28 | Confusión 💘
Salgo del estudio de música de mi facultad. Ahí estaba Nain esperándome mientras toma una soda en lata. Silbo para llamar su atención, ella repara en mí antes de agarrar sus cosas y levantarse del suelo. Teníamos nuestros propios planes luego de que acabara mi canción en la cabina. Se puede decir que me animé a invitar a salir a la rubia y ahora pasaremos lo que resta del día juntos.
Me encargo de llevarle su portaplanos al igual que su mochila para que así ella solo tenga en sus manos su refresco. Vamos caminando juntos de la mano mientras que conversamos de cosas triviales, a veces son datos interesantes de su carrera o de la mía.
En esta salida tenía un propósito: confesarle a Nain lo que siento sin importar su respuesta. Tampoco es que le pediré ser mi novia, de eso aún no estoy seguro; pero solo quiero librarme de estos pensamientos en los que me digo que ella es tan bonita, tanto por dentro como por fuera, que me gusta verla hablar de lo que a ella le gusta y que siempre me tendrá para cuando quiera llorar o liberarse del estrés familiar. Solo quiero que ella sepa lo mucho que significa para mí; y si ella me lo permite, quiero ser el único chico que pueda estar a su lado para demostrarle todo mi cariño.
No puedo evitar sentir que mi corazón late más rápido cada vez que estoy cerca de Nain. Sus ojos tienen ese brillo único que despierta algo en mí, pero aún no estoy seguro de qué es. He ahí la importancia de esta salida.
—Nain, ¿podríamos hablar? —le pregunto, intentando ocultar mi nerviosismo.
Ella asiente, y nos dirigimos a un rincón tranquilo del parque. La brisa suave acaricia nuestras caras mientras me esfuerzo por encontrar las palabras adecuadas.
—Es solo que... últimamente me siento un poco confundido. No sé qué es lo que siento exactamente, pero cuando estoy contigo, todo parece diferente.
Nain me mira con curiosidad, esperando a que continúe. Respiro hondo y prosigo.
—Cada vez que estoy contigo, siento que algo hace click en mí —suelto una pequeña sonrisa nerviosa—. No puedo dejar de pensar en ti, pero no sé si esto es solo amistad o algo más.
Sus ojos revelan sorpresa, pero también hay algo más, algo que parece correspondencia. Mi corazón late aún más rápido, pero estoy decidido a enfrentar mis sentimientos.
—Así que... Quiero pedirte que me des una oportunidad para salir contigo —digo, con la esperanza de que mi valentía no me traicione.
Ella sonríe, y siento que el peso de la incertidumbre se levanta de mis hombros.
—Pensé que nunca lo dirías —responde en medio de su sonrisa y con una voz suave.
Mis manos buscan las suyas, y nuestros ojos se encuentran, sellando un pacto silencioso entre nosotros.
Sin previo aviso, nuestros labios se acercan lentamente, y siento la calidez de su aliento. El beso es suave, casi inocente, pero cargado de significado. Es como si nuestros sentimientos se fusionaran en ese momento, y la confusión inicial se disuelve en una certeza reconfortante.
Naim me correspondió mis sentimientos. No puedo estar más...
—¡¡Hijo!! —escucho la voz de mi madre atrás de puerta de mi habitación. Seguido, golpea unas tres veces—. ¡¡Jungkook, pásame tu cesto de ropa sucia!!
Me fijo que estoy abrazado de mi almohada, con mis labios sobre este.
—¡Mierda! —musito asustado. Todo había sido parte de un sueño.
Ni siquiera pude procesar lo que acabo de soñar porque mi madre entra intempestivamente a mi habitación. Suelta todo tipo de regaños relacionados al por qué no puedo hacer lo que ella me dice y por qué sigo encamado si son más de las once de la mañana.
Tuve que esperar a que ella se fuera para abrir otra vez mis ojos y enfocar mi vista al techo. Mis manos estaban sobre mi abdomen, el cuál se movía lentamente por mi respirar. Ahora sí me puse a pensar en lo que soñé... ¡Fue tan real que me da miedo! Les prometo que sentía hasta la tersa piel de la rubia, su aroma y podía escuchar muy bien ese tono de voz que ella tiene cuando habla.
Tarareé divertido cuando recordé que en mis sueños Nain había aceptado salir conmigo. En la vida real qué iba a pasar eso, debí de darme cuenta de que se trataba de un sueño solo por eso.
Anoche me quedé despierto hasta tarde creando la canción para mi trabajo de universidad, la cual también era para Nain, y solo porque mi padre se asomó a mi puerta para decirme que parara por hoy con la guitarra, lo dejé. Por esta razón, veo mi guitarra acústica justo a mis pies a punto de caerse.
A esta hora ya no tenía remedio de que desayunara, era mejor esperar a la hora del almuerzo; pero de igual manera me fui a la cocina para calentar unas tostadas en lo que buscaba la mermelada por el refrigerador. Gureum se apareció casi al instante para sacudirse enfrente de mí y pasar a tomar un poco de agua de su plato.
Verdad que tenía una mascota a la cual tenía que pasear. Terminé de "desayunar" rápido y me devolví a mi habitación para cambiarme de ropa. Gureum mostró emoción casi al instante de verme alistándome para salir. Primero movió su cola antes de correr de un lado a otro intentando no resbalarse en el proceso.
Le puse su arnés, abroché la correa y salí con él. No dimos ni tres pasos y Gureum ya había encontrado un lugar para marcar territorio. Mientras que él olfateaba lo que estaba a su alrededor, no pude evitar mirar hacia la casa de Nain para saber si ella estaba en casa. Hay algunas cosas que ya había estado observando —no en el sentido de acoso— y que he memorizado; como el hecho de que Nain solo deja su ventana abierta y con las cortinas recogidas cuando está en casa, cuando no lo está, la ventana permanece cerrada y las cortinas entreabiertas.
Para mi mala suerte, Nain no estaba en casa: su ventana estaba cerrada.
Avancé con mi paseo con Gureum y fuimos al parque más grande y solitario que conozco para soltar un rato a mi mascota y que así pudiera explorar. Yo solo lo observaba pacífico, con mis audífonos puestos para reproducir mi música, sentado en el pasto bajo la sombra de un árbol; a veces le silbaba para que no se fuera tan lejos de lo permitido, él solo corría hacia mí mientras sujetaba una rama que encontraba por ahí. Jugué con él unos veinte minutos hasta que él mismo se cansó y dejó en paz la rama.
Gureum decidió recostarse a mi lado, jadeando, para retomar la compostura; yo solo acariciaba de su blanco pelaje en lo que admiraba cada parte de este paisaje.
Un rato después, volvimos a casa; y como si fuera coincidencia, Nain llevaba a su casa en el auto de su padre. De ahí bajaron todos los miembros de la casa, claramente la rubia con su hermano en brazos mientras que sus padres se ocupaban de abrir la maletera. Al parecer toda la familia se había ido de compras, y no solo al supermercado.
Quise acercarme a saludar y ayudar; sin embargo, había un pequeño problema: la mamá de Nain me conocía bien, pero su padre y yo nunca nos hemos dirigido la palabra. No ha habido un buen momento para conocernos y entablar una buena relación; por lo que, acercarme ahora, me daba repeluz.
Igual ver a la rubia con su hermano en brazos mientras intentaba meter la llave a la puerta fue lo que me impulsó a ir hacia su casa y ayudarla. Su mamá y yo nos saludamos como si fuéramos amigos de toda la vida, mientras que con su padre, un simple «Buenas tardes, señor Kim» fue lo que salió de mis labios al sentir su mirada juzgadora.
—Déjame ayudarte, ricitos de oro. —¿Hace cuánto no le digo este apodo? Antes solo era para fastidiarla, pero ahora me parece lo más tierno que puedo decirle.
—¿Y tú de dónde saliste?
—Del vientre de mi madre. —Bromeo en lo que abro la puerta de Nain con la llave. Ella me da un manazo en el centro de mi espalda y eso solo ahí cuando empiezo a reírme.
—No te hagas el listo conmigo —reniega.
—Ya entra —le digo una vez que puedo abrir la puerta. Ella sonríe con sus labios aplanados y alzando un poco su mentón—. ¿Nos podemos ver esta noche?
—¿Disculpa? —ese es su padre hablando detrás de mí. Solo mi suerte me pone en estas situaciones.
—N-No es, no es lo que piensa, S-Señor Kim —tartamudeo.
—Y según tú, ¿qué estoy pensando?
Con mi mirada, pido auxilio a Nain, pero ella solo se ríe antes de retirarse de la entrada y dejarme solo en esta batalla. Por suerte, la mamá de Nain no es tan mala y me saca de la intimidante mirada del señor Kim.
La rubia vuelve con un puchero en sus labios al haberse perdido una posible paliza que su padre me iba a dar. Sí, eso mismo lo dijo ella, no me lo estoy inventando.
—¿Y te puedo ver en la noche? —pongo una de mis manos sobre su cabeza en lo que ella anda moviéndose como si bailara sobre el mismo lugar.
—Tengo reunión de trabajo con los chicos —chista—. Mis evaluaciones están seguidas junto a las entregas de proyectos.
—Pero la niña quería estudiar arquitectura, ¿verdad? —Nain asiente como si la arquitectura fuera su peor enemigo ahora.
—Es hermosa la carrera, pero muy demandante —responde mirándome fijamente. Lleva una de sus manos a la que tengo sobre su cabeza y la quita—. Bueno, tengo cosas que hacer. Nos vemos luego.
—Está bien —respondo, intentando no mostrar mi decepción—. Nos vemos luego, entonces.
Ella asiente y se adentra en su casa, dejándome con una sensación de vacío en el pecho. Me giro para irme, pero la voz de la señora Kim me detiene.
—¿No quieres quedarte a almorzar, cariño? —me pregunta amablemente—. Siempre hay un plato de más.
—Oh, no quiero molestar, señora Kim —respondo educadamente, aunque la idea de quedarme suena tentadora.
—No es molestia en absoluto. Además, así podrías ayudar a Nain con sus proyectos, ¿no? —me dice con una sonrisa conspiradora.
—Muchas gracias por la invitación, pero he recordado que tengo que hacer unas cosas.
La mamá de Nain entiende y se despide de mí antes de cerrarme la puerta. Doy media vuelta y me alejo de la casa de mis vecinos para meterme a la mía.
Ni bien ingreso veo que mamá ha estado viendo todo detrás de la cortina de la ventana. Me sonríe de manera traviesa, como si en realidad fuera una hermana que ha encontrado el modo de fastidiar a su hermano y exhibirlo delante de sus padres.
—Mi muchachito está enamorado —chilla con una emoción desbordante—. Jungkook bonito, ¿por qué no me contaste de la vecina? Por eso has estado entrenando más, ¿verdad? —mamá se levanta del sofá y viene a pasos apresurados a tocarme el rostro—. Incluso te ha cambiado la cara.
—Mamá, por favor, no empieces —le digo, intentando apartarme suavemente de sus manos entusiastas.
—Ay, pero es que me emociona mucho verte así, hijo. ¡El amor te sienta tan bien! —responde, ignorando completamente mi intento de calmarla.
—No estoy enamorado —insisto, aunque sé que mi tono no suena convincente.
—Claro, claro, y yo soy astronauta —dice, rodando los ojos—. ¿Entonces, por qué no aceptaste la invitación? ¿Miedo al suegro?
—¡No es mi suegro! —protesto, pero mamá solo se ríe.
—Bueno, todavía no —dice con un guiño—. Pero deberías empezar a practicar, nunca se sabe.
—Mamá, de verdad tengo cosas que hacer —intento cambiar el tema—. Necesito estudiar para mi examen de mañana.
—Claro, claro. Solo espero que tus estudios no interfieran con tu vida amorosa —dice, finalmente dejándome pasar.
Subo las escaleras hacia mi habitación, sintiendo que el mundo entero ha decidido conspirar en mi contra hoy. Me dejo caer en mi cama y cierro los ojos, intentando dejar de pensar en Nain y en la mirada juzgadora de su padre.
No he tenido la oportunidad de conocer bien a su padre, o no tanto como conozco a su madre. Pero no sé cómo comportarme sabiendo los problemas que existen en esa casa y de las discusiones que me ha tocado escuchar cuando he estado con Nain en su taller. Es extraño.
Ladeo mi cabeza para dejar de pensar en la rubia y sus padre mientras enciendo mi computadora para ponerme a trabajar en la canción de mi curso. Hace unos días grabé la instrumental y ahora solo me tocaba acomodar y editar todo para que dentro de poco iniciara con la grabación de las voces.
Me pongo los auriculares y abro el archivo del proyecto. La música comienza a llenar la habitación, y poco a poco, me dejo absorber por los acordes y ritmos. Es un alivio poder perderme en algo que no tiene nada que ver con los enredos del corazón... Hasta el momento, porque luego la letra es, otra vez, mis sentimientos por Nain.
Pasa alrededor de una hora cuando termino con lo que sería la introducción de la canción y el primer estribillo. Ya no es divertido editar.
Suspiro y dejo caer la cabeza contra el respaldo de la silla, mirando el techo. Me siento atrapado entre mis deberes y mis emociones, incapaz de encontrar un equilibrio. Tomo una bocanada de aire y me incorporo nuevamente, decido cerrar la computadora y buscar algo de aire fresco.
Salgo al jardín trasero y me siento en el césped, dejando que el sol de la tarde me calme. Pienso en Nain y en lo ocupada que está con sus estudios. La entiendo perfectamente, también siento la presión de los estudios y los proyectos.
En un caso hipotético, donde ella y yo seamos novios, ¿cuánto podría tolerar de su ausencia en la relación? Tal vez yo también esté en la misma situación, ¿cuánto podría ella tolerar? ¿Una futura arquitecta exitosa y un futuro compositor exitoso tendrán tiempo para el amor?
Suspiro profundamente, tratando de disipar esos pensamientos. Me tumbo en el césped, sintiendo la suavidad de la hierba y el calor del sol en mi rostro. Cierro los ojos, dejando que mi mente divague sin rumbo fijo.
De repente, escucho un ruido detrás de mí. Abro los ojos y veo a Gureum acercándose con su lengua fuera y su cola moviéndose alegremente.
—Hola, amigo —le digo, acariciando su cabeza—. ¿Tú también necesitas un descanso?
Gureum responde tumbándose. Paso unos minutos en silencio con él, dejando que su presencia calmante me reconforte. De vez en cuando se acerca a mí para olerme la cara y lamer mi mejilla. Por mi parte le doy caricias en su espalda y cerca de su oreja.
De repente, el sonido de un mensaje en mi teléfono me saca de mi ensoñación. Lo saco del bolsillo y veo que es un mensaje de Tzuyu.
Choi Tzuyu
Jungkook, qué haces?
13:34 p.m.
Tomando un descanso en el jardín. ¿Y tú?
13:35 p.m.
Iba a salir con Taehyung, pero tiene que hacer un trabajo en grupo y me ha cancelado
13:35 p.m.
Crees que me puedas invitar un plato de comida en tu casa?
13:35 p.m.
Sí, puedes venir
13:35 p.m.
Gracias. En media hora estaré por allá
13:36 p.m.
Seguí recostado unos minutos más hasta que, diez minutos antes de que venga Tzuyu, me subí a mi habitación para peinarme un poco el cabello y quitarme todo tipo de rama seca que estuviera entre mis pelos.
Cuando escuché el timbre y a mi mamá muy emocionada, me di cuenta de que Tzuyu ya había llegado a la casa. Esa era la señal que estaba esperando.
Bajé de nuevo al primer piso y vi a mi madre llevando a la castaña hacia la cocina. La más alta la seguía con todo gusto antes de darme un fugaz saludo con su mano.
—Hola, Tzuyu —dije, tratando de sonar casual mientras me acercaba.
—¡Hola, Jungkook! —respondió ella con una sonrisa—. Gracias por aceptarme aquí.
—No es nada. Vamos a la cocina, mi mamá está preparando algo especial —dije, guiándola hacia donde mi madre ya había comenzado a cocinar.
Nos sentamos en la mesa mientras mi mamá se movía con destreza entre los ingredientes, preparando una sopa de algas que sabía que a Tzuyu le encantaba. Ella me miraba con curiosidad, notando mi esfuerzo por parecer relajado.
—Así que, ¿qué tal tu día? —pregunté, rompiendo el silencio.
—Bien, un poco aburrido sin Taehyung —dijo ella, encogiéndose de hombros—. Pero me alegra poder pasar tiempo contigo.
Sentí un calor subir por mi rostro ante su comentario, y me concentré en no dejar que se notara demasiado.
—Sí, es bueno tener compañía —dije, sonriendo tímidamente.
Mi mamá sirvió la sopa en unos pocos minutos, y nos sentamos a comer, charlando sobre cosas triviales. La presencia de Tzuyu llenaba la casa con una energía ligera y agradable.
Ya me había olvidado de esa cómo se sentía estar con ella de este modo.
—¿Y tú? ¿Qué hacías?
—Visitar a la vecina, ¿no Jungkook? —tercia mamá antes de que yo hable. Tuerzo mis ojos y ladeo la cabeza—. ¿Tú conoces a esa chica Tzuyu?
—¿Quién? ¿Nain? —asiento mientras tapo mi cara con una mano—. Oh sí, es prima de mi novio. Es una chica agradable... No la conozco mucho, pero sé que Jungkook sí.
—Silencio...
—Yo sé cuándo mi bebé está enamorado —otra vez habla mi mamá mientras da vueltas al caldo con la cuchara de madera—. ¡Lo vieras hoy interactuando con los padres de Nain! —dice el nombre de la rubia con un suspiro enamoradizo de por medio. Esto es vergonzoso—. No hay nada de qué temer, Jungkook bonito. La chica es linda, tú eres lindo, y pasan mucho tiempo juntos. Estoy segurísima que ella también debe de sentir algo por ti.
Tzuyu ya no comenta más. Solo intercala miradas entre mi madre y yo, esperando a que uno de los dos diga algo más. Pero siento algo raro, como si la noticia de mi posible —y muy asegurado— gusto por Nain no hubiera sido de su agrado.
—¿Entonces te gusta Nain? —inquiere con sorpresa y a la vez con una tonalidad vacía—. ¿Desde cuándo?
El aire se volvió denso de repente, y sentí cómo una especie de barrera invisible se levantaba entre Tzuyu y yo. Las palabras de mi mamá habían desatado algo que no sabía cómo manejar.
—Eh... —tartamudeé, buscando una salida—. No es... no es como lo pinta mi mamá. Nain es solo una amiga.
Tzuyu arqueó una ceja, claramente no convencida del todo. Mi mamá, ajena a la tensión, siguió revolviendo la sopa con una sonrisa satisfecha.
—Ah, vamos, Jungkook. No tienes que ocultarlo —dijo ella, riendo suavemente—. Es natural tener sentimientos por alguien especial.
La incomodidad se apoderó de mí. Tzuyu bajó la mirada, sus ojos fijos en su plato como si estuviera procesando algo.
—No lo sabía —murmuró, casi para sí misma—. Pensé que tú y ella eran solo amigos.
—¡Lo somos! —exclamé, quizás con un poco más de urgencia de la necesaria—. Mamá solo está exagerando.
Tzuyu levantó la vista, sus ojos oscuros buscando los míos. Había una mezcla de curiosidad y algo más en su expresión, algo que no podía identificar del todo.
—Está bien, Jungkook. Si dices que solo son amigos, te creo —dijo al fin, aunque su tono aún tenía un matiz de duda.
La conversación cambió de rumbo rápidamente, mi mamá hablando sobre algún evento del vecindario mientras Tzuyu asentía distraídamente. El almuerzo continuó en un tono más bajo, con Tzuyu menos participativa que antes.
Cuando terminamos de comer, Tzuyu se levantó y me miró con una media sonrisa.
—Gracias por la comida, Jungkook. Fue agradable pasar un rato contigo y con tu mamá —dijo, aunque su voz sonaba un poco distante.
—Claro, Tzuyu. Me alegra que vinieras —respondí, deseando poder borrar la incomodidad de antes.
—Y... Si te gusta Nain, ¿por qué no la invitas a salir? —dice de repente. Me quedo estático en mi sitio sin saber qué decir—. Te conozco, sé que tú sientes algo por ella.
—¡No! ¡No! No es nada de eso.
—Jungkook, vamos, no puedes engañar a una estudiante de psicología —Tzuyu sonríe con burla a la misma vez que se cruza de brazos—. Lo siento por mi actitud de antes si lo malinterpretaste; solo me sorprendió que ahora te gustara Nain cuando no hace mucho no la aguantabas.
—Bueno... Te lo dije la vez pasada: Nain estuvo acompañándome cuando ustedes no me hablaban y ahora me gusta mucho pasar tiempo con ella —llevo una mano detrás de mi nuca para rascarla—. Me siento confundido, eso es todo.
—¿Y por qué?
—Porque estoy actuando similar a como actué cuando tú me gustabas —confieso con sinceridad. Tzuyu relaja un poco su postura y muestra una sonrisa plana muy ligera—. Las cosas contigo no salieron bien y no quiero que lo mismo pase con Nain. No sé si estoy listo para ser un buen novio.
—De los errores y horrores se aprende. Inténtalo.
Ambos caminamos hacia la puerta. Me hubiera gustado que la pelinegra se quedara unos minutos más en la casa, pero ya tenía que devolverse a la suya; además, según ella, iría en busca de Taehyung.
Estando en el marco de la puerta de entrada, vemos que Nain se encuentra afuera de su casa cargando unas bolsas negras de basura, las cuales deposita dentro del contenedor de metal. Tzuyu repara en mí con una sonrisa e inclina un poco su cabeza para señalarme a la rubia.
—Es tu momento de invitarla a salir. Adelante —dice con una gran sonrisa que hace que sus ojos se entrecierren. Yo niego con la cabeza y me planto en mi sitio en señal de cobardía—. ¡Vamos Jungkook! ¿Cómo sabrá que la amas si no haces nada por ella?
—Pero no la amo, solo me gusta...
—Te gusta mucho como para que te pongas nervioso ante la idea de invitarla a salir —tuerce sus ojos. Tzuyu pasa sus manos por detrás de mis brazos y me da un empujón para bajar las escaleras de mi pórtico.
—¡Tzuyu, espera! —protesto, pero ya es tarde, estoy avanzando hacia Nain, quien me mira con curiosidad desde el otro lado de la calle. Cruzo rápidamente, tratando de ignorar los nervios que me invaden.
—¿Jungkook? —pregunta, dejando de lado el contenedor de basura. Sus ojos claros brillan bajo la luz del atardecer, y me doy cuenta de lo hermosa que se ve en ese momento.
—Eh... Hola, Nain —digo, tratando de mantener la compostura mientras mi corazón late con fuerza—. ¿Cómo estás?
—Bien, solo estaba sacando la basura. ¿Y tú? —responde con una sonrisa.
—Yo, eh... solo estaba hablando con Tzuyu. Sabes cómo es ella, siempre dando consejos —digo, intentando parecer casual.
—Oh, sí, Tzuyu y sus consejos. ¿Qué te dijo esta vez? ¿Que empieces a hacer yoga para relajarte? —bromea, su sonrisa ampliándose.
—No, esta vez fue más... personal —admito, sintiendo mis mejillas enrojecer.
—¿En serio? ¿Qué tan personal? —Nain levanta una ceja, divertida.
—Bueno, ella... —Me rasco la nuca, buscando las palabras adecuadas, pero siento que mi mente se queda en blanco.
—¿Te estás poniendo nervioso, Jungkook? —Nain se acerca y, con una risa suave, me aprieta las mejillas—. Qué lindo.
Su expresión es de pura diversión; sus ojos brillan y su sonrisa es amplia y sincera, revelando sus dientes blancos. La alegría en su rostro es evidente, y sus mejillas se elevan mientras se ríe, haciendo que sus ojos se entrecierren un poco. Me doy cuenta de lo genuinamente feliz que se ve en este momento, su risa es contagiosa y llena de vida.
—Oye... —protesto, aunque mi corazón late aún más rápido. Instintivamente, tomo sus manos entre las mías, y antes de que pueda detenerme, las palabras salen de golpe—. ¿Quisieras salir conmigo el próximo fin de semana?
Nain se queda en silencio por un momento, sus ojos fijos en los míos. Luego, una sonrisa tímida se dibuja en su rostro.
—En plan de amigos, por supuesto. Amigos.
—Claro, nanobio. Me encantaría.
La sensación de alivio es tan grande que apenas puedo responder.
—¡Genial! Te enviaré los detalles más tarde, entonces.
Nos despedimos y regreso a la puerta, donde Tzuyu me espera con una expresión de triunfo.
—Te lo dije —dice, dándome una palmadita en la espalda—. Solo necesitabas un pequeño empujón.
—Gracias, Tzuyu —murmuro sarcástico, aún asimilando que Nain aceptó.
—De nada. Ahora ve y prepárate para tu cita. —Me guiña un ojo y se marcha, dejándome con una mezcla de nervios y emoción.
Entonces le pedí una cita a Nain para el próximo fin de semana, y ella aceptó... ¡¿Qué?!
*****
Someday revivió 🕯️
Ojalá no se vuelva a morir pronto (yabasta)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro