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31 | Infiltrada 💘

Entonces... Ante los ojos de mis padres estuve comportándome raro y ausentándome más tiempo de lo normal en mi casa. Me tomó alrededor de unos pocos días crear pretextos que me permitieran "quedarme más tiempo en la universidad", como trabajos en grupo, exámenes y conversatorios con los arquitectos más reconocidos del país.

Claro, de seis días a la semana que iba a la universidad, al menos uno debía ser para estar en casa; pero el resto de días o me los pasaba sola en la universidad esperando hacer tiempo para mis clases de la tarde o simplemente me quedaba en casa de alguno de mis amigos, mayormente en la casa de Sehyeon.

La pelimarrón tiene conocimiento de todos los detalles del problema familiar. Es mi mejor amiga, sería raro que no le contara algo tan personal e importante para mí. Ella concuerda conmigo al decirme que me tome mi tiempo para estar en paz si considero que ahí en mi casa no lo voy a tener, que las puertas de su casa siempre estarán abiertas para mí. No obstante, su lado racional la lleva a decirme que enfrente el problema conversando o con mi padre o con mi madre, o con ambos, para que sepan que yo ya sé lo que pasa entre ellos y sepan la forma en cómo este problema me está afectando emocionalmente.

Sehyeon cada vez que me dice eso me recuerda a Jungkook. Y hablando de él:

El hecho de evitar mi casa ha hecho también que él y yo no nos veamos tan seguido; sin embargo, sabe lo que estoy haciendo. Aunque Jungkook me recomienda que lo mejor es decirle lo que he visto a mi madre, todavía me apoya en las decisiones que estoy tomando y siempre está al pendiente de cómo me siento a través de sus mensajes.

Sinceramente, las mejores compañías y pilares que puedo tener son mi mejor amiga y el pelinegro. Ambos hacen que este momento de mi vida se haga menos deprimente.

—¿Podemos parar unos minutos con estos ejercicios? —suspira Sehyeon con cansancio—. Mejor vayamos a la cocina por un aperitivo.

—No tengo mucha hambre —contesto sin quitar la mirada de los ejercicios de cálculo avanzado—. Te espero aquí si quieres.

—Cariño —la pelimarrón me quita el cuaderno de las manos para luego pasar a mis lentes y dejarlos a un lado—, desde que llegaste a mi casa evitaste almorzar. ¿En serio me dirás que no tienes hambre?

—En serio no tengo apetito, S —insisto. De verdad, no tenía hambre.

Sehyeon me observa unos segundos, con esa mirada mezcla de compasión y frustración que ha comenzado a acompañarla cada vez que me mira en estos días. Sé que no le gusta verme así, evitando cada bocado como si con el hambre pudiera controlar el desorden que siento dentro. Todo lo que me rodea, hasta las cosas más simples, como comer o descansar, me resultan pesadas y sin sentido.

—No puedes seguir así, ¿lo sabes, verdad? —la pelimarrón vuelca sus ojos y me agarra de los brazos para colocarme enfrente de un espejo de cuerpo completo—. Solo mírate. Sabes que eres de adelgazar con facilidad y ahora tu falta de alimentación se está notando.

No respondo, solo bajo la mirada, fingiendo concentrarme en las nubes grises que hay en mis medias. Sehyeon no insiste, solo se aparta un poco para ir a la cocina y me deja sola un momento. Sé que tiene razón, que esto no es sostenible, pero ¿qué puedo hacer cuando mi mundo parece haberse desmoronado?

Mis piernas antes eran un poco más gruesas por mis músculos que habían empezado a ponerse firmes gracias al entrenamiento con Jungkook; pero ahora los veo y parecen dos Palos envueltos de piel. Mi cintura también se ha reducido mucho al igual que mis brazos.

Mi cara es lo más horrible en estos momentos. Si antes era de piel blanquecina por naturaleza, la falta de alimentación ha hecho que pierda más color y las ojeras debajo de los ojos se marquen más.

Sehyeon regresa minutos después con un pequeño plato de frutas y una mirada suave. Lo deja a mi lado, sin decir nada, y vuelve a sentarse frente a mí, dándome el espacio que necesito, pero recordándome también que ella está ahí. Tomo un trozo de manzana y lo muerdo, no tanto porque tenga hambre, sino porque sé que su paciencia merece al menos ese pequeño gesto de agradecimiento.

—Gracias, S —digo en voz baja, rompiendo el silencio mientras continúo comiendo despacio.

Ella sonríe apenas, pero el brillo en sus ojos me hace saber que entiende. Sé que a su manera quiere cuidarme, quiere ser un pilar para mí como lo ha sido siempre, y me doy cuenta de lo afortunada que soy por tenerla a ella y a Jungkook a mi lado.

Respiro hondo, tratando de recordar cómo se sentía ser yo misma antes de todo esto. Antes de descubrir ese secreto que ha terminado por arrebatarme el sueño y el apetito. Todo lo que creía estable se ha desmoronado, y aunque Jungkook y Sehyeon han estado ahí, siento que esta lucha es mía y que nadie puede pelearla por mí.

Sehyeon regresa, y sin decir nada me observa con una mezcla de tristeza y determinación. Deja un vaso de agua en la mesa junto a mí y extiende una mano, como si solo quisiera darme algo tangible a lo que aferrarme. No necesito palabras para saber que está preocupada, y su mirada me duele tanto como mi propio reflejo.

—No me interesa lo que digas sobre tu apetito —dice finalmente, con voz suave—, soy tu mejor amiga, y te quiero ver bien, Nain. Por favor... —Su voz se quiebra un poco—. Come un poco.

Asiento, aunque no confío en mi voz para responder. Toma mi mano y la aprieta suavemente, como si intentara recordarme que hay fuerzas fuera de mí, personas que me impulsarán a hacer lo que mi mente no puede por su cuenta.

Me lleva una vez más a la cama y me extiende un bol de pasta con salsa pesto y carne molida. Mientras que le doy pequeños bocados a la comida, Sehyeon me habla sobre quién lo preparó y demás cosas que sé que lo hace solo para que tenga un ruido de fondo en el ambiente.

Después, cambia de tema repentinamente y empezamos a hablar sobre las cosas amorosas que nos están pasando. Ella me contó que desde hace un par de meses ha comenzando a conocer a alguien y espera que pronto le pida ser su novia; mientras tanto yo sigo esperando a que Jungkook me invite una vez más a su presentación de la canción, ya que se suponía que era dentro de esta o dos semanas. No lo recuerdo muy bien.

Veo en la cara de Sehyeon la sonrisa ingenua que se le forma por cada cosa que dice de aquel chico misterioso y la forma casi infantil de ella al jugar con las puntas de su cabello. Conozco a mi mejor amiga y puedo decir que ese chico debe de merecer la pena completamente, porque está cambiando la actitud de ella sin que se dé cuenta.

Mientras la escucho, me doy cuenta de cuánto he echado de menos estos momentos simples, esas conversaciones en las que solo compartimos sueños y expectativas sin la carga de mis preocupaciones actuales. Por un momento, siento que mi propio mundo de tristeza y confusión se hace a un lado, permitiéndome entrar en el suyo, más liviano y lleno de ilusiones.

A medida que describe cada detalle de este nuevo chico, sus ojos brillan con una calidez que me reconforta. Parece un sueño lejano, pero ver la emoción en su rostro me hace recordar que aún hay belleza en el mundo, que aún hay personas que pueden hacerte sonreír con la mera promesa de un futuro juntos.

—¿Y tú? —pregunta Sehyeon, inclinándose un poco hacia mí—. ¿Cómo va tu relación con Jungkook?

Esbozo una sonrisa sincera mientras miro el plato de comida.

—Él es la persona más dulce que he podido conocer. Al final no resultó ser tan estúpido como creía. Es un buen chico... Me gusta de verdad.

—¿En serio? Pensé que luego de dos semanas de salir lo sacarías de tu vida —ambos soltamos una risa nasal y suspiramos—. Me gusta verte enamorada por primera vez.

—Es raro, ¿no? —le digo mientras le doy otro bocado a la pasta—. Nunca pensé que alguien como Jungkook podría significar tanto para mí. Es decir, al principio solo era el chico que me desquiciaba constantemente. Ahora... no puedo imaginar un día sin él.

Sehyeon sonríe, sus ojos reflejan una especie de orgullo y ternura que me hace sonrojar. No puedo evitarlo. Hablar de Jungkook me hace sentir vulnerable, como si cada palabra que digo revelara partes de mí que ni siquiera sabía que existían.

—¿Sabes? —comienza ella, apoyando su cabeza en su mano—. Me alegra que te hayas permitido conocerlo más allá de las primeras impresiones. Jungkook es... especial, sí; pero siempre tuve mis esperanzas puestas en él y en una relación contigo.

—¡Y lo que más me asombra son sus facetas! —exclamo con una mezcla de emoción y fastidio—. Un día es ese chico despreocupado que se ríe de todo, y al siguiente se convierte en la persona más atenta y comprensiva que he conocido. A veces siento que le debo tanto y que ni siquiera sabe lo importante que es para mí.

Sehyeon asiente, como si estuviera confirmando algo que ya sospechaba. Me mira con una sonrisa cómplice antes de soltar:

—Entonces, ¿qué esperas para decirle todo esto? Me refiero a ser honesta con él. Si te sientes así de especial con él, seguro él también siente algo similar por ti.

Me quedo pensativa, jugando con los restos de pasta en el plato. La idea de hablar tan abiertamente de mis sentimientos me asusta, pero al mismo tiempo me atrae. Jungkook es único, y quizá sea el momento de dejar de lado mis miedos y permitir que vea lo que verdaderamente siento.

—Supongo que... debería intentarlo —murmuro, como si me estuviera dando permiso a mí misma.

Sehyeon sonríe, satisfecha.

—Eso es, N. Creo que Jungkook merece saberlo.

Y yo, por primera vez, empiezo a creer que también merezco dejarme llevar por lo que siento.

***

El siguiente fin de semana, por la tarde, Jungkook llegó a la puerta de mi casa con un ramo de claveles rosas y amarillos. No hubo una explicación al principio, porque lo único que me decía es que "me lo merecía". Luego, cuando me acompañó a la cocina para poner las flores en agua, conversamos un poco hasta que finalmente me dijo la razón de este detalle:

—Bueno, para esto tengo un pequeño poema —aclara su garganta y del bolsillo de su pantalón saca una hoja doblado. Suelto una ligera risa nerviosa mientras lo veo desdoblar el papel—. Querida y linda Nain:

» Siento que estas palabras son para ti.
Tengo mil razones para decirlo aquí,
un secreto llevo guardado en el alma,
cada vez que te miro, pierdo la calma.
Karma o destino, mi corazón va por ti.

Ojos cerrados, y sueño despierto,
nace en mí, un verso sincero.

Yo solo quiero que vengas a escuchar,
oír mi canción, vernos brillar.
Unidos en notas, en este lugar.

—Es mi invitación —Jungkook susurra, alzando la vista—. Este martes, quiero que estés ahí. Tendrás que venir a mi universidad.

—Pensé que ya estaba invitada a asistir —digo para aparentar que su poema no fue gran cosa—. ¿O es que esa vez lo hiciste por compromiso?

—Ricitos, no empecemos con eso —bufa ansioso—. Quise hacer algo mejor para ti y yo lo que espero es...

Tuerzo mis ojos y sonrío de lado antes de acercarme a él para darle un beso en la mejilla. Sólo así logra callarse.

—Sí me gustó, tranquilo. Estaba bromeando.

Después de terminar de arreglar las flores en el florero, el azabache y yo nos dirigimos al patio trasero de mi casa para conversar acostados en el césped. Miramos juntos el cielo y rídiculamente jugamos a encontrarle alguna forma a las nubes. En esta oportunidad, Jungkook me ganó con la creatividad e imaginación ya que a mí se me complicaba encontrarle alguna forma a las nubes.

El momento se volvió un poco más íntimo cuando el mayor comenzó a reproducir una playlist que contenía muchas canciones de amor. Sin poder ignorar su talento innato, escuché a Jungkook cantar ciertas partes de algunas canciones mientras que yo me acurrucaba en su pecho.

No sé si era por el hecho de mis padres no estaban en casa o porque de verdad el pelinegro tiene la capacidad de hacerme sentir mucho mejor con tan solo existir a mi alrededor, pero me siento cómoda haciendo nada con él y desearía que todos los días fueran como este momento. Me imagino compartiendo algunos días con Jeon; solo nosotros dos, tal vez en algún lugar lejos de la ciudad y de las cosas que me agobian, algo así como un viaje... Sería lindo y sanador realizar un viaje en las vacaciones que se aproximan: todo un mes lejos de mi hogar. Mejor dicho, todo un mes lejos de mis padres.

Eso sería realmente hermoso.

Algún día le plantearé a Jungkook la idea; y si acepta, entonces haré que esa escapada valga la pena.

***

Por poco me pierdo la presentación de Jungkook en su universidad. Había olvidado que a la hora en la que él me avisó, tenía una práctica dirigida con el arquitecto Rhee. Por suerte tengo al mejor amigo del mundo, o sea al delegado de la clase —o sea, Kim Namjoon—, quien fue el encargado de hallar un pretexto creíble para aplazar la evaluación hoy por la tarde. Sólo porque se trató de Nam solicitando el cambio de hora, el profesor aceptó y avanzó con la clase que tenía planeada para la siguiente semana.

Yo logré escaparme en la segunda hora de clases y rápidamente tomé un autobus para llegar a tiempo a la universidad de Jeon. Más o menos entendía lo que debía de hacer, porque el pelinegro se esmeró en entrenarme para este momento; y también Taehyung, aunque este solo me dijo lo básico, como cómo hacer que el vigilante de la entrada me deje pasar.

Diez minutos después de que llegué a su universidad, el vigilante me pidió mi documento de identidad y me dejó pasar. La universidad de Jungkook era algo parecida a la mía; sin embargo, la gran diferencia entre las dos es que la suya es un poco más pequeña pero con muchos edificios juntos. Me resultaba imposible saber en qué edificio estoy y si es la facultad de Música.

Justo en ese preciso momento, Jungkook me mensajea para saber si ya me encontraba dentro de su universidad. Estaba a punto de responderle con calma hasta que llega un segundo mensaje suyo diciéndome que sólo faltaban tres turnos antes de que le toque.

Por suerte, y como si fuera escrito por conveniencia, alzo mi mirada y veo a uno de los amigos de Jungkook junto a otro grupo. Me acerco de manera apresurada y le saludo:

—Hola... —saludo con una voz aguda. Hyundok repara en mí y sonríe con carisma—. ¿Te acuerdas de mí?

—Claro que sí. Eres Nain, ¿verdad? —suelto un suspiro del alivio antes de asentir—. ¿Qué haces por aquí?

—Verás, vine a ver a Jungkook porque hoy presenta una canción y me invitó. Pero tengo problemas en hallar el auditorio de su facultad —el castaño asiente abultando sus labios y sobresale un poco más del grupo en el que estaba—. ¿Crees que me puedas dar algunas indicaciones?

Hyundok sonríe ampliamente, mostrando una expresión despreocupada que me hace sentir un poco menos fuera de lugar. Se cruza de brazos y asiente con la cabeza.

—Claro, no te preocupes, Nain. Es fácil llegar. De hecho, si tienes algo de tiempo, puedo acompañarte. ¿Qué dices?

Miro mi reloj y noto que no me quedan más de quince minutos antes de que Jungkook suba al escenario. Intento ocultar mi prisa con una sonrisa, pero mi tono la delata.

—¡Eso sería genial! Aunque... si no te molesta, ¿podemos apurarnos un poco? Jungkook me escribió para decirme que ya casi es su turno.

El chico ríe y asiente, girándose para despedirse rápidamente de su grupo de amigos.

—Vamos, sígueme. El auditorio está justo al otro lado de ese edificio grande —dice, señalando un edificio de vidrio y concreto que parece ser el centro de la facultad—. No es tan complicado, pero entiendo que siendo nueva aquí todo parezca un laberinto.

Comenzamos a caminar a paso rápido, sorteando estudiantes que parecen estar en sus propios mundos. Hyundok no deja de hablar mientras caminamos, contándome anécdotas sobre Jungkook y su obsesión por perfeccionar cada detalle de sus presentaciones.

—¿Sabías que pasó tres noches seguidas ensayando para esto? —comenta con una sonrisa—. Estaba tan nervioso que incluso pensó en cambiar la canción a última hora. Pero creo que lo convencimos de que era perfecta tal como estaba.

—Eso suena tan... típico de él —respondo, riendo. La idea de Jungkook tan meticuloso y apasionado por su música me resulta entrañable.

Finalmente, llegamos al auditorio. Hyundok se detiene frente a las puertas y me señala un cartel que anuncia el evento: "Presentaciones Estudiantiles de la Facultad de Música".

—Aquí es. Ven, sígueme.

—Gracias, Hyundok. En serio, me salvaste. —Le sonrío con sinceridad, y él responde con un gesto despreocupado.

—No hay problema. —Subimos los pequeños escalones del auditorio y el chico me ayudó a empujar la puerta de vidrio.

Ni bien nosotros entramos, un chico con camisa blanca, ligeramente desabrochada; un abrigo negro acolchonado y pantalones del mismo color, aparece con su ensimismado en su celular. Hyundok carraspea y finalmente este chico levanta su mirada para vernos.

Sonrío de lado cuando veo a Jungkook acercarse a mí para tomarme entre sus brazos. Correspondo a su abrazo, enredando los dedos de mi mano derecha dentro de su cabello.

—Estaba por escribirte —musita.

—Tuve unos percances, pero Hyundok me ayudó a llegar —esbozo una risita—. ¿Ya te toca? —inquiero luego de apartarme un poco de él.

Jungkook asiente con una mezcla de nerviosismo y emoción reflejada en sus ojos.

—Sí, ya casi. Soy el siguiente. —Su voz es suave, pero puedo notar el ligero temblor en ella. Es raro verlo así, considerando lo confiado que suele ser.

Hyundok, que había permanecido en silencio hasta ahora, le da una palmada en el hombro.

—Relájate, hombre. Sabes que lo tienes todo bajo control. Además, tienes a tu fan número uno aquí —dice, señalándome con una sonrisa burlona.

Jungkook suelta una pequeña risa y sacude la cabeza, como si intentara quitarse los nervios de encima. Luego me mira directamente, y por un momento parece olvidarse de todo lo demás.

—Me alegra que estés aquí. En serio.

—¿Tú crees que me lo iba a perder? —le respondo, cruzando los brazos con una sonrisa confiada.

Él sonríe, esta vez más relajado, y asiente antes de mirar hacia la puerta doble del auditorio. Se escuchan aplausos fuerte, señal de que la presentación anterior ha terminado. Un chico sale de esa puerta para acercarse a Jungkook, indicándole que es su turno.

—Vengan, los llevo a sus asientos —dice él, respirando hondo.

Tomo su mano y le aprieto los dedos ligeramente. Los tres entramos al auditorio y veo que este era amplio, con filas de asientos negros que se extendían en un ligero declive hacia el escenario. Las paredes estaban cubiertas con paneles dorados que le daban un toque cálido, aunque algo sobrio. Sobre nosotros, había un balcón semicircular que ofrecía mayor capacidad de aforo, y del techo colgaban luces que iluminaban el lugar de forma uniforme. El escenario al fondo no era demasiado grande, pero sí lo suficiente para que cada detalle se viera claramente desde cualquier asiento.

Había algo en el ambiente que transmitía calma, como si el espacio estuviera diseñado para que todos se concentraran solo en la música.

El pelinegro nos señala a su amigo y a mí los asientos que reservó con sus pertenencias antes de mirarme fijamente. Rápidamente me di cuenta que los nervios se habían acentuado más en él.

—Vas a hacerlo increíble. No lo digo porque sea yo, sino porque sé cuánto te has esforzado. Confía en ti mismo, ¿vale?

Él me mira por un segundo, como si mis palabras fueran todo lo que necesitaba escuchar. Luego asiente con determinación y suelta mi mano suavemente.

—Nos vemos al final —dice, antes de girarse y caminar hacia el escenario.

Me quedo ahí, junto a Hyundok, mientras las luces del auditorio se atenúan y el presentador, que supongo que es su maestro, anuncia el nombre de Jungkook. El silencio expectante en la sala me pone los nervios de punta, pero también me llena de emoción. Las primeras notas de la canción comienzan a sonar, y entonces lo veo: de pie bajo la luz del reflector, con su guitarra en mano, listo para demostrar su trabajo.

—Escucha bien la letra de la canción —susurró Hyundok justo segundos antes de que Jeon empezara cantar.

Luego, su voz comenzó a llenar el espacio, suave al principio, pero cargada de una sinceridad que me tomó por sorpresa.

—Okey, tal vez soy tímido, pero usualmente hablo en mi mente —el pelinegro cerró sus ojos, frunciendo su ceño, para concentrarse más al cantar—. Pero a tu lado, mi lengua se traba...

Sonrío ligeramente al fijarme en lo que decía la letra, justo como Hyundok me recomendó hacer. Mi mente maquinó rápidamente para hacerme creer que esta canción posiblemente trate sobre mí.

—Mis manos sudan y me sonrojo, crees que no tengo confianza —Jungkook muestra una pequeña sonrisa de lado y finalmente su ceño se ablanda. Abre sus ojos y mira directo hacia donde estoy—. Sí la tengo, sólo que no contigo...

Cada palabra parecía dirigida directamente a mí, como si estuviera cantando solo para mí. Sentí que mi corazón se aceleraba con cada acorde, y las palabras que salían de su boca parecían hacer eco en mi pecho. Era como si todo lo que había estado guardando dentro de él...

—Ahora, canto todas las palabras que tengo miedo de decir... —y con esa frase, Jungkook completó y confirmó mi idea.

El coro de la canción fue lo siguiente que cantó, y yo me quedé allí, completamente inmóvil, escuchando, absorbiendo cada nota, cada palabra. Había algo en su voz que me hacía sentir vulnerable, expuesta. Mis pensamientos se desvanecieron mientras seguía la letra de la canción.

»So forgive me si lo estoy haciendo mal
Estoy haciendo mi mejor esfuerzo en esta canción
I'm stuck on you
Espero que aprecies lo que hago
Porque le hablé a mi madre sobre ti
Le dije: "¿Qué puedo hacer? I'm stuck on you”

Mis ojos se llenaron de sorpresa. ¿Le había contado a su mamá sobre mí? Esa simple mención hizo que mi pecho se apretara. La idea de que él estuviera dispuesto a compartir algo tan personal conmigo me dejó sin palabras.

—Y como la noche abraza a la luna... Girl, I'm stuck on you... —Jungkook regresó a verme con una sonrisa más amplia y con un ligero guiño.

La última nota flotó en el aire mientras Jungkook dejó caer la guitarra con una sonrisa tímida. El silencio que siguió fue pesado al principio, pero luego le siguieron los aplausos y las felicitaciones de su maestro. El pelinegro hizo una reverencia antes de retirarse del escenario y empezar a caminar hacia donde estábamos. No sabía si debía aplaudir, si debía decir algo, o si debía simplemente quedarme ahí, procesando lo que acababa de suceder.

Me levanté lentamente de mi asiento, sin saber exactamente qué hacer. Caminé hacia él, mis pasos vacilantes pero decididos. No pude evitar sonreír, aunque sabía que mis ojos probablemente delataban la mezcla de sorpresa y emoción que sentía en ese momento.

Antes de que pudiera decir algo, Jungkook soltó un suspiro, casi como si hubiera estado esperando mi reacción, y entonces me acerqué a él. No pude evitarlo. Sin pensarlo, lo abracé. La guitarra siendo sostenida por una mano de él mientras que con el otro brazo me sujetaba la cintura. En ese abrazo, sentí que las palabras sobraban.

Ninguno de los dos dijo nada, pero en ese silencio, sentí que todo había quedado claro. La canción, la mirada, el abrazo... De pronto, empecé a llorar.

Jungkook, al sentir que mis hombros se sacudían levemente, me separó un poco de él, pero no lo suficiente como para soltarme por completo. Sus ojos estaban llenos de preocupación, pero también había una dulzura en su mirada que me hizo sentir que todo estaba bien, que no había necesidad de esconder lo que sentía.

—Nain… —dice con voz suave, casi temerosa de que algo estuviera mal. Pero yo no podía hablar, solo podía mirarlo, y las palabras no salían de mi boca.

Lentamente, con una mano, él me acarició la mejilla, como si tratara de calmarme, de asegurarme que estaba allí. Y fue entonces cuando, entre sollozos, pude murmurar:

—No… no sé qué decir… —mi voz se quebró. No sabía si me sentía abrumada por la canción o por lo que él había hecho al cantarla. Pero lo que sí sabía era que esas palabras, esas emociones que había estado guardando, finalmente habían encontrado su salida, y todo había sido gracias a él.

El pelinegro me miró por un momento, y luego, con un gesto casi imperceptible, me acercó nuevamente a su pecho. En ese instante, todo lo que había estado temiendo se disolvió. Lo único que quedaba era él, yo y esa canción que se había convertido en el puente entre nosotros.

Nadie me había dedicado antes una canción, y mucho menos componerme una; pero tuvo que llegar este nanobio mutante para entender mis emociones y pensamientos y crear una canción sobre nosotros.

—No tienes que decir nada —susurró, su voz tranquila y reconociendo que mis lágrimas no eran algo que necesitara justificar. Él entendía, o al menos lo parecía. Y eso me hizo sentir aún más conectada con él.

Finalmente, después de un largo silencio, Jungkook me miró de nuevo, sus ojos buscando los míos con una intensidad que me hizo sentir vulnerable y, al mismo tiempo, segura.

—¿Te ha gustado? —preguntó, con una ligera sonrisa en los labios, como si intentara aliviar la tensión que ambos sentíamos.

Y así como me sentí sensible, eso se me quitó rápido con su pregunta. Entrecerré mis ojos y me aparté de él.

—¿Tú qué crees? —respondo ligeramente molesta. El chico sonríe y aprieta una de mis mejillas—. Me ha encantado, no sabes cuánto.

Él continuó sonriendo hasta que, sin decir una palabra más, me besó suavemente en la frente, como si esa fuera su manera de decirme que todo estaba bien.

Minutos después, Hyundok, Jungkook y yo salimos del auditorio. Su amigo lo felicitó por la canción y me dio un corto abrazo a mí antes de retirarse. Por otro lado, el pelinegro me sujetó de la mano para llevarme a la cafetería de su universidad e invitarme algo de comer.

Cuando llegamos, tomamos asiento en una mesa para dejar nuestras cosas y luego ir a la caja para pedir nuestra comida.

—Gracias otra vez —me encuentro diciendo—, por la canción.

—Ricitos, no creas que esta es la única canción que te dedicaré —el mayor me sujeta por la cintura y me junta más a él hasta que estamos a pocos centímetros de un beso—. Mientras que te tenga, las canciones serán algo usual entre nosotros... Llegaremos a ese punto en donde ya te canses de mí por eso.

Aquello me hace reír. Anclo mi mirada con la suya y ladeo un poco mi cabeza. No me imaginó aburriéndome de Jungkook, en serio lo quiero mucho.

*****
Como había publicado en mi tablero, VOLVÍ LUEGO DE MUCHO TIEMPO 😭

Ahora que estoy de vacaciones tendré más tiempo para actualizar :3
Con fe terminamos esta historia antes de que se acabe el año o por enero ;)

En fin, ¿qué les pareció este capítulo? La canción que usé fue Stuck on you de Austin & Ally
Yo cuando escuché la letra dije: SOMEDAY, y acá estamos c:

Estén atentas a mi ig que más tarde subiré un vídeo con esta canción 😚 Hasta aquí mi reporte Joaquín, volvemos a estudios 🎙️

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