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03 | Roba mascotas 💘

—Un trago más, Jungkook. —Dijo Hyundok mientras me pasaba la botella de soju—. Salud por el mejor futuro productor y compositor de nuestra promoción.

El motivo de mi salida con mi grupo de amigos fue porque mi profesor de música había utilizado uno de mis trabajos para ponerlo en una película que estaban haciendo los chicos de comunicación audiovisual. Al principio sonaba cómo algo que no era la gran cosa, pero la película de estos chicos quedó para un festival de cinematografía internacional, en París.

Eso sí era digno de celebrar.

Así que vinimos a comer brochetas de cordero junto con mis dos amigas —una ex novia— y mis dos mejores amigos, quienes no dejaban de ofrecerme otro shot de soju. No los culpaba, los cuatro sabíamos que fácilmente nos podríamos llamar unos borrachos profesionales, pero esta vez no quería llegar ebrio a mi casa y recibir los regaños de mi mamá por mi irresponsabilidad.

Pero tampoco podía negar un trago, o más, junto a ellos. Le di mi vaso a Jimin para que me sirviera un poco y luego me lo tomé como si se tratase de agua. El ardor en mi garganta no tardó en aparecer, mi tos fue lo que me fue regulando esas ganas de no querer atorarme con el alcohol.

—Ahora tú, Tzuyu, un trago más. —Jimin la animó tomando de su vaso para servirle; sin embargo, ella estaba tan ocupada tecleando algo en su celular como para responderle a Jimin—. Baby Yoda, deja ese celular e intégrate a la celebración.

—Solo deja el vaso por aquí —tomó su vaso de shot y lo dejó a un lado suyo antes de volver a su celular.

Sabía que Tzuyu, mi ex novia, comenzó a salir con Taehyung hace ya un par de días; pero no sabía que las cosas estaban yendo bien entre ellos como para que él la tuviera siempre al tanto de la pantalla de su celular. Pensé que juntarla con él sería de apenas unos cuatro días o una semana como máximo, la fama que tenía Taehyung era de no ser muy romántico y dejar a las chicas después de la primera cita; pero tal parece que Tzuyu ha sabido ganarse el corazón de ese chico.

Tomé el vaso de shot que Jimin le había ofrecido a Tzuyu para tomármelo yo y continuar con la pequeña celebración en mi inicio de nuevas oportunidades en mi carrera. Todo se valía, desde las malas experiencias hasta las buenas.

No le tenía miedo a nada.

—Jungkook, ¿ahora sí ya tienes mi dinero? —cuestionó Dahyun, mi otra amiga. Ella era la chica economista del grupo, y vaya que aprendía mucho de su carrera—. Te hice el préstamo de veinticinco mil wons con cinco mil wons de intereses. Dijiste que habías a pagarme lo más pronto posible, ni bien obtuvieras el dinero. ¿Dónde está?

—En la madera de mi vecina —murmuré haciendo un mohín mientras jugaba con las verduras de mi plato.

—¿Qué fue lo que dijiste?

—Que está en la madera de su vecina. —terció Tzuyu en la conversación pensando que iba a hablar un poco más.

—¿Qué?

—Gureum accidentalmente rompió la maqueta de mi vecina cuando estaba de curioso por el vecindario. Ella me pidió dinero para comprar esa madera que usó y pues, sin querer le di el dinero que tú me habías dado. Ni siquiera pude pagar la última parte que me faltaba para obtener a mi Iron Man de edición limitada —confesé un poco decepcionado. Jimin no tardó en reírse sobre mi fanatismo por aquel personaje—. Esto es serio, el chico me dijo hasta este fin de mes para pagarle. Fue muy difícil ganar en esa subasta.

—Nadie te mandó a pagar doscientos noventa y dos mil wons por aquel juguete. —respondió Hyundok poniéndose del lado de Jimin. ¿Estos bastardos eran mis amigos? Lamentablemente sí—. Bueno, salud por el dinero perdido de Dahyun y por el juguete sin pagar de Jungkook.

—Te aumentaré mil wons cada semana que no me devuelvas mi dinero. Ya estás advertido —me amenazó Dahyun antes de tomar su vaso con soju y tomárselo en seco.

Horas después, la celebración se fue volviendo aburrida cuando los más borrachos de nuestro grupo se fueron durmiendo sobre la mesa. Tampoco debía de ignorar el hecho que yo también estaba mareado por haber tomado todo lo que Jimin y Hyundok me ofrecían, las únicas que seguían en sus cincos sentidos muy intactos era Tzuyu y Dahyun.

—Tzuyu, amor, ayúdame a levantarme. —le pedí bostezando. Ella también bostezó, porque ya era muy tarde como para estar en la calle, y de todas maneras ella se levantó de su asiento para ayudarme a ponerme en pie—. Gracias. Dahyun, ¿qué haremos con ellos?

—No son mi problema.

Uno de los trabajadores del local, al ver nuestra situación, se acercaron a nosotros para ayudarnos con Jimin y Hyundok. El auto de Hyundok nos estaba esperando afuera, pero tal parece que el dueño no estaba en buenas condiciones para conducir; así que ahí inició otro de nuestros problemas, él no dejaba que buscaramos en los bolsillos de sus pantalones y chaqueta ya que nos tomaba por ladrones y gritaba cualquier tontería que su cerebro ebrio le ordenaba.

Finalmente, gracias al trabajo que nos ayudó con ellos, pudimos quitarle sus llaves. Tzuyu y Dahyun se encargaron de acomodar a Jimin y Hyundok en la parte de los pasajeros. Dahyun se puso en el asiento del copiloto para ayudarme a controlar mi, casi, intacta sobriedad.

Primero fuimos a dejar a Tzuyu en su casa, luego fue Jimin, después Dahyun y finalmente, Hyundok. La madre de él salió a su ayuda, aunque también lo estaba regañando por ser un irresponsable. La señora me ofreció quedarme en su casa para pasar la noche pero tuve que declinar a su estadía porque mi mamá ya estaba llamándome y mandándome varios mensajes para preguntarme si ya iba a llegar.

Caminé por las calles del vecindario de Hyundok, ahí pude sentir el verdadero frío que estaba haciendo en la ciudad. Tomé un taxi unas cuantas cuadras después y le pagué de antemano por el viaje.

Cuando llegué a casa pude ver a mi madre de brazos cruzados en la puerta de la casa. Bajé del taxi y me acerqué a ella con las intenciones de abrazarla, pero lo único que recibí de ella fue un manazo en mi nuca. Luego me agarró de las patillas metiéndome a fuerzas a la casa.

Esa era mi madre.

El interrogatorio de ella comenzó preguntándome sobre dónde estaba, con quién y si no había visto la hora que es. Después comenzó a darme su sermón de siempre que era sobre tener cuidado al salir de algún lugar, que tomara de manera moderada y que siempre estuviera al tanto de mi celular para entrarme inmediatamente si es que algo pasaba en casa, o con ella o mi papá. Ya para esa charla había bajado su voz y todo se solucionó con un abrazo de ella antes de mandarme a dormir.

Caminé por el pasillo que estaba pasando la cocina y entré a mi habitación quitándome mis zapatos en el camino hasta mi cama. Me tumbé boca abajo por unos segundos para sentirme un poco más relajado y ya no sentirme tan tenso, luego di media vuelta sobre mi colchón para mirar el techo y pensar en nada.

Por curiosidad tomé mi celular y me fui a Instagram para ver si mi vecina había contestado a mis mensajes. Sin embargo, me llamó la atención que tenía una nueva notificación en mi bandeja, no la había visto antes porque yo soy de esas personas que tienen todas las notificaciones de sus redes sociales desactivadas; así que entré a esa opción y noté que se trataba de un nuevo me gusta que había recibido mi última video cantando.

«A Kim_Nain le ha gustado tu publicación».

—¿Qué? —me senté rápidamente en mi cama para ver si esto era real. ¿Mi vecina había estado viendo mi Instagram?—. No, debe ser el soju, estoy alucinando.

Dejé mi celular a un lado y me acomodé mejor en mi cama para ya dormir. Se sentía tan raro saber que mi vecina me había estado stalkeando por redes sociales y que, como sí nada, le haya dado me gusta a una de mis publicaciones.

Definitivamente me sentía acosado.

Me tapé con mis mantas hasta la cabeza y esperé a que mi cerebro diera la orden a todo mi cuerpo de relajarse y dormir lo más pronto posible.

**

A la mañana sentí las consecuencias de haber tomado mucho. Sentía que mi cabeza iba a explotar en cualquier momento y que de esta saldrían mis sesos, mi cuerpo también lo sentí un poco más pesado de lo normal que ni siquiera tenía las fuerzas de sentarme en mi cama.

En estos momentos ya estaba dudando si realmente estaba despierto y tenía la famosa resaca, o si estaba teniendo una parálisis del sueño.

—¿Hola? —me dije a mi mismo para descartar lo primero que había supuesto.

Entonces sí tenía resaca.

Apesar de que mi habitación estaba totalmente oscura, mi cabeza no dejaba de dolerme como si estuviese recibiendo luz solar de manera indirecta. Me quejé por unos segundos y luego me di media vuelta sobre mi cama para esconder me cabeza entre las almohadas.

Aunque estaba muy cansado, podía recordar que esta mañana tenía clases pero como me veo, sé que no podré ocultar muy bien mi resaca. Además que la bulla de mis compañeros y el ruido de los instrumentos que la mayoría lleva hará que muera de dolor.

Mejor me quedo en mi casa en todo el día. Dormir hasta tarde, recuperarme...

—Buenos días estrellita —Dijo mi mamá detrás de la puerta de mi habitación. Se quedó unos segundos en silencio y como no obtuvo respuesta alguna de mí, tocó la puerta repetidas veces—. Jungkook. ¿Sigues dormido?

Tenía tanta flojera de responderle que no me sorprendió el hecho que ella entrara sin mi permiso y luego se acercara a mí para moverme un poco.

—Jeon, necesito contarte algo que ayer debí de decírtelo pero como estabas ebrio no pude. —se quedó callada unos segundos esperando a que yo le respondiera. ¿Por qué no podía entender que simplemente no estaba en mis condiciones de hablar? —. ¿Niño me estás escuchando?

Tu hijo está muerto, mamá.

—Jeooon —me llamó desde lejos, su voz y sus pisadas me decían que se estaba desplazando por la habitación—. ¿No te atreviste a morir a mitad de la noche como me prometiste cuando tenías 5 verdad? —Preguntó tratando de hacerme reaccionar, pero realmente parecía muerto. Y me sentía muerto—. ¡Jeon si no te levantas esa guitarra eléctrica que te prometí para tus veinte años se cancela!

Al instante, un pequeño movimiento involuntario en mi cuerpo se vió y mi mamá pudo volver a respirar al saber que no estaba completamente muerto.

—Supongo que quedaste destrozado de la cena de ayer. ¿Muchos cuestionarios sin sentido? —Asentí aún sin despegarme de las suaves almohadas—. ¿Estás seguro de que respiras ahí? Quizás el aire no llega a tu cerebro y por eso no puedes moverte... —murmuró para ella misma, solté otro quejido como respuesta—. Bien, un poco de vitamina D podría ayudar.

Mi madre se alejó de mi cama para ir hacia las cortinas y tener la intención de jalarlas para que mi habitación se iluminara. Pero ya sabía de antemano que esa era una muy mala idea en mis condiciones.

—¡No lo hagas! —supliqué.

Ella solo sonrió y tiró de la cuerda para que el sol golpeara directamente mi rostro medio dormido. Desde lo más profundo de mi ser, pegué un grito muy fuerte que estaba más que seguro que todo el vecindario escuchó; luego volví a meter mi cabeza entre las almohadas y trataba de no arrancarme los cabellos con mis manos.

—Lo sabía, la vitamina D arregla todo. Ahora, ¿cuánto tomaste ayer? Y de qué.

Tomé unos segundos antes de responder.

—Todo lo que tomamos fue soju. Y no recuerdo muy bien cuánto. ¿Quizás fueron ocho, nueve? —me pregunté a mí mismo apretando mis párpados con fuerza.

—¿Nueve copas? —repitió sorprendida—. Nunca creí criar a alguien que se emborrachara con nueve vasitos. Me avergüenzas —Dijo negando con la cabeza y sonando dramáticamente triste.

—Mamá, fueron nueve botellas —murmuré sonriendo un poco al recordar aquellos momentos. Sin embargo, mi madre solo me golpeó en la espalda con una de las almohadas, dando una corta sonrisa.

—Ya no estoy tan decepcionada de ti. ¿Pero te duele mucho? —murmuró tocando levemente mi frente. Yo asentí formando un puchero como un niño pequeño—. Oh mi pobre bebito ¿quieres que te prepare algo para la resaca? —susurró dando caricias a mi mejilla. Volví a asentir cambiando mi gesto de hace unos segundos por una sonrisa media floja—. Cariño, entonces serás tú quien se lo preparará porque no fui yo quien se tomó las nueve botellas. —mencionó con una sonrisa antes de dar un leve golpe a mi cabeza, dándome más dolor pero sacándole una sonrisa.

Ya sabía que mi madre podía estar siendo tan servicial después de verme en este estado.

—Ahora sí, a lo que venía. ¿Sabes dónde está Gureum? —cuestionó mientras recogía alguna que otra ropa sucia que estaba en el piso—. No lo encuentro por ninguna parte de la casa.

—Debe de estar escondido entre las cajas del ático, o en el depósito del jardín —respondí despreocupado. Gureum era una rata en la casa que a veces llegaba a perderse.

—No está en ninguno de esos dos lugares. ¿Ayer cuando te fuiste a la universidad cerraste bien la valla del jardín?

Intenté hacer memoria en todo lo que ocurrió ayer en la mañana cuando me iba de casa, pero nada que podía ayudarme a responder esa pregunta era relevante. Podía afirmar y asegurar que sí lo había hecho, pero el hecho que Gureum no apareciera y que no recordara nada de nada era algo que me estaba poniendo un tanto nervioso.

Si Gureum escapó de casa iba a ser difícil encontrarlo.

—Regresando de clases te prometo que lo buscaré —prometí mientras salía de mi casa. Me troné la espalda y caminé hasta mi baño—. Voy a bañarme.

—No dejes nada sucio o haré que lo limpies con tu lengua —avisó saliendo de mi habitación.

Cuando ya estaba a punto de quitarme toda la ropa y entrar a la ducha, me di cuenta que no había metido mi celular al baño. Salí y caminé hasta la mesa de noche que estaba al lado de mi cama para tomarlo.

Por un momento recordé vagamente lo que había leído en las notificaciones de mi Instagram. Entré a la aplicación mientras caminaba nuevamente hasta el baño y luego cerré la puerta con seguro. Puse mi celular al lado del lavador de manos y leí aquello que creí que había sido parte de la imaginación de mi borracha mente. Entonces había sido cierto.

Mi vecina estuvo revisando mi perfil y le gustó una de mis publicaciones.

¿Debería sentirme acosado, halagado o no debería de tomarle importancia?

Dejé a un lado ese temor de estar siendo acosado por mi vecina y me metí a bañar de una vez por todas. El agua tibia me recibió muy bien y empecé a sentir un poco de paz y tranquilidad conmigo mismo, esto de faltar a una clase era algo que no hacía con usualmente pero se sentía gratificante el hecho de no tener ninguna preocupación en la cabeza.

Me coloqué un poco de shampoo en el cabello al mismo tiempo en el que la alarma de mi celular sonó y apareció un recordatorio que decía "Examen de Armonía II".

—Mierda.

La cabeza aún seguía doliendome, estaba desnudo y con shampoo en la cabeza, necesitaba cambiarme e irme a la universidad; pero aún así que todo eso me iba a tomar mucho tiempo y que de todas maneras iba a perder el examen. También la opción de quedarme en casa era mala porque el maestro no querrá tomarme un nuevo examen por decirle una pequeña mentira y que sabía que no me creería.

En estos momentos extrañaba mucho mi etapa escolar cuando mi mamá se hacía cargo de las justificaciones de mis faltas y las soluciones que buscaba con mis maestros. Ahora todo debía de hacerlo yo, porque debía de aprender a ser responsable y no ser descuidado.

Accidentalmente —bueno, no tan accidental— me golpeé la frente con la palma de mi mano, la cuál estaba con la espuma del shampoo y que me entró en los ojos.

—¡¡La madre que me pareó!! —renegué frustrado.

Unos minutos después salí de bañarme y me cambié tan rápido como pude. Porque al final decidí ir a la universidad y darle una explicación a mi maestro. Entre apuros y desesperos conmigo mismo, tomé una gorra negra, unos lentes oscuros y mi mascarilla negra para salir rápido de mi habitación.

Pasé por el corredor de la casa y en una mesa que había casi al final del angosto camino, agarré las llaves de mi auto. Tomé mi mochila que estaba colgada en el perchero de la entrada y salí de la casa sin antes despedirme de mi madre.

Cuando ya me encontraba dentro de mi auto rojo, comencé a manejar como un maniático hasta la universidad. Casi genero unos accidentes en el camino pero todo fue bien porque llegué con vida al parqueadero de mi facultad. Ahí afuera me encontré a algunos compañeros de otras clases quienes me estaban viendo un poco raro. ¿Por qué? Vayan a saber ustedes el porqué.

A pasos rápidos, por no decir que estaba corriendo como nunca antes, subí las escaleras del edificio para llegar a mi salón y tocar repetidas veces la puerta de este. Esta acción era algo que estaba prohibido en todas las facultades si un alumno llegaba tarde a clases, y sabía el castigo que tendría por no cumplir con una regla pero al menos quería intentar razonar con el maestro y llegar a un acuerdo de que me beneficiase.

El maestro salió del salón de clases luego de haber encontrado a un profesor que estaba pasando por el lugar. Mi maestro me miró de pies a cabeza mientras tenía sus brazos cruzados.

—Llegas tarde —sentenció señalando las manecillas de su reloj en la muñeca—. Hoy había examen y usted, joven Jeon, llega media hora tarde. Acá no se va a hacer lo que a usted se le venga en gana.

Inhala la ira, exhala amor y paz.

—Lo sé, profesor Hwang, y le pido un millón de disculpas por mi tardanza. Ocurrió algo en mi casa que... Me hizo tardar en llegar a la universidad. Le prometo que jamás volverá a pasar y aceptaré los minutos que me quedan para realizar mi examen. —agaché mi cabeza mirando al suelo. El maestro comenzó a dar pequeños golpes al piso con la punta de sus pies, eso era estresante.

—Usted no dará ahora mismo el examen, porque además de ser una falta de respeto a mi materia, también es una falta de respeto a sus otros compañeros quienes sí llegaron a tiempo al salón. Ahora váyase y arreglese mejor esa camisa, y súbase la cremallera joven Jeon, dé una buena imagen. —respondió mientras tomaba entre sus manos la perilla de la puerta del salón. Soltó un suspiro y dejó caer sus hombros—. Yo le avisaré cuándo le tomaré su examen, o quizás le diré en el próximo que su calificación valdrá el doble. Que tenga buena mañana.

El maestro volvió a entrar al salón de clases cerrandome la puerta en mi cara. En ese momento deseaba hacer un berrinche para que me dejara entrar y dar ese examen, porque sabía que ese nuevo examen que me tomaría estaría más difícil que el están dando los otros.

Justo ahora estaba buscando culpables de mi desgracia mientras me iba del edificio, algunos de ellos eran Hyundok y Jimin por haber pedido soju de más. Y claro, yo también tenía la culpa por ser descuidado; pero es que este dolor de cabeza no se me quitará con nada hasta el mediodía.

Caminé hasta la cafetería de la universidad para ver si me podía comprar un café que me levantara los ánimos. En eso, veo de lejos a Tzuyu que está sentada en una mesa mientras leía algunos libros y tomaba un refresco de botella.

Era la única persona que conocía y que estaba cerca de este lugar, así que compré rápido mi vaso de café y fui con ella para que me hiciera compañía y también para saber qué estaba haciendo.

—Hola —la saludé con una sonrisa mientras dejaba mi mochila a un lado. Ella me dio una rápida mirada antes de continuar con su lectura.

—El cierre de tu pantalón está abajo. —me avisó e inmediatamente me lo subí. Quizás por eso algunos de los chicos de antes me estaban mirando—. ¿Qué haces acá? ¿No sé supone que deberías estar en clases?

—Llegué tarde y el maestro Hwang no me dejó entrar al salón. Hoy tenía examen de armonía y, bueno, ya te darás una idea de lo que pasó y de porqué estoy aquí. —terminé de contarle y ella soltó una pequeña risa de mi anécdota—. No es bueno que te rías de mí, en serio que tomar ayer me trajo horribles consecuencias.

—Nadie te dijo que tomaras de más.

—Pero para eso estabas tú, para que me cuidaras —repliqué tomándola de la mano que tenía libre y rápidamente recibí un manotazo de ella.

—Yo no soy tu madre como para que te cuide cada vez que estés ebrio.

Encogí mis hombros y dejé que ella continuara con su lectura, al final ella estaba haciendo una tarea que no pudo terminar ayer en la noche porque algunas personas fueron a verla a su casa y la invitaron a salir. Ahora pienso seriamente que mi grupo es uno de la mala suerte para cualquiera de los que lo conforman: tanto Jimin como Hyundok no vendrán a la universidad por haber tomado mucho anoche, Tzuyu no terminó su tarea por salir con nosotros, yo me perdí un examen y Dahyun... Bueno, de ella no sé mucho.

—Cierto, lo había olvidado, dentro de dos semanas será el aniversario de la universidad. ¿Vas a ir a sus celebraciones? —le pregunté a Tzuyu cuando al fin cerró sus libros y descansó su mano, la cuál no había parado de escribir de manera rápida. Ella encogió sus hombros y me miró fijamente—. Acabo de entrar a la página de la universidad y dice aquí que harán como un festival con conciertos en vivo, juegos mecánicos y las actuaciones que ya todos conocen. Y también harán el concurso de barras de cada facultad.

—Suena divertido, pero ya sabes que a mí no me gustan mucho esas cosas. —respondió con seriedad—. Quizás vaya solo por los juegos mecánicos, eso fue lo único bueno que hubo el año pasado. ¿Recuerdas a la banda que contrataron?

—Fue espantosa —dijimos al mismo tiempo, y al darnos cuenta de ello nos echamos a reír—. Bueno, esperemos que este año sea mejor. También puedes invitar a tu nuevo novio, Taehyung ¿no?

—No es mi novio, Jungkook. Es... ¿mi saliente? —chistó—. La verdad no sé cómo llamarlo aún pero no es mi novio, aún no tenemos nada formal. —Asentí dándole otro trago a mi café—. ¿Y tú piensas ir con alguien? Ya sabes, alguna chica que ahora quieras pretender.

—Nulo. Iré solo y con ustedes, pero dudo que vaya porque según mi mamá desde ayer no aparece Gureum, y conociendo a mi madre, ella no dejará que vaya al festival si no encuentro a Gureum antes de ese día. —hice un pequeño mohín antes de mirar a Tzuyu y su cara de preocupación mezclado con molestia.

—¿Cómo que no aparece? —replicó asustada. Tzuyu era la "madre" de Gureum por el simple hecho que ella fue quien me lo regaló ese mismo año que habíamos terminado—. A ver, sabes que quiero mucho a Gureum, ¿te parece si le decimos a los chicos para que nos ayuden a encontrarlo? —Asentí. Tzuyu acercó su mano a mi oreja para jalarmela—. ¿Cómo puedes ser tan descuidado?

—Lo siento.

Tzuyu me reprimió con la mirada antes de irse a sus clases y dejarme solo junto a mi vaso de café que ya estaba por acabarse.

**

La noche había caído y ni bien llegué a casa junto a mis amigos, tomé mi chaqueta para abrigar e y saqué tres linternas que mi padre guardaba en el depósito del jardín junto a su caja de herramientas. Le entregué a cada uno una linterna y nos dividimos en pequeños grupos para encontrar un poco más rápido a Gureum.

Jimin iba solo, Hyundok iba con Dahyun, y yo iba con Tzuyu.

Otra vez salimos a la calle y después nos separamos como habíamos quedado. Los gritos que dábamos cada uno para llamar Gureum predominaron en las silenciosas y tenues calles de mi vecindario. Tzuyu se encargó de hacer sonidos a los que usualmente Gureum estaba acostumbrado a escuchar cuando lo llamábamos.

—¡Gureum! —grité haciendo como un pequeño megáfono con mis manos. Tuzyu se encargó de alumbrar cada arbusto que estaba a nuestro alrededor y silbar de vez en cuando—. ¡Gureum! —volví a gritar—. Mi mamá me va a matar si no lo encuentro esta noche.

—Y yo también. Pensaba darte un pomerania que mi tía tenía pero después de esto ni pienses que te daré otro. —reprimió ella un tanto molesta.

—Entonces regalaselo a Taehyung. —respondí sin pensar que ese comentario tendría una consecuencia como lo sería un golpe en mi brazo derecho.

Ambos seguimos caminando dando varias vueltas por la cuadra y mirar minuciosamente cada rincón oscuro. Tiempo después, cuando a Tzuyu se le pasó el enojo conmigo, regresamos a la calle de mi casa para sentarnos en la vereda tomados de las manos. Intentamos pensar en lugares en donde Gureum pudiera estar perdido, pero a ninguno de los dos se le ocurría nada.

No obstante, aún sentados seguimos llamando a Gureum para ver si de esa forma llegaba a nosotros. Miré el chat de mi grupo y ninguno daba noticias de mi perro, en serio ya me estaba preocupando y ya me estaba comenzando a sentir un poco mal al pensar que ya nunca más volvería a ver a mi pequeño travieso.

Pero en ese momento, una persona se me vino a la mente.

—Mi vecina —dije, Tzuyu regresó a mirarme confundida sin entender lo que estaba diciendo—. Ella lo tiene. Claro, como no quiere devolverme el dinero de Dahyun se robó a Gureum para que así tuviera algo con qué extorsionarme.

—Esa es una idea...

—Bastante creíble —tajé mirando hacia el frente. En una de las ventanas de arriba pude ver a mi vecina escondida entre sus cortinas—. Y todavía tiene el descaro de mirarme de esa manera. Ahora vuelvo, llama a los chicos.

Caminé molesto hasta la puerta de la casa de mi vecina. Toqué con brusquedad la puerta hasta que fue abierta por mi vecina. Ella me miró sobre sus lentes de pies a cabeza antes de intentar cerrarme.

—Quiero a mi perro. Ahora. —le exigí mientras una de mis manos impidiendo que la puerta se cierre.

—¿De qué estás hablando?

—Que tú tienes a mi perro, ese mismo que tú detestas porque te arruinó tu maqueta. Mira, el problema es entre tú y yo, no debes de meter a mi mascota en esto —le reprimí. Pensé que la actitud de ella iba a cambiar a una más temerosa y nerviosa, pero seguía con la misma cara de apatía—. Eres una roba mascotas, eso es lo que eres; además de deudora eres una ladrona.

Ella carraspeó y miró detrás de mí.

—Si ya terminaste de acusarme de algo que no hice, ya puedes regresar con tus amigos. Que tengas buena noche, y deja de acostarme por Instagram ¿quieres? —otra vez intentó cerrarme la puerta pero esta vez la detuve con una patada, muy violento pero se trataba de Gureum.

—La única persona que acosa aquí eres tú, ¿acaso te gusta mi voz cuando canto? —la miré de reojo mientras que entraba a su casa. Invasión de propiedad—. ¡Gureum!

—¡Cállate! —espetó entre susurros mientras me daba un golpe en la nuca—. Tengo un hermano pequeño que está durmiendo y está a mi cargo, así que si no te molesta vete de mi casa o llamaré al serenazgo. —se cruzó de brazos—. Además no entiendo que es eso que yo te...

Ignoré lo que dijo y busqué por toda su casa a mi perro. Sabía que ella lo tenía y no me iba a ir de aquí sin él, iba de un lado a otro sin tener aún una respuesta. Decidí subir al segundo piso y buscar entre todas esas habitaciones que habían en esta planta.

Abrí una habitación que era la de un bebé, este comenzó a llorar haciendo que yo recibiese otro golpe por parte de mi vecina.

—Lo siento.

—Idiota. Ya vete de mi casa.

Salí de ese cuarto y caminé al siguiente que era como un taller de carpintería o algo así, ya que todo estaba exparcido por el piso y la mesa arquitecta que se encontraba ahí. En un lado de la habitación pude ver un estante de maquetas de madera y de planchas de tecnopor resistente.

Pero el sonido de una rueda fue lo que me llamó la atención. Entonces ella también tenía una mascota.

Ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón.

Tomé la jaula de ese hamster crema y aproveché que su hermano pequeño seguía llorando. Salí tan rápido como pude de aquella habitación bajando rápidamente las escaleras, pero justo en ese momento ella se da cuenta y va detrás de mí.

—¡Oye! ¡Ese es mí mascota! —vociferó dejando a un lado que su hermano estuviese gastando todo el aire que sus pulmones podía, difícilmente, almacenar con su llanto—. ¡¡Ladrón!! ¡¡Ahora sí llamaré al serenazgo!!

—¡¡Tú secuestraste primero a mi perro!! ¡¡Ladrona!!

—¡Serás imbécil, yo no tengo a tu perro! —finalmente me alcanzó e intentó quitarme la jaula de su hamster, pero en eso recibí la ayuda de Hyundok quién nos estaba viendo desde afuera—. ¡Maldito hijo de tu madre, esto no es un juego! ¡Dame a mi mascota!

—No hasta que me digas dónde está Gureum. —Nain se molestó más y no pudo evitar darme una bofetada.

—Yo no tengo a tu perro, te lo repito por última vez. —suspiró cansada por haberme gritado tanto. Ambos intentamos calmarnos pero simplemente no podíamos—. Si tú perro se perdió yo te puedo decir que ayer lo vi por el parque, se acercó a mí de manera juguetona y yo lo ahuyenté. Ahora dame a mi hamster.

—Te lo daré cuando compruebe que me estás diciendo la verdad, y cuando encuentre a Gureum.

Y concluyendo mi conversación con mi vecina, salí de su casa cerrando su puerta. Caminé hasta los chicos con un semblante molesto y deprimido por tan solo imaginarme a Gureum asustado por alguna parte de Seúl.

Extrañaba mucho a mi perro y lo quiero devuelta.

Ahora solo queda comprobar lo que dijo Nain acerca del parque.

*****
Jungkook inmaduro

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