O1. a boy who hides his head under the pillow
Seungmin abrió los ojos lenta y pesadamente. Le tomó varios segundos caer en cuenta de que estaba recostado en su cama con apenas una cobija por encima. La luz no drenaba por su ventana, pues las cortinas aún estaban puestas. Aún en trance, Seungmin volteó a ver su reloj de mesa, eran las seis de la mañana. Ese pequeño golpe de realidad hizo que la molestia creciera en él. Con sus dos manos cubrió su cara fastidiado de haber despertado, talló su cara sin delicadeza y cuando la fricción ya le estaba lastimando tiro ambas manos a su costado, Seungmin miró al techo, con su mente en blanco y con una sensación agridulce.
Pensó en aquel sueño que presenció, juraba que se sentía tan real. Las flores, la brisa, el cielo, el sonido de las olas del mar... ella.
Con pesadez se levantó de la cama, y salió sigilosamente de su cuarto, sus padres ya se habían ido a trabajar, pero la costumbre de esconderse de ellos nunca se le quitaba a Seungmin. Sin siquiera desayunar el joven salió de su casa para ir con sus amigos antes de que sus padres llegaran del trabajo.
Era domingo y aún así Seungmin se sentía temeroso de sus padres.
Cuando llegó al parque donde sus amigos se encontraban pudo divisar como el cielo estaba opaco, a pesar de ser muy temprano el cielo ya está pintado de colores grises... inconscientemente el joven recordó aquel precioso cielo azul que había visto en sus sueños, si ese cielo no lo era todo, al menos era lo suficiente como para invadir a Seungmin con una extraña sensación que aligeraba sus hombros.
Se acercó a sus amigos, quienes estaban cansados de haber despertado temprano pero muy ansiosos de terminar el pequeño proyecto en el que estaban trabajando para su universidad. Al principio Seungmin los escuchaba con atención, la lluvia de ideas casi parecía un huracán, huracán del cual Seungmin no formaba parte.
Pues sus ojos se congelaron en el pasto seco en el que estaba sentado, no había indicio de vida en aquel pobre pasto y ninguna flor se hacía presente... Pero por supuesto, era invierno. Seungmin había olvidado que el invierno había empezado.
¿Por qué lo había olvidado? Ah, cierto. Seungmin recordó de nuevo su sueño, había estado tan metido en el que lo había confundido con la realidad. El enorme contraste de los paisajes que presenció lo dejó pensando, el cielo pintado de gris, el pasto descuidado, ni una flor en el ambiente, el aire era salvaje a ratos y sus amigos temblaban de frío, pertenecientes a su realidad; contra los bellos colores pasteles que pintaban el cielo, un prado verde y bañado en flores, la suave y juguetona brisa que chocaba con su cara y despeinaba el cabello de... ella, ni siquiera aquella brisa juguetona había logrado que ella se moviera, su cuerpo estaba relajado y sus ojos... sus ojos brillaban demasiado, todo eso perteneciente a su sueño.
Seugmin nunca había conocido a esa chica, de eso estaba seguro, así que ¿Acaso fue un invento de su mente? Era lo más probable. Pero aún así ¿Por qué un escenario así? ¿Acaso su mente quiere jugarle una broma?
—Seungmin.— Su amigo, Hyunjin, lo sacó de sus pensamientos. —¿Acaso estas escuchándonos?— Le preguntó, el castaño se dio cuenta de que sus siete amigos lo miraban, expectantes e intrigados de saber que pasaba por su cabeza.
—¿Tienes problemas con tus padres?— Christopher Bang, el mayor de sus amigos y el "líder" de su pandilla le preguntó, adivinando el por que de que su amigo estuviera tan fuera de órbita ese día.
—¿Qué? Bueno ¿Cuándo no tengo un problema con mis padres?— Seungmin evadió el tema con una respuesta torpe pero que terminó con clase. Desafortunadamente, sus amigos no estaban satisfechos con su respuesta.
—¿Seguro? Te quedaste viendo al pasto como si se tratará de una tragedia.— el joven que estaba a su lado, Minho, preguntó con un poco de gracia.
La preocupación de sus amigos volvió a meter a Seungmin en una realidad, pero esta vez la vio con mejores ojos, sin sus amigos Seungmin probablemente estaría perdido en la vida y solo, sin apoyo de nadie. Sonrió ¿Por que estaba muy negativo el día de hoy? A final de cuentas tiene a sus amigos y con eso le bastaba.
—Yo... solo no dormí bien.— Mintió, y él lo sabía, porque si por él fuera, jamás se hubiera despertado de aquel sueño que dormir le brindó. Pero tenía que hacerlo para no preocupar a su grupo.
A sus amigos no les quedó más remedio que creerle, ellos sabían y estaban conscientes de que Seungmin tendía a esconderse de su realidad, y a pesar de que lo hacía escribiendo sus pensamientos en bellos versos y rimas, no les sorprendería que a veces simplemente desconectara su cabeza del mundo. Porque nunca dejará de sorprender lo que un ser humano puede llegar a hacer para evadir su realidad.
La reunión con sus amigos terminó y Seungmin tenía los minutos contados para llegar a casa si quería evitar un sermón de sus padres mientras siente que se ahoga.
En su camino a casa, el joven caminaba por las calles mientras escuchaba la música proveniente de sus audífonos de bola. La música era lo único que le hacía sentir que el tiempo se detenía, qué podía respirar y vivir sin presión alguna, como si cada vez que se ponía los audífonos, esa sensación constante de ahogarse desapareciera. Y estaba tan desesperado por poseer esa paz que él mismo creaba letras para canciones, replicando el sentimiento de escuchar música. Por mas tranquilo y relajado que Seungmin quisiera y pareciera ser, muy en el fondo estaba desesperado, anhelando una vida feliz y tranquila, desencadenado de las cadenas que su propia familia le puso, Seungmin era otro más en un mar de esperanza.
Su paso era más lento de lo que un humano promedio podía, y no, no era pereza, era el simple hecho de que en la calle, con sus amigos, y en cualquier lugar fuera de casa o lejos de sus padres, Seungim hacía todo a su tiempo, sin prisas y de buena manera, simulando que esa paz que tanto anhela le pertenece, simulando que tiene el control de su vida.
Pero una vez que entraba a su casa...
Se tenía que quitar los zapatos y ordenarlos impecablemente en el estante de la entrada, sus pies no debían pisar el suelo si estaban descalzos, tenía que quitarse la chaqueta y dejarla en el perchero en su lugar designado, una vez hecho ese ritual de llegada, tenía que dirigirse al estudio de su padre, tocar la puerta, entrar, y hacer las tareas que su padre le encomiende con respecto a su trabajo, una vez terminado eso, iba a la cocina a saludar a su madre, y esperar a que ella le diera mandados para hacer, y como si no fuera suficiente, tenía que subir a su cuarto de estudio y encerrarse ahí el resto del día solo para memorizar fechas, fórmulas y párrafos correctamente, porque al finalizar el día, sus padres le hacían un pequeño examen donde cada pregunta que fallaba, tenía un castigo y una de esas miradas petrificantes de decepción de parte de sus padres.
Seungmin se sentía un robot que solo recibía negatividad de sus padres, porque por cada cosa que hacía bien, había diez más que debía hacer o que simplemente no hacía bien, porque para sus padres nada era suficiente.
Cada respiración que daba solo se sentía como más sofocación.
"Un hombre nunca debe conformarse con lo que tiene." Era el lema de sus padres, quienes sin darse cuenta, solo lograron que Seungmin demonizara su lema de vida. Porque su hijo estaba completamente cansado de tantas exigencias y de no ser "suficiente" para sus padres, tanto así que se había convertido en un conformista.
No tenía ambiciones, no tenía metas especiales, era conformista. El joven estaba feliz con solamente vivir su vida de la forma en la que él quería, no quería el éxito, no quería admiración, solo quería ser feliz, escapar de tanta presión.
Seungmin era la representación de las consecuencias que tanta exigencia y regaños de parte de sus padres podían causar. Sus padres lo amaban y hacían eso para preparar a su hijo para la vida, pero el miedo que tenían al constante cambio del mundo los cegó, porque viniendo de abajo ellos sabían lo que se sentía no tener nada, y no querían eso para su hijo. Estaban tan concentrados en lo que ellos querían para su hijo que se les olvidó preguntarse qué era lo que su hijo quería.
Una vez el día terminó, Seungmin se tiró en su cama exageradamente, había fallado tres preguntas de su examen nocturno, y sus padres ya estaban planeando su castigo. Escondió su cabeza debajo de la almohada, reflexionando acerca de su vida. El ya sabía que nunca sería suficiente para sus padres, pero eso no evitaba el hecho de que le dolía como el infierno, se sentía constantemente apuñalado por aquellos a los que amaba.
Él nunca trató de entender a sus padres, y sus padres nunca trataron de entenderlo a él.
Una imagen pasó por su cabeza a la velocidad de la luz, era el recuerdo de aquel sueño que tuvo esa mañana, aquella imagen donde la chica sonreía. Seungmin no sabía que sentir, esa imagen le estaba distrayendo todo el día, no sabía si molestarse por distraerlo o alegrarse porque cada vez que recordaba esa imagen sus hombros se relajaban... pensar en esos ojos brillantes hacia que la sensación de ahogarse desapareciera aunque sea por un rato, era extraño.
El castaño encontró consuelo en esos ojos brillantes, e intrigado por la extraña calidez que ese sueño lo hacía sentir cerró los ojos tratando de tener una imagen más clara en su cabeza y por consiguiente, obligándose a dormir ¿Acaso podría lograr soñar eso de nuevo?¿Podría descubrir más de aquella paz que sintió?
Dormir no fue un problema, pues de tanto estrés y cansancio cayó como bebe a los brazos de Morfeo.
Y entonces, una vez más, abrió los ojos en un nuevo pero similar sueño...
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