Obsesión [Parte II]
—Eres tan descuidado, acercándote a la persona incorrecta. Nunca fue mi intención ser bueno, no creo en la bondad, no luchamos para que el mal no nos corrompa, ya estamos jodidos, solo que algunos se empeñan en ser mejores que eso... Y que estés aquí es un claro ejemplo de lo que hablo, no te interesa mi amistad, ¿o sí, Win?
Con la respiración errática y su vista acostumbrándose a la oscuridad, alcanzó a distinguir los ojos de Bright, penetrantes y astutos, como viendo a través de él, filtrándose incluso en los lugares ocultos que se esforzaba por disfrazar.
—No sé... de qué... hablas... —pronunció cada palabra con dificultad, el agarre del cantante sin ceder ni un milímetro.
Apretó los párpados con fuerza para retener las lágrimas que amenazaban por empapar sus mejillas.
—Lo sé todo de ti, no lo olvides —susurró contra su oído, dando la impresión de que la voz surgía de su cabeza, para después por fin liberarlo.
Metawin enseguida se llevó las manos al cuello —como asegurándose que aquellos fríos dedos habían desaparecido— e intentó obtener el oxígeno que le fue negado por varios minutos a sus pulmones; tosiendo y con la frente perlada de sudor, se incorporó del sofá e intentó controlar su respiración. Cuando su corazón dejó de taladrar su pecho, buscó a Bright o algún indicio de su presencia.
No lo encontró por ningún lado, llegando al punto que le hizo cuestionarse si había soñado aquello. Con todo lo que le acosaba en los últimos tiempos, no sería una novedad que a su repertorio de infortunios se sumaran pesadillas demasiado vívidas.
El ardor en su cuello era tal que ni siquiera intentó volver a dormir, por temor a ser atacado de nuevo. Jaló de las cobijas que no recordaba que Vachirawit le hubiese prestado y se envolvió temblando de miedo.
[...]
El chirrido de la puerta al abrir no le tomó por sorpresa, antes había vislumbrado el pomo girar reflejando destellos de luz en el techo.
Bright apareció recién bañado y luciendo fresco con una playera de manga corta tie dye combinado con un pantalón de mezclilla de un azul celeste.
—Oh Mierda, ¿qué sucedió? —preguntó al encontrar a Win con los ojos bien abiertos, con ojeras espantosas, y más pálido de lo normal. Parecía un fantasma.
Se acercó a Metawin y enseguida las marcas rojizas alrededor de su garganta le robaron la atención. Estiró su diestra para tocarlas, pero su acción fue bloqueada por el brazo del más joven.
—Tuve una pesadilla, tal vez me lastimé mientras dormía —explicó poco convincente.
Ni siquiera él parecía creerlo.
—Deberíamos conseguir una pomada y... Deberías tomar un baño, nos esperan en dos horas —comentó dirigiéndose a la cocina para hervir agua.
Un té no les caería mal.
—Tú... ¿No escuchaste algo extraño en la madrugada? ¿O a alguien más? —Sin hacer amago de ponerse de pie interrogó tragándose el terror que le carcomía las entrañas.
Vachirawit detuvo lo que hacía y emitió un largo suspiro.
—Tengo el sueño bastante pesado ¿sabes? —respondió vagamente y reanudó su rutina matutina de prepararse el desayuno.
Asintiendo llevó las manos a sus tobillos, debajo de las sábanas estaba sentado con las piernas cruzadas.
—Yo soñé que tú...
—Es normal —lo interrumpió a la par que volvía a aparecer frente a él con dos tazas humeantes—, es nuestro primer protagónico, es entendible que estés estresado.
—Tú no pareces estarlo —replicó en voz baja y sin atreverse a mirarlo.
—Lo estoy a mi manera —dijo encogiéndose de hombros, le ofreció el té que preparó y al ver que no lo tomaba lo dejó sobre la mesa de centro—. Win, si le das tantas vueltas no conseguirás más que agotarte en vano, lo mejor es que muevas tu trasero y ocupes esa energía para alistarte.
El tono duro empleado le obligó a encararlo. Bright con una ceja enarcada le contemplaba como lo haría alguien mayor a un adolescente rebelde.
—¿Crees que estoy exagerando? ¿Que estoy siendo descuidado? —probó utilizando la misma palabra que escuchó en su sueño.
—Deja de pensar en eso, y concéntrate en lo que tienes delante. —Inclinándose sobre Win, tomó su rostro y acarició sus mejillas con los pulgares, dibujando círculos imaginarios.
El tacto le recordó inmediatamente al de la madrugada. Con la diferencia que esta vez sintió su cuerpo ponerse flojo, consiguiendo liberar la tensión con aquel suave roce, obteniendo lo que por cuenta propia no pudo hallar.
—Andando, nos esperan un montón de tomas —rompió aquel trance alejándose de Win.
[...]
El ambiente cuando debía actuar con Pluem Pongpisal, Khaotung Thanawat y con el gemelo JJ (Chayakorn Jutamat) se tornaba divertido, le gustaban especialmente las escenas que tenían juntos, ya que podía relajarse y actuar con naturalidad.
Los tres chicos tenían una edad cercana a la suya y eran bastante agradables con él.
Ese día en particular debían grabar varias escenas donde se reflejaba la amistad de sus personajes. Así que entre risas y bromas transcurrieron las tomas hasta el área de descanso donde continuaron jugando.
Metawin se abrazó de Khaotung, como era más bajito que él, recargó su peso en el chico y aprovechó para susurrarle al oído un comentario de doble sentido que le hizo doblarse de la risa. Estaba por agregar algo más cuando sintió unos dedos largos afianzarse alrededor de su brazo por encima del codo.
Giró al instante encontrándose de frente con el vacío. Ahí no había nadie más a parte de ellos.
Sin parecer sospechoso se apartó del grupo y salió de las instalaciones donde estaban grabando.
Estaba por caer el atardecer, y dado que el clima no parecía estar a su favor, seguro el director les diría en cualquier momento que regresaran a casa. Se llevó una mano al cuello, las marcas desaparecieron en el transcurso de la mañana, entonces no hizo falta que aplicara nada, aunque seguía percibiendo cierta opresión en la zona.
Angustiado se llevó el pulgar a la boca, debatiéndose entre morder su uña o la piel en la que se trazaba su huella dactilar.
El celular en su bolsillo trasero vibró y de manera automática abrió el mensaje sin fijarse en el remitente. Se dio cuenta que había cometido un error cuando accedió a un nuevo correo no deseado.
[Some of them want to use you
Some of them want to get used by you
Some of them want to abuse you
Some of them want to be abused]
Recordaba que en algún momento bailó Sweet Dreams, pero nunca la letra le pareció tan escalofriante como en ese instante.
Su estómago se revolvió y la consciencia de que estaba solo le golpeó, asustado corrió de regreso. Vislumbró al resto de actores reunidos y cuando creyó que todo estaba bien, distinguió al personal de enfermería atendiendo a los tres chicos con los que antes estuvo.
La expresión en su rostro se deformó y al acercarse le explicaron que cajas de la utilería habían caído por accidente, y ya que los tres estaban debajo de varias estanterías, algunas cosas les golpearon, pero se encontraban bien. Solo un par de moretones que no tardarían en desaparecer. Mientras escuchaba a la maquillista, su mirada se encontró con la de Bright, oscura y cautelosa.
Su sentido de supervivencia le aconsejó que rompiera el contacto, que diera media vuelta; en cambio se quedó plantado y con la punta de sus dedos cosquilleando, liberó el aire con lentitud, como si exhalara el humo de un cigarrillo, tal como Bright le enseñó.
Le vio sonreír, pero ya no confiaba en su vista, así que no dio por hecho aquel sutil gesto.
Cuando se sintió capaz de moverse, caminó hasta el lado del cantante y le propuso llevarlo a casa, minutos después se les autorizó salir.
En el camino Win puso aquella canción en su versión original de Eurythmics, con todo y el temblor de sus manos sobre el volante, quería observar la reacción de Bright. Deseaba descubrir si la melodía le incomodaba o le molestaba. Vachirawit se mantuvo indiferente mientras revisaba su celular, así que tuvo que rendirse.
Al llegar al departamento del cantante se estacionó donde acostumbraba y sin invitación bajó junto a Bright, quien le observó con curiosidad.
—Solía grabar vídeos y subirlos a YouTube —comenzó con una mueca extraña en la comisura de sus labios, no era una sonrisa, pero aparentaba serlo—, muchos de ellos permanecieron guardados en la memoria de la cámara y jamás salieron de allí, no todos me parecían buenos, pero tampoco me atreví a borrarlos...
—¿Y? —cuestionó Bright, como si no lograra entender su punto.
—Puedo darte esa memoria, solo... Detén tu juego... —propuso con voz trémula.
Win se definía a sí mismo como cobarde, y ahora estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para enfrentarlo. Sin embargo, el adverso no respondía. Guiado por el cosquilleo de la punta de sus dedos, se acercó a Vachirawit y rozó sus labios en un beso.
Por una parte no era bueno lidiando con situaciones así. Desde que tenía memoria odiaba todo lo que salía de su control. Los monstruos bajo la cama o en el armario, los fantasmas de los pasillos y entre las ramas de los árboles, las personas que eran crueles y actuaban de forma extraña, los insectos y las mascotas grandes, el polvo que se adhería a su ropa y el mal olor que salía de las alcantarillas, los demonios que perturbaban su sueño y querían su alma, la hipocresía con la que debía coexistir todos los días. Eran miles de cosas las que detestaba, de las que continuamente huía, pero que por otra parte le atraían. No podía evitar dejar la puerta del closet entreabierta por las noches, un espacio entre las cortinas, nunca se negaba cuando lo retaban, por mucho que tuviera miedo o sintiera asco, se lanzaba al vacío sin importarle el peligro, la adrenalina que corría por sus venas cuando no sabía qué pasaría al segundo siguiente, era inigualable. Andaba descalzo por la tierra húmeda, y sonreía alegre cuando le mentían, incluso les creía.
Tener a Bright tan cerca, saberlo tan volcado en él, al punto que le estaba arrebatando la cordura, ocasionaba que sus entrañas ardieran, profundo y doloroso; pero el placer de ser el objeto de sus deseos era superior, la emoción del reto implícito de que él podía transformarlo, o que quizá el cantante lo terminaría destruyendo, opacaba cualquier temor.
Había acertado aquella madrugada, no quería ser su amigo; por mucho que todos pensaran que eso era lo mejor para ellos. Porque aunque las personas que los rodeaban se verían beneficiadas si su relación prosperaba, si conseguían transmitir química y mostraban al mundo que se estimaban, detrás de ello esperaban que no se llevaran tan bien, que no se enamoraran porque "ponían arruinar sus carreras", porque les darían la espalda si descubrían que se atraían. Estaban actuando, debían recordarlo.
Sin embargo, a Win le gustaba hacer lo contrario de lo esperado, cuando su padre le sugirió qué carrera estudiar, le dio el gusto, pero también buscó la forma de sobresalir como actor para dejar los estudios en segundo plano. Cuando su familia esperaba que trajera una linda novia a casa, les anunció que tendría un papel protagónico en una serie BL.
El chico dulce e ingenuo en el que veían un blanco fácil para usar a su conveniencia, también los terminaba usando. Un trato justo, quizá más a su favor.
Vachirawit podía ser todo lo rudo que quisiera, lo seguirían amando y protegiendo, por ello desde que sus caminos se cruzaron, quiso enredarse en sus piernas y no liberarlo jamás. Aunque le veía como una molestia, otras veces como lo más maravilloso del universo, y Win no dejaba de anhelar dominarlo por completo, o ser domado. El que cediera primero.
—¿Qué es lo que realmente quieres, Win? —Liberó cada palabra como una caricia—. Hey, nadie más te está observando, solo yo. No necesitas mentir.
El más joven por fin descubrió cómo mover sus manos sin temblar, tomó por el rostro a Bright. Sus cejas se arquearon expectantes, sus finos labios entreabiertos ansiando una respuesta.
—A ti, es lo que deseo... —admitió cerrando los ojos cuando la lengua de Bright se deslizó por su mejilla, maldiciéndose por la mezcla de emociones que le azotaban sin consideración.
De todas las cosas absurdas que había hecho, y seguro incluyendo las futuras, enamorarse de Bright tenía el puesto más alto.
Fin.
N/A: Empecé con otra versión de esta historia, al final no me gustó, la terminé desbaratando y usando fragmentos para esta que leyeron, espero no haya quedado muy rara. Por cierto, ya tengo trama para la siguiente historia (traigan pañuelos), espero leernos pronto, mil gracias ♡
*se va a repetir el beso del BrightWin por milésima vez*
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