Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 21

Nuestra cara tuvo que ser un poema. Encontrarnos a Sonia, tranquila y serena, en su habitación no estaba en nuestros planes. Solo habíamos ido hasta ese lugar para agotar todas las opciones y no quedarnos con la incógnita, pero parecía que no había sido tan mala idea, después de todo.

—¿Qué queréis? —preguntó, de nuevo, al ver que ninguno le contestábamos.

—Eh... te estábamos buscando, ¿estás bien? —Intenté entrar en la habitación, pero Sonia me lo impidió con la mano.

—No sois bienvenidos aquí. Ninguno de los dos.

Retrocedí, chocando con Kevin que seguía paralizado con la boca abierta. En ese momento, el rubio reaccionó, aunque siguió sin decir una palabra. Lo miré y me di cuenta de que estaba intentando decirme algo con la cabeza. Puse una expresión de desconcierto y, entonces, sus gestos comenzaron a ser más exagerados. Mientras, Sonia nos miraba con cara de pocos amigos y los brazos cruzados, imaginaba que esperando a que nos fuesemos o contestásemos a su provocación.

Al ver que no le entendía, Kevin me cogió del brazo y tiró hacia él, colocándome en la misma posición en la que estaba. Antes de que le replicase por ser tan bruto, miré al frente y, al fin, vi lo que le tenía tan preocupado.

Detrás de Sonia se podía ver la figura de Lupin, imponente y sonriendo, sentado en el sofá. Comenzó a saludarme con la mano en cuanto se dio cuenta de que me había percatado de su presencia. En su rostro se adivinaba una expresión de confianza y regodeo, pero, sobre todo, de victoria.

—Queremos hablar contigo, Sonia. Creo que lo mejor será que vengas con nosotros. —Justo cuando Kevin terminó de hablar, le di un codazo que le hizo dar un pequeño quejido. La había fastidiado hablándole así a mi antigua amiga.

—¿Cómo? —respondió con furia, confirmando mi teoría—. Qué sabrás tú lo que es mejor para mí, enano.

Kevin retrocedió, un poco asustado. Puse mi mano en su espalda, esperando reconfortarlo. Había tenido que enfrentarme muchas veces a la furia de Sonia, sobre todo cuando alguien pretendía insinuar lo que era mejor para ella, y sabía cómo se sentía.

—Sonia —comencé mientras me acercaba a ella—, hemos sido amigas muchos años. ¿Recuerdas cuándo te sujetaba el pelo mientras vomitabas después de la fiesta dónde Carter Jones te dejó plantada? ¿O cuándo dormimos  juntas porque habíamos visto una película de miedo que solo nos asustó a nosotras? —Todo era cierto, aunque los sentimientos que me evocaban no eran tan dulces como estaba intentando aparentar—. Puedes confiar en mí cuando te digo que queremos ayudarte.

Por un segundo pude ver un atisbo de duda en sus ojos. A lo mejor se me daba mejor fingir de lo que pensaba, porque cuando pensaba en todas esas situaciones lo único que podía recordar era que Sonia estuvo toda la noche poniendo verde a una pobre chica a la que Carter no dejaba en paz, o qué me hizo dormir en el suelo de mi propia habitación porque no quería estar sola ni compartir cama. Pero sabía que mi antigua amiga distorsionaba siempre la realidad para acomodarla a sus espectativas y, al nombrar esos momentos, conseguiría apelar a su, casi inexistente, bondad.

—¿Ayudarle? No me hagas reír, Ludwig.

Lupin se levantó del sillón y se colocó al lado de Sonia, tomándola de la cintura. Esto hizo que la rubia cambiase, de nuevo, su expresión, volviendo a ser dura e impenetrable. No conseguiríamos nada de ella si Lupin seguía aquí, pero no veía ninguna manera de librarnos de él que no fuese comenzando una batalla de luces en la que, seguro, perderíamos.

—Estás pensando en utilizar tu Don para atacarme, ¿verdad, Anna? —Abrí los ojos, sorprendida por las palabras del chico, mientras miraba a Sonia y vi como una sonrisa se dibujaba en su cara—. No te preocupes. Le he contado toda la verdad.

—No sé de lo que estás hablando —dije intentando sonar calmada—. Esta broma está llegando demasiado lejos y solo queremos que el profesor...

—¡Basta! —gritó Sonia mientras levantaba los brazos al cielo— Ya me ha contado Kenneth todo el tema de los magos y las luces. Además me las ha enseñado y me a contado que todos los sois, al igual que Stu. —Me dirigió una sonrisa perturbadora al pronunciar este nombre—. Casi os sale bien la jugada de la "broma", pero no evitaréis que pueda alcanzar mi poder.

—¿Poder? —preguntó Kevin, que hacía bastante rato que no participaba en la conversación y permanecía estático a mi lado.

—Sí, mi poder. Kenneth me ha dicho que soy la desaparecida hechicera negra y tiene que entrenarme para poder sacar todo mi potencial. Vosotros solo queríais evitar que llegase a ser la más poderosa de todos, pero no lo habéis conseguido.

Se cruzó de brazos, esperando una respuesta de nuestra parte. Lupin me guiñó un ojo, haciendo que me enfureciese, pero mantuve la calma. Entendí cómo había conseguido que Sonia le creyese: prometiéndole un futuro diferente y brillante. Ahora no era una más de los pardillos cómo nosotros que veíamos esas luces, era una hechicera poderosa que tendría a Stu y Lupin, dos personas a las que respetaba, como respaldo. Aunque no le habían contado toda la historia y eso era lo que más me preocupaba.

—Sonia, tienes razón, pero puede que no seas una hechicera y seas parte de una profecía de la que tu amigo no te ha hablado.

—Sí me lo ha contado, lista —respondió Sonia con un tono condescendiente—. Bueno, me ha dicho que vuestro querido profesor está obsesionado con una profecía en la que aparecerá un humano que revele al mundo los poderes de los hechiceros y se desatará el caos. A los dos nos hace gracia que creáis en esas cosas.

Quise replicarle, preguntándole que diferencia había entre creer en una profecía y en hechiceros que lanzan bolas de colores, pero decidí que no era el mejor momento para sacar a relucir la poca capacidad de razonamiento de mi antigua amiga. Además, no pasé por alto el detalle de que en la historia que le había contado había omitido que el verdaderamente obsesionado con el tema era el padre de Peter y mentor de Lupin. Miré a este último que seguía sonriendo con suficiencia.

—¡No es así! —replicó Kevin antes de que pudiese detenerle—. ¡Son ellos los que están obsesionados con la profecía!¡Quieren utilizarte! Te intentarán usar para sus planes, seas la hechicera o la persona de la que habla la profecía. ¡Casi vuelven loca a Anna!

Lupin se adelantó, imponente, haciendo que Kevin se encogiese durante un segundo, aunque con rapidez volvió a su pose erguida. Comenzaron a formarse luces amarillas alrededor de sus manos, mientras en las de Lupin aparecían azules y mucho más grandes. Sonia comenzó a dar palmadas, emocionada. No me podía creer que estuviese tan alejada de la realidad. Todos los nervios y preocupación que sentía al principio, cuando me vio utilizando la luz blanca en el salón, habían sido aplacados por un chico que obviamente la estaba engañando, pero como la realidad que le había contado se acercaba más lo que ella deseaba la había tomando como cierta sin rechistar.

—¡Ya basta! —grité mientras me colocaba entre los dos, mirando a Lupin.

Note una corriente que me recorría todo el cuerpo y sentí como mi don luchaba por escapar por mis dedos. Intenté recordar todo lo que había aprendido en estas semanas y puede controlarlo, pues no quería crear un conflicto en medio del edificio. Además, varios curiosos estaban asomados en las puertas de las habitaciones, seguramente avisados por nuestros gritos.

Lo que para ellos era solo una chica gorda y con el pelo desordenado enfrentándose a un grandullón del equipo de fútbol podría convertirse en una batalla de luces de la que alguno podría salir dañado.

Lupin mantuvo su mirada, incluso noté como intentaba ponerse más erguido para achantarme, pero lo único que consiguió fue que me enfureciese más. Mi magia comenzó a recorrer todo mi cuerpo y algo debió de ver en mis ojos, porque durante un segundo noté como en su rostro asomaba lo que parecía ser miedo, aunque en seguida recuperó la compostura.

—Vámonos, Anna. —Kevin me tomó del brazo y comenzamos a alejarnos.

—¡Qué tengáis buen día! —dijo Sonia, añadiendo después con un toque de malicia—. Decidle al profesor Salinger que no volverá a tomarme el pelo.

Salimos del pasillo pasando por al lado de distintos estudiantes que cuchicheaban en voz baja. Seríamos la comidilla durante las siguientes horas y no me extrañaría que Rob acabase enterándose de mi enfrentamiento con Lupin. Entre esto y mi falta de estudio, me estaba empezando a pasar factura el llevar dos vidas.

—¡Menudos idiotas! —dije cuando salimos del edificio y parecía no haber gente pendiente de nosotros—. Me fascina lo fácil que se deja embaucar Sonia por un tío popular. Tendremos que ir a ver si han conseguido localizar al profesor y contarles a todos lo que ha pasado, esto cambia nuestros planes.

Kevin permaneció en silencio, cosa que me preocupó. Parecía un poco triste y pensativo, lo que me hizo darme cuenta de que Lupin había sido uno de sus mejores amigos hasta que todo se torció. Lidiar con esto debía de ser duro para él.

—Kevin, lo siento. —Pasé mi brazo por sus hombros mientras seguíamos caminando—. Seguro que Kenneth se dará cuenta en algún momento de que está en el lado equivocado de esta historia.

—No es eso —respondió con seriedad—. ¿No te has dado cuenta?

—¿De qué?

—Le han contado a Sonia lo de la profecía. No pueden utilizar el mismo plan que usaron contigo, intentando volverte loca y poniéndote en contra de todos los hechiceros para que reveles nuestros poderes al mundo. Si resulta ser la persona de la que esta habla, ¿cómo conseguirán que haga lo que quieren, después de hacerle creer que es una poderosa hechicera?

Y me di cuenta de que, si no llega a ser por Kevin, no habría caído en la cuenta de este importante detalle.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro