se casó con una enfermera. Ambos serán los padrinos de Chris, porque los de Matty son Sean y Phoebe.
Tomo a Chris en mis brazos. Su abundante cabellito castaño oscuro como el mío ya está limpio y huele delicioso. Su carita aún está hinchada y sonrojada, pero luce muy tranquilo.
Cuando la puerta de la habitación se abre, Matt, Sean, Phoebe y los otros tres me miran sorprendidos. Luego se acercan para ver a Chris.
— Déjame cargarlo — dice Matt.
— ¡Christian! — Grita Phoebe.
— ¡Christopher! — Le gruño.
— Pero quiero que se llame Christian — hace puchero.
— Pues ten tu propio hijo, porque él es Christopher — Está loca si piensa que llamaré a mi hijo como el fulano de sus novelas.
— Mira bebé, tu hermanito — dice Sean — salió igualito a ti, fiera.
— Pero sus ojos son como los míos — sonríe feliz mi esposo.
— ¿En serio? ¡Déjame ver! — mi hermana se acerca.
Matt se mueve para que Phoebe y Sean vean al bebé. Luego Erik, Mark y Wilson se acercan para tocar su cabecita.
— Es precioso — susurra Erik.
— Obvio — sonrío.
— ¿Puedo cargarlo? — pregunta Wilson.
Matt es todo un padre protector, así que le dice a su amigo cómo sostener la cabecita de Chris antes de dejarlo en sus brazos.
Cuando Robert lo sostiene, Phoebe se acerca para tomar su manita. El rubio camina hacia mí y se sienta en el borde de la cama para abrazarme.
— Dos niños hermosos y sanos — me da un beso — gracias amor.
— Tenemos una linda familia — digo conmovida — oh rayos, no me hagas llorar.
Ysonrío, porque soy feliz... muy feliz.
Canción en Multimedia:
Patty Griffin - Heavenly Day
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