Despierto con una gran sonrisa en mi rostro. Giro a mi lado derecho y Matt no está, así que volteo a ver el reloj sobre mi buró. Son las 10:40 de la mañana y estoy tan malditamente feliz que podría bailar.

El departamento está silencioso, así que voy hasta la cocina aún en pijama y envuelta en la cobija para servirme un gran tazón de cereal. Enciendo la televisión en algún programa solo para que haga ruido y regreso a la barra a comer mi cereal.

Floto de regreso a la habitación en mi nube de felicidad para buscar mi ropa y darme una larga ducha con agua caliente. Antes de entrar al baño apago el televisor y enciendo mi estéreo, con uno de mis discos favoritos.

Si, tuve que gastar uno de mis 5 días para que Matt se largara sin hacer ruido y yo pudiera dormir. No solo eso, fue a abrir para que Connie hiciera la limpieza, así que cuando vaya el lugar estará reluciente.

Cuando salgo de la maravillosa ducha, voy hasta la cocina para servirme una taza de café. Giro sobre mis talones encontrándome unos ojos verdes muy brillantes frente a mí.

— ¿Qué haces aquí? — digo decepcionada.

— Si, yo también amanecí bien, gracias por preguntar — dice molesto.

— ¡No me lo creo! ¡El señor arcoíris andante de mal humor! Dios, el fin del mundo llegó — me burlo.

Me mira con el ceño fruncido sin decir nada, algo poco común en él, así que sonrío tratando de causarle alguna respuesta.

— ¿Por qué estás molesto? — le sirvo una taza de café.

— No sé — encoge sus hombros — Es extraño que ahora tú estés tan de buen humor por no tenerme cerca... Te odio.

— ¡Ja! — Le sonrío — bienvenido al lado oscuro.

Aún tiene el ceño fruncido pero toma el sándwich de atún que le entrego. Miro el reloj de la cocina para darme cuenta que es la hora de comer.

— ¿Atún y café? — gruñe.

— Es fácil y rápido — él hace una mueca — déjalo entonces, pediré comida, ¿pizza está bien?

Deja el sándwich en el plato y resopla, lo que me causa mucha risa. Tomo mi teléfono para pedir una pizza de peperoni grande y brownies de chocolate como postre.

— Me estás asustando — digo sin dejar de verlo.

Él sigue en la silla de la barra muy serio, observando sus manos entrelazadas. Tomo mi móvil para mandarle un mensaje a mi idiota favorito.

* Eh tonto, ven aquí, algo le pasa a Matt *

* Aww ¿te preocupa tu novio, fiera? Voy para allá *

Ruedo los ojos y lanzo mi móvil de vuelta en la barra para centrar mi atención en el rubio que emana mal humor en mi cocina.

20 minutos después el timbre suena pero no es Sean, sino Daniel con la pizza de peperoni que pedí. Le entrego el dinero más la propina y cierro la puerta.

— Come — Abro la caja para que tome un trozo — ¿No vas a quejarte?

— ¿Quieres que me queje? — dice con la ceja arqueada.

— No, no, tu come — miro de nuevo el reloj de la cocina.

Suspiro aliviada cuando el timbre suena y corro a abrir la puerta. Mi cara es de total felicidad cuando veo a Sean, Erik y Mark en la puerta así que me hago a un lado para dejarlos entrar.

— ¡Ya lo rompiste! — me acusa Sean.

— ¿Qué rompí, idiota?

— A Matt — lo señala — míralo ahí todo serio y apaleado.

Los tres chicos recién llegados posan su vista en el rubio que les da la espalda, luego en mi gran sonrisa y de vuelta a él.

— Algo aquí no parece correcto — dice Mark con la ceja arqueada.

Matt suspira antes de levantarse de la silla y caminar hasta la habitación dejándose caer de bruces en mi cama.

— Qué dramático — se ríe Erik.

— Tal vez está enfermo — dice Mark.

Los cuatro permanecemos en la sala con la vista puesta en la puerta entreabierta de mi habitación.

— Pues sí, está roto... Le contagiaste tu mal humor o algo — me regaña mi amigo.

— ¿Pero dijo algo? ¿Le dijiste algo que lo molestara? — pregunta Mark.

Ruedo los ojos por lo absurdo de su pregunta, ¿de verdad me está culpando de esto? Me cruzo de brazos y lo miro fijamente.

— No ha dicho nada, ni anoche ni está mañana — le gruño — aunque no lo crean, he sido buena con él.

— Me parece que está así desde que recibimos la llamada de la asociación — volteamos hacia Erik — creo que no quiere dejarte.

— ¿Dejarme? — Me burlo — ¿Y qué quiere? ¿Que vaya con él?

— ¿Vendrías con nosotros? — pregunta Mark.

— ¡No! ¡No soy un jodido peluche que puede cargar a todos lados! Tengo trabajo que hacer.

— Entonces ve a animarlo — Sean lo señala — anda, ve a mejorarle el humor a tu novio.

— ¿Me viste cara de porrista, estúpido?

— Prefiero cuando él sonríe y tú gruñes — me señala — solo... Dale algo en qué pensar.

Bufo antes de tomar a Sean por la oreja y arrastrarlo hasta la cocina mientras Erik y Mark nos miran desde la sala.

— ¿Qué mierdas dices, idiota?

— Que vayas a levantar su... buen humor — sonríe malicioso.

— Idiota — pateo su pierna — ve a hacerlo tú.

— Creo que no soy su tipo — encoge sus hombros — además, yo hablaba de un besito, tú estás pensando en algo más.

Su vista se desvía a la caja de pizza en la encimera y se acerca a tomar un trozo. Hace una seña hacia los chicos para que se sienten del otro lado, en la barra.

— ¿Entonces? — dice Mark sin dejar de comer.

— Ya se le pasará — afirma Erik.

Perono, se quedó ahí en la cama hasta que Sean y yo nos fuimos al bar a abrir. Susamigos se quedaron en mi departamento para intentar hablar con él. Cuando losveo entrar a Joe's muy serios y con el ceño fruncido, comprendo que será unanoche muy larga.

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Limp Bizkit - Break Stuff