18. "A"
CAPÍTULO 18
CÓMPLICE.
Camine lentamente hasta la pared, allí se encontraban pegadas varías fotos de una muchacha.
Ella estaba tan vacia, tan podrida...
Lleve una de mis manos a una imagen en especial donde ella sonreia alegre. Acaricie su rostro en aquel pedazo de papel.
¿Qué es lo que tienes? ¿Por qué te quiere a ti?
Hice puño una de mis manos, sintiendo como mis nudillos metían presión y mis uñas se enterraban en la palma de mi mano.
-¡Maldita! Hare que te maten. Y si no lo hacen, con mis propias manos me encargaré del asunto. Te lo aseguro. -senti el amargo sabor de mi saliva.
¿La locura ya había gobernado mi ser tan rápido? Estaba asegurándole la muerte a una fotografía.
A paso rápido me acerqué hasta la mesa verde de pool. Entre las bolas de villar, se encontraba mi teléfono, tome este y busque aquel número.
"A" relucio en la pantalla antes de que me llevara el dispositivo cerca de mí oreja.
-¿Qué quieres? -pregunto, su voz cansina se escucho desde el otro lado- Si me llamas para lo que yo creo-
-¡Si! -grite- te llamo para lo que tú crees.
-¡¿Lo has hecho?! -De repente este se oyó más despierto, como si saliera de su ensoñación.
¿Por qué tanta emoción?
Vacilé un poco antes de contestar.-No, eso está bajo tu merced. Tú me pediste que-
-Lo sé, imbécil. De ese asunto me encargare yo y nadie más que yo.-Su voz cuando hablaba de ella, se oía llena de deseo y asco, una combinación extraña pero que solo una persona como aquella podía experimentar. -Pero... ¿Has hecho lo otro?
-Si, ya lo hice y esta casi en bandeja de plata, lista para ti.
-¿Casi? ¡Yo la quiero ahora! -cerre los ojos por su grito fuerte.
-Deja de actuar como un crio. Pronto sera tuya y quiero mi paga.-Solte, llevandome el vaso de ron que se posaba en la mesa de villar.
Suspiro, y se escucho reir a lo bajo.-¿Una follada fuerte? ¿Ah? Claro. -Cuando hablaba de aquella forma, el calor era inevitable a mi alrededor- ¿Te estás poniendo caliente?
-Tal vez...-mordí mi labio, pasando mi mano por mi cintura, sintiendo como si sus manos frías y pálidas estuvieran allí.
-¿Sí? ¿Quieres que te folle?-Al oír su voz ronca, me imagine a este acostado en su cama con el torso totalmente desnudo-¡Entonces has las cosas rapido! No tengo todo el maldito tiempo.
Gire los ojos. Esto me estaba cansando.
"Atrápala."
"Ten cuidado."
"Quiero que la traigas."
"Yo me encargaré."
Mi mente vagaba siempre a esas palabras de él.
¿Por qué la quería a ella?
-¿Me diras a qué va todo esto? ¿Por qué la quieres? -Pregunte como por onceava vez. Aún no entendía su extraña obsesión.
-¡Ya te lo dije! Tú no debes de saber absolutamente nada. No te incumbe.-aquello último sonó agrio y como una advertencia.
-¡Me tiene hasta la madre todo este juego! -y era verdad, todo esto estaba colmando mi paciencia. ¿Desde cuando él me ocultaba algo? Jamás habiamos tenido secretos de por medio. -¿Qué tiene de especial? ¿Ah? ¡Dime!
Me ponia de los pelos el hablarle mal. ¿Pero qué más daba? Estaba llegando a mi limite, y si él queria ayuda de mi parte, debia contarmelo todo.
¿Acaso era tan dificil decirme la respuesta?
-A mí no me hables así. Que te quede bien claro quien es el que manda y si yo te digo haz esto, lo haces y punto.
-Me harte, que te quede claro eso a ti. Pides mi ayuda y no me dices el para qué.
Este soltó una risa amarga, una risa que solia caracterizarlo en estos momentos donde no encontraba qué decir, donde se encontraba acorralado.
Pero...
Era seguro que me estaba equivocando.
Él siempre tenia algo que decir y si se encontraba acorralado, eso era una mentira astuta, porque quien se encontraba acorralado no era la presa, sino, el depredador.
-Te lo dire una vez más... ¡Eso a ti no te importa! -Su grito furioso me erizaba la piel.- Y que te quede bien impregno en la cabeza: la rebeldía no te llevara a nada, no conmigo. Tú solo necesitas una follada y te mantienes feliz.
Senti la impotencia y la humillación en mi rostro. Los ojos me picaron, y las lágrimas no tardaron en bajar de estos.
La atracción que sentía hacía ese monstruo nadie la podia cambiar y eso me asustaba. Era la primera vez que algo me asustaba. El no saber que nadie podia ayudarme en esta perdición a la que yo me había metido de cabeza, hacía que mí corazón se congelase del miedo puro.
No evite sollozar al escucharlo decir: -No llores, una persona como tú no siente nada más que placer. La lujuria es un pecar muy grande.
-¡Deja de decir esas estupideces! -las lágrimas humedecieron mis mejillas. De pronto no supe qué decir, como si las palabras se me atorasen en mi garganta.
El corazón me latía con fuerza.
Su rostro paseaba en mi mente como pequeños destellos, como si estos fueran crueles recuerdos de la trampa a la que yo me había metido por mi propia voluntad.
-Es la verdad.
Sus ojos negros llegaron como pequeñas escenas que ya habíamos tenido muchas veces antes.
Me miraban perversos.
Me miraban alegres.
Me miraban deseosos.
Queria que esa mirada solo fuera mía.
Limpié con fuerza las lágrimas que caían de mis ojos.
Su tono seco era lo unico que faltaba para derramar el agua de un vaso lleno.
-¡¿Sabés cuál es la maldita verdad?! -El silencio inundó la linea en la que se encontraban nuestros dos teléfonos encendidos, como si todo se sumiera en un silencio expectante de intriga, de ansias.
Sentí como si hasta los propios celulares estuvieran esperando una respuesta en esta batalla.
-Que yo me enamore de ti. -De repente, las palabras en mi boca comenzaron a desvanecerse como mis cuerdas vocales. Acababa de confesar lo que más me temía desde que entre en su extraño juego.
Todo quedo silencioso.
Mis lágrimas caían sin cesar.
Escuche como se ponía de pie para luego ir a lo que supuse una ventana, ya que los sonidos de la noche eran audibles. -Te lo dije. Solo puedes sentir placer...-Un poco más calmado, pude imaginarmelo rebuscando palabras concretas en silencio.-¿Quién diría que la lujuria tambien podría llevar al amor? mejor dicho... ¿Quién diría que alguien se enamorase de su propia sangre? -cerré los ojos, temiendo a oír lo peor.- ¿Quién lo diría? ¿No, her...?
Observé el teléfono encendido, su nombre relucía en la pantalla.
Debía darle fin a este juego asqueroso al que yo misma me había metido.
Corte la llamada y me tiré sobre la mesa de villar. La luz cegante del foco en el techo, me encandiló los ojos, pero eso no me molestó.
Las lágrimas seguían bajando de mis ojos, deslizandose a los costados de estos. El aire caliente salía de mis fosas nasales y tuve que abrir la boca para que este tambien saliera por allí.
Senti que me estaba asfixiando desde dentro.
Mi alma se estaba asfixiando.
¿Tienes alma?
Siempre me preguntaba aquello, pero al verlo a él, me hacia sentir que sí, que contenía una muy dentro de mí.
Mi corazón latía sin frenos al tenerlo en mi mente.
Eso me hacia sentir viva, como si la sangre latente estuviera recorriendo todas mis venas con fuerza, como si estuviera inyectandome adrenalina en todas estas.
Él era una clase de droga, una clase de droga que no se necesitaba tener siempre en frente para poder consumirla. Yo estaba por morirme de una sobredosis, porque él era una extraña droga que solo se podia tener en la mente y no poder deshacerte de esta tan fácilmente.
Él vivía a cada segundo en mi mente.
Él estaba obsesionado con ella, y yo estaba obsesionada por él.
Era por eso que yo estaba decidida a matarla, a matar su maldita obsesión.
Cerré mis ojos, sintiendo la luz cegante haciendo presencia a través de mis parpados cansados y pesados. Aquello hizo sentir un poco de luz dentro de un cuerpo silencioso y oscuro.
Me pregunto si él tambien sentira lo mismo, pero no al ver un maldito foco, sino, a mí.
Porque él era una persona oscura, perversa y extraña, que eso me hacía preguntar... ¿Alguna vez su alma vio la luz?
...
¡Hola!
Fue un capítulo corto, pero es significativo uwu.
¿Cómplice? ¿Misma sangre?
¿Quién es "A"?
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