Estudiantes [Parte I]
¿Por qué nunca dejaba de sonreír?
¿A caso no se daba cuenta que todo era una mierda?
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[...]
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Cuando estaba en la cancha de fútbol, concentrado en el balón que revoloteaba y rodaba de un lado a otro, su mente no se ponía en blanco como muchos apostarían, todo lo que había en su cabeza, que no tenía nada que ver con el partido, se ensombrecía en su totalidad; solo los jugadores y sus hábiles movimientos, el viento que les golpeaba el rostro, los rayos de sol obligándoles a entornar los ojos, el suelo que pateaban arrancando un poco del pasto, y enfocarse en anotar un gol, eran en conjunto lo único que importaba en ese momento.
Bright Vachirawit era el tipo de persona que prefería no pensar demasiado, sabía lo que le gustaba, y comprendía muy bien lo que no. Entonces su vida se resumía en una sencilla y auténtica filosofía.
Ese día de inicios de febrero lo concluyó con una aplastante victoria que celebró con un par de palmadas efusivas y empujones entre compañeros, salió con una sonrisa engreída y sintiéndose ligero. La idea de conducir a su condominio le pareció terapéutica en ese preciso momento, ya que encendería el estéreo para escuchar música a alto volumen, mientras disfrutaba del atardecer que teñía el cielo de colores cálidos. Todo marchaba excelente hasta que llegó a su automóvil.
—Anda, danos las llaves. —Escuchó a un sujeto exigir a un par de metros de distancia.
Echando una discreta mirada de reojo, reparó que el auto por el que parecían discutir era un BMW. En total eran tres tipos rodeando a uno, todos con el uniforme de la universidad.
Bright enarcó una ceja y se encogió de hombros. No era asunto suyo.
—Si llego a casa sin el auto mis padres... —Las risas estridentes de los tres matones interrumpieron la explicación del que especulaba era la víctima.
—No te preguntamos si puedes, dánosla ahora mismo —demandó con voz pausada y amenazante.
Para ese momento Vachirawit se giró por completo, quería comprobar qué ocurría con exactitud. Sin embargo, notó al instante que el joven que estaba siendo intimidado era tan alto como él, incluso desde esa distancia podía asegurar que su complexión física era similar. No era un inofensivo e indefenso muchacho. Podía arreglárselas por su cuenta.
Tenía un brazo tras la espalda, apretando en su puño el objeto que los otros ansiaban, Bright observó cómo el chico negó con la cabeza a pesar de estar temblando de miedo.
«Quizá se metió en problemas por hacer algo indebido, tiene pinta de ser un niño rico que no piensa en las consecuencias», pensó y regresó su atención a su propio vehículo.
—¿Quieres que tus fotos circulen por todo Internet? ¿Qué tu imagen de artista se manche incluso antes de comenzar? —Advirtió el tipo que parecía ser el líder del grupo, solo que esta vez su voz subió de tono de forma burlesca y sádica.
El silencio que le siguió fue inquietante.
«No es mi problema», se recordó subiendo a su auto. Encendió el motor y de reojo logró distinguir como los tres matones empujaban al joven que cayó al suelo sin defenderse.
«No tiene nada que ver conmigo», se puso en marcha y con las manos sujetando firmemente el volante, pasó por su lado, ya que era la única forma de salir de allí.
—Eres un jodido chiste, Win. ¿Por qué no dejas de soñar con ser actor y te dedicas a ser el empleado de tu padre? Te iría mucho mejor que ahora. —Oyó que se mofaban y se dio cuenta que no podía seguir ignorándolos.
Detuvo el auto y arrancó de un brusco movimiento la llave antes de salir sintiendo que la sangre le hervía.
Al llegar apresuradamente el lado de Win, lo encontró tirado escondiendo la cabeza entre las manos. No podía creer que aquel sujeto no hiciera nada por defenderse. Aquello solo encendió más su ira.
—¡¿Qué mierda está pasando?! —Les gritó a los tres matones que le sonrieron sin manifestar ni una pizca de remordimiento y reaccionaron retrocediendo mientras enseñaban las palmas de las manos.
—Tranquilo, solo estábamos teniendo una charla con nuestro querido amigo —respondió el que hasta el momento se había hecho cargo de la situación.
Como estaban en el estacionamiento de la universidad, e iniciar una pelea les metería en serios problemas, los tres se marcharon sin hacer más escándalo. Bright tuvo la fuerte sospecha de que no lo dejarían allí por la forma en que lo miraron, más tarde seguro lo buscarían para darle una paliza por intentar ser un jodido héroe. Soltó un gruñido de frustración y el ruido del chico a su espalda al levantarse le recordó que debía preguntarle si se encontraba bien.
—Oye... —No deseaba involucrarse más—. ¿Te lastimaron?
En verdad no le importaba la respuesta, solo quería que asintiera para poder marcharse también.
Lo último que esperó es que Win se pusiera a llorar frente a él.
—Muchas gracias... Lo siento... —musitó tan bajo, y tan lamentable, que consiguió hacerlo sentir mal.
Bright no terminaba de creerlo, un chico de su edad, con ese tamaño y esa apariencia, lagrimeaba como un niño pequeño.
[...]
—¿Quieres pedir algo más? —preguntó examinándolo con el puño cerrado bajo la barbilla.
Se encontraban en una cafetería que estaba a dos cuadras del estacionamiento. Lo había llevado caminando para que se tranquilizara. Win Metawin, se había presentado con ese nombre ante él, ahora bebía un té helado con una pajilla color rosa.
Él por su parte no había pedido nada, tan solo esperaba el momento adecuado para dejarlo andar solo por su cuenta.
—No —respondió con serenidad y enseguida una sonrisa radiante se dibujó en su rostro.
Si no lo hubiera visto llorando, no creería que se trataba de la misma persona.
—Entonces, creo que es hora de...
—Gracias —lo interrumpió sin que el gesto dulce abandonara la comisura de sus labios—. Lamento si te causé problemas.
Bright contempló incómodo la expresión de Win.
—No te preocupes —replicó y desistió de marcharse. Sabía que no habían terminado aún.
—Mi novia... Ex novia —se corrigió empezando a explicar sin que se lo pidiera—, hace dos semanas me pidió que le enviara un par de fotos... —El calor subió a sus mejillas, pero continuó hablando sin problemas—: Un poco comprometedoras, yo no pensé que ella fuera capaz de utilizarlas para... —Hizo una larga pausa en la que pareció estar reflexionando—. El chico que me exigía las llaves del auto, es su primo —concluyó su historia.
No necesitaba confesar más, Bright podía atar el resto de cabos por su cuenta. Win había confiado en esa chica, quien lo terminó utilizando.
—¿Qué harás si publica tus fotografías? —Si había evitado que se llevaran su vehículo, al menos creyó no tenía nada de raro ser un poco curioso.
—Ya no me importa —contestó con la mirada puesta en la bebida entre sus manos.
A pesar de que estaba metido en una situación complicada, la expresión suave que ceñía sus facciones, aseguraba que Win estaba bien.
—¿Los denunciarás? —insistió. No podía aceptar que simplemente se quedara de brazos cruzados.
El que minutos atrás había sufrido una extorsión arrastró la mirada a su regazo.
«Es obvio que solo es un niño asustado», asumió y estuvo por ofrecerle ayuda cuando Win le ganó la palabra.
—Me interesa la actuación, he ido a un par de audiciones y tengo grandes expectativas. Mi ex novia lo sabe, por eso cree que pueden arruinarlo si exhiben esas imágenes —declaró mirándole directamente a los ojos. Creyó que ahora diría que se iba a dar por vencido, pero se equivocó una vez más—. Si lo hace, entonces buscaré la forma de arreglarlo... No me preocupa, solo quiero que me dejen en paz.
Las cejas de Bright se unieron en un gesto de sorpresa. No podría decidirse si Win era muy estúpido o un loco pacifista. No solo permitió que esos tipos lo tiraran al suelo, estaba seguro que si se hubieran arriesgado a golpearlo, Win no habría hecho nada para detenerlos.
Bright no se iba involucrar más, por mucho que Win había despertado su curiosidad y quería saber qué pasaría con él.
—Tengo que irme, ¿estarás bien? —lo cuestionó poniéndose de pie mientras sacaba su cartera de su bolsillo para pagar.
—Estoy bien, gracias... —Contestó ampliando su sonrisa.
Bright dejó un billete en la mesa y antes de alejarse tuvo el impulso de estirarse para alborotar el cabello de Win, pero logró frenarlo a tiempo. Tan solo se encogió de hombros y salió de allí con una sensación extraña que no deseaba ponerse a indagar después.
[...]
—Te buscan —dijo un compañero golpeando con su puño la mesa frente a él para que le prestara atención.
—¿Quién me busca? —cuestionó alzando la vista de sus apuntes, pero fue demasiado tarde, el chico que le había hablado ahora charlaba con alguien más, lejos de él.
Bright liberó el aire con fastidio y se puso de pie para salir al pasillo, donde seguramente aquella persona lo esperaba.
Cuando atravesó el umbral vio a Win con la misma sonrisa de aquel día en la cafetería.
—Bright, fue difícil encontrarte. No mencionaste tu nombre completo y tuve que buscar a todos los Bright de todas las facultades, porque tampoco mencionaste que estudiabas marketing —le explicó apenas lo tuvo enfrente, tan rápido que no le dio tiempo de ocultar su expresión de aturdimiento.
¿Qué hacía allí?
Pestañeó un par de veces y poco a poco dejó de mirarlo como si fuera un bicho raro.
—Bien, me encontraste —dijo sin saber qué más decir.
Se suponía que no volverían a involucrarse. Al menos, él lo tenía muy claro.
—Yo estudio economía —informó por su cuenta—, entré este año.
Bright asintió sin comprender a dónde pretendía llegar, aunque bueno, ahora sabía que era un año mayor que Win. Un dato innecesario, por cierto.
—Win... —Metió las manos en sus bolsillos con desinterés—. El profesor está por llegar, así que...
—Cierto, es hora de clases —obvió liberando una risilla nerviosa que turbó la paciencia del estudiante de marketing—. ¿Puedo invitarte a comer? —Al no ver reacción en Bright se explicó—: Tú me ayudaste ese día, y pagaste mi té, necesito agradecerte.
«Un simple gracias basta», pensó con una mueca de disgusto, pero tampoco era una persona descortés. Y sospechaba que Win era muy sensible.
—Bien, ¿quieres que vaya a tu facultad? ¿O tú vienes a la mía? —Ofreció sin rodeos, dando un paso hacia atrás para hacer amago de estar a punto de regresar.
—Te busco... Cómo en dos horas ¿cierto? —Respondió sin ocultar la alegría que sentía por no haber sido rechazado.
—Dos horas y media —lo corrigió y se giró para no perder más tiempo.
[...]
Se encontraron en el comedor de la facultad de Bright, tres horas después desde la última vez que hablaron.
—Debiste marcharte —comentó cuando llegó a la mesa donde lo esperaba.
Win negó con la cabeza dibujando una sonrisa amable en su rostro.
—Está bien, tuve tiempo de organizar unas tareas —contestó soltando su celular para prestarle atención a Bright.
—¿Organizar tareas? ¿No se supone que se deben hacer? —dijo tomando asiento frente al chico de labios que le recordaban pétalos de rosas. Muy carnosos y llamativos.
—Sí, primero veo cuantas tareas tengo, después las anoto en mi agenda para que no se me olvide ninguna —explicó divertido ante la expresión de incredulidad del contrario.
Después de unos segundos que le tomó a Bright procesarlo, por fin se encogió de hombros y reanudó la conversación.
—Yo solo la hago y punto —dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo.
Aunque, debía admitir que no era el mejor recordando cosas importantes.
—¿Quieres que te consiga algo en especial? —propuso decidido a ir por la comida de ambos.
—Iré también a echar un vistazo —respondió poniéndose de pie.
Win lo observó unos instantes con sorpresa, estaba acostumbrado a que si tenía un gesto de agradecimiento con sus amigos, lo hacía completo. Sin embargo Bright parecía el tipo de persona al que le gustaba hacer las cosas por sí mismo.
Juntos llegaron a la cafetería y eligieron dos platillos de la corta lista del menú. A la hora de pagar, Bright no dejó que Win lo hiciera.
Sabía que el menor tenía dinero, incluso más que él, vamos, manejaba un BMW, pero igual se sentía mejor pagando por ambos.
—Así nunca podré agradecerte por ayudarme —le dijo con un puchero cuando regresaban al área de mesas.
—Me estás acompañando a comer, ya cuenta como agradecimiento —replicó sintiéndose satisfecho y sin ser consciente que estaba sonriendo.
Eligieron esta vez una mesa pegada a las jardineras y disfrutaron de la comida con una plática banal de sus métodos de estudio. Sorprendentemente, descubrieron que Win era más responsable que Bright.
Estaban discutiendo sobre la importancia de tener una agenda cuando una chica interrumpió su conversación.
—¿Win? —Se acercó y al reconocer al estudiante de economía liberó una exclamación de alegría—. ¡No creí que fueras tú!, ¿qué haces aquí?
—¡Pear! —Saltó de la silla para saludarla—. Vine a ver a mi amigo —le explicó y entonces recordó que no los había presentado—. Pear, él es Bright, estudiante de marketing.
La chica hizo un Wai amistoso, juntando sus manos e inclinándose levemente.
Después de una pequeña charla se marchó dejándolos de nuevo solos.
—¿No me digas que ella es tu ex novia? —le recriminó Bright, por la forma en que la miró le hizo sospechar que le gustaba.
—No —dijo sonriendo avergonzado—, ¿por qué tienes esa idea?
Sin explicarle se encogió de hombros y terminó su bebida. Ya habían acabado desde hace rato de comer.
—Tengo práctica de fútbol en media hora, debería marcharme —informó, pero esta vez permaneció inmóvil, se sentía muy cómodo allí.
—¿Puedo ir a animarte? —Añadió con rapidez.
Bright enarcó ambas cejas. ¿Animarlo? ¿Por qué querría hacerlo? Solo se aburriría, además, normalmente era algo que haría una chica, no un amigo.
—Si quieres hacerlo...
En su defensa diría que Win era diferente, no era como ningún otro chico de su edad. Quizá era demasiado inocente.
—Genial —festejó con una sonrisa más grande de la que estaba acostumbrado a verle.
Ambos tomaron sus cosas y se dirigieron al campo donde Bright tenía su club.
[...]
—Bright, ¿ya te diste cuenta que ese chico de allí no deja de mirarte? —Comentó Gulf en medio de un descanso señalando a Win en las gradas.
Gulf Kanawut era su amigo desde secundaria, aunque no estudiaban en la misma facultad, ambos se reunían después de clases por las prácticas de fútbol que tenían en común.
—Sí, es un amigo —respondió imitando las palabras que Win le dijo antes a Pear.
—Lo conozco... Hizo audición en una serie que espero salga pronto —comentó entornando los ojos en dirección a Win, como si intentara distinguirlo mejor.
—¿De qué es esa serie? —cuestionó repentinamente curioso.
—De... comedia —Omitió la palabra romántica, comedia romántica, y omitió también que era una serie BL—. Vamos, ya es hora —respondió corriendo en dirección al entrenador que todavía no anunciaba que el descanso había concluido.
Después del entrenamiento se reunió con Win que lo esperaba con una botella de agua en las manos.
—Eres bueno —admitió sin problemas extendiéndole la botella para que la tomara.
—Y también soy bueno con la guitarra —añadió y al hacerlo no entendió por qué lo hizo, normalmente no andaba presumiendo sus pasatiempos.
—¿En serio? ¿Puedes tocar una canción de Scrubb? —Le observó con interés.
—¿Te gusta Scrubb? Espera... ¿Conoces siquiera a Scrubb? —No podía creerlo, últimamente escuchaba todo el tiempo su música.
—Por supuesto —se defendió—, son una de mis bandas favoritas.
Sin darse cuenta ya estaban en el estacionamiento, el BMW de Win aparcado a unos metros del de Bright.
—Entonces... Un día deberíamos reunirnos para enseñarte que puedo tocar muy bien cualquier canción de Scrubb —ofreció sin pensarlo demasiado.
Esa era una de sus reglas. Si sentía algo, simplemente, permitía que esa sensación lo arrastrara a donde sea que quisiera llevarlo. Aunque era la primera vez que le sucedía con un chico que recién conocía. Normalmente le tomaba tiempo entrar en confianza con una persona. Era algo nuevo para él. Pero le gustaba.
—Puedo el sábado —contestó tras pensarlo unos segundos y agregó—: Y qué te parece si después nos das una vuelta en mi automóvil.
—¿Qué te hace pensar que quiero manejar tu auto? —dijo observando como Win se alejaba en dirección al vehículo.
—¡¿Quién no quiere manejar un BMW?! —Alzó la voz debido a la distancia y provocó una risa estridente en Bright como respuesta.
Esperó a que el chico saliera del estacionamiento, todo el tiempo lo hizo sin que la sonrisa le abandonara.
Win era un gran chico, le recordaba a un conejo o a un ratón. Era increíble que alguien con su altura y complexión fuese tan tierno. Definitivamente nunca esperó encontrarse con alguien como Win.
Con ese pensamiento se marchó a su casa.
[...]
Los días posteriores los pasó junto al estudiante de economía, incluso había visitado su casa, que él definiría más bien como mansión; por ello después prefirió reunirse con Win en su piso, era menos extravagante, pero de alguna forma ambos se sentían más cómodos allí.
Bright antes de Win disfrutaba de la soledad, era algo que necesitaba, compartir su espacio no era algo que solía hacer a menudo, entonces le tomó por sorpresa estar tan dispuesto todo el tiempo cuando se trataba de Win.
No lo entendía, y no necesitaba hacerlo.
Todo marchaba bien entre ellos hasta que una tarde de mediados de marzo, al salir del club de fútbol, con Win que le había ido a animar, se encontraron con los tres matones que antes intimidaron al más joven.
Estaban recargados en el BMW, como si se tratara de su auto. Al verlos Win tomó del brazo a Bright y le pidió que se marcharan.
Sin embargo, él no permitiría que continuaran amenazándolo y aprovechándose de Win.
—Por qué no se largan de aquí antes de que les metamos una denuncia por acoso —gruñó con los puños apretados, dispuesto a comenzar a golpearlos si se negaban a obedecerlo.
El que parecía ser el principal agresor soltó una carcajada, divertido por la reacción de Bright.
—¿En verdad quieres denunciarnos, Win? —Ignoró al de rasgos mestizos y se dirigió directamente al que le rehuía la mirada—. ¿Quieres que el mundo vea lo que hiciste?
—Imbécil, más te vale que lo dejes en paz si no quieres tener problemas reales. —Con un movimiento rápido se abalanzó a su cuello sujetándolo con violencia por la camisa.
—¿Y tú quién eres? ¿Su nueva conquista? —Sin hacer nada por liberarse lo cuestionó sin que el tono burlón desapareciera de su voz.
La expresión de enojo de Bright cedió por una de confusión.
¿A qué se referían con su nueva conquista?
—Detente, Drake —dijo Win llegando a su lado—. Él no tiene nada que ver con esto.
—¡Ohh! —Exclamó con fingido asombro—. ¿Así que no le has dicho la verdad?
Bright apretó con más fuerza su cuello, no tenía la menor idea de lo que estaba hablando. Solo sabía que quería que se callara y los dejara en paz.
—Bright, vámonos de aquí —tomó al chico por el brazo tirando con fuerza para alejarlo de Drake.
—Pensé que me habías mentido cuando dijiste que no te gustaban los chicos y que por eso no podías salir conmigo —habló aprovechando que Win le quitó de encima a Bright—, pero no dejas de confundirme, Win, porque te acostaste conmigo y luego fingiste demencia. Me obligas a recurrir a amenazarte con las fotos que nos tomamos...
Bright lo obligó a callar con un fuerte puñetazo que impactó directo en su nariz.
Los dos amigos de Drake reaccionaron y tiraron al suelo a Vachirawit, comenzaron a golpearlo sin consideración, Win intentó detenerlos, pero fue empujado lejos de ellos por Drake que enseguida se unió a la pelea, y al ver que no podía hacer nada contra los tres chicos, se lanzó sobre Bright para evitar que le siguieran pateando, ya que su amigo había perdido la fuerza y ya no podía defenderse.
Al advertir aquello se detuvieron y por orden de Drake se marcharon.
—¡Bright! ¡Bright! —Lo tomó por el rostro ensangrentado para comprobar que estuviera consciente, al verle parpadear se metió debajo de su axila para ayudarlo a ponerse de pie—. Te llevaré al hospital, estarás bien, lo prometo... —Comenzó a balbucear asustado, Bright sangraba por todas partes.
—Tú... Win... —dijo entre dientes, le dolía todo el cuerpo—. Me mentiste todo este tiempo —murmuró con dificultad.
—¿Qué? —respondió confundido mientras intentaba meterlo a su auto, pero cuando ya había logrado abrir la puerta, Bright se apoyó del marco e hizo fuerza para impedir entrar.
—Me engañaste —insistió. No sabía qué le dolía más. Físicamente estaba hecho un desastre, pero su corazón...
—Lo lamento, te contaré todo cuando...
—¡No! —Lo interrumpió e intentó retroceder, terminó cayendo al suelo de nuevo. Win enseguida se agachó para levantarlo, pero Bright lo empujó lejos de él y le miró con una expresión de dolor—. Vete de aquí, no quiero volver a verte...
Los ojos de Win se nublaron y negó con la cabeza.
—No te voy a dejar así. —Sonrió a pesar de que estaba llorando.
Con dificultad se puso de pie y se tambaleó hasta su auto. Al llegar allí se metió y puso los seguros por si Win regresaba. Llamó a Gulf apenas sosteniendo el celular contra su oído.
Continuará...
N/A: Muchas gracias por leer ♡
Me animará mucho leer su opinión, crítica o consejo.
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