6. Bella ave
Adriel en multimedia 🖤
CAPÍTULO 6
EIDER.
La sangre, el frío y la noche. Siempre creí que aquello era una cruel mentira, un simple sueño en la realidad.
──¿Quién es ese tipo?¿Un estudiante nuevo?──La voz de Margarett se hizo presente luego de unos segundos silenciosos.
Las palabras no lograron salir de mi boca. ¿Acaso era el?
Deja de seguir creyendo que ocultando vas a olvidar. ¡Todo fue verdad!
No, él no podía estar aquí, aquel suceso fue tan extraño, tan fuera de lo común, que yo simplemente... no lo creo.
──¡Eider!──La mano pálida de Margarett se posó a centímetros de mis ojos, la agito varias veces, hasta que volví a la realidad.──Vamos si no queremos llegar tarde.
Tomo mi brazo y comenzo a arrastrarme con ella. Observe a los lados mientras caminábamos. El ya no estaba y Adelaide tampoco. ¿Qué hacia con ella? Algo me estaba empezando a estrujar el estómago. Esto me estaba dando mala espina.
──¿Te encuentras bien?
Yo tambien me preguntaba lo mismo. Todo se estaba tornando cada vez más extraño, que me estaba comenzando a preguntar ¿Yo estoy bien?
No lo estás, y lo sabes.
──Si... estoy un poco cansada.──Mentí.
Odiaba mentirle a Margarita, sabía que ella se preocupaba por mi, pero ella simplemente... no debía...
──Eider, sonará extraño,──la oí decir, distante.──pero ese muchacho se me hace demasiado familiar.
Yo la entendía, pero tambien estaba tan ajena a todo.
──Debes estar confundida. ──Solté.──Yo... no lo conozco. Nos rodeamos de casi las mismas personas y si lo conoces, seguramente yo también.
Mentirosa.
──Tienes razón, tal vez lo estoy confundiendo.
Aquello último no salió tan convencido de su parte.
Nos acercamos hasta los grandes muros de Garden para observar a la pelirroja correr hacia nosotras. Di un escaneo rápido a su apariencia. Se veia ojerosa, pálida y con los labios sin color. Algo no me estaba gustando.
──¡Brenda!──Margarett corrió a sus brazos y le dio un apretón con estos, dándome la espalda.
El rostro de Brenda quedó expuesto a mis ojos. Tenía sus párpados cerrados, pero los abrió al verme observandola. Nuestras miradas se encontraron, y pude ver un destello extraño.
Algo me decia que ibamos a tener una charla muy pronto.
Me acerque a ella y bese su mejilla, para seguir mi camino hacia las puertas de Garden, dejándolas solas. Me adentre al lugar, y los olores tan comunes llegaron a mi. Todo estaba como siempre; Mismas profesoras, paredes blancas y aburridas, chicos riendo...
──¿Me extrañaste?──A mi lado, con sus manos en los bolsillos delanteros de su jean, se encontraba aquel extraño sujeto que comenzaba a visitarme en mi mente.
──Azael...──Jadee, porque este había aparecido de la nada misma.
──¿Te asuste? ──Sus ojos encontraron los míos, y pude ver una chispa de diversión en ellos. Su fragancia fría llegó a mi nariz.
──Es difícil asustarme.
──Algo no cuadra con tus palabras.──Dijo, inclinándose para llegar hasta escasos centímetros de mi rostro.──Mentirosa.
Su aliento a menta golpeo mi rostro. Sus ojos se veían tan extraños al tenerlos allí de cerca. Su piel era tan lisa y pálida que creí que era de mentira.
Pude sentir la mirada de todos allí en nosotros, así que di unos pasos hacia atrás tomando distancia.
──Puedo oír tu corazón zumbar en mis oídos como una jodida mosca molesta.──De pronto el aire me faltó. Su voz fue más bien en un susurro frío. ──Me gusta la forma en la que mientes, lo triste es que no funciona conmigo.
Sus palabras fueron lo único que escuche a pesar de que otras personas reían y hablaban a gritos a nuestro alrededor.
──¿Por qué haces esto, Azael?
──¿Hacer qué?
Había algo en el, que para ser sincera no lograba descubrir, era como si me fuera difícil ver bien con quien estaba hablando en ese momento. Era un chico extraño, y tal vez me intimidaba. Su forma de ser era demasiado atrevida. Es como si al momento de hablar, el estuviera tan seguro de lo que estaba saliendo de su boca.
──Me gustan tus ojos, Eider, delatan mucho lo que pasa en tu interior.──Soltó de repente.──Eres un desastre por dentro.
Fruncí el ceño por sus palabras tan repentinas y cambiantes en el tema.
──Dicen que los ojos son las ventanas del alma, yo solo creo que son la debilidad más grande del ser humano.
Su voz era tan extraña, tan intensa y burlesca a la hora de hablar, eso me recordaba al chico castaño que me había cruzado esa vez en los pasillos del baño.
Acercó su rostro nuevamente al mio, me observo directo a los ojos y me sonrió, dejando sus dientes blancos y parejos a mi vista. Paso por mi lado, chocando su hombro con el mío, para luego irse de allí.
¿Por que el de la noche a la mañana actuaba así? De solo pensar lo que paso el dia anterior, me daba un gusto amargo en la boca al estar en el mismo lugar que él.
Miedo...
En ese entonces me di cuenta que mis ojos estaban perdidos en el suelo, perdidos en mi mente y en aquel extraño chico de ojos grises. Cuando levanté la vista, a una esquina del pasillo, estaba aquel muchacho de cabello rojo, sus ojos negros estaban clavados en mi lugar.
Sentí que mi corazón iba a dar un colapso. Relami mis labios y salí de allí a toda prisa, buscando mi próxima clase.
...
Al entrar a la clase, pude observar que nadie estaba en esta, sabía que era muy temprano, así que simplemente me senté en mi sitio a esperar. Clavé mis ojos en la ventana a mi lado, el cielo estaba un poco iluminado gracias al sol, podría decirse que hoy era un dia soleado y bonito.
Los pájaros negros volaban suavemente entre las nubes, se veían tan tranquilos, tan libres...
──Eider...──Me sobresalte en mi lugar, y abrí los ojos del susto al sentir la respiración fría en el hueco de mi cuello.
Con velocidad pose mis ojos al asiento a mi lado, en este se encontraba Azael, mirándome con una sonrisa de oreja a oreja. Mi corazón latía como loco, y mi pecho subía y bajaba notoriamente.
──Te lo dije, algo no cuadra en tus palabras,──Soltó, recordando lo de hace unos minutos en los pasillos de la escuela.──te asustas, mientes.
──Nadie espera a que le respiren en el cuello.
──Te asustas de igual forma, mentirosa.
──¿Por qué haces eso?
──¿Hacer qué?
──¡Pegar tu boca a mi cuello como si nada!
──Me gusta verte tan...──Pensó unos segundos y luego prosiguió.──exaltada, agitada, asustada...──Su sonrisa se ensanchó nuevamente.──Y no he pegado mi boca a tu cuello, solo respire allí. Aunque si quieres puedo hacerlo.
──¿Puedes hacer qué?
──Pegar sus labios aquí.──Nuevamente sentí un corrientazo en mi cuello al sentir una respiración fría en el otro hueco de mi cuello.
Me gire rápidamente, y detrás de mi pupitre pude verlo. Aquel muchacho de ojos azules me observaba con una sonrisa extraña. ¡Él había respirado en mi cuello! ¿Y por qué no lo vi cuando entre aquí?
¿Cómo habia llegado al pupitre de atrás? Nunca lo escuche llegar...
Azael soltó una carcajada sonora que retumbó en el salón.
──Ya Adriel, déjala en paz o se asustara.
¿Adriel? ¿Aquél muchacho se llamaba así?
──Ya se asustó. ──Dijo, mientras se cruzaba de brazos.──Si fuera un perro, podría decirse que le olería el miedo a kilómetros.
──Tal vez...──La voz de Azael sonó demasiado cerca de mi oreja, así que me gire rápidamente para esta vez verlo a él, pero mi respiración se detuvo al ver su boca a centímetros de la mía.──Dice que no se asusta, pero es una mentirosa.
Tome aire al conectar sus ojos con los míos.
Lo aparte de un empujón. ──No soy mentirosa.
──Mis hermanos hablan mucho de ti.──Una tercera voz se hizo presente en el lugar, está provenía enfrente de mi. Desvié mis ojos hacia el frente y efectivamente, la voz provenía de ahí.
Adonis se encontraba con sus manos estiradas y apoyadas en la superficie de mi pupitre. El sol alumbraba una parte de su rostro y cabello, dándome una extraña imagen de el. ¿Como llego ahí?
──En especial Azael. No para de hablar de ti. ──Dijo sonriente. Su rostro muy cerca del mio.
Hermanos...
¿Entonces lo que Adelaide dijo era verdad? ¿Pero por qué ellos no se parecían en nada? Las preguntas llegaron como un flash a mi cabeza al repasar lo que dijo Adonis en unos segundos atrás.
──Cállate. ──Azael a mi lado recostó su espalda en el respaldar de la silla, y paso sus manos por detrás de su cabeza, cerrando sus ojos.──Y déjenla en paz. Vete a sentar a otro lugar, Adonis, este es mi nuevo asiento.
Lo mire con el ceño fruncido.
──Yo me siento sola.
──¿Te lo he preguntado, Eider?──Sus ojos se abrieron y encontraron los míos.──Este es mi nuevo asiento desde ahora.
──No pienso compartir contigo el mismo pupitre.
──¿Por qué no?──Preguntó, enderezándose en su lugar.──¿Acaso te pongo incomoda, mentirosa?
──¡Tú no...!
──Hace mucho no sentía la tensión sexual tan palpable.──Soltó Adonis enfrente de nosotros, interrumpiendo mis palabras. Azael y yo giramos la cabeza al unisono para obsérvalo.
¿Qué acababa de decir?
Aquella pregunta quedo en el aire al escuchar como alguien abría las puertas del lugar. Daiana, la profesora, entraba a paso lento, pero al vernos a los cuatro allí, su ceño se frunció para luego de unos segundos suavizarse.
──Hola chicos.──Saludo alegre.──Pueden tomar asiento. Esperemos que lleguen los demás.
Adonis, quien estaba al frente de nosotros, nos observo con una sonrisa y nos guiño el ojo para irse hacia algunas filas de arriba.
Nuevamente observe a Azael quien tenia sus ojos cerrados. Habia vuelto a la pose de hace unos segundos.
Se veia relajado.
──Deja de mirarme, Eider.
Relamí mis labios, y gire mi rostro para observar la ventana a mi lado.
¿Cómo sabía que lo estaba observando si tenia sus ojos cerrados?
──Yo no te estaba mirando.──Mentí.
──No sabes mentir.
Tome aire para calmar mi pecho.
Los pájaros aparecieron en el cielo, y pude observarlos otra vez.
──¿Sabés?──Preguntó.──Tu nombre hace un simbolismo a lo que estas viendo.
──¿Mi nombre...?
La confusión llego a mi sistema e hizo que apartara mis ojos de allí. Lo observe y él seguía en su misma pose, con sus ojos cerrados.
La curiosidad hizo estragos dentro de mí.
──¿En serio no sabes el significado de tu nombre?──Pregunto
Pensé en aquello. En realidad, para ser sincera, no sabia el significado de este. Azael tomo mi silencio para seguir hablando.
──Eider, significado sobre bella y ave. Seria algo así como: "Bella ave."──Soltó.──Encaja tan bien en ti. Un ave volando sobre los árboles oscuros del bosque, vagando en tus pútridos recuerdos...
Pude sentir el retumbar de mi corazón ¿Qué acababa de oir?
¿Cómo podía decir aquellos comentarios con tal naturalidad?
──Pareces estar informado del tema.
──Me informo demasiado bien de algo que me llama la atención.──Abrió sus ojos y estos se encontraron con los míos. En su rostro no había diversión, no había burla. Estaba serio.
¿Él acababa de afirmar que yo le llamaba la atención?
¿Acaso eso es malo o bueno para ti, Eider?
Algo dentro de mi me dijo que era malo.
Es malo porque sabes que aquellos ojos grises están puestos en ti.
...
Creo que las cosas se están poniendo buenas entre los hermanos Agramon y nuestra linda Eider.
¿Por qué Azael le dice mentirosa a Eider?
¿Quién era ese muchacho de pelo rojo y por qué Margarita dice verlo familiar?
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