23 | Vayamos perdonando 💘
—¿Y ya te sientes listo para enfrentar tu más grande temor? —Inquiere mi psicóloga, esta era nuestra última sesión.
Realmente la terapia me ayudó mucho en este tiempo, la psicóloga me ayudó a encontrar mis puntos débiles de mi personalidad que afectaban directamente en mi comportamiento con los demás. Antes no me había dado cuenta de que yo era muy iracundo, tenía aquella necesidad tóxica de ordenar a los demás hacer lo que yo digo, sin importar si eso estaba bien o estaba mal, sin saber con exactitud si esa era la manera correcta de pedirlo. A su vez, la psicóloga me dio varios consejos sobre mi dependencia emocional hacia Tzuyu, me ayudó a darme cuenta de que yo realmente solo estaba aferrado a la idea de que Tzuyu iba a estar para mí sin importar lo que haga debido a que ella también me había permitido pensar de esa manera; y es por ello por lo que, cuando Tzuyu se negó a volver conmigo, eso fue el punto de quiebre que me mostró que nada había sido como me lo había estado imaginando, y, que, por esa razón, fue que hice lo que hice.
—¿Es normal que me sienta nervioso y tenso?
—Es normal, Jungkook. Eso significa que todavía tienes miedo de hacerlo, pero, si tú mismo me has dicho que ya estás listo de dejar la terapia es porque hay una iniciativa tuya. —Me dice con una voz pausada. La miro a los ojos mientras tenso mis labios y asiento a lo que dice—. Hemos trabajado en tu resiliencia, si es que algo sale mal cuando hables con Tzuyu, al menos vas a estar con esa seguridad de que ese momento no va a afectar en tu vida.
—Entiendo.
La psicóloga me ofrece una última sonrisa antes de abrir un cajón de su escritorio y sacar una libreta negra de cuero. Me lo pasa sobre la mesa y me pide que abra la tapa de este. Cuando lo hago, veo una frase que decía "El fin justifica los medios"; no comprendí a lo que se refería.
—Esta frase es muy sencilla de comprender, pero lo vemos tan complicado por la forma tan abstracta en la que se ha planteado —dice ella. No dejo de leer la frase e intentar comprenderla dentro de mi cabeza—. "El fin justifica los medios" quiere decir que no importa de qué modo hagas una cosa por alcanzar una finalidad concreta, habrá personas que tomarán el medio de cómo lo hiciste de mala manera y habrá otros que te felicitarán, o al menos te comprenderán por qué lo hiciste. Por ejemplo, el dilema de tranvía, algunas personas creen que es inmoral poner un dilema de ese modo en donde, de todas maneras, se verán como los culpables de un asesinato; mientras que otros, a pesar de tener el mismo pensamiento que el otro grupo de personas, escogerían entre salvar a esa persona o a esas cinco personas; y el que te lo planteó lo entenderá y no te juzgará. En la vida harás muchas cosas para alcanzar un fin, algunos medios podrán ser trillados y ser cuestionados por los que te rodean, pero también habrá otras veces en la que tu medio será "éticamente aceptable" por la mayoría de la sociedad; y, sin importar de cómo alcances tus fines, nunca más deberás de preocuparte por lo que dicen los demás, porque al final las consecuencias, ¿quién las recibe? ¿Tú o ellos?
—Yo —musito.
—¿Vale la pena ponerse mal y herirse por lo que otros dicen cuando no les parece correcto un acto tuyo? —niego con pena, ¿cuándo esto se convirtió en un regaño asertivo?—. Así es, Jungkook. En el principio te equivocaste, hiciste algo malo; pero ahora mismo es el momento para enmendar tu error y seguir adelante. El fin justifica los medios, ¿está bien? —asiento con una media sonrisa—. Muy bien, ¿tienes alguna pregunta?
—Si vuelvo a recaer, ¿me ayudará otra vez? —La psicóloga se ríe y asiente con un leve movimiento de cabeza—. Gracias, en serio gracias.
—De nada. Me alegra poder haberte ayudado —sonríe de manera muy gentil—. Ojalá puedas usar mucho este cuaderno. Escribe tus pensamientos, úsalo como un planificador para tu horario de la universidad, haz lo que quieras con él; pero úsalo con sabiduría.
—¿Acaso es mágico?
—Es mágico si así lo quieres creer —la psicóloga sigue mi broma y ambos reímos al unísono.
Miro que en la mesa está el bolígrafo de la psicóloga, lo tomo y escribo en la primera hoja del cuaderno un deseo que he estado anhelando desde hace dos años. Veo que mi psicóloga también echa un vistazo a lo que estoy escribiendo y suelta una sonrisa, yo hago lo mismo y releo lo que acababa de escribir: Dentro de tres años seré el mejor productor de música y el mejor cantante del mundo.
—Iré a tu primer concierto —comenta ella—. Espero que para ese entonces todavía te acuerdes de mí y me hagas un descuento de entrada.
—Siempre me acordaré de usted, Hwang Eun-sang.
Finalmente me despido de mi psicóloga y salgo de su consultorio. En la recepción veo a esa rubia que he tenido que traer obligadamente porque mi bocaza de ebrio le prometió comprarle unos nuevos zapatos luego de haber vomitado encima de sus botines favoritos, estaba leyendo una revista de maquillaje y no se había dado cuenta que ya estaba enfrente de ella mirándola. Luego de un par de minutos se da cuenta y deja la revista encima de la mesa de vidrio, se levanta del sillón para tomar su bolso de entrenamiento del piso y me mira con un gesto aburrido.
—Si no fuese porque realmente estoy muy molesta contigo por haber vomitado sobre mis zapatos, dejaría el día de compras para otro día y me iría directo a mi casa para darme un baño y dormir en mi cama. —Bufa mientras va caminando delante de mí hacia la salida del centro.
—A penas llevamos tres días entrenando juntos y ya vas diciendo eso —río de lado. Aún recuerdo aquel día de la semana pasada en donde Nain me pidió que fuese su escape de su casa.
Las semanas en las que he vuelto a hablar con Nain me han caído bien para mis días de relajo en la universidad. Sin embargo, esto solo sucedía en mí, ya que Nain estaba pasando por un momento de estrés; según su madre, ella había dejado de comer como usualmente lo hacía y ahora tenía el hábito de comer poco o simplemente saltarse algunas comidas del día. También me comentó que había descuidado a Juanjo por estar más centrada en sus trabajos de la universidad, tampoco salía de su habitación más que para las veces en las que se iba a la universidad o iba yo a visitarla; esto también lo pude ver yo desde el primer día en el que Nain había dejado de recibirme en su sala y me llevaba a su habitación para estar los dos solos, luego comprendí que ella lo hacía para evitar escuchar las discusiones que de vez en cuando sus padres tenían cuando su padre llegaba a casa. La entendía perfectamente, porque bien podría ser yo en esa situación.
Es por eso por lo que una vez me animé a decirle a Nain sobre ir a entrenar juntos al mismo gimnasio que voy los fines de semana. Ella inmediatamente aceptó con la razón de querer irse de su casa los días en los que sus padres se encontraban más en casa, el primer paso de sacar a Nain de ese ambiente tóxico y pesado de su casa funcionó; ahora solo me quedaba hacer que ella volviese a comer como antes y que sus niveles de estrés no afecten en su desempeño de la universidad, y tampoco afectase en el cuidado que Nain le da a Juanjo. Va a ser un poco difícil, pero creo saber convencerla, solo tengo que utilizar su propia filosofía de vida en su contra, ella va a darme la razón y todo volverá a ser como antes.
Llegando a mi auto, Nain se encarga de colocar la música mientras que yo iba manejando hasta el centro comercial. Realmente esta chica tenía suerte de que tuviera un poco de dinero para comprarle sus queridísimos zapatos.
—¿Y cómo siguen tus padres? —me atrevo a preguntar a pesar de que sé que muy en el fondo Nain no quiere hablar del tema.
—Siguen como siempre. —Responde Nain sin darle mucha importancia. No sé si eso era bueno o malo—. Sinceramente, dejó de importarme, ya que siempre resulta ser lo mismo y es bastante cansado... A veces quisiera huir de casa.
Reparo en ella rápidamente para ver si hablaba en serio. Jamás creí escucharla decir algo como eso. Si saliera de alguien de mi grupo de amigos no me sorprendería tanto, porque cada uno tiene sus propias batallas en casa.
—No estás hablando en serio. —Contradigo—. La Nain que conozco se mantendría fiel a su propia creencia de que cada persona tiene su lugar en el mundo.
—Bueno tal vez mis padres estén en el lugar incorrecto o qué sé yo —responde irritada ya por mis palabras.
El auto se queda en silencio por unos largos minutos; y pese a que trate de incitarla a hablar, Nain no hace más que deprimirse en su asiento con las piernas pegadas a su pecho.
—Creo que mi papá engaña a mi mamá.
Es lo único que dices. Sé que ahora solo me utiliza para que la escuche, no me está pidiendo un consejo algo así; solo son sus ideas intentando ser oídas por alguien y que este mismo no diga nada, como si estuviese hablándose ella misma.
Cuando llegamos al centro comercial, Nain se mantenía lo más aislada de mí. Me hablaba para ciertas cosas y luego seguía con ese ánimo tan... Deprimente y hostil, pues no solo estaba triste, también la notaba algo enojada con cualquier persona que se le acercara más de lo debido.
Se puede decir que ahora Nain está como yo hace unos pocos meses cuando sentía que todos estaban conspirando en mi contra.
Y, siendo sincero, me resulta muy espeluznante verla de ese modo.
Nain desde que logré intercambiar palabras con ella podía identificarla como una chica bastante perseverante y hostigante. No por nada logró que yo le pagara los daños que ocasionó Gureum a su maqueta. También la reconocí como alguien inteligente y que sabe tomar sus propias decisiones sin sentir una presión social; y creo que esto se debe a que está muy aferrada a su creencia. Asimismo, es una chica poco carismática, hay que decirlo, pero de igual modo sabe desenvolverse con las personas a las que le tiene confianza; y también es muy caritativa y empática cuando ve que alguien más no se siente bien.
Sin embargo, ahora la veo ser todo lo contrario a lo que es con ella misma; porque estoy seguro de que si uno de sus amigos estuviese mal, ella se olvidaría de sus problemas para ayudarlos. Y creo que ese es el problema de todo esto; si Nain se esfuerza en apoyar a su madre en lo que sea, emocionalmente o con el cuidado de Jaemin, obviamente ella misma quedaría olvidada. Hace hasta lo imposible por su mamá, pero no lo hace consigo misma.
—¿Quieres unos tacos? —le pregunto mientras vamos saliendo de la zapatería en donde pude reponer lo que dañé.
Nain aplana sus labios y suspira cabizbaja.
—No tengo hambre. —Miente. Era imposible que no tuviese hambre si antes de ir al gimnasio ella no quiso comer en su casa—. Quiero dormir.
—Que lástima, no te dejaré hacerlo.
—Jungkook, estoy cansada. —Replica un poco enojada.
—Reconozco ese cansancio que tú tienes, Nain; y te digo que no es precisamente por el ejercicio. —Me detengo abruptamente para mirarla cara a cara—. Entiendo que ahora estés totalmente estresada, tal vez ansiosa, por las cosas que suceden en tu casa; pero hasta yo sé que lo mejor que puedes hacer es evitar ir ahora a tu casa. Aprovecha en distraerte un poco. Sé que no es fácil hacer como si nada, pero también sé que si uno sigue pensando en lo mismo a cada instante, jamás podrá tener un minuto de paz mental... Además, esos problemas del engaño o sabrá quién de qué son, son asuntos de tus padres, no tienes porqué cargar con el peso de aquello si no te incumbe.
—Es que no quiero que mis padres se separen. —Dice con miedo, sus comisuras empiezan a temblar—. Tienes que cuidar a Jaemin aún, él es un bebé. Se supone que somos una familia y las familias no deberían de pasar por esto. Siempre hemos vivido en la perfección, mis padres se amaban, yo los amo, somos felices juntos; ¿por qué ahora todo parece desmoronarse?
Antes de que Nain soltara el llanto frente a muchas personas, jalé de su muñeca para acercarla a mí y ocultar su cara en mi pecho. Mis brazos se aferraron a su delgado cuerpo mientras que la oía llorar como nunca.
Supongo que para Nain debe ser muy chocante el hecho de que sus padres discutan si ella dice que los dos se amaban. Creo que el error de Nain fue idealizar a su familia como aquellas que son fantasiosas, mismas que ni siquiera se ven en las películas exageradas y surrealistas; los padres amorosos que se preocupan por sus hijos y a la vez demuestran su amor frente a ellos, la familia que nunca tiene problemas, una vida plena y sana que es totalmente intocable a los problemas de la vida real.
Psicológicamente dicen que, en la etapa de la pubertad, la persona se va dando cuenta de muchas cosas que antes creíamos como "lo mejor", entre ellos, los padres. ¿Quién en su niñez nunca ha creído que sus padres son lo mejor del mundo? Todos hemos idolatrado mucho a nuestros padres hasta tal punto de colocarlos en un pedestal, de llamarlos como nuestros héroes para que luego, con el tiempo, nos demos cuenta que ellos no son totalmente especiales como los creíamos, pues al final también son humanos que se equivocan y no tienen nada de especial.
Cuando Nain deja de llorar y maldecir su vida en mi pecho, la llevo conmigo otra vez a mi auto para invitarle algo de comer.
—Jungkook, tengo miedo de sentirme perdida. —Confiesa Nain con su voz baja y temblorosa.
—No estás perdida —aseguro con mucha seguridad.
—¿Cómo lo sabes? —pregunta a la defensiva—. No puedes saberlo.
—Yo estoy aquí, contigo. —En un rápido movimiento, agarro su mano para ponerla en la palanca de cambio debajo de la mía—. Y si aún así te sientes perdida, pues me perderé contigo.
Por el rabillo de mi ojo veo a Nain sonreír apenada. Por mi parte, estaba satisfecho de haberla hecho sentir un poco mejor al menos.
En menos de diez minutos, pasamos de un distrito a otro hasta que llegamos al distrito de Bundang, a una calle comercial en donde me detuve en una esquina, justo donde existe un puesto de tacos en carretilla.
—¿En serio me trajiste aquí? —Inquiere ella con sus brazos cruzados.
—Si hablamos de este lugar tomando las medidas de sanidad, obviamente es repugnante comer cosas que se hacen en la calle; pero te juro que los tacos aquí son buenísimos —agarro a Nain del brazo para acercarla a la carretilla en donde habían dos mujeres no coreanas con una red en la cabeza y guantes de látex—. Buenas noches, me da cuatro tacos de res y dos latas de cerveza.
Una de las mujeres me entregó rápidamente las latas de cerveza antes de comenzar a preparar los tacos.
Le di una de las latas a Nain luego de abrírsela para brindar juntos. Ella miraba con curiosidad todo el procedimiento que las mujeres hacían para preparar la comida hasta que finalmente nos entregaron nuestro plato. Añadieron algunas salsas antes de recibir mi dinero.
Con Nain caminé de nuevo hasta el auto para comer ahí dentro mientras que escuchábamos canciones de mi playlist de Spotify. Poco a poco la rubia fue soltándose un poco más hasta tal punto de seguirme mis bromas y pedirme un poco más de tacos.
Obviamente no me negué a cumplirle su petición, pues a mí me hacía muy feliz verla mejorándose de ese estado en el que estaba antes; al menos temporalmente. Verla degustando de la comida y escucharla hacer los mismos ruidos que yo hago cuando algo me gusta, es divertido para mí.
—Bruno Mars y Justin Bieber son como los modelos que tengo para ser un gran compositor y cantante —digo en medio de mi mareo por la cerveza—. Quiero escribir canciones con las que personas puedan sentirse identificadas a la misma vez que cree canciones que luego puedo escucharlas hasta en los clubes nocturnos.
—Tu voz es mucho mejor que el de ellos. Si te lo propones, lo lograrás —responde la rubia mientras se va acomodando mejor en su asiento. De pronto, en el auto se escucha un pequeño eructo—. Lo siento, fue la cerveza...
Ambos estallamos en risa cuando a mí también se me sale uno, pero este no fue de casualidad, lo hice para que Nain no sé sintiera avergonzada.
Poco después, volví a conducir hasta nuestras casas mientras íbamos escuchando la canción de Bruno Mars, Count on me; la cual Nain y yo cantamos los coros y el clímax de la canción como si nuestra vida dependiese de aquello. Entre ella y yo nos enviábamos miradas de complicidad cada que sentíamos que aquella parte de la canción era un mensaje para el otro; y juro por mi vida que si no fuese porque estaba conduciendo, no hubiese apartado mi mirada de la rubia en todo lo que dura la canción.
Al final, Nain y yo nos despedimos dentro del auto antes de bajar. Ella cruzó la pista hasta llegar a su casa y entrar.
En mi mente solo pasaba un pensamiento, y ese era esperar que Nain no vuelva a decaer.
***
Luego de haber entrenado con Nain otra vez y de haber paseado a Gureum con la rubia, me di una ducha y me fui a la casa de Tzuyu. Pasó una semana desde que hablé con mi psicóloga y ya me sentía listo para enfrentar mi miedo.
Estaciono mi auto frente al gran edificio blanco con gris de veinte pisos. Bajo y me dirijo a la portería para pedir el ingreso. Uno de los de seguridad ya me conocía, por ello me dejó pasar como si nada.
Me voy al ascensor y oprimo el botón número "10" para llegar al departamento donde Tzuyu vive. No espero muchos segundos en llegar hasta aquel piso, en menos de un minuto ya me encontraba caminando por los pasillos del lugar hasta llegar a la puerta 1017.
Antes de que pudiera siquiera tocar la puerta, una señora que reconozco salía del departamento de Tzuyu con su primo Christopher. Ellos me saludan antes de despedirse una vez más de Tzuyu, quién al parecer decidió hacerse un cambio de look y teñirse el cabello a un tono entre marrón y pelirrojo.
Ella se queda inmóvil en su lugar cuando cruzamos miradas. Mis manos sudan al escucharla invitarme pasar a su casa.
Mis piernas parecen flaquear, era como si estuviese a nada de entrar a un territorio peligroso y del cual puedo salir herido. Vamos, no tenía que ponerme de dramático en estos momentos.
—¿Jungkook? —De una de las puertas blancas del departamento sale la madre de Tzuyu con un conjunto elegante de color blanco. Ella se asombra en verme y mira de regreso a su hija, algo me dice que ella sabe de nuestro problema.
—Buenas tardes, señora Choi —le hago una ligera reverencia por respeto.
—Es... Es extraño verte aquí. Creí que era Taehyung el que había venido —por supuesto, el primo de Nain ya se está ganando a mi ex suegra.
—Él tiene que hacer unas grabaciones publicitarias para una tienda —le explica Tzuyu—; pero luego me dijo que vendría un momento aquí. —Añade—. ¿Te irás a la cena de la organización?
—Sí, tu padre me está esperando allá.
Comienzo a sentirme muy ajeno a toda esta conversación que madre e hija están teniendo conmigo en medio; por ello, prefiero tomar asiento en uno de los sillones de la sala y esperar a que la mamá de Tzuyu se despida de nosotros.
La señora Choi sale de la casa luego de haber atendido una llamada de su esposo, se despidió de Tzuyu y de mí para finalmente dejarme con su hija.
Tzuyu se sienta a mi lado, tomando su respectiva distancia conmigo. No me dice nada, solo espera a que yo sea el primero en tomar la palabra.
—Mi terapia con mi psicóloga terminó la semana pasada —fue lo primero que dije sin pensarlo tanto. Tzuyu asiente en silencio—. Yo... Yo vine aquí para reconocer ante ti todos los errores que cometí en nuestra relación, como novios y como amigos.
—Te escucho.
—Fui un total imbécil cuando fui tu novio. Literalmente no me preocupaba por ti, solo pensaba en mí y en lo feliz que me hacía tener a alguien que me quisiera y fuese solo para mí —empiezo—. Claramente no tenía la madurez para tener una relación con una chica como tú, y tampoco la responsabilidad; es decir, a penas podía conmigo como para darte atención a ti. Lo siento por eso, en serio.
—Me alegra que lo reconozcas —dice con una sonrisa de lado—. ¿También te arrepientes de haberme maltratado psicológicamente y de haberme manipulado?
—Sí. Como te digo, era bastante inmaduro y creía que culpándote de cosas en las que yo era el único responsable me hacía el bueno de los dos. —Pequeños fragmentos de nuestra discusión en esa fiesta en donde ella terminó conmigo vienen a mí—. En serio no debí de haberte tratado así, ni siquiera culparte de "mi suicidio". Fui estúpido.
—¿Algo más? —Inquiere de manera sugestiva.
—Perdóname por haber abusado de ti en mi casa. Estaba cegado por los celos... —suelto un suspiro a la misma vez que me encorvo un poco sobre mi asiento—. Y sé que eso no justifica lo que te hice. Tampoco puedo decir que fue por algo más, porque yo estaba en mis cinco sentidos, era consciente de lo que hacía; y sé que debí de parar cuando tú me lo dijiste... Es más, ni siquiera tuve que besarte porque no éramos más que nada. Detesto que ese pequeño momento me haya hecho perderte y perder a mis amigos, estaba solo y solo quería morir... Ustedes saben lo que son para mí, son como mis hermanos, los siento como mi familia. Los quiero mucho, y más a ti; porque, a pesar de todo, tú eras muy buena conmigo... No era justo que tú estuvieras siempre para mí cuando yo luego te trataba como una basura y te minimizaba. Vine aquí para decirte todo esto y esperar un perdón tuyo; pero si no deseas concedérmelo, lo entenderé, porque si yo estuviese en tu lugar no lo haría. Sin embargo, tenía que decírtelo de todos modos para seguir avanzando.
El ambiente se queda en silencio luego de que hablo. Tzuyu no se mueve de su lugar, solo me mira atenta y sin ninguna expresión en su rostro.
Por otro lado, en mi mente comencé a sentir como una tranquilidad, como si me hubiesen sedado; mi cuerpo estaba más relajado de lo normal y estaba seguro de que se trataba por haberme quitado un peso de encima. Mi psicóloga tenía razón cuando en una de las sesiones dijo que decir lo que teníamos dentro de nosotros era una de las mejores formas para sentirnos mejor con nosotros mismos; si seguimos con ese pensamiento de "cuando pase, tal vez puedo decir esto", jamás llegaremos a sanar aquella inquietud que para unos es como un martirio. La clave solo es decirlo, soltarnos.
Regresando a Tzuyu, ella se desliza un poco por el mueble para llegar a mí y enganchar sus brazos alrededor de mi cuello.
—Te perdono —dice en mi oreja.
Una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo. Inmediatamente sonrío aliviado.
—Siento que tus palabras son sinceras, y eso es todo lo que necesitaba, que dejaras de creer que los males que suceden en tu vida no son por culpa de los demás; tus acciones son las que desencadenan todos —continúa hablando—. Me alegra mucho ver ese cambio en ti, sé que irás mejorando poco a poco y serás mucho mejor que antes. La psicología puede hacer que te sientas mejor contigo mismo, muchas personas la toman a la ligera y bromean con esta; pero ya te has dado cuenta que es más que un tratamiento para "loquitos".
—Perdóname por haber hablado mal de tu carrera antes. No estuvo bien.
—Eso queda en el pasado, Jungkook. Lo que importa es esto, el ahora —Tzuyu se separa de mí para tomar mis manos mientras que me da una sonrisa comprensiva—. Suena muy trillado todo lo que digo, pero esa es la verdad. Te perdono, estáte tranquilo al fin. Eres mi amigo y te quiero ver mejor, porque yo también te quiero Jungkook y siempre estaré para ti.
Definitivamente el perdón es algo mágico. Lo puede curar todo en una inquietante alma como la mía.
Existen muchos conflictos en cada persona que tal vez entrometan a segundos, algunos más graves que otros; pero ahora siento que toda la humanidad viviría mucho mejor si todos aprendiésemos a perdonar a alguien que nos hizo daño, o que aprendiésemos a pedir perdón. Algunos creen que es para complacer a la otra persona, pero la realidad que el perdón existe para complacerse a uno mismo y poder vivir en paz.
Por favor, ya basta de vivir con rencor cuando es tan sencillo decir "perdón" o "te perdono". Vayamos perdonando.
*****
A lo último me salió algo de la Rosa de Guadalupe JAKSKSNS
Yo la próxima guionista 😗✌🏻
En fin, siguiendo los consejos de Jungkook... Perdón por abandonar esta historia por muuuucho tiempo (los que estuvieron desde sus inicios entenderán)
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