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01 | Perro y deudora 💘

La alarma sonó dos veces antes de convencerme en despertar. Era un sábado muy frío en Seúl como para que yo me levante de mi cama; realmente estaba muy cómoda aquí, había soñado muy bien, pero ya debía de salir de mi cama si no quería que Namjoon me regañase por no llegar a tiempo a la facultad.

Cuando me levanté, me di cuenta de que aún tenía la ropa de la noche anterior. Tenía tanto sueño que ni siquiera me molesté en ponerme mi pijama, bueno, supongo que toda mi desvelada valdría la pena hoy en clases.

Con decir que estudiaba arquitectura, ya decía mucho de mí.

Agarré lo primero que vi en mi armario y me fui a mi baño para cambiarme. Literalmente había agarrado una chompa de lana delgada y unos jeans holgados, que ya estaban muy desgastados. En fin, terminé de cambiarme y volví a mi habitación para ponerme mis converse blancas y finalmente bajar al primer piso de mi casa y desayunar.

Llegué al comedor encontrándome con mi mamá dándole comida a Jaemin, ese bebé gordito, risueño y de tez más pálida que la mía que a veces me distrae en las madrugadas con sus llantos.

—Buenos días —pronuncié bostezando mientras me sentaba frente a papá, quién estaba leyendo el periódico de hoy.

—Buenos días, hijita —respondió él doblando el periódico para luego ponerlo a un lado de la mesa. Vi como los ojos de papá se abrieron un poco cuando notó mi cara, sabía que estaba del asco—, ¿a qué hora te dormiste anoche?

—Tarde... —respondí evadiendo la respuesta que mi papá quería oír. Tener un padre médico hace que el tema de mi salud sea algo molestoso de escuchar.

—Entiendo que fue tarde, pero a qué hora exactamente. —replicó. Estaba muerta.

—Simplemente fue tarde, no recuerdo la hora.

—Nain, respóndele a tu papá. —terció mamá cuando terminó de alimentar a Jaemin.

—¿Tres, cuatro de la mañana? —dije insegura y agachando mi cuello para ya recibir la charla del día, y de la semana.

Mamá dio un suspiro y papá continuó mirándome de la misma manera desde que bajó su periódico. Las trompetitas de Jaemin era lo único en este lugar que no hacía incómoda esta situación, sabía que mi padre estaba planeando su sermón para mí en su cabeza, quería que lo entendiera muy bien; pero él también debía de entender que mi carrera era así, algunas veces iba a tener que amanecerme.

—Esta vez ya no te diré nada, porque sabes lo que pienso sobre que te desveles hasta tan tarde ¿verdad? —Asentí seria y con un poquito de miedo—. Bien, entonces que esto no se repita.

—Pero a veces es necesario que me amanezca, papá. —Miré a mi mamá, quien estaba apoyada sobre la isla tomando su café y mirando la conversación—. Mamá, dile algo, tú también estudiaste esta carrera.

—Estoy de lado de ambos, no puedo decidirme. Pero tu papá tiene razón, no es bueno que te andes desvelando cada vez que haces una maqueta, ¿este trabajo no era en grupo? ¿Por qué tus otros compañeros no hacen la maqueta?

—Porque yo me ofrecí en terminarla, y además porque yo soy la única que tiene paciencia de nosotros cuatro, y también porque ellos ya se iban a encargar de hacer el informe. División justa de trabajo. —Respondí terminando de tomarme mi té de limón—. Bueno, gracias por el desayuno. Debo de irme.

—Cepíllate los dientes y el cabello. Ponte un poco de corrector en las ojeras, se te nota mucho. —dijo mamá de lejos cuando yo ya me estaba subiendo a mi habitación.

Llegando a esta, hice todo lo que mi mamá me había ordenado. Me cepillé los dientes, el cabello y me mojé la cara antes de colocarme el corrector en mis ojeras —con mucha razón mi papá me vio asombrado, tenía los ojos como un mapache—. Luego de arreglarme, lo último que hice fue ir a mi taller para sacar mi maqueta y bajar otra vez al primer piso.

Papá fue tan amable conmigo de abrirme la puerta de la casa y ayudarme con mi maqueta. Regresé al interior de la casa para recoger algunas últimas cosas que necesitaba llevar a la universidad, lo raro fue que me encontré con mi papá dentro de la casa terminando su desayuno cuando yo le pedí encarecidamente que sostuviese mi maqueta mientras regresaba.

—¿Y mi maqueta? —le pregunté ansiosa.

—Afuera, tranquila no le va a pasar nada.

Papá era un hombre muy listo, sabía qué hacer.

Me acerqué a mi mamá para despedirme de ella y de Jaemin que ya estaba a punto de irse a dormir su segunda siesta. Salí de casa y ahí me di cuenta de que papá había dejado mi maqueta en el porche de la casa; un perro maltés blanco estaba cerca de mi maqueta oliéndola, rápidamente lo ahuyenté y fue la peor decisión de mi vida, él perro se asustó y pateó mi maqueta, justo en la parte en donde había madera muy delgada y que se rompía con el más mínimo mal movimiento.

—¡¡No!! —Grité como si me hubieran lastimado y estuviese pidiendo piedad—. ¡¡Dios, no, no, no!! ¡¡Mi maqueta!!

El perro que hizo esto se quedó en la esquina de la última escalera del porche y me acerqué a este para cargarlo y ver si tenía un dueño a quién podía reclamarle. Jeon Gureum, Jeon Jungkook, Songdo 344; entonces sí tenía un dueño, y era de la casa de al frente.

Dejé mis cosas a un lado y caminé hasta la casa blanca con detalles de granito en algunas de sus columnas. Un chico estaba limpiando el interior de su auto, quizás él era el dueño de este perro infernal.

Di unos pasos más hasta estar cerca de él y dejar a su mascota cerca de él.

—Oye, tu perro acaba de arruinar mi trabajo. Debes de ser un poco más responsable con él. —le reclamé, pero este chico no se inmutó a hacer cualquier gesto. Creo que ni siquiera se dio cuenta que había alguien a su lado—. ¡¡Oye!! Necesito irme rápido a la universidad y no me estás ayudando en nada.

El chico de cabello negro no hizo absolutamente nada y ya me estaba comenzando a desesperar. Traté de llamar su atención varias veces hasta que me di cuenta que tenía sus audífonos puestos, estaba escuchando música y además de ello, comenzó a silbar.

Un balde color rojo fue lo que me llamó la atención y me dio una idea para solucionar todo este problema y terminar rápido. Agarré el balde y estaba con agua gris, todo esto era perfecto.

Me acerqué un poco más al chico y le tiré toda el agua para que me prestara atención. El chico por su parte se quejó del agua helada y salió de su auto para mirarme con asombro y furia. Se quitó sus audífonos de sus orejas y me miró de pies a cabeza antes de darme mi grito.

—¡¿Quién te crees que eres para hacerme esto?! —espetó sacudiendo su cabello tal y como lo haría un perro—. ¿Estás loca o qué?

—No tuve de otra opción. Te he estado hablando desde hace minutos y no me prestabas atención. Además, la única persona que debería de estar molesta ahora soy yo ¿entiendes? —repliqué. El chico frunció su ceño y se quedó en silencio unos cuantos segundos para analizarme.

—¿Y por qué estás molesta? —preguntó bajándole dos tonos a su voz. Bien, ya podíamos hablar como personas civilizadas.

—Tu perro arruinó mi trabajo de la universidad. Si vas a dejar que paseé por el vecindario, procura que no se vaya a otras casas y se meta en lo que no le incumbe. —señalé a su mascota. Su maltés tenía la cabeza baja esperando a que dejara de regañarlo—. Ahora no sé qué harás con él, pero quiero que te hagas cargo de lo que hizo, tendrás que decirle a mi maestro lo que pasó.

—No. —respondió dándose media vuelta para seguir limpiando su auto.

—¿Qué?

—Que no, tu maestro no lo creería. Y otra cosa, hay más formas de llamar la atención de alguien, no es necesario malgastar el agua de esa manera. —me guiñó un ojo y volvió a colocarse sus audífonos; sin embargo, yo lo detuve e hice que me mirara—. Y ahora qué.

—Dame dinero.

—Me estás...

—Dame treinta mil wons para comprar el material y reemplazarlo con el que tu mascota rompió. —tajé segura. No me iba a ir de aquí sin alguna solución a todo esto.

Mi vecino otra vez me miró por un corto tiempo más hasta que finalmente sacó su billetera y me dio la cantidad de dinero que le pedí. Gruñó ciertas cosas que no tuve ni el mínimo interés de escuchar. Luego me fui de su terreno y caminé otra vez a mi casa para tomar mi maqueta rota, mi mochila, mi portaplanos y mi regla T.

Agradecía el hecho que por donde viviera tuviera ciertos atajos para llegar un poco más rápido a mi universidad. Ingresé por la entrada que estaba más cerca de mi facultad y a pasos rápidos entré al edificio; en el camino me encontré a Sunoh, un compañero de este trabajo se veía un tanto preocupado pero cuando lo llamé para que me ayudara su cara cambió a una de pánico. Vio que estaba roto.

No dejé que hablara en estos momentos, solo le entregué el dinero que el chico me había dado y le ordené que fuera a comprar la madera.

Entrando al taller de arquitectura, donde se supone que se encontraría Sehyeon y Namjoon terminando el informe técnico, encaminé hasta la mesa en donde estaban ambos redactando las últimas partes del trabajo. Sehyeon fue la primera de ellos dos en darse cuenta de lo que ocurrió y abrió los ojos mientras le hacía un ademán a Namjoon para que mirara.

—Primero, llegas tarde; segundo, ¿qué carajos le pasó a la maqueta? —Cuestionó acercándose al trabajo para examinar la gravedad de la situación—. Joder... ¡¡No joder!! La mesa improvisada se rompió. ¿Qué fue lo que pasó?

—Un perro domesticado por otro perro idiota se acercó a la maqueta y cuando huyó sus patas golpearon la madera. Ya le pedí a Sunoh que vaya a comprar de este material, yo también estoy molesta como ustedes. —les expliqué posando mis manos en mi cintura esperando a que Sunoh llegará lo más pronto posible.

Los minutos siguieron pasando y Sunoh aún no llegaba con lo que le había pedido. Sehyeon se había ido a la biblioteca de la universidad para imprimir nuestro trabajo y tenerlo listo para cuando empezara la clase.

Finalmente, cuando ya solo faltaba como media hora para que la clase de Estructuras II comenzara, Sunoh llegó al taller para dejar el material sobre la mesa y sacar un cúter y un lápiz de su mochila.

Namjoon lo ayudó a medir todo y a cortar cada pieza mientras que yo iba calentando la silicona en barra con la pistola. Ya anteriormente habíamos quitado lo que estaba dañado con cuidado a que lo demás no se estropeara, coloqué cada pequeña pieza sobre el cartón pluma. La madera de balsa se fue pegando rápidamente a la base haciendo que pudiera volver a respirar con toda tranquilidad.

Tenía fe en que acabaríamos rápido.

Minutos más tarde, cuando todos ya teníamos la mayor parte de lo que se había arruinado reconstruida, Sehyeon se acercó a nosotros para ayudarme a terminar más rápido y pegar todo de una vez por todas.

—¿Eso sería todo verdad? —preguntó Sunoh, quién había conseguido lastimarse dos veces mientras cortaba la madera—. ¿Falta algo más?

—Falta la parte de aquí, la madera de cuatro por tres. —respondió Sehyeon cuando notó que faltaba una pared que cubrir.

Namjoon se encargó de cortar esa última pieza y dársela a Sehyeon para que la pegade. Al fin habíamos terminado, los cuatro soltamos un suspiro de alivio y tomamos nuestras cosas para ya irnos al salón de clases y llegar antes que el arquitecto.

***

La hora había llegado, el arquitecto, en su última hora que le quedaba con nosotros, comenzó a llamar a cada grupo para que saliera a exponer sus trabajos. Obviamente él escogió al representante de cada grupo para que hablara.

En mi caso, Sunoh se encargó de hablar por todos nosotros.

—Bueno, nuestra construcción consiste en una casa moderna con que va más a la arquitectura moderna de los años sesenta, ocupa trecientos sesenta y siete metros cuadrados. Contiene una habitación principal, dos habitaciones más, una de las cuales podría ser de uso flexible para habitación, sala de juegos o de estudio, dos baños completos, cocina y sala de estar y comedor compartido. —inició hablando sobre la estructura, las medidas de cada parte de la casa, el aforo de cuantas personas y el resto de información que era útil de saber.

Cuando finalizó, el arquitecto comenzó a hacer sus observaciones. Sunoh y los demás teníamos tanto miedo de que se diera cuenta del incidente y nos bajara nota por ello, y más cuando habíamos visto anteriormente como destruía las maquetas de nuestros compañeros por el más mínimo detalle mal hecho. Todos los que estaban aquí sabían que la carrera no era fácil, de ningún modo lo era, pero nuestra visión de nosotros mismos hacía nuestro futuro era lo que nos impulsaba a seguir.

—Deja de morderte las uñas, tu trabajo está bien. —murmuró un compañero mío cerca de mí. Apartó mi mano izquierda de mi boca llamando mi atención—. El profesor no tendrá ninguna queja de ustedes, además, ya sabe que ustedes siempre lo hacen bien.

Era raro para mí que él me hablara. No lo digo porque me caiga mal, simplemente que... Siempre olvidaba su nombre, y ya habían sido varias veces las que él me hablaba.

¿Estaba bien preguntarle su nombre? ¿Otra vez?

—Ocurrió un accidente cuando estaba llegando a la universidad. Algo en nuestra maqueta se rompió y tuvimos que arreglarla tan pronto como pudimos. —otra vez llevé mis uñas a mi boca tratando de controlar este manojo de nervios que ahora estaba sintiendo—. Además, tú sabes que este arquitecto no perdona nada.

El chico asintió algo asombrado y luego comentó que había sido admirable y muy profesional de nuestra parte haber hecho lo arruinado en tan poco tiempo.

No le continué la conversación porque realmente no estaba tan interesada en ello, algo que él mismo se dio cuenta y me dejó en paz al fin. El profesor volvió a sentarse en su asiento para tomar su lapicero rojo y darle una rápida vista a nuestro informe que contenía todo lo que Sunoh había dicho de manera más extendida, y los planos a computadora que Namjoon se encargó en hacer.

—¿Qué nota creen que debería de ponerles? —cuestionó el arquitecto. No sabía si era una pregunta seria, u otra de sus preguntas capciosas.

Namjoon regresó a mirarme junto con Sehyeon. Sunoh también me miró como si yo fuera la única del grupo que supiera esa respuesta, hasta el chico de al lado me miró.

—Pues claro que un diecisiete o dieciocho, arquitecto —afirmé con toda seguridad.

El arquitecto ya no dijo nada más y colocó la nota final del grupo en nuestro informe antes de que Sunoh se sentara atrás de mí llevando con cuidado la maqueta. Namjoon fue el primero en ver el informe y notar que habíamos obtenido otra excelente calificación, su rostro decía mucho.

Cuando pedí el informe, vi que se trataba de un perfecto diecisiete —que había sido el promedio final de la maqueta junto al informe y la exposición dada—. El chico sin nombre me felicitó antes de que su grupo saliera a exponer el edificio de cuatro pisos que habían hecho.

Al finalizar la clase, los chicos y yo fuimos a la cafetería de la universidad para celebrar nuestra buena calificación. Ahí nos encontramos a Taehyung, mi primo, con ciertos amigos suyos; gracias a él me había enterado de que hoy iría a casa junto conmigo. Supuestamente para una cena familiar.

Sehyeon no pudo evitar mirar a Taehyung y la forma en cómo este podía existir de una manera tan especial para ella. Ambos habían salido por un tiempo, Sehyeon realmente se había enamorado de Taehyung, pero este jamás pudo congeniar con ella de la manera en la que Sehyeon se había estado imaginando. Mi primo siempre ha sido un chico muy difícil de enamorar; realmente me sorprendería si es que llega a haber una chica que lo tenga en la palma de sus manos.

Y bueno, creo que a pesar de que eso ocurrió el año pasado, Sehyeon sigue estando enamorada de él.

Traté de que mi amiga volviera a la conversación principal del grupo. Los chicos hablaban sobre lo que habían sentido en el momento en el que el arquitecto había estado inspeccionando su maqueta de una manera tan minuciosa que hasta daba miedo. Finalmente, la charla acabó con la conclusión de que yo nunca más volvería a estar a cargo de una maqueta para que fuese llevada a la universidad, y bueno, yo no tenía problema con eso porque así me podía deshacer de un peso más a las cosas que llevaba a clases.

Habíamos quedado que ahora sería Namjoon quién llevase las siguientes maquetas a la universidad, yo me iba a seguir encargando de seguir realizando los detalles en donde se necesitase más paciencia; pero hasta ahí, ya no confiaban en mí si se trataba del bienestar del trabajo.

La hora siguiente después del descanso, fui junto con Sunoh a nuestra clase de historia de la arquitectura II, mientras que Sehyeon se iba a la clase de Construcciones I, y Namjoon a la clase de realidad nacional.

Llegando al salón, me di cuenta de que el chico de la anterior clase estaba también aquí. Traté de ignorar el hecho de que me seguía sintiendo tan avergonzada por olvidar su nombre repetidas veces; así que fui a sentarme junto a Sunoh por el resto de la clase.

Encendí mi celular por unos segundos y miré el mensaje que mamá me había enviado desde que estuve con los chicos en la cafetería.

Mamá ❤️

Olvidé decirte que hoy deberás venir con Taehyung. Tus tíos vendrán a almorzar con nosotros.
10:26 a.m

Ya lo sé :)
11:01 a.m

Taehyung me lo dijo cuando me crucé con él.
11:01 a.m

Por cierto, tengo 17 en mi trabajo :D
11:02 a.m

¡¡Felicidades!! Te amo mucho, corazón.
11:02 a.m

Apagué de nuevo mi celular y dejé que las horas pasaran hasta llegar al final del día.

***

Ya saliendo de la facultad comencé a buscar a Taehyung con la mirada mientras respondía los constantes mensajes que me había estado dejando desde hace cinco minutos. Choqué con varias personas mientras caminaba hasta que por fin pude dar con él y me ayudó a llevar todo lo que tenía en manos.

—Hasta que por fin sales —dijo Taehyung entre dientes—. ¿Por qué tardaste tanto?

—Mis clases siempre terminan a esta hora. No todos los horarios son iguales, y te envidio por salir más temprano. —respondí caminando al mismo paso que él. Miré un rato a mi primo y me di cuenta de que estaba un poco pensativo, eso era algo raro en él—. ¿Ocurre algo?

Taehyung negó con su cabeza y trató de cambiar ese humor que traía, pero no pudo y finalmente terminó contándome lo que ocurría.

—Una chica me invitó a salir. Ella estudia psicología, y la conocí por un amigo que me hizo un favor hace algunos meses. —habló desesperado. Además de que a Taehyung no era fácil conquistarlo, les tenía miedo a las citas—. Yo... No sé qué hacer, la chica es linda, pero sabes que el problema soy yo. He estado leyendo en Internet, y tal vez yo soy asexual.

Pf... —chisté confundiendo un poco a Taehyung. Lo miré de reojo y ladeé mi cabeza—. Tal vez sí lo seas, pero tampoco debes de asustarte cada vez que una chica te pida una cita. Si sigues así, te vas a cerrar hasta un punto en donde tú mismo no vas a saber qué hacer. —di una pausa para carraspear y continué hablando—. Yo te recomiendo que vayas a la cita, conoce a esa chica e intenta que esa relación funcione; porque no quiero que le hagas lo mismo que le hiciste a Sehyeon y al resto de chicas que salieron contigo. Te apuesto a que te terminas enamorando de ella.

—¿Lo que hice con Sehyeon fue grosero? —inquirió dudoso.

Fruncí mi ceño por unos segundos y analizar bien su lenguaje corporal.

—No sé, dime tú. ¿Cómo te sentirías tú si tienes una cita con la persona que te gusta, y luego de esta, ella ya no te vuelve a hablar? —Taehyung bajó la mirada sintiéndose avergonzado de haber hecho lo que hizo con Sehyeon—. Hasta puedo confesarte que me hiciste un problema con ella cuando ocurrió eso. Me acusó que solo fuiste a la cita con ella porque quería burlarme un poco de su disque inocencia e ingenuidad.

—¿Debería de disculparme con ella? —Asentí apretando mis labios.

Después de nuestra pequeña charla sobre su cita con la chica de quién me contó a montones en todo el camino, al fin pudimos cambiar el tema y hablar sobre los próximos proyectos que él tenía. Me contó que dentro de tres semanas iba a iniciar con un nuevo cortometraje para su clase de producción audiovisual.

Taehyung era un chico que le encantaba el cine clásico, la estética vintage y ese tipo de cosas. Desde la ropa que usaba hasta su forma de hablar te decía todo eso de él; ese era su lugar que ocuparía toda la vida, aunque algunas veces se descarrilara de este.

En cambio, yo, siempre trato de mantenerme con lo que tengo ahora hasta el día de mi muerte. No me gusta mucho que las cosas cambien y alteren el orden que me he estado planteando desde que tengo memoria; ser la mejor arquitecta de esta ciudad y seré la copia perfecta de lo que era mi madre.

Todo tiene una razón y orden de ser.

Menos lo que pasó esta mañana, eso fue un desviamiento de lo que pudo haber pasado hoy.

—¿En qué piensas? —preguntó Taehyung pateando una piedra que estaba en su camino.

Negué con mi cabeza y seguí caminando, manteniendo el silencio que había prevalecido anteriormente. Finalmente, cuando llegamos a mi casa, Taehyung fue el primero en subir las escaleras del porche, detrás de él estuve yo tratando de sacar las llaves de mi casa de mi mochila.

—¡Hey, Taehyung! —lo saludó un chico detrás de nosotros, di media vuelta para saber quién era y me di cuenta de que era mi vecino. ¿Cómo es que conocía a mi primo?—. ¿Dónde está mi dinero? —se cruzó de brazos cuando también me reconoció.

—¿Le debes dinero? —intervino Taehyung asombrado—. ¿Te debe dinero? —miró a Jungnook, creo que así se llamaba.

—Es una larga historia. —dije caminando finalmente hasta la puerta—. Y tú dinero se fue a la tienda donde pude comprar mi material, gracias por hacerte cargo de los daños que tu perro ocasionó.

—Quiero que me lo regreses. Lo que te di fue un préstamo, no te lo regalé. —Replica—. Además, no es culpa de Gureum que tú hayas puesto tu maqueta en la entrada de tu casa.

—Sí, porque justo mi objetivo era hacer que tu perro la rompa. —Respondí sarcástica antes de tomar la muñeca de Taehyung y llevármelo adentro.

Ingresé a la casa recibiendo una mirada de confusión por parte de Taehyung; sin embargo, no le di mucha importancia y caminé hasta donde estarían mis padres.

Pero un grito que vino de afuera fue lo que me alarmó en ese momento.

—¡¡Deudora!!

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Cuéntenme qué les pareció este primer capítulo 👀✌🏻


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